Indus­tria de la men­ti­ra y gue­rra imperialista

En la his­to­ria de la indus­tria de la men­ti­ra como par­te inte­gran­te del apa­ra­to mili­ta­ro-indus­trial del impe­ria­lis­mo, el año 1989 mar­có un ver­da­de­ro vira­je. Nico­lae Ceau­ces­cu se man­tie­ne en el poder en Ruma­nia. ¿Cómo derro­car­lo? Los medios de pren­sa occi­den­ta­les comien­zan a divul­gar masi­va­men­te infor­ma­cio­nes e imá­ge­nes del «geno­ci­dio» per­pe­tra­do en Timi­soa­ra por la poli­cía del pro­pio Ceaucescu.

Los cadá­ve­res mutilados

¿Qué había pasa­do en reali­dad? Basán­do­se en el aná­li­sis de Guy Debord sobre la «socie­dad del espec­tácu­lo», un ilus­tre filó­so­fo ita­liano, Gior­gio Agam­ben, sin­te­ti­zó magis­tral­men­te este caso:

Por vez pri­me­ra en la his­to­ria de la huma­ni­dad, cadá­ve­res que habían sido ente­rra­dos hacía poco tiem­po o que se halla­ban aún en las mesas de las mor­gues fue­ron des­en­te­rra­dos apre­su­ra­da­men­te y muti­la­dos para simu­lar ante las cáma­ras de tele­vi­sión el geno­ci­dio des­ti­na­do a legi­ti­mar un nue­vo régi­men. Lo que el mun­do ente­ro tenía ante sus ojos como la reali­dad real en las pan­ta­llas de tele­vi­sión, era la abso­lu­ta anti-ver­dad y, aun­que la fal­si­fi­ca­ción era a veces evi­den­te, fue de todas mane­ras auten­ti­fi­ca­da como real por el sis­te­ma mediá­ti­co mun­dial, para que que­da­ra cla­ro que lo real no era a par­tir de enton­ces otra cosa que un momen­to del movi­mien­to nece­sa­rio de lo fal­so. Ver­dad y fal­se­dad se hacían así impo­si­bles de dis­tin­guir una de la otra y el espec­tácu­lo se legi­ti­ma­ba sola­men­te median­te el espectáculo.

Timi­soa­ra es, en ese sen­ti­do, el Ausch­witz de la socie­dad del espec­tácu­lo. Inclu­so se ha dicho que si des­pués de Ausch­witz es impo­si­ble escri­bir y pen­sar como antes, des­pués de Timi­soa­ra ya no será posi­ble mirar una pan­ta­lla de tele­vi­sión de la mis­ma mane­ra1.

El año 1989 es el año en que el paso de la socie­dad del espec­tácu­lo al espec­tácu­lo como téc­ni­ca de gue­rra comen­zó a mani­fes­tar­se a esca­la planetaria.

Varias sema­nas antes del gol­pe de Esta­do, o sea antes de la «revo­lu­ción de Cine­cit­tà» en Ruma­nia2, se pro­du­cía en Pra­ga –el 17 de noviem­bre de 1989– el triun­fo de la «revo­lu­ción de ter­cio­pe­lo» con una con­sig­na ins­pi­ra­da en Gandhi: «Amor y ver­dad». En reali­dad, la difu­sión de la infor­ma­ción fal­sa según la cual la poli­cía había «mata­do bru­tal­men­te» a un estu­dian­te desem­pe­ña­ba un impor­tan­te papel. Eso es lo que nos reve­la, vein­te años más tar­de y con satis­fac­ción, «un perio­dis­ta y líder de la disi­den­cia, Jan Urban», pro­ta­go­nis­ta de aque­lla mani­pu­la­ción: su «men­ti­ra» tuvo en aquel momen­to el méri­to de sus­ci­tar la indig­na­ción de las masas y el derrum­be del régi­men, ya debi­li­ta­do3.

Algo simi­lar ocu­rrió en Chi­na. El 8 de abril de 1989, Hu Yao­bang, secre­ta­rio del Par­ti­do Comu­nis­ta Chino (PCCh) has­ta el mes de enero de 1987, sufre un infar­to en medio de una reu­nión del Buró Polí­ti­co y mue­re una sema­na des­pués. La mul­ti­tud de la pla­za de Tia­nan­men vin­cu­la su dece­so al enco­na­do con­flic­to polí­ti­co que se había mani­fes­ta­do en el mar­co de aque­lla reu­nión4. El falle­ci­do se con­vier­te de cier­ta for­ma en víc­ti­ma del sis­te­ma cuyo derro­ca­mien­to se desea.

