Vamos a con­tar un lin­do cuen­to sobre el frau­de fis­cal- Juan­jo Basterra

La Hacien­da foral de Biz­kaia ha aflo­ra­do 281,6 millo­nes de frau­de fis­cal en diez meses. No está mal, aun­que no deja de ser una pun­ti­ta minús­cu­la de un gran ice­berg que se escon­de bajo las aguas más oscu­ras. Algo que las hacien­das no quie­ren remo­ver, por­que se esti­ma que el frau­de fis­cal supera los 5.500 millo­nes en Biz­kaia, con el cálcu­lo más pru­den­te, a decir de los expertos.

Por lo tan­to, no hay que echar las cam­pa­nas al vue­lo, por­que lo que se ocul­ta a la hacien­da es inmen­sa­men­te mayor que lo que des­cu­bre. Una de las razo­nes, que no la úni­ca, es que la lupa de la inves­ti­ga­ción no se sitúa sobre el con­trol de las gran­des for­tu­nas. Otra razón es que éstas tie­nen los meca­nis­mos de elu­sión fis­cal bien cal­cu­la­dos por­que, como se dice en estos casos, el que tie­ne, pue­de. Así de rotundo.

Si aten­de­mos al dato de los caza­for­tu­nas del ban­co de inver­sión pri­va­do Banif, filial del Ban­co San­tan­der, en Biz­kaia exis­ten 27.089 super-ricos. Poseen de media más de 300.000 euros y mane­jan un patri­mo­nio eco­nó­mi­co de 28.438 millo­nes. Una can­ti­dad nada des­pre­cia­ble. En Hego Eus­kal Herria el 1,2% de la pobla­ción con­tro­la el 44,7% del total del PIB, con datos de Banif. La rique­za está cla­ro que se con­cen­tra en pocas manos.

De los datos del titu­lar de la Hacien­da viz­cai­na, José María Irua­rri­za­ga, lo que más me sor­pren­dió fue el ejem­plo con que deco­ró su inter­ven­ción final. Fue una lla­ma­da a no defrau­dar. Puso el ejem­plo de que con la recu­pe­ra­ción de 50 millo­nes de frau­de fis­cal, la Dipu­tación podría cons­truir 18 resi­den­cias públi­cas, o ofre­cer más de 1.600 pla­zas de resi­den­cias para mayo­res, o pagar la ren­ta de garan­tía de ingre­sos a 5.676 personas.

Si Irua­rri­za­ga hace el mis­mo cálcu­lo no con 50 millo­nes, sino con 100 millo­nes, o con 500 millo­nes, o con 1.000 millo­nes, lle­ga­ría­mos a una situa­ción ejem­plar, sin duda. Pero me plan­teo una inte­rro­gan­te ¿la Dipu­tación de Biz­kaia va a emplear los 281,6 millo­nes recu­pe­ra­dos en cons­truir resi­den­cias, en dar más ayu­das a quie­nes están en la pobre­za o en crear pla­zas para los mayo­res? Rotun­da­men­te no. Los pre­su­pues­tos mar­can una direc­ción en sen­ti­do con­tra­rio. Se pri­va­ti­za y se eli­mi­nan dere­chos. Enton­ces, ¿a qué vie­ne esa para­fer­na­lia? De vergüenza.

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