El regre­so de los abertzandals

De entre todas las mani­pu­la­cio­nes mediá­ti­cas que han sido ela­bo­ra­das para tra­tar de cri­mi­na­li­zar los movi­mien­tos de pro­tes­ta sur­gi­dos en Gamo­nal hay una que pare­ce repe­tir­se de for­ma cons­tan­te. Entre el diri­gis­mo anar­quis­ta y el mun­do aber­tza­le, el popu­lo­so barrio bur­ga­lés vive ate­na­za­do por tene­bro­sos fan­tas­mas que lo inci­tan a la rebe­lión, una fór­mu­la mági­ca con la que evi­tar que sea posi­ble pre­gun­tar­se por las cau­sas últi­mas que ori­gi­nan los conflictos.

Hay una cons­tan­te mediá­ti­ca que pare­ce per­se­guir a Gamo­nal a lo lar­go de su his­to­ria, un con­cep­to que se obs­ti­na en reapa­re­cer siem­pre que sus habi­tan­tes se ven inmer­sos en con­flic­tos socia­les y que pare­ce con­ver­tir­se en la fór­mu­la mági­ca con la que se expli­ca­ría el por qué de sus perió­di­cos esta­lli­dos de con­flic­ti­vi­dad a lo lar­go del tiem­po. Un ana­te­ma que, lan­za­do una y otra vez sobre el popu­lo­so barrio bur­ga­lés, bus­ca impe­dir la refle­xión sobre las cau­sas últi­mas que dan ori­gen a las pro­tes­tas. El vie­jo fan­tas­ma mediá­ti­co vuel­ve a salir del arma­rio apo­li­lla­do y se pasea tene­bro­so por los rota­ti­vos de los medias más diver­sos. Sin embar­go, la com­ple­ji­dad y enver­ga­du­ra del con­flic­to con­tra el bule­var habría hecho rever­tir los pape­les y aho­ra serían los veci­nos de Gamo­nal quie­nes darían lec­cio­nes al mun­do abertzale.
Para aque­llos menos con­fia­dos en las inje­ren­cias aber­tza­les, la Comi­sa­ría Pro­vin­cial de Bur­gos creó un infor­me en el que se apun­ta­ba al enemi­go interno que adop­ta­ba la for­ma del peli­gro­so mili­tan­te del colec­ti­vo anar­quis­ta bur­ga­lés. Un con­cep­to que, a pesar de su pre­ten­di­do carác­ter reve­la­dor, tam­po­co es novedoso.

Cuan­do en agos­to de 2005 des­de las pági­nas de DB se argu­men­ta­ba que en el con­flic­to con­tra el par­king de Ela­dio Per­la­do habrían par­ti­ci­pa­do miem­bros de la “kale borro­ka des­pla­za­dos des­de el País Vas­co”, una estra­te­gia cri­mi­na­li­za­do­ra que ha sido exhaus­ti­va­men­te ana­li­za­da por Caro­li­na R. Tenaz a tra­vés de Bur­gos-Diji­tal y que recuer­da mucho a aque­llo de los “gru­pos vio­len­tos iti­ne­ran­tes” argu­men­ta­do des­de Inte­rior, la ima­gi­na­ción des­bor­dan­te de algu­nos veci­nos del barrio supo salir al paso con pecu­liar sen­ti­do del humor. Los que habrían actua­do en Gamo­nal no podrían ser otros que los aber­tzan­dals, curio­so híbri­do pari­do de la pecu­liar ves­ti­men­ta depor­ti­va de los habi­tan­tes de la “villa olím­pi­ca” y la alar­ga­da som­bra que se pro­yec­ta des­de lati­tu­des más al norte.

Pero lo real­men­te inquie­tan­te es que la hábil manio­bra de mani­pu­la­ción inau­gu­ra­da por DB pare­ce haber cala­do hon­do en el ima­gi­na­rio colec­ti­vo de deter­mi­na­dos perio­dis­tas, o tra­ba­ja­do­res de empre­sas de la comu­ni­ca­ción, que han des­em­pol­va­do el con­cep­to. De esta mane­ra el sor­pren­den­te titu­lar de Fer­nan­do Láza­ro Las lec­cio­nes de Gamo­nal al mun­do aber­tza­le reco­ge el tes­ti­go que ahon­da de nue­vo en las rela­cio­nes de cer­ca­nía entre Gamo­nal y la izquier­da abertzale.
Las prue­bas que el señor Láza­ro pre­sen­ta no son otras que la pre­sen­cia de algu­nos miem­bros de la Asam­blea de Gamo­nal en una char­la orga­ni­za­da en Pam­plo­na en un cen­tro social en la que habría par­ti­ci­pa­do Mano­lo Alon­so, al que des­de las pági­nas de El Mun­do deno­mi­nan como líder, acom­pa­ña­do de su más acé­rri­mo cola­bo­ra­dor, un tal Txutxín, con tx inclui­da, gra­fía eus­ké­ri­ca que lo hace aún más peligroso.
Pero lo que pare­ce olvi­dar de for­ma inten­cio­na­da Fer­nan­do Láza­ro en su artícu­lo son las dece­nas de char­las y actos públi­cos en los que están par­ti­ci­pan­do veci­nos de Gamo­nal a lo lar­go y ancho de toda la geo­gra­fía, algu­nas de ellas en luga­res como la pro­pia parro­quia de San Car­los Borromeo en el madri­le­ño barrio de Vallecas.¿Habrán sido los aber­tzan­dals capa­ces de acce­der a una igle­sia sin entrar en com­bus­tión interna?
Sea como fue­re, lo cier­to es que esta y otras crea­cio­nes mediá­ti­cas están des­ti­na­das a cum­plir un pre­ci­so obje­ti­vo. Impe­dir la refle­xión sobre las cau­sas últi­mas que han pro­vo­ca­do un esta­lli­do que aque­llos que están acos­tum­bra­dos a seguir las direc­tri­ces ofi­cia­les son inca­pa­ces de comprender.

Modes­to Agustí

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