Res­pues­ta de Inurri Gorria al tex­to «OTAN y opre­sión nacional»

OTAN y opre­sión nacio­nal de Petri Reka­ba­rren, publi­ca­do por @boltxe, me pare­ce un tex­to muy intere­san­te por­que plan­tea unas cla­ves ana­lí­ti­cas y polí­ti­cas fun­da­men­ta­les para enten­der la ofen­si­va de la OTAN y con­tra­po­ner una estra­te­gia inter­na­cio­na­lis­ta: https://​www​.boltxe​.eus/​2​0​2​2​/​0​5​/​2​5​/​o​t​a​n​-​y​-​o​p​r​e​s​i​o​n​-​n​a​c​i​o​n​al/

Sobre todo da en el cla­vo al plan­tar la crí­ti­ca a las social­de­mo­cra­cias (cen­tra­lis­tas y auto­no­mis­tas) y el papel de las nacio­nes opri­mi­das den­tro de la nue­va ofen­si­va impe­ria­lis­ta –una cues­tión que me pare­ce que se sigue (¿cons­cien­te­men­te?) igno­ran­do, a pesar de la cen­tra­li­dad que ha adqui­ri­do gra­cias a la lucha de Donbass.

Como es un tex­to que quie­re encen­der el deba­te y el aná­li­sis polí­ti­co, más que sub­ra­yar los acier­tos del tex­to (que son muchos), voy a plan­tear un par de críticas/​aportaciones, para seguir y ali­men­tar el debate.

1. Me pare­ce pro­ble­má­ti­co el uso que en el tex­to se hace de la cate­go­ría «socie­dad civil», tan­to a nivel ana­lí­ti­co como polí­ti­co: vol­vien­do a Lenin, este, en su teo­ría del impe­ria­lis­mo, plan­tea­ba la aris­to­cra­cia obre­ra como capa de la cla­se tra­ba­ja­do­ra sobor­na­da por la bur­gue­sía, cuyo opor­tu­nis­mo per­mi­tía legi­ti­mar el impe­ria­lis­mo y la sobre-explo­ta­ción de las peri­fe­rias. Hoy sin duda hay que estu­diar la evo­lu­ción del impe­ria­lis­mo (y los efec­tos ideo­ló­gi­cos del «inno­va­dor» impe­ria­lis­mo cul­tu­ral yan­kee) para bus­car las carac­te­rís­ti­cas de este soborno más allá de una cate­go­ri­za­ción eco­nó­mi­ca –yen­do más allá de cate­go­rías ancla­das a la com­po­si­ción téc­ni­ca, que tie­nen el ries­go de hacer­nos caer en lec­tu­ras eco­no­mi­cis­tas. Pero no creo que la cate­go­ría de socie­dad civil nos ayu­de a ello, ni en lo ana­lí­ti­co ni en lo político.

Por­que, al menos, la cate­go­ría de «aris­to­cra­cia obre­ra opor­tu­nis­ta» nos daba unas cla­ves polí­ti­cas para rom­per este meca­nis­mo de soborno –en tér­mi­nos de con­cien­cia y recom­po­si­ción de cla­se o, en los pue­blos opri­mi­dos, en tér­mi­nos de lucha de libe­ra­ción nacio­nal y social.

Mien­tras «socie­dad civil» –sien­do una cate­go­ría pri­va­da de toda deter­mi­na­ción eco­nó­mi­ca y pura com­po­si­ción polí­ti­ca (igual que la cate­go­ría de «cla­se media»)– mis­ti­fi­ca las con­tra­dic­cio­nes pre­sen­tes den­tro de ella y cie­rra la posi­bi­li­dad de bus­car sal­tos cua­li­ta­ti­vos en tér­mi­nos de cla­se o de con­cien­cia nacional.

2. La segun­da no es una crí­ti­ca, sino una problematización/​aportación que creo que es nece­sa­ria (aun­que vaya más allá de las pre­ten­sio­nes del tex­to): se plan­tea que la actual es «una gue­rra defen­si­va de Rusia para apo­yar la inde­pen­den­cia popu­lar del Donbass».

Aún estan­do de acuer­do con la for­ma de bai­pa­sear el deba­te sobre si Rusia es impe­ria­lis­ta y tam­bién con la afir­ma­ción del carác­ter defen­si­vo de la inter­ven­ción rusa, creo que habría que pro­ble­ma­ti­zar un poco la cues­tión: si lo mira­mos des­de una pers­pec­ti­va de lucha de libe­ra­ción nacio­nal y social, en el caso con­cre­to de Don­bass, Rusia es un fun­da­men­tal alia­do tác­ti­co (sine qua non), pero será segu­ra­men­te un enemi­go estra­té­gi­co. Por­que la gue­rra de Rusia es sin duda defen­si­va, pero lo que se defien­de es, por un lado, la sobe­ra­nía de la pro­pia Rusia y su «espa­cio de influen­cia» fren­te a la agre­sión OTA­Nis­ta y, por otro lado, los intere­ses eco­nó­mi­cos y polí­ti­cos de la bur­gue­sía rusa. Rusia no defien­de la «inde­pen­den­cia popu­lar del Don­bass», sim­ple­men­te por­que una inde­pen­den­cia de este tipo (nacio­nal y de cla­se) iría en con­tra de los intere­ses de la bur­gue­sía rusa. No es casual que has­ta aho­ra (y duran­te 8 años) Rusia haya sacri­fi­ca­do los intere­ses del Don­bass en nom­bre de los equi­li­brios geo­po­lí­ti­cos y, no ten­go dudas, esta­rá dis­pues­ta a vol­ver a sacri­fi­car­los en nom­bre de una nue­va repar­ti­ción de esa zona por par­te de la bur­gue­sía internacional.

