Refle­xio­nes sobre el sig­ni­fi­ca­do del Par­ti­do Comu­nis­ta Chino para la izquier­da mundial

Aque­llos logros huma­nos uni­ver­sa­les de China

Empe­ce­mos por un hecho deci­si­vo de tras­cen­den­cia inter­na­cio­nal: Chi­na ha saca­do a más de 850 millo­nes de per­so­nas de la pobre­za según datos reco­no­ci­dos inter­na­cio­nal­men­te. Esto supo­ne más del doble de la pobla­ción de Esta­dos Uni­dos, más que toda la pobla­ción de la Unión Euro­pea y, una can­ti­dad supe­rior a la pobla­ción del con­ti­nen­te lati­no­ame­ri­cano. Cuan­do se logró, más del 70% de las per­so­nas salie­ron de la pobre­za en todo el mun­do. Se tra­ta, con mucho, de la mayor con­tri­bu­ción rea­li­za­da a los dere­chos huma­nos reales en la his­to­ria de la humanidad.

Chi­na, ha pasa­do de ser uno de los paí­ses más pobre a situar­se, con dife­ren­cia, entre los paí­ses con un aumen­to más rápi­do del nivel de vida de las per­so­nas en la his­to­ria. Para hacer­se una idea, en 1949 Chi­na era casi el país más pobre del mun­do: sólo diez Esta­dos tenían un PIB per cápi­ta infe­rior. El pró­xi­mo año, Chi­na alcan­za­rá el esta­tus de «ren­ta alta» según las nor­mas inter­na­cio­na­les. El efec­to que esto ten­drá en la vida de los chi­nos no es sólo una cues­tión de su nivel de sus ren­tas , sino que mejo­ra­rá aspec­tos tan impor­tan­tes como la edu­ca­ción, salud, cul­tu­ra, via­jes, inter­ac­ción social y la capa­ci­dad real de ele­gir entre innu­me­ra­bles cues­tio­nes fun­da­men­ta­les del dia­rio convivir.

Para com­pren­der la mag­ni­tud de lo que esto sig­ni­fi­ca, la pobla­ción actual de las eco­no­mías de ren­ta alta repre­sen­ta el 16% del mun­do. Chi­na por sí sola repre­sen­ta el 18%. En resu­men, la Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na habrá lle­va­do a más per­so­nas a un nivel de ren­ta alto que todos los demás paí­ses «desa­rro­lla­dos» juntos.

La afir­ma­ción, que a veces hacen quie­nes cri­ti­can a Chi­na, es que estos increí­bles logros han sido pura­men­te eco­nó­mi­cos y sacri­fi­can­do al pue­blo, este argu­men­to es sim­ple­men­te una fal­si­fi­ca­ción que es fácil de des­en­mas­ca­rar. Para todos los efec­tos el mejor indi­ca­dor del bien­es­tar gene­ral de la pobla­ción es la espe­ran­za media de vida. Este indi­ca­dor no sólo tie­ne en cuen­ta el desa­rro­llo eco­nó­mi­co, (el PIB per cápi­ta) sino todos los fac­to­res posi­ti­vos (ingre­sos, edu­ca­ción, aten­ción sani­ta­ria, pro­tec­ción del medio ambien­te, etc.),. Los datos reco­no­ci­dos inter­na­cio­nal­men­te mues­tran que los chi­nos viven mucho más de lo que cabría espe­rar de su PIB per cápi­ta, es decir su lar­ga espe­ran­za de vida demues­tra que las con­di­cio­nes gene­ra­les en Chi­na son inclu­so mejo­res que las económicas.

La rege­ne­ra­ción nacio­nal de China

Estos logros empie­zan a ser reco­no­ci­dos por una mayo­ría de paí­ses. Pero hay otros que hacen enor­mes esfuer­zos para ocul­tar­los, pre­ci­sa­men­te por su impor­tan­cia. Por lo tan­to, es nece­sa­rio que el públi­co de fue­ra de Chi­na los conoz­ca y los entienda.

Duran­te más de cien años, antes del esta­ble­ci­mien­to de la Repú­bli­ca Popu­lar en 1949,y tras la ver­gon­zo­sa gue­rra anti­hu­ma­na empren­di­da por Gran Bre­ta­ña para apo­de­rar­se de Hong Kong y obli­gar a Chi­na a impor­tar opio, el país fue piso­tea­do por poten­cias y ejér­ci­tos extran­je­ros. Entre cin­cuen­ta y cien millo­nes de chi­nos murie­ron como con­se­cuen­cia direc­ta o indi­rec­ta de estas agre­sio­nes. Las poten­cias extran­je­ras uti­li­za­ron todos los medios para humi­llar a Chi­na, lo hicie­ron con inva­sio­nes arma­das, pro­vo­can­do gue­rras civi­les, ham­bru­nas y caos sistémico.