En los tres casos, el inven­to del cri­men y su denun­cia bus­can sus­ci­tar la ola de indig­na­ción nece­sa­ria para favo­re­cer el movi­mien­to de pro­tes­ta. Esa estra­te­gia encuen­tra éxi­to en Che­cos­lo­va­quia y Ruma­nia –paí­ses don­de el régi­men socia­lis­ta había sur­gi­do al calor del avan­ce del Ejér­ci­to Rojo– pero fra­ca­sa en la Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na, fru­to de una gran revo­lu­ción nacio­nal y social. Y el fra­ca­so mis­mo se con­vier­te en pun­to de par­ti­da de una nue­va gue­rra mediá­ti­ca más masi­va aún, des­en­ca­de­na­da por una super­po­ten­cia que no tole­ra la exis­ten­cia de riva­les reales o poten­cia­les. Esa gue­rra mediá­ti­ca aún se man­tie­ne en vigor. Pero lo cier­to es que el momen­to que defi­ne el vira­je his­tó­ri­co es, en pri­mer lugar, Timi­soa­ra, «el Ausch­witz de la socie­dad del espectáculo».

«Dar publi­ci­dad a los bebés» y al cormorán

Dos años des­pués, en 1991, se pro­du­cía la pri­me­ra gue­rra del Gol­fo. Un perio­dis­ta esta­dou­ni­den­se tuvo el cora­je de reve­lar cómo se desa­rro­lló «la vic­to­ria del Pen­tá­gono sobre los medios», o sea la «colo­sal derro­ta de los medios imple­men­ta­da por el gobierno de Esta­dos Uni­dos»5.

En 1991, la situa­ción no era nada fácil para el Pen­tá­gono –ni para la Casa Blan­ca. Había que con­ven­cer de que la gue­rra era nece­sa­ria a una pobla­ción que aún con­ser­va­ba en men­te el recuer­do de Viet­nam. ¿Qué hacer? Diver­sos sub­ter­fu­gios van a redu­cir drás­ti­ca­men­te las posi­bi­li­da­des de que los perio­dis­tas hablen direc­ta­men­te con los sol­da­dos o de que envíen cró­ni­cas direc­ta­men­te des­de el fren­te. En la medi­da de lo posi­ble, todo debe ser some­ti­do a un fil­tro: la feti­dez de la muer­te y, sobre todo, la san­gre, los sufri­mien­tos y lágri­mas de la pobla­ción civil no deben irrum­pir en las casas de los ciu­da­da­nos de Esta­dos Uni­dos –ni de los habi­tan­tes del res­to del mun­do– con­tra­ria­men­te a lo suce­di­do en tiem­pos de la gue­rra de Vietnam.

Pero el pro­ble­ma cen­tral y más difí­cil de resol­ver es otro: ¿Cómo demo­ni­zar el Irak de Sadam Husein, que años antes había gana­do méri­tos –a los ojos de los pro­pios Esta­dos Uni­dos– al agre­dir el Irán naci­do de la Revo­lu­ción islá­mi­ca y anti­es­ta­dou­ni­den­se de 1979 y con ten­den­cia al pro­se­li­tis­mo en el Medio Orien­te? El pro­ce­so de demo­ni­za­ción no habría sido difí­cil si la víc­ti­ma [de Sadam Husein –Kuwait – ] hubie­se sido [un país] ange­li­cal. Pero la ope­ra­ción no iba a ser nada fácil. Y no solo debi­do a la impla­ca­ble repre­sión rei­nan­te en Kuwait con­tra cual­quier for­ma de opo­si­ción. Había cosas mucho peo­res: los peo­res tra­ba­jos eran para los inmi­gran­tes, víc­ti­mas de una «escla­vi­tud de hecho» que tenía por demás visos de sadis­mo. Los casos de «ser­bios defe­nes­tra­dos, que­ma­dos, cega­dos o ase­si­na­dos a gol­pes» no sus­ci­tan la menor emo­ción6.

