Sí a la amnis­tía- Sen­doa Jurado

En los últi­mos meses se ha vuel­to a poner sobre la mesa el deba­te en torno a la amnis­tía de los pre­sos y refu­gia­dos polí­ti­cos vas­cos, y se ha hecho esen­cial­men­te gra­cias al naci­mien­to de un nue­vo movi­mien­to que rei­vin­di­ca la amnis­tía y, pos­te­rior­men­te, gra­cias a la car­ta de 93 ex repre­sa­lia­dos polí­ti­cos (car­ta que actual­men­te cuen­ta con alre­de­dor de 140 adhe­sio­nes) que tam­bién nos mos­tra­mos par­ti­da­rios de tra­ba­jar a favor de esta rei­vin­di­ca­ción y su consecución.
Estas dos cues­tio­nes, la de la apa­ri­ción de un nue­vo movi­mien­to pro amnis­tía y la del pro­nun­cia­mien­to de los ex repre­sa­lia­dos, no son hechos ais­la­dos de la reali­dad que vive Eus­kal Herria y ocu­rre en un momen­to en el que nume­ro­sos agen­tes están hacien­do pro­pues­tas en torno a la sali­da que se le debe dar a este asunto.

Sin embar­go, son varios los sec­to­res que están pre­ten­dien­do des­le­gi­ti­mar y mar­gi­nar el deba­te en torno a la amnis­tía con fra­ses insul­sas o refe­ren­cias injus­tas hacia las per­so­nas que hoy des­de la calle, pero ante­rior­men­te tam­bién des­de su cel­da y en las con­di­cio­nes más duras, defien­den la nece­si­dad de la apli­ca­ción de la amnis­tía como úni­ca sali­da para garan­ti­zar una ver­da­de­ra paz basa­da en la jus­ti­cia en vez de una fal­sa paz basa­da en la razón del más fuer­te, que es lo que actual­men­te se está que­rien­do impo­ner a nues­tro pue­blo. Y ese inten­to de des­le­gi­ti­ma­ción tie­ne como obje­ti­vo ganar un deba­te antes de que ni siquie­ra se haya lle­va­do a cabo por­que, como es sabi­do, en polí­ti­ca no hay mayor vic­to­ria para el pen­sa­mien­to domi­nan­te que con­se­guir que las cosas se den por supues­tas sin ni siquie­ra refle­xio­nar en torno a ellas.

Ha lle­ga­do el momen­to de que cada par­te expli­que su posi­ción res­pec­to a la amnis­tía y de que lo haga con argu­men­tos, por­que los nues­tros son cla­ros. La amnis­tía supo­ne la liber­tad de todas las per­so­nas repre­sa­lia­das por su mili­tan­cia polí­ti­ca, así como la supera­ción de las cau­sas que han lle­va­do en los últi­mos 55 años a miles de per­so­nas a tomar un camino que les podía lle­var a la cár­cel, al exi­lio o por el que sim­ple­men­te podían morir sin espe­rar nin­gún bene­fi­cio per­so­nal a cam­bio. La amnis­tía supo­ne no acep­tar como demo­crá­ti­co al esta­do al que se le exi­ge que la apli­que, bien por­que ha emplea­do la tor­tu­ra de for­ma sis­te­má­ti­ca con­tra sus con­trin­can­tes polí­ti­cos, o la gue­rra sucia, o la ley penal del enemi­go, o la vio­len­cia en las cár­ce­les para obte­ner rédi­tos polí­ti­cos, o el cie­rre de medios de comu­ni­ca­ción para aca­llar a quie­nes denun­cia­ban sus crí­me­nes, o a la poli­cía y el ejér­ci­to (léa­se Guar­dia Civil) para barrer de las calles las mani­fes­ta­cio­nes que no e ran de su agra­do, o por­que haya uti­li­za­do todo lo ante­rior de mane­ra combinada.