Para poner fin a este enor­me sufri­mien­to humano y nacio­nal el pue­blo de Chi­na deci­dió tomar el camino al socia­lis­mo. Por­que la reali­dad les demos­tró que solo el socia­lis­mo era capaz de hacer avan­zar a su anti­gua civi­li­za­ción. Así lo resu­mió Xi Jinping:

En 1911, la revo­lu­ción lide­ra­da por Sun Yat-sen derro­có la monar­quía auto­crá­ti­ca que había gober­na­do Chi­na duran­te varios miles de años. Pero una vez des­apa­re­ci­do el vie­jo sis­te­ma, la cues­tión era hacia dón­de iría Chi­na. El pue­blo chino empe­zó enton­ces a un explo­rar lar­go y exten­di­do camino que se adap­ta­ra a las con­di­cio­nes nacio­na­les. Expe­ri­men­ta­ron con la monar­quía cons­ti­tu­cio­nal, la res­tau­ra­ción impe­rial, el par­la­men­ta­ris­mo, el mul­ti­par­ti­dis­mo y el gobierno pre­si­den­cial, pero nada fun­cio­nó real­men­te. Final­men­te, Chi­na tomó el camino del socialismo.

Para aña­dir más deta­lles al sufri­mien­to humano, duran­te el domi­nio colo­nial Chi­na ni siquie­ra tenía dere­cho a con­tro­lar su pro­pio terri­to­rio, impor­tan­tes par­tes de este fue­ron entre­ga­das a poten­cias extran­je­ras con lo que hipó­cri­ta­men­te deno­mi­na­ron «con­ce­sio­nes», y que en reali­dad eran el aca­pa­ra­mien­to de su terri­to­rio por par­te de nacio­nes imperialistas.

En con­se­cuen­cia, las pala­bras de Mao Zedong en 1949 –«el pue­blo chino se ha pues­to en pie»– reso­na­ron de for­ma tan fuer­te en Chi­na por­que esta con­sig­na resu­mía a la per­fec­ción el sen­ti­mien­to del pue­blo. Con la crea­ción de la Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na y la vic­to­ria mili­tar del Par­ti­do Comu­nis­ta Chino se pon­dría fin de for­ma deci­si­va a los «cien años de humi­lla­ción» de la nación.

Pero fijar­se bien, lo que dijo Mao Zedong con­tras­ta cla­ra­men­te con la arro­gan­cia que escu­cha­mos todos los días des­de otro país. Mao Zedong no pro­cla­mó que «Chi­na lide­ra­rá el mun­do», tam­po­co dijo «Chi­na es pri­me­ro» o «el mun­do nece­si­ta el lide­raz­go chino». Nun­ca los líde­res chi­nos han hecho una afir­ma­ción simi­lar, jamás han pre­ten­di­do una supues­ta supe­rio­ri­dad de Chi­na sobre otros paí­ses y, por tan­to, una supues­ta infe­rio­ri­dad de los demás.

Mao, y los líde­res pos­te­rio­res, lo que han sos­te­ni­do reite­ra­da­men­te que en todos los sen­ti­dos –nacio­nal, cul­tu­ral, social, moral, eco­nó­mi­co – Chi­na nun­ca acep­ta­rá ser con­si­de­ra­da menos que un igual por otros paí­ses. Pero esto, no es una afir­ma­ción de una supues­ta supre­ma­cía de Chi­na, a dife­ren­cia de las decla­ra­cio­nes que hacen todos los días los líde­res de Esta­dos Unidos.

Chi­na no pre­ten­de impo­ner su mode­lo a los demás. Chi­na entien­de que es dife­ren­te de otros paí­ses; sabe y decla­ra abier­ta­men­te que cada país es dife­ren­te y que todos son igua­les en dere­chos. Así pues, igual­dad, res­pe­to al dife­ren­te, coope­ra­ción –sin lide­raz­go impues­to, sin paí­ses supe­rio­res o infe­rio­res– son los con­cep­tos esen­cia­les de la polí­ti­ca exte­rior Chi­na, en dura opo­si­ción a la arro­gan­cia de Esta­dos Unidos.

Xi Jin­ping expre­só este con­cep­to teó­ri­co en tér­mi­nos direc­ta­men­te humanos:

Ya hace más de 2.000 años, el pue­blo chino lle­gó a reco­no­cer que «es natu­ral que las cosas sean dife­ren­tes»… Las civi­li­za­cio­nes son igua­les en lo fun­da­men­tal, y esa igual­dad ha hecho posi­bles los inter­cam­bios y el apren­di­za­je mutuo entre civi­li­za­cio­nes… Pero, nin­gu­na civi­li­za­ción es per­fec­ta en el pla­ne­ta. Tam­po­co está des­pro­vis­ta de méri­tos… Todas las civi­li­za­cio­nes son cris­ta­li­za­cio­nes de la dili­gen­cia y la sabi­du­ría de la huma­ni­dad. Cada civi­li­za­ción es úni­ca… La his­to­ria demues­tra que solo inter­ac­tuan­do con los demás y apren­dien­do de ellos pue­de una civi­li­za­ción gozar de ple­na vitalidad.