¡Pero se logró! Gene­ro­sa o fabu­lo­sa­men­te paga­da, una agen­cia publi­ci­ta­ria lo resuel­ve todo… denun­cian­do que los sol­da­dos ira­quíes les cor­tan las «ore­jas» a los kuwai­tíes que se resis­ten. Pero el pun­to cul­mi­nan­te de esta cam­pa­ña esta­ba por venir: los inva­so­res habían irrum­pi­do en un hos­pi­tal «sacan­do 312 recién naci­dos de sus incu­ba­do­ras y deján­do­los morir de frío sobre el sue­lo del hos­pi­tal de Kuwait»7. Repe­ti­da has­ta el can­san­cio por el pre­si­den­te Bush padre, reafir­ma­da por el Con­gre­so, ava­la­da por la pren­sa más auto­ri­za­da e inclu­so por Amnis­tía Inter­na­cio­nal, esa infor­ma­ción tan horri­ble, y tam­bién deta­lla­da, no podía dejar de pro­vo­car una enor­me ola de indig­na­ción: Sadam Husein era el nue­vo Hitler, hacer­le la gue­rra no solo era nece­sa­rio sino ade­más urgen­te y quie­nes se opo­nían o no pare­cían con­ven­ci­dos tenían que ser con­si­de­ra­dos como cóm­pli­ces más o menos cons­cien­tes del nue­vo Hitler. Por supues­to, esa infor­ma­ción era una men­ti­ra cui­da­do­sa­men­te fabri­ca­da y divul­ga­da. Pre­ci­sa­men­te por eso la agen­cia publi­ci­ta­ria se había gana­do su dinero.

La recons­truc­ción de ese caso apa­re­ce en un capí­tu­lo del libro ya men­cio­na­do aquí, con un títu­lo apro­pia­do: «Dar publi­ci­dad a los recién naci­dos»8. La ver­dad es que los recién naci­dos no fue­ron los úni­cos que reci­bie­ron publi­ci­dad. Al ini­cio de las ope­ra­cio­nes de gue­rra se difun­dió en el mun­do ente­ro la foto de un cor­mo­rán que se aho­ga­ba en el petró­leo pro­ve­nien­te de los pozos que Irak había vola­do. ¿Ver­dad o mani­pu­la­ción? ¿Fue Sadam quien pro­vo­có la catás­tro­fe eco­ló­gi­ca? ¿Hay cor­mo­ra­nes en esa región del mun­do y en esa tem­po­ra­da del año? La ola de indig­na­ción, autén­ti­ca y cui­da­do­sa­men­te mani­pu­la­da, arra­sa­ba con las últi­mas mues­tras racio­na­les de resistencia.

Fabri­ca­ción de fal­se­da­des, terro­ris­mo de la indig­na­ción y des­en­ca­de­na­mien­to de la guerra

Via­je­mos en el tiem­po has­ta la diso­lu­ción, o más bien el des­mem­bra­mien­to de Yugos­la­via. Con­tra Ser­bia, que había sido his­tó­ri­ca­men­te el pro­ta­go­nis­ta del pro­ce­so de uni­fi­ca­ción de ese país mul­ti­ét­ni­co, se des­en­ca­de­na­ban una tras otra –en los meses ante­rio­res a los ver­da­de­ros bom­bar­deos– suce­si­vas olas de bom­bar­deo mediá­ti­co. En agos­to de 1998, dos perio­dis­tas, un esta­dou­ni­den­se y un ale­mán, «repor­ta­ban la exis­ten­cia de fosas comu­nes con 500 cadá­ve­res de alba­ne­ses entre los cua­les había 430 niños, en los alre­de­do­res de Oraho­vac, don­de se habían pro­du­ci­dos inten­sos com­ba­tes. Otros dia­rios occi­den­ta­les reto­ma­ron la noti­cia y le die­ron gran difu­sión. Pero todo era fal­so, como demues­tra una misión de obser­va­ción de la Unión Euro­pea»9.

Pero eso no pone en cri­sis la fábri­ca de fal­se­da­des. A ini­cios del año 1999, los medios occi­den­ta­les comen­za­ban a hos­ti­gar a la opi­nión públi­ca inter­na­cio­nal con fotos de cadá­ve­res amon­to­na­dos en el fon­do de una fosa y a veces deca­pi­ta­dos y muti­la­dos. Las expli­ca­cio­nes y artícu­los que acom­pa­ña­ban aque­llas imá­ge­nes pro­cla­ma­ban que eran civi­les alba­ne­ses des­ar­ma­dos masa­cra­dos por los ser­bios. Pero:

La masa­cre de Racak es ate­rra­do­ra, con muti­la­cio­nes y cabe­zas cor­ta­das. Una esce­na ideal para sus­ci­tar la indig­na­ción de la opi­nión públi­ca inter­na­cio­nal. Pero algo pare­ce extra­ño en las carac­te­rís­ti­cas de esa matan­za. Habi­tual­men­te, los ser­bios matan sin rea­li­zar muti­la­cio­nes […] Como nos mues­tra la gue­rra de Bos­nia, las denun­cias de bar­ba­ries come­ti­das con los cuer­pos, hue­llas de tor­tu­ra, deca­pi­ta­cio­nes, son un arma de pro­pa­gan­da fre­cuen­te­men­te uti­li­za­da […] Qui­zás no sean los ser­bios sino los gue­rri­lle­ros alba­ne­ses quie­nes muti­la­ron los cuer­pos10.

O qui­zás los cadá­ve­res de las víc­ti­mas de uno de los innu­me­ra­bles enfren­ta­mien­tos fue­ron obje­to de un tra­ta­mien­to ulte­rior, para dar la impre­sión de eje­cu­cio­nes a san­gre fría y de un des­en­ca­de­na­mien­to de furia bes­tial, atri­bui­do de inme­dia­to al país que la OTAN que­ría bom­bar­dear11.

El mon­ta­je de Racak no era más que el pun­to cul­mi­nan­te de una cam­pa­ña de des­in­for­ma­ción obs­ti­na­da e impla­ca­ble. Unos años antes, el bom­ba­zo del mer­ca­do de Sara­je­vo había per­mi­ti­do a la OTAN pre­sen­tar­se como la ins­tan­cia moral supre­ma, que no podía tole­rar que las «atro­ci­da­des» ser­bias que­da­sen impu­nes. Hoy en día pode­mos leer, inclu­so en el dia­rio ita­liano Corrie­re della Sera que «fue una bom­ba de ori­gen bas­tan­te dudo­so lo que pro­vo­có la masa­cre de Sara­je­vo, des­en­ca­de­nan­do la inter­ven­ción de la OTAN»12. Con ese pre­ce­den­te, Racak nos pare­ce aho­ra una espe­cie de reedi­ción de Timi­soa­ra, reedi­ción que se pro­lon­gó duran­te varios años. Sin embar­go, inclu­so antes de ese caso, ya se habían regis­tra­do otros éxi­tos. El ilus­tre filó­so­fo que había denun­cia­do en 1990 «el Ausch­witz de la socie­dad del espec­tácu­lo» que había teni­do lugar en Timi­soa­ra, se unía cin­co años más tar­de al coro domi­nan­te cri­ti­can­do de mane­ra mani­quea «el súbi­to des­li­za­mien­to de las cla­ses diri­gen­tes exco­mu­nis­tas hacia el racis­mo más extre­mo (como en Ser­bia, con el pro­gra­ma de “puri­fi­ca­ción étni­ca”)»13. Des­pués de haber ana­li­za­do con agu­de­za la trá­gi­ca ausen­cia de dife­ren­cia­ción entre «ver­dad y fal­se­dad» en el mar­co de la socie­dad del espec­tácu­lo, Agam­ben aca­ba­ba por con­fir­mar­la invo­lun­ta­ria­men­te al aco­ger expe­di­ti­va­men­te la ver­sión (o sea la pro­pa­gan­da de gue­rra) difun­di­da por el «sis­te­ma mediá­ti­co mun­dial», que él mis­mo había desig­na­do ante­rior­men­te como fuen­te prin­ci­pal de la mani­pu­la­ción. Des­pués de haber denun­cia­do la reduc­ción de lo «ver­da­de­ro» a «un momen­to del nece­sa­rio movi­mien­to de lo fal­so», reduc­ción imple­men­ta­da por la socie­dad del espec­tácu­lo, Agam­ben se limi­ta­ba a con­ce­der una apa­ren­cia de pro­fun­di­dad filo­só­fi­ca a ese «ver­da­de­ro» redu­ci­do pre­ci­sa­men­te a «un momen­to del nece­sa­rio movi­mien­to de lo falso».

Por otro lado, un ele­men­to de la gue­rra con­tra Yugos­la­via nos remi­te, más que a Timi­soa­ra, a la pri­me­ra gue­rra del Gol­fo: el papel de los public rela­tions.