El Esta­do espa­ñol ha uti­li­za­do todas las vio­len­cias men­cio­na­das y el Esta­do fran­cés la mayo­ría de ellas y ha cola­bo­ra­do con el espa­ñol en las demás. Es de sen­ti­do común que se exi­ja la liber­tad de quie­nes han lucha­do con­tra este terro­ris­mo de esta­do, inde­pen­dien­te­men­te de que nos gus­te más o menos cómo lo hayan hecho, por­que el ori­gen de todo lo que haya ocu­rri­do des­pués está en la pro­pia esen­cia vio­len­ta de los estados.

El argu­men­to que algu­nos están esgri­mien­do de que la amnis­tía es impo­si­ble es sen­ci­lla­men­te fal­so. Impo­si­ble es que un ele­fan­te vue­le o via­jar a la luna en bici­cle­ta por­que va en con­tra de las leyes físi­cas, pero lo de la amnis­tía sólo depen­de de volun­ta­des de per­so­nas, o dicho de otra mane­ra, si hay quien nos habla de la impo­si­bi­li­dad de que se lle­ve a cabo es por­que no le intere­sa polí­ti­ca­men­te, y más aún cuan­do esa nega­ción lle­ga de un esta­do que no sola­men­te saca de la cár­cel sin cum­plir sus con­de­nas a ase­si­nos de esta­do y tor­tu­ra­do­res varios, sino que ade­más tien­de a pre­miar­les con ascen­sos en car­gos para los que tenían que estar veta­dos de por vida.

El res­to de pro­pues­tas que esta­mos cono­cien­do tie­nen en común con­ver­tir a las pre­sas y pre­sos polí­ti­cos en res­pon­sa­bles del sufri­mien­to que pue­dan estar pade­cien­do como con­se­cuen­cia de las vul­ne­ra­cio­nes de dere­chos de las que son obje­to. Cuan­do se dice que estas per­so­nas podrían estar más cer­ca de sus casas si reco­no­cie­ran que lo que hicie­ron está mal, o que si renie­gan de su mili­tan­cia se les apli­ca­rá otra polí­ti­ca peni­ten­cia­ria más res­pe­tuo­sa con sus dere­chos, nos encon­tra­mos ante un cla­ro chan­ta­je polí­ti­co que tie­ne como fin la des­truc­ción de la per­so­na y por lo tan­to del militante.
Es otro ejem­plo de vio­len­cia de esta­do para lograr el rédi­to polí­ti­co que supo­ne que quien más ha arries­ga­do en su lucha con­tra ese esta­do renie­gue de ella. Esa es la aspi­ra­ción máxi­ma de un esta­do, por­que es la garan­tía para que en el futu­ro nadie más vuel­va a poner en tela de jui­cio de una mane­ra com­ba­ti­va aque­llo que en el caso del Esta­do espa­ñol Fran­co dejó ata­do y bien ata­do. Y quien rea­li­za pro­pues­tas hacien­do exi­gen­cias a las per­so­nas repre­sa­lia­das está con­tri­bu­yen­do a ese chan­ta­je y a la lim­pie­za de ima­gen de un esta­do vio­len­to y antidemocrático.

Por últi­mo, sub­ra­yar que pedir la amnis­tía des­de la calle, al con­tra­rio de lo que ha dicho alguien, no es lo más cómo­do, y menos des­pués de pasar 30 años en la cár­cel como algu­nos de los fir­man­tes de la car­ta por la amnis­tía, sin olvi­dar que el Esta­do espa­ñol ya tor­tu­ró y encar­ce­ló a dece­nas de per­so­nas por hacer­lo. Sería más cómo­do irse a casa a des­can­sar pen­san­do que su situa­ción per­so­nal ya se ha solu­cio­na­do, pero la men­ta­li­dad del ver­da­de­ro revo­lu­cio­na­rio dice que nun­ca hay que aban­do­nar a los com­pa­ñe­ros y com­pa­ñe­ras de via­je, y es por ello que segui­re­mos rei­vin­di­can­do lo que es justo.

Osa­su­na eta askatasuna!

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