En este mar­co inter­na­cio­nal, Chi­na, tras haber logra­do gigan­tes­cos avan­ces con su «reju­ve­ne­ci­mien­to nacio­nal» y en el bien­es­tar de su pue­blo, que cons­ti­tu­ye casi una quin­ta par­te de la huma­ni­dad, tam­bién está desem­pe­ñan­do un papel cla­ve en abor­dar aque­llos retos que son universales.

Un ejem­plo es una de las dos ame­na­zas con capa­ci­dad para eli­mi­nar la base actual de la civi­li­za­ción huma­na: la cri­sis cli­má­ti­ca. En la lucha con­tra ella no solo se han imple­men­ta­do polí­ti­cas inter­nas, sino que el pro­gre­so tec­no­ló­gi­co de Chi­na ha aba­ra­ta­do inter­na­cio­nal­men­te las ener­gías reno­va­bles fren­te a los com­bus­ti­bles fósi­les, sen­tan­do así una de las bases indis­pen­sa­bles para una lucha que afec­ta a toda el planeta.

El socia­lis­mo y el Par­ti­do Comu­nis­ta Chino

En poco más de seten­ta años (en una sola vida) Chi­na ha pasa­do de ser prác­ti­ca­men­te el país más pobre del mun­do a con­quis­tar nive­les de ren­ta y bien­es­tar ele­va­dos para toda su pobla­ción. Ha pues­to fin a cien años de opre­sión nacio­nal, y está desem­pe­ñan­do un papel cru­cial en los retos que hoy enfren­ta la huma­ni­dad. En cuan­to a lo que esto sig­ni­fi­ca para el pue­blo chino hay que com­pren­der el gigan­tes­co paso ade­lan­te que ha supues­to el esta­ble­ci­mien­to de la Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na. En com­pa­ra­ción con lo que había exis­ti­do un siglo antes, aho­ra los jóve­nes sien­ten que son: «increí­ble­men­te afor­tu­na­dos de ser chi­nos en esta época».

Para los ana­lis­tas capi­ta­lis­tas de occi­den­te, esto sig­ni­fi­ca que no com­pren­den la diná­mi­ca inter­na de Chi­na, ni la acti­tud de su pobla­ción hacia el Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na (PCCh). La izquier­da socia­lis­ta inter­na­cio­nal tam­po­co podrá enten­der a la izquier­da Chi­na (ni su acti­tud, orien­ta­ción y eva­lua­ción posi­ti­va del PCCh) a menos que com­pren­dan el enor­me paso ade­lan­te que ha dado su pueblo.

Todo esto se ha con­se­gui­do en un país que avan­za al socia­lis­mo. Chi­na demues­tra que, en el mun­do real, el socia­lis­mo no es una idea de futu­ro, sino la solu­ción más acer­ta­da a los pro­ble­mas actua­les. Como socia­lis­ta creo que se tra­ta de un argu­men­to real que da fuer­za a un hecho para mi indis­cu­ti­ble: el socia­lis­mo es supe­rior en todos los sen­ti­dos al poder omní­mo­do del capi­tal. Para los no socia­lis­tas, el extra­or­di­na­rio éxi­to de este pro­ce­so, que afec­tan a toda la huma­ni­dad, sig­ni­fi­ca tam­bién que no podrán for­mar­se una visión pre­ci­sa de Chi­na sin eva­luar seria­men­te y con hones­ti­dad sus avances.

Tam­po­co hay ambi­güe­dad sobre qué orga­ni­za­ción ha lide­ra­do esto. Es el Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na. Por lo tan­to, cual­quier opi­nión sobre el PCCh es inse­pa­ra­ble con una eva­lua­ción del camino empren­di­do por su país El PCCh nun­ca ha afir­ma­do que es infa­li­ble. Al con­tra­rio, la Reso­lu­ción de 1981 sobre deter­mi­na­das cues­tio­nes de la his­to­ria del Par­ti­do y la Reso­lu­ción de 2021 sobre los prin­ci­pa­les logros y erro­res en el últi­mo siglo con­tie­nen una auto­eva­lua­ción obje­ti­va y crí­ti­ca que debe­rían pro­vo­car envi­dia a cual­quier docu­men­to ela­bo­ra­do por los par­ti­dos polí­ti­cos occidentales.

Los que están fue­ra de Chi­na debe­rían cons­ta­tar un hecho que el pro­pio PCCh no ha que­ri­do rei­vin­di­car en estas reso­lu­cio­nes. Qui­zás, por un exce­so de modes­tia. Con­si­de­ran­do, el hecho que Chi­na es un país enor­me y mul­ti­ét­ni­co, el PCCh ha aumen­ta­do expo­nen­cial­men­te su lide­raz­go en todo el exten­so terri­to­rio del gigan­te asiá­ti­co. Esta no es una afir­ma­ción de un patrio­ta chino exal­ta­do, ni siquie­ra de un socia­lis­ta, es solo la cons­ta­ta­ción de hechos pal­pa­bles. Cual­quie­ra que quie­ra com­pren­der a Chi­na o que desee com­pro­me­ter­se con Chi­na, tie­ne que enten­der este hecho. De lo con­tra­rio, no com­pren­de­rá la reali­dad ni se com­pro­me­te­rá con ella.

El pri­mer desa­fío en «Occi­den­te»: La ame­na­za de guerra

Los com­pli­ca­dos pro­ce­sos que vivi­mos son, evi­den­te­men­te, hechos que con­fi­gu­ran el mun­do actual. Y como sabe­mos algu­nos de ellos son ame­na­zas de magnitud.

En pri­mer lugar, la mayor y más urgen­te ame­na­za para el mun­do es una reali­dad que los gobier­nos y los medios de comu­ni­ca­ción del Nor­te Glo­bal se nie­gan a admi­tir y a afron­tar. Al hacer­lo, nie­gan la realidad.Con esta acti­tud y con sus con­se­cuen­cias geo­po­lí­ti­cas, Occi­den­te está ame­na­zan­do lite­ral­men­te a la huma­ni­dad con una catás­tro­fe. Más con­cre­ta­men­te, la ame­na­za de una gue­rra mun­dial cuyas con­se­cuen­cias nuclea­res empe­que­ñe­ce­rían todos los demás con­flic­tos juntos.

Para enten­der esta ame­na­za y las ter­gi­ver­sa­cio­nes, inexac­ti­tu­des y fal­si­fi­ca­cio­nes sobre la reali­dad de Chi­na, bas­ta recor­dar el desas­tro­so error de cálcu­lo con el que Adolf Hitler racio­na­li­zó su deci­sión de ata­car a la Unión Sovié­ti­ca en 1941: «Solo nece­si­ta­mos patear la puer­ta y toda la estruc­tu­ra podri­da de los comu­nis­tas se ven­drá abajo».

Este falaz error de cálcu­lo se uti­li­zó para des­en­ca­de­nar la Segun­da Gue­rra Mun­dial pro­du­cien­do un increí­ble sufri­mien­to humano, antes de la des­truc­ción total del pro­pio régi­men nazi. Hoy en día, la nega­ti­va a afron­tar los éxi­tos de Chi­na, las repe­ti­das ton­te­rías sin base que pro­mue­ve Esta­dos Uni­dos sobre un inmi­nen­te «cho­que» en Tai­wán, la exclu­sión deli­be­ra­da de los medios esta­dou­ni­den­ses sobre la reali­dad Chi­na, la posi­bi­li­dad abier­ta, de par­te de algu­nos círcu­los esta­dou­ni­den­ses, de una gue­rra con­tra Chi­na y las ten­den­cias que ame­na­zan a la huma­ni­dad ten­drían con­se­cuen­cias mucho peo­res que el error de cálcu­lo de Hitler.

En rela­ción con el recien­te via­je a Chi­na del Secre­ta­rio de Esta­do esta­dou­ni­den­se, Anthony Blin­ken, el por­ta­voz del Depar­ta­men­to de Esta­do, Matthew Miller, seña­ló que «el Secre­ta­rio hizo hin­ca­pié en la impor­tan­cia de la diplo­ma­cia y de man­te­ner abier­tos los cana­les de comu­ni­ca­ción en toda la gama de cues­tio­nes para redu­cir el ries­go de per­cep­cio­nes erró­neas y erro­res de cálculo».

Se tra­ta de un con­se­jo acer­ta­do y sabio. Pero no bas­ta para sal­va­guar­dar a la huma­ni­dad si la eva­lua­ción de la situa­ción se limi­ta al envío de un peque­ño puña­do de diplo­má­ti­cos y si por otra par­te, cada día, polí­ti­cos y medios de comu­ni­ca­ción esta­dou­ni­den­ses vier­ten fal­se­da­des y des­in­for­ma­ción sobre Chi­na e inten­tan impe­dir que se reco­noz­ca su reali­dad median­te prohi­bi­cio­nes de visa­dos, lími­tes a las visi­tas de per­so­na­li­da­des, dene­ga­ción de la entra­da a Esta­dos Uni­dos a ana­lis­tas y aca­dé­mi­cos chi­nos, etc.

