Tres pre­gun­tas a Samuel Gon­tier sobre la cober­tu­ra mediá­ti­ca de las revuel­tas en Francia

Des­de hace años, Samuel Gon­tier se dedi­ca a lim­piar la opi­nión públi­ca pasan­do revis­ta a los pro­gra­mas de las cade­nas de infor­ma­ción gene­ral para Télé­ra­ma con zMa vie au pos­te«. Aun­que uti­li­za el humor y la iro­nía para hablar­nos de las abe­rra­cio­nes que se oyen en boca de los edi­to­ria­lis­tas, acu­rru­ca­dos en la como­di­dad de sus estu­dios de tele­vi­sión, su tra­ba­jo no deja de ser una crí­ti­ca radi­cal del cam­po mediá­ti­co actual, en la línea de lo que Acri­med ha sido capaz de pro­du­cir, por ejem­plo. En Inves­ti­g’Ac­tion somos admi­ra­do­res de su tra­ba­jo des­de hace mucho tiem­po. Le pre­gun­ta­mos por la cober­tu­ra mediá­ti­ca del ase­si­na­to del joven Nahel a manos de un poli­cía y las revuel­tas que siguieron.

Inme­dia­ta­men­te des­pués de la muer­te del joven Nahel, usted siguió los comen­ta­rios de los colum­nis­tas y edi­to­ria­lis­tas de los cana­les de noti­cias (BFM, CNews, LCI). ¿Cómo des­cri­bie­ron los hechos? ¿Cam­bió algo tras la difu­sión del vídeo?

BFMTV fue la pri­me­ra en infor­mar sobre la muer­te de Nahel la maña­na del 27 de junio, dan­do la ver­sión poli­cial de que el agen­te había dis­pa­ra­do por­que su vida corría peli­gro. Des­pués, cuan­do se reve­ló el vídeo, algu­nos de los «exper­tos» de los cana­les de noti­cias inven­ta­ron otras razo­nes para jus­ti­fi­car los dis­pa­ros (supo­si­cio­nes sobre lo que había ocu­rri­do antes y lo que podría haber ocu­rri­do des­pués). Sobre todo, todos los cana­les insis­ten en el pasa­do de Nahel, a pesar de que no tie­ne ante­ce­den­tes pena­les. Repi­ten una y otra vez que es «cono­ci­do», «des­fa­vo­ra­ble­men­te cono­ci­do», «muy des­fa­vo­ra­ble­men­te cono­ci­do» por la poli­cía, cri­mi­na­li­zan­do así a la víc­ti­ma y excul­pan­do implí­ci­ta­men­te al poli­cía que le mató.

¿Cómo cubren los cana­les de noti­cias las revuel­tas de los últi­mos días? ¿Des­de qué ángu­los y con qué imágenes?

Las revuel­tas nun­ca se fil­man des­de den­tro, des­de el lado de los jóve­nes de los barrios popu­la­res, cuyas voces nun­ca se escu­chan. Los repor­te­ros de las cade­nas de noti­cias se sitúan sis­te­má­ti­ca­men­te al lado de las fuer­zas del orden y las imá­ge­nes más espec­ta­cu­la­res (incen­dios) lle­nan las pan­ta­llas. Así pues, los acon­te­ci­mien­tos se tra­tan des­de el ángu­lo del motín, nun­ca de la revuel­ta, lo que con­du­ce a una des­po­li­ti­za­ción total. Las víc­ti­mas (de la vio­len­cia poli­cial, de la dis­cri­mi­na­ción y de la rele­ga­ción social) se con­vier­ten en cul­pa­bles. En lugar de pre­gun­tar­se cómo resol­ver las injus­ti­cias que están en el ori­gen de la revuel­ta, la aten­ción se cen­tra en cómo sofo­car­la. Se deba­te sin cesar sobre nue­vas medi­das repre­si­vas (ins­tau­rar el esta­do de excep­ción, enviar al ejér­ci­to, cas­ti­gar a los padres) para some­ter a los pro­pios jóve­nes que denun­cian la repre­sión de la que son víctimas.

¿Es posi­ble otro dis­cur­so que no sea el de la segu­ri­dad o el de la «pre­fec­tu­ra» en este for­ma­to de infor­ma­ción en direc­to, o el pro­pio for­ma­to con­lle­va su par­te de ata­jos sim­pli­fi­ca­do­res, o inclu­so de desinformación?

En pri­mer lugar, hay que dejar de lado CNews, un canal de opi­nión que pro­pa­ga ideas de extre­ma dere­cha. Pro­mue­ve la tesis del «gran reem­pla­zo», y los habi­tan­tes de los barrios popu­la­res son vis­tos como una quin­ta colum­na que ame­na­za a la nación. Sin embar­go, en cana­les más come­di­dos como LCI y BFMTV pare­ce difí­cil ale­jar­se de una visión basa­da en la segu­ri­dad. El Minis­te­rio del Inte­rior, los pre­fec­tos y los sin­di­ca­tos de poli­cía son sus pri­me­ras y a menu­do úni­cas fuen­tes de infor­ma­ción. Por ello, optan por ser bené­vo­los con ellos, has­ta el pun­to de que el uso del tér­mino «vio­len­cia poli­cial» está prohi­bi­do en BFMTV. De mane­ra más gene­ral, la jerar­quía infor­ma­ti­va, impul­sa­da por la com­pe­ten­cia, favo­re­ce las noti­cias espec­ta­cu­la­res. Las cade­nas pue­den dedi­car­le horas ente­ras sin tener nin­gu­na infor­ma­ción que apor­tar, como ocu­rrió con la masa­cre de Annecy. Fue­ra de este perio­do de revuel­tas en los barrios popu­la­res, estas opcio­nes edi­to­ria­les con­tri­bu­yen a una visión angus­tia­da y preo­cu­pa­da por la segu­ri­dad de la socie­dad duran­te todo el año.

Agus­tin Renier

5 de julio de 2023

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