[Fotos] Cri­mi­nal geno­ci­da Nor­man Sch­warz­kopf, que la his­to­ria te aborrezca

Al Muka­wa­ma


El geno­ci­da que aca­ba de morir de vie­jo en su cama jun­to a su laca­yo saudita
Ha muer­to plá­ci­da­men­te de vie­jo uno de los mas peli­gro­sos auto­res de crí­me­nes de gue­rra y crí­me­nes con­tra la Huma­ni­dad de los últi­mos tiem­pos: el gene­ral esta­dou­ni­den­se Nor­man Sch­warz­kopf , que en 1991 diri­gió la ope­ra­ción “Tor­men­ta del Desier­to” para expul­sar de ese engen­dro petro­le­ro colo­nial lla­ma­do Kuwait crea­do por el impe­rio bri­tá­ni­co de las tro­pas ira­quíes que por orden de Sad­dam Hus­sein lo habían libe­ra­do de la opro­bio­sa dinas­tía corrom­pi­da de los Al Shabah.

Este gene­ral come­tió, al menos, los siguien­tes crí­me­nes imperdonables:

-Bom­bar­deo del sur de Irak con cien­tos de tone­la­das de bom­bas recu­bier­tas de ura­nio empo­bre­ci­do que des­de 1991 vie­nen pro­vo­can­do miles de naci­mien­tos con defor­ma­cio­nes mons­truo­sas y casos de cán­cer entre la pobla­ción civil.

- Des­truc­ción sis­te­má­ti­ca de la infra­es­truc­tu­ra ira­quí de uso civil como el abas­te­ci­mien­to de agua y electricidad.

- Ase­si­na­to sis­te­má­ti­co de miles de sol­da­dos ira­quíes derro­ta­dos y en fuga des­de Kuwait por heli­cóp­te­ros grin­gos Apache.

- Ente­rra­dos vivos miles de sol­da­dos ira­quíes en 110 km de trin­che­ras en las are­nas del desierto.

El refu­gio civil con­ver­ti­do en mau­so­leo de sus cien­tos de víc­ti­mas todas ellas masa­cra­das por el gene­ral de la Exxon Mobil Schwarzkopf.

- Agre­sio­nes des­al­ma­das con­tra la pobla­ción civil como la masa­cre del refu­gio civil de Ami­ri­yah en Bag­dad que pro­vo­có mas de mil muer­tos en con­di­cio­nes espantosas.

Este gene­ral fue el ver­du­go envia­do por las petro­le­ras grin­gas para apo­de­rar­se de los inmen­sos yaci­mien­tos ira­quíes. Algún día Irak rena­ce­rá de sus ceni­zas, recu­pe­ra­rá sus rique­zas natu­ra­les y recons­trui­rá una patria ára­be dig­na y libre de la que sus hijos se sien­tan orgu­llo­sos. En cam­bio los des­cen­dien­tes, jefes, subor­di­na­dos y socie­dad de la que pro­vie­ne este gene­ral ase­sino sen­ti­rán siem­pre la ver­güen­za inmen­sa de haber­lo engen­dra­do y haber ser­vi­do bajo sus sucias órdenes

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