En este sen­ti­do creo que habría que plan­tear la cues­tión de la lucha anti-OTAN en el fren­te Orien­tal en tér­mi­nos de con­tra­dic­ción: hoy en día es nece­sa­rio un fren­te de auto­de­fen­sa común anti-OTAN y, pues, la cla­se tra­ba­ja­do­ra de Don­bass y la bur­gue­sía rusa tie­nen unos intere­ses comu­nes (en el plano de la tác­ti­ca y de las con­tra­dic­cio­nes secundarias).

Pero maña­na, si se con­si­gue para­li­zar y derro­tar la ofen­si­va de la OTAN, esos intere­ses inter-cla­sis­tas deja­rán espa­cio a la con­tra­dic­ción cen­tral (capi­tal-tra­ba­jo), que ade­más en el caso de Rusia-Don­bass ten­drá su decli­na­ción en cla­ve nacio­nal (cho­vi­nis­mo y nacio­na­lis­mo ruso ver­sus libe­ra­ción nacio­nal y sobe­ra­nía del Don­bass). Y creo que esta cues­tión tras­cien­de el deba­te sobre Rusia-Don­bass y lle­ga al cen­tro de uno de los deba­tes de la izquier­da inter­na­cio­nal: el papel de Rusia y Chi­na en la lucha anti-impe­ria­lis­ta mun­dial y, en con­cre­to, en las luchas nacio­na­les y socia­les de los pue­blos oprimidos.

La cues­tión aquí es evi­tar posi­cio­nes inge­nuas e idea­lis­tas, que mar­can la dico­to­mía entre el «ni con la OTAN, ni con Rusia/​China» y el «Rusia y Chi­na son la van­guar­dia de la lucha anti-impe­ria­lis­ta». Las dos posi­cio­nes de poco sir­ven en tér­mi­nos de auto-orga­ni­za­ción de cla­se en pers­pec­ti­va estra­té­gi­ca. La cues­tión es mirar a la reali­dad de for­ma mate­ria­lis­ta y dia­léc­ti­ca y enten­der que (para­fra­sean­do algo que se decía mucho res­pec­to a la inde­pen­den­cia de Eus­kal Herria) «no vamos a hacer la revo­lu­ción socia­lis­ta mun­dial con Rusia y Chi­na, pero no pode­mos hacer la revo­lu­ción socia­lis­ta mun­dial sin Rusia y China».

Esto quie­re decir que hay que apo­yar a Rusia y Chi­na con­tra la OTAN, por­que, esen­cial­men­te, al pro­le­ta­ria­do inter­na­cio­nal y a los pue­blos opri­mi­dos del mun­do la pro­fun­di­za­ción de las con­tra­dic­cio­nes inter-bur­gue­ses nos vie­ne bien, sien­do una con­di­ción de posi­bi­li­dad para nues­tra re-orga­ni­za­ción; por­que un fren­te bur­gués e impe­ria­lis­ta divi­di­do (el mun­do mul­ti-polar) nos da más posi­bi­li­da­des de acción que EL mun­do bur­gués e impe­ria­lis­ta (el capi­ta­lis­mo glo­bal yan­kee). Pero esto no hace que Chi­na y Rusia se con­vier­tan en alia­dos estra­té­gi­cos del pro­le­ta­ria­do inter­na­cio­nal y de las luchas de los pueblos.

«La URSS no era la van­guar­dia de nada, pero era la reta­guar­dia de todos», se decía res­pec­to a la fase de los movi­mien­tos de libe­ra­ción de los 60 – 80. Hay que tra­du­cir esto hoy en día: «Rusia y Chi­na no son la van­guar­dia de nada. Pero pue­den ser la con­di­ción de posi­bi­li­dad de todo». Pero el suje­to que tie­ne que apro­ve­char esta con­di­ción de posi­bi­li­dad –en tér­mi­nos de auto-orga­ni­za­ción e inde­pen­den­cia polí­ti­ca– es el pro­le­ta­ria­do internacional.

No tener­lo cla­ro des­de hoy nos pue­de lle­var a erro­res ana­lí­ti­co y polí­ti­cos el día de mañana.

Inurri Gorria

1 de junio de 2022

Fuen­te: https://​twit​ter​.com/​T​x​i​n​d​u​r​r​i​G​/​s​t​a​t​u​s​/​1​5​3​2​0​1​8​6​6​7​7​9​7​5​9​0​018

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