Milo­se­vic es un hom­bre esqui­vo, no le gus­ta la publi­ci­dad, no le gus­ta mos­trar­se ni hacer dis­cur­sos públi­cos. Pare­ce que en el momen­to de los pri­me­ros anun­cios de la des­com­po­si­ción de Yugos­la­via, Ruder&Finn, la com­pa­ñía de rela­cio­nes públi­cas que tra­ba­ja­ba para Kuwait en 1991, fue a ver­lo para pro­po­ner­le sus ser­vi­cios. Y la pusie­ron de pati­tas en la calle. En cam­bio, Ruder&Finn fue con­tra­ta­da por Croa­cia, por los musul­ma­nes de Bos­nia y los alba­ne­ses de Koso­vo a cam­bio de 17 millo­nes de euros al año, para pro­te­ger y pro­mo­cio­nar la ima­gen de los tres gru­pos. ¡E hizo un exce­len­te tra­ba­jo! James Harf, direc­tor de Ruder&Finn Glo­bal Public Affairs, afir­ma­ba […] en una entre­vis­ta: «Logra­mos hacer coin­ci­dir, en la opi­nión públi­ca, a ser­bios y nazis […] Somos pro­fe­sio­na­les. Tene­mos un tra­ba­jo que hacer y lo hace­mos. No nos pagan por dedi­car­nos a la moral»14.

Vea­mos aho­ra la segun­da gue­rra del Gol­fo. En los pri­me­ros días de febre­ro de 2003, el secre­ta­rio de Esta­do esta­dou­ni­den­se, Colin Powell, mos­tra­ba al Con­se­jo de Segu­ri­dad de la ONU las imá­ge­nes de los labo­ra­to­rios móvi­les de pro­duc­ción de armas quí­mi­cas y bio­ló­gi­cas que supues­ta­men­te poseía Irak. Algún tiem­po des­pués, el pri­mer minis­tro bri­tá­ni­co Tony Blair refor­za­ba la dosis: Sadam Husein no solo tenía esas armas sino que ya había ela­bo­ra­do pla­nes para uti­li­zar­las y podía acti­var­las «en 45 minu­tos». Y de nue­vo venía el espec­tácu­lo que, más que el pre­lu­dio de la gue­rra, cons­ti­tuía en sí el pri­mer acto de gue­rra, con la adver­ten­cia con­tra un enemi­go que el géne­ro humano tenía que liqui­dar a toda costa.

Pero el arse­nal de men­ti­ras usa­das o por usar iba mucho más allá. En su empe­ño por «des­acre­di­tar al líder ira­quí a los ojos de su pro­pio pue­blo», la CIA se pro­po­nía «divul­gar en Bag­dad un docu­men­to fil­ma­do don­de se reve­la­ba que Sadam era gay. El video debía mos­trar al dic­ta­dor ira­quí en ple­na rela­ción sexual con un mucha­cho. Tenía que dar la impre­sión de haber sido fil­ma­do con una cáma­ra ocul­ta, como si fue­ra una gra­ba­ción clan­des­ti­na». Tam­bién se estu­dia­ba «la posi­bi­li­dad de inte­rrum­pir las trans­mi­sio­nes de la tele­vi­sión ira­quí con una edi­ción extra­or­di­na­ria –fal­sa– del noti­cie­ro de tele­vi­sión en la que se anun­cia­ría que Sadam había dimi­ti­do y que todo el poder había pasa­do a manos de su hijo, el temi­do y odia­do Uday»15.

El Mal tenía que ser denun­cia­do y estig­ma­ti­za­do mien­tras que el Bien debía apa­re­cer en todo su esplen­dor. En diciem­bre de 1992, los Mari­nes esta­dou­ni­den­ses des­em­bar­ca­ban en el lito­ral de Moga­dis­cio. Para decir­lo con más exac­ti­tud, des­em­bar­ca­ban allí dos veces, pero la repe­ti­ción de la ope­ra­ción no se debía a difi­cul­ta­des mili­ta­res ni de logís­ti­ca. Había que demos­trar­le al mun­do que, ade­más e inclu­so antes de ser una for­ma­ción mili­tar de eli­te, los Mari­nes esta­dou­ni­den­ses eran una orga­ni­za­ción bené­fi­ca y cari­ta­ti­va que traía espe­ran­za y son­ri­sas al pue­blo soma­lí víc­ti­ma de la mise­ria y el ham­bre. La repe­ti­ción del des­em­bar­co-espec­tácu­lo tenía como obje­ti­vo corre­gir deta­lles erró­neos y defec­tos. Un perio­dis­ta que fue tes­ti­go del hecho explicaba:

Todo lo que está pasan­do en Soma­lia y lo que va a pro­du­cir­se en las pró­xi­mas sema­nas es un show mili­ta­ro-diplo­má­ti­co […] Real­men­te, una nue­va épo­ca en la his­to­ria de la polí­ti­ca y de la gue­rra comen­zó en aque­lla extra­ña noche de Moga­dis­cio […] La «Ope­ra­ción Espe­ran­za» fue la pri­me­ra ope­ra­ción mili­tar que no solo se fil­mó en vivo para las cáma­ras de tele­vi­sión sino que ade­más se pen­só, se cons­tru­yó y se orga­ni­zó como un show de tele­vi­sión16.

Moga­dis­cio era la con­tra­par­te de Timi­soa­ra. Unos años des­pués de haber pues­to en esce­na la repre­sen­ta­ción del Mal (el comu­nis­mo que al fin se des­plo­ma­ba) se mon­ta­ba la repre­sen­ta­ción del Bien (el Impe­rio esta­dou­ni­den­se que sur­gía del triun­fo obte­ni­do en la gue­rra fría). Los ele­men­tos que con­for­man la gue­rra-espec­tácu­lo y que deter­mi­nan su éxi­to están aho­ra claros.

Dome­ni­co Losurdo

13 de sep­tiem­bre de 2013

Este tra­ba­jo fue tra­du­ci­do al espa­ñol por la Red Vol­tai­re a par­tir de la ver­sión al fran­cés de Marie-Ange Patrizio.

  1. Mez­zi sen­za fine. Note sulla poli­ti­ca, por Gior­gio Agam­ben, Bolla­ti Boringhie­ri, Turín, 1996, p. 67, y cita­do en Le lan­ga­ge de l’Empire. Lexi­que de l’idéologie états-unien­ne, por Dome­ni­co Losur­do, Del­ga, París 2013, p. 313.
  2. La fine delle demo­cra­zie popo­la­ri. L’Europa orien­ta­le dopo la rivo­lu­zio­ne del 1989, por Fra­nçois Fej­to, Mon­da­do­ri, Milan 1994, p. 263.
  3. «A rumor that set off the Vel­vet Revo­lu­tion», por Dan Bilefsky, en Inter­na­tio­nal Herald Tri­bu­ne, 18 del noviem­bre de 2009, pp. 1 y 4., cita­do en Losur­do 2013, p. 313.
  4. La Chi­ne, por Jean-Luc Dome­nach y Phi­lip­pe Richer, Seuil, París 1995, p. 550.
  5. Second Front. Cen­sorship and Pro­pa­gan­da in the Gulf War, por John R. Macarthur, Hill and Wang, Nue­va York 1992, pp. 208 y 222.
  6. Macarthur 1992, pp. 44 – 45.
  7. Macarthur 1992, p. 54.
  8. Selling Babies.
  9. «La via ver­so la gue­rra», por Rober­to Moroz­zo Della Roc­ca, en suple­men­to del nº 1 (Qua­der­ni Spe­cia­li) de Limes. Rivis­ta Ita­lia­na di Geo­po­li­ti­ca, 1999, pp. 11 – 26.
  10. Moroz­zo della Roc­ca, 1999, p. 24, y cita­do en Losur­do 2013, p. 314.
  11. Racak. De l’utilité des mas­sa­cres, tomo II, por Fré­de­ric Sai­llot, L’Harmattan, París 2010, pp. 11 – 18.
  12. «Le vit­ti­me e il pote­re atro­ce delle imma­gi­ni», por Fran­co Ven­tu­ri­ni, Corrie­re della Sera, 22 de agos­to de 2013, pp. 1 et 11.
  13. Agam­ben 1995, pp. 134 – 135.
  14. «Milo­se­vic vis­to da vicino», por Jean Tos­chi Maraz­za­ni Vis­con­ti, Suple­men­to del n. 1 (Qua­der­ni Spe­cia­li) de Limes. Rivis­ta Ita­lia­na di Geo­po­li­ti­ca, 1999, pp. 27- 34.
  15. «La Cia girò un video gay per far cade­re Sad­dam», por Enri­co Fran­ces­chi­ni, La Repub­bli­ca, 28 de mayo de 2010, p. 23.
  16. «Que­llo sbar­co da far­sa sot­to i riflet­to­ri TV», por Vit­to­rio Zuc­co­ni, La Repub­bli­ca, 10 de diciem­bre de 1992.

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *