Argen­ti­na. Mar­chan­do y can­tan­do con­tra la Tra­ta en Par­que Cen­te­na­rio /​Acción del Fren­te Cul­tu­ral Che Ade­li­ta (fotos)

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano 10 de octu­bre de 2020

Este sába­do, la mul­ti­tud de per­so­nas de todas las eda­des que pobla­ban el Par­que Cen­te­na­rio, en la Capi­tal argen­ti­na, fue­ron sor­pren­di­das por una muy par­ti­cu­lar acción de muje­res ves­ti­das de rojo que reco­rrie­ron can­tan­do dicho pre­dio. Se tra­tó de una nue­va acti­vi­dad del Fren­te Cul­tu­ral Che Ade­li­ta, cuyas inte­gran­tes recor­da­ron en esta oca­sión que en el país hay nume­ro­sas jóve­nes que son secues­tra­das, pros­ti­tui­da­das y desaparecidas.

La colum­na por­ta­ba una lar­ga cin­ta roja de la que pen­dían las fotos de algu­nas de las chi­cas que el nego­cio de la tra­ta aca­bó con sus vidas o las des­apa­re­ciò. Mien­tras avan­za­ban ser­pen­tean­do la gran fuen­te del par­que, estas mili­tan­tes abo­li­cio­nis­tas can­ta­ban, acom­pa­ña­das de dos jóve­nes que toca­ban la gui­ta­rra, una pega­di­za can­ción de 22 estro­fas con carac­te­rís­ti­cas de 22 niñas y muje­res des­apa­re­ci­das, algu­nas ase­si­na­das, con el mis­mo estri­bi­llo : «Mari Luz can­ta­ba lin­do, andan­do por el camino, nos dicen que están per­di­das, pero son pro­ti­tui­das, ay mis desaparecidas».

A su paso, las per­so­nas que visi­ta­ban el Par­que, apro­ve­chan­do un dia espec­ta­cu­lar, hacían silen­cio y pres­ta­ban aten­ción res­pe­tuo­sa­men­te a tan sin­gu­lar recor­da­to­rio. Hay que tener en cuen­ta que ya son 27 mil las muje­res y niñas des­apa­re­ci­das por la tra­ta des­de el final de la dic­ta­du­ra mili­tar. Algu­nas han sido ase­si­na­das y otras siguen secues­tra­das en el país o han sido saca­das hacia otros sitios en aras de engro­sar los prostíbulos.

A la mar­cha se sumó tam­bién Mar­ga­ri­ta Mei­ra, de Madres con­tra la Tra­ta, cuya hija Susy fue rap­ta­da y lue­go ase­si­na­da, pero como ella mis­ma dijo al final de la per­for­man­ce, «aun sigo luchan­do para que se haga jus­ti­cia» y tipi­fi­có de Terro­ris­mo de Esta­do la exis­ten­cia de los pros­tí­bu­los. «Nues­tras hijas si no han sido ase­si­na­das están en esos sitios prostituídas».

Itu­rria /​Fuen­te

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