La gue­rra nuclear es la segun­da gran ame­na­za para nues­tra civi­li­za­ción. Ani­qui­la­ría direc­ta­men­te al grue­so de la pobla­ción del Nor­te Glo­bal, y devas­ta­ría el Sur Glo­bal y el pla­ne­ta ente­ro. La ame­na­za de gue­rra de Esta­dos Uni­dos con­tra Chi­na, que tie­ne todas las posi­bi­li­da­des de con­ver­tir­se en nuclear, se dis­cu­te abier­ta­men­te en sus círcu­los internos.

Esta espan­to­sa gue­rra es mucho más posi­ble por la nega­ti­va sis­te­má­ti­ca de Esta­dos Uni­dos a reco­no­cer o afron­tar los hechos geo­po­lí­ti­cos inter­na­cio­na­les. Hoy en día, esta es una de las ame­na­zas exis­ten­cia­les más urgen­tes. Por esta razón hay que dedi­car todas las ener­gías polí­ti­cas a una cam­pa­ña inter­na­cio­nal de «No a la Gue­rra Fría», por­que la Nue­va Gue­rra «Fría» empren­di­da por Esta­dos Uni­dos es el pri­mer paso hacia una gue­rra caliente.

Esto sig­ni­fi­ca tam­bién que ante las fal­si­fi­ca­cio­nes, Chi­na defien­de un valor común: la ver­dad. Por lo tan­to, el inte­rés común de todos, sean socia­lis­tas o no lo sean, debe­ría ser dar a cono­cer la ver­da­de­ra posi­ción inter­na­cio­nal de Chi­na. Los medios de comu­ni­ca­ción y el gobierno de Esta­dos Uni­dos dedi­can enor­mes recur­sos a la fal­si­fi­ca­ción y a los inten­tos de ocul­tar la reali­dad China.

Por el con­tra­rio, la civi­li­za­ción chi­na tra­di­cio­nal­men­te ha demos­tra­do su inte­rés por la ver­dad sin exa­ge­ra­cio­nes. Han desa­rro­lla­do un cul­to a la exac­ti­tud. Al igual que los chi­nos con­si­de­ran que la modes­tia es una vir­tud, ellos pien­san que en asun­tos serios no hay vir­tud si se exa­ge­ra o si se sub­es­ti­ma a otro pue­blo. Con­si­de­ran que no hay vir­tud en la arro­gan­cia, que no hay vir­tud en el opti­mis­mo ni en el pesi­mis­mo: sólo hay vir­tud en el rea­lis­mo y la exac­ti­tud. Por cul­tu­ra los chi­nos no gus­tan de exa­ge­rar en nin­gún sen­ti­do, sino sim­ple­men­te tra­tan de bus­car la ver­dad lo más exac­ta posible.

La res­pon­sa­bi­li­dad de ave­ri­guar y decir la verdad

La situa­ción glo­bal plan­tea una impor­tan­te res­pon­sa­bi­li­dad para aque­llos que viven fue­ra de Chi­na. No me gus­ta el tér­mino inte­li­gen­tsia, ya que impli­ca que los que se encuen­tran en un deter­mi­na­do estra­to social pien­san más que los demás, pero ave­ri­guar y con­fir­mar la ver­dad es sin duda una labor fun­da­men­tal del pen­sa­mien­to, del tra­ba­jo inte­lec­tual que debe rea­li­zar todo el mundo.

La reali­dad es que gran par­te de los gobier­nos y de los medios de comu­ni­ca­ción del Nor­te Glo­bal dedi­can sus ener­gías no a tra­tar de ave­ri­guar la ver­dad, sino a ocul­tar­la, lo cual no solo es un error des­co­mu­nal, sino que tie­ne con­se­cuen­cias extre­ma­da­men­te peligrosas.

Hoy se per­si­gue con saña a quie­nes des­cu­bren o hacen públi­ca la ver­dad. Esto se apli­ca no sólo a las men­ti­ras sobre Chi­na, sino a otras reve­la­cio­nes de la reali­dad. Pode­mos tomar como un caso demos­tra­ti­vo, el de Daniel Ells­berg, que aca­ba de morir. Ells­berg fue acu­sa­do de espio­na­je por reve­lar en los Pape­les del Pen­tá­gono la ver­dad sobre la polí­ti­ca esta­dou­ni­den­se en Viet­nam. Otro caso rele­van­te es el de Julian Assan­ge, ame­na­za­do con cade­na per­pe­tua por reve­lar la ver­dad sobre los crí­me­nes de gue­rra de Esta­dos Uni­dos. Estos, y otros ana­lis­tas y escri­to­res, son per­so­nas que hacen el ver­da­de­ro tra­ba­jo «inte­lec­tual» en Occidente.

Desa­rro­llo económico

En ter­cer lugar, hay un gru­po mucho más redu­ci­do, que está rela­cio­na­do con un acon­te­ci­mien­to cla­ve para la huma­ni­dad y que revis­te espe­cial impor­tan­cia para mi per­so­na: los economistas.

De todas las eco­no­mías de la his­to­ria, la de Chi­na es, con dife­ren­cia, la que más rápi­da­men­te cre­ce y la que más rápi­da­men­te mejo­ra la vida de su pobla­ción. Siguien­do el méto­do de la cien­cia, como dicen en Chi­na, «hay que bus­car la ver­dad a par­tir de los hechos». Dedu­ci­mos, por tan­to, que apren­der las razo­nes de este éxi­to (sin inten­tar, por supues­to, copiar­lo mecá­ni­ca­men­te ) es una tarea cru­cial para los eco­no­mis­tas y, espe­cial­men­te urgen­te para los paí­ses en desarrollo.

Como siem­pre, los más exi­to­sos son los más quie­ran apren­der. En cam­bio, hoy nos encon­tra­mos con la extra­ña situa­ción que los eco­no­mis­tas occi­den­ta­les inten­tan con­ven­cer­nos que la eco­no­mía de más éxi­to del mun­do, Chi­na, está hacien­do las cosas mal y que debe­ría cam­biar y pare­cer­se más a las eco­no­mías con menos éxito.

Tan­to las revis­tas aca­dé­mi­cas como los medios de comu­ni­ca­ción supues­ta­men­te serios, como el Eco­no­mist, Finan­cial Times y Wall Street Jour­nal están reple­tos de afir­ma­cio­nes que son obje­ti­va­men­te inexac­tas y de aná­li­sis que fra­ca­san por com­ple­to a la hora de pre­de­cir ten­den­cias obje­ti­vas. Es cier­to que los medios de comu­ni­ca­ción de masas, dan opor­tu­ni­da­des de ganar dine­ro (este autor duran­te muchos años obtu­vo ingre­sos pro­por­cio­nan­do infor­ma­ción eco­nó­mi­ca pre­ci­sa a los medios occi­den­ta­les), pero esto no alte­ra un asun­to muy gra­ve: el daño que esos medios hacen a los paí­ses en desa­rro­llo pro­por­cio­nan­do infor­ma­ción inexac­ta tie­ne un obje­ti­vo: obs­ta­cu­li­zar las polí­ti­cas que per­mi­tan desa­rro­llar sus eco­no­mías de mane­ra inde­pen­dien­te y crear fal­sas infor­ma­cio­nes res­pec­to a la situa­ción en Chi­na. Por lo tan­to, es nece­sa­rio con­tra­rres­tar ese com­por­ta­mien­to con infor­ma­ción pre­ci­sa y verdadera.

Socia­lis­tas en dife­ren­tes par­tes del mundo

Chi­na ha demos­tra­do que vivi­mos en un mun­do en el que, en una sola vida, la pobla­ción de un país muy pobre del mun­do pue­de avan­zar has­ta tener las ven­ta­jas de una eco­no­mía de altos ingre­sos, inde­pen­den­cia nacio­nal y dig­ni­dad, el sue­ño de todo Esta­do en desa­rro­llo. Por lo tan­to, los socia­lis­tas no tie­nen que esgri­mir argu­men­tos pura­men­te teó­ri­cos; pue­den seña­lar lo que ya ha con­se­gui­do una quin­ta par­te de la pobla­ción mundial.

A esca­la mun­dial, que­dó cla­ro que en el pasa­do siglo fue­ron los paí­ses socia­lis­tas y el Sur Glo­bal los que han impul­sa­do los avan­ces pro­gre­sis­tas. La res­pon­sa­bi­li­dad de los retro­ce­sos en el bien­es­tar y en dere­chos se debe exclu­si­va­men­te a los paí­ses impe­ria­lis­tas, o del Nor­te Glo­bal, como los lla­man ahora.

Si echa­mos un vis­ta­zo al siglo pasa­do, la cla­se obre­ra del Nor­te Glo­bal no con­si­guió dete­ner el fas­cis­mo euro­peo, quien real­men­te derro­tó al nazi-fas­cis­mo fue la Unión Sovié­ti­ca y su Par­ti­do Comu­nis­ta. La revo­lu­ción socia­lis­ta en Chi­na fue el pri­mer gran paso de las fuer­zas pro­gre­sis­tas fina­li­za­da la Segun­da Gue­rra Mun­dial, un pode­ro­so y defi­ni­ti­vo empu­je en la lucha con­tra los impe­rios colo­nia­les y el impe­ria­lis­mo. La derro­ta de Esta­dos Uni­dos en Viet­nam, una vic­to­ria del pue­blo viet­na­mi­ta con­tó con el apo­yo incon­di­cio­nal de Chi­na, con­du­cien­do a un gran avan­ce de las fuer­zas pro­gre­sis­tas en el Nor­te Global.

Sin embar­go, sigue sin haber prue­bas que la cla­se obre­ra y otras fuer­zas pro­gre­sis­tas del Nor­te Glo­bal sean capa­ces por sí mis­mas de derro­tar, o inclu­so de resis­tir con éxi­to, los ata­ques de las cla­ses domi­nan­tes impe­ria­lis­tas, como demues­tran las suce­si­vas derro­tas de las fuer­zas pro­gre­sis­tas del Nor­te Global.

Solo, en par­tes del Sur Glo­bal, las fuer­zas pro­gre­sis­tas han sido capa­ces de avan­zar. Estos avan­ces de las fuer­zas del Sur Glo­bal debe­rían con­tri­buir al desa­rro­llo de las fuer­zas pro­gre­sis­tas en el Nor­te Glo­bal. De esto se des­pren­de una con­clu­sión prác­ti­ca: una de las tareas más impor­tan­tes de las fuer­zas del Nor­te Glo­bal es impe­dir que sus cla­ses domi­nan­tes ata­quen a los paí­ses socia­lis­tas, en par­ti­cu­lar a Chi­na y al Sur Global.

Deba­te socia­lis­ta en el Nor­te Global

Las reali­da­des des­cri­tas deter­mi­nan que no solo hay ten­den­cias posi­ti­vas y aná­li­sis acer­ta­dos, sino que tam­bién, hay retro­ce­sos y con­fu­sión. Estos pro­ce­sos vie­nen deter­mi­na­dos pre­ci­sa­men­te por la rela­ción de fuer­zas a esca­la mundial.

Para enten­der que pasa con la izquier­da en los paí­ses impe­ria­lis­tas pode­mos tomar como ejem­plo la tra­yec­to­ria de las dos revis­tas socia­lis­tas más cono­ci­das en el Nor­te Glo­bal: la bri­tá­ni­ca New Left Review (NLR) y la esta­dou­ni­den­se Monthly Review (MR). Su dife­ren­cia­ción está inse­pa­ra­ble­men­te liga­da a la for­ma en que se rela­cio­nan con Chi­na y el Sur Global.

Uno de los edi­to­res de la bri­tá­ni­ca NLR dedi­có un libro suyo a Rusia y a Boris Yel­tsin, el hom­bre que lide­ró la res­tau­ra­ción del capi­ta­lis­mo en la Unión Sovié­ti­ca. A par­tir de ahí, NLR ha abier­to sus pági­nas a los comen­ta­rios a Vic­tor Shih (de ascen­den­cia chi­na pero pro­ca­pi­ta­lis­ta) y a Joshua Wong, líder de las fuer­zas anti­co­mu­nis­tas de Hong Kong vin­cu­la­do a los sepa­ra­tis­tas de Tai­wán. La revis­ta NLR está come­tien­do la mis­ma inca­pa­ci­dad occi­den­tal para com­pren­der a Chi­na, y al final se ha colo­ca­do en el ban­do equi­vo­ca­do, apo­yan­do a las fuer­zas que lide­ra­ron la res­tau­ra­ción del capi­ta­lis­mo en la Unión Soviética.

En agu­do con­tras­te está MR. En déca­das ante­rio­res, esta revis­ta desem­pe­ñó un papel cla­ve en dar a cono­cer al gran públi­co el desa­rro­llo de Chi­na, así como la revo­lu­ción cuba­na y otras muchas luchas sig­ni­fi­ca­ti­vas. Hoy, MR es uno de las prin­ci­pa­les revis­tas inde­pen­dien­tes en inglés que ana­li­zan seria­men­te Chi­na. Sus colum­nas tam­bién inclu­yen fre­cuen­tes aná­li­sis del Sur Glo­bal des­de el Ins­ti­tu­to Tri­con­ti­nen­tal de Inves­ti­ga­ción Social, una orga­ni­za­ción que se ha con­ver­ti­do en el Cen­tro Inter­na­cio­nal más influ­yen­te en expli­car sis­te­má­ti­ca­men­te las ten­den­cias y pro­ce­sos pro­gre­sis­tas en el Sur Glo­bal. La Tri­con­ti­nen­tal, tie­ne un edi­ción en inglés del medio chino «Wenhua Zongheng», man­te­nien­do un diá­lo­go per­ma­nen­te con las fuer­zas pro­so­cia­lis­tas de China.

El rol que jue­gan la Chi­na socia­lis­ta es aho­ra reco­no­ci­do en el Sur Glo­bal, como lo indi­can las nume­ro­sas decla­ra­cio­nes de líde­res polí­ti­cos de los paí­ses en desa­rro­llo. Tam­bién es el nexo de unión con las corrien­tes más avan­za­das del Nor­te Glo­bal. En resu­men, la rela­ción con el socia­lis­mo de Chi­na está remo­de­lan­do las ten­den­cias pro­gre­sis­tas a esca­la mun­dial, un resul­ta­do que no con­tra­di­ce , sino que ali­men­ta la rege­ne­ra­ción nacio­nal de China.

Nota per­so­nal

Por últi­mo, en el con­tex­to de estos sig­ni­fi­ca­ti­vos acon­te­ci­mien­tos ¿cómo debe situar­se un indi­vi­duo? Esta es una nota y una obser­va­ción pura­men­te per­so­nal pues cada ser humano, sin excep­ción, tie­ne sus pro­pios pen­sa­mien­tos y no reco­no­cer­los es no abor­dar la reali­dad personal.

Pue­do expli­car mis refle­xio­nes per­so­na­les de la siguien­te mane­ra. Hay dos luga­res en el mun­do, de aque­llos en los que he esta­do, en los que siem­pre que las visi­tó no pue­do con­tro­lar mis emo­cio­nes. El pri­me­ro es el Monu­men­to a los Héroes del Pue­blo, en Pekín, por­que sé que ese monu­men­to es un home­na­je a dece­nas de millo­nes de chi­nos que die­ron su vida para sacar a su país del «siglo de humi­lla­ción» La segun­da es la Tum­ba del Sol­da­do Des­co­no­ci­do en Mos­cú, por­que sé que ese lugar está des­ti­na­do a home­na­jear a los vein­ti­sie­te millo­nes de sovié­ti­cos murie­ron no solo para sal­var a su pro­pio país y al socia­lis­mo, sino para libe­rar a toda Euro­pa del nazismo.

Debo decir, ade­más, que hay una cos­tum­bre rusa que admi­ro mucho: el día de su boda, las pare­jas van al monu­men­to con­me­mo­ra­ti­vo de la gue­rra a depo­si­tar flo­res. Esto sig­ni­fi­ca sim­bó­li­ca­men­te: «Nues­tra feli­ci­dad de hoy solo es posi­ble gra­cias a lo que hicie­ron los sol­da­dos y los par­ti­sa­nos para que nues­tro pue­blo pudie­ra tener futu­ro. Por eso, en este momen­to de feli­ci­dad que­re­mos vin­cu­lar nues­tra ale­gría con los com­ba­tien­tes sovié­ti­cos que hicie­ron posi­ble la liber­tad de la patria.

Nadie eli­ge don­de nace. Lo úni­co que pue­de hacer es dar lo mejor de sí en cual­quier situa­ción en la que se encuen­tre. Muchas dece­nas de millo­nes de per­so­nas han paga­do con su vida para que la huma­ni­dad pudie­ra avan­zar. En los últi­mos cien años, la inmen­sa mayo­ría de estos lucha­do­res han vivi­do en Chi­na y en la anti­gua Unión Sovié­ti­ca. Hoy, con increí­ble sufri­mien­to y heroís­mo el pue­blo chino, creó un Par­ti­do Comu­nis­ta y lue­go un Esta­do que ha con­quis­ta­do una vic­to­ria gigan­tes­ca, no solo para el pue­blo chino, sino para toda la humanidad.

Lo que hoy se pide a cual­quier per­so­na en Occi­den­te es casi tri­vial en com­pa­ra­ción con esta cer­ca­na his­to­ria. Que­re­mos sim­ple­men­te que luchen por la ver­dad, que la gen­te sepa la ver­dad. Eso es lo que inten­to hacer: ana­li­zar con la mayor pre­ci­sión posi­ble las razo­nes del éxi­to de Chi­na y con­tár­se­lo a tan­ta gen­te me fue­ra posi­ble. Si he con­tri­bui­do en algo a com­pren­der a Chi­na y sus logros, me sien­to muy satisfecho.

Solo ten­go una frus­tra­ción. Una de las cues­tio­nes impor­tan­tes que tie­ne un par­ti­do comu­nis­ta es que no solo tie­ne líde­res, sino que cual­quie­ra per­so­na hones­ta pue­de unir­se a él. El pue­blo chino los hace cons­tan­te­men­te para for­ta­le­cer su orga­ni­za­ción, pero, legal­men­te, solo un ciu­da­dano chino pue­de ser miem­bro del PCCh. Eso sig­ni­fi­ca que no solo en el fon­do, sino tam­bién for­mal­men­te, las opi­nio­nes que expre­so aquí son solo mías, y no las del PCCh. Pero no quie­ro ocul­tar que, si cum­pli­ra con los cri­te­rios lega­les, soli­ci­ta­ría mi ingre­so al PCCh.

Sin embar­go, estoy total­men­te de acuer­do con la nor­ma de que solo un ciu­da­dano chino pue­da ser miem­bro del PCCh. ¿Enton­ces? ¡Ten­dré que con­for­mar­me con el segun­do puesto!

John Ross, es pro­fe­sor del Ins­ti­tu­to Chong­yang de Estu­dios Finan­cie­ros de la Uni­ver­si­dad Ren­min de China

3 de julio de 2023

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