Anda­lu­cía, “cam­bio de mode­lo pro­duc­ti­vo” y sobe­ra­nía nacio­nal – ARBOREÁ Andaluza

Autor: Anto­nio Torres

Ima­gen: pega­ti­na del Fren­te Anda­luz de Libe­ra­ción (F.A.L.)

Este 4 de Diciem­bre pasa­do ha oli­do a elec­cio­nes y así ha que­da­do de mani­fies­to en los dife­ren­tes actos orga­ni­za­dos por las dife­ren­tes orga­ni­za­cio­nes que se recla­man del sobe­ra­nis­mo y el anda­lu­cis­mo. La legis­la­tu­ra que se inau­gu­ró en diciem­bre de 2018 con la suma de las tres dere­chas nacio­na­lis­tas espa­ño­las para alcan­zar el gobierno de la Jun­ta de Anda­lu­cía va tocan­do a su fin, con una abu­rri­da y pesa­da pro­ce­sión de opor­tu­nis­mo, cálcu­los elec­to­ra­les y ela­bo­ra­ción crea­ti­va de rela­tos. Pero si que hay una cues­tión cuan­to menos curio­sa: sin que sir­va de pre­ce­den­te, el neo­fas­cis­mo de Vox no andan muy des­en­ca­mi­na­do cuan­do acu­sa al PP y al pro­pio Moreno Boni­lla de no haber traí­do el “cam­bio”; tie­nen razón por­que, sin entrar en mati­ces y acla­ra­cio­nes o en por qué Vox real­men­te hace esta ase­ve­ra­ción, en líneas gene­ra­les el PP no ha hecho más que con­ti­nuar la ruta por cami­nos ya mar­ca­dos y seña­la­dos por el PSOE andaluz.

Esta últi­ma cues­tión nos pue­de ya remi­tir a cues­tio­nes de más cala­do que supe­ran el estre­cho mar­co de la mate­má­ti­ca elec­to­ral y los con­si­guien­tes rela­tos. Que PP, Ciu­da­da­nos, Vox y, por abs­ten­ción, el PSOE hayan apro­ba­do la Ley de Impul­so para la Sos­te­ni­bi­li­dad del Terri­to­rio, cono­ci­da como LISTA, nos debe­ría de ser­vir para no dejar­nos dis­traer por ese cule­brón pesa­do y monó­tono de lo elec­to­ral y cen­trar­nos real­men­te en qué Anda­lu­cía están cons­tru­yen­do los dife­ren­tes par­ti­dos del régi­men post­fran­quis­ta espa­ñol y qué debe­ría­mos hacer, en pri­mer lugar para evi­tar­lo, y en segun­do lugar para cons­truir otra Anda­lu­cía. La polí­ti­ca es eso y no otra cosa, qué rela­cio­nes de poder exis­ten real­men­te y cómo actuar en consecuencia.

Sin entrar a un aná­li­sis por­me­no­ri­za­do de la LISTA, es nece­sa­rio seña­lar que bajo la excu­sa de eli­mi­nar tra­bas admi­nis­tra­ti­vas y buro­crá­ti­cas y ani­mar así la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca y la “crea­ción de empleo” en Anda­lu­cía, lo que real­men­te se bus­ca es inci­dir, aún más y por si fue­ra poco, en un mode­lo de “desa­rro­llo” basa­do en la cons­truc­ción, o más bien, en un urba­nis­mo sal­va­je y la espe­cu­la­ción. A lo que PP, Ciu­da­da­nos, Vox y PSOE lla­man “eli­mi­nar tra­bas admi­nis­tra­ti­vas y buro­crá­ti­cas” debe­mos enten­der­lo como el blo­queo a toda ini­cia­ti­va de par­ti­ci­pa­ción demo­crá­ti­ca en el dise­ño urbano de nues­tros muni­ci­pios y como la entro­ni­za­ción de la opa­ci­dad, la oscu­ri­dad y los male­ti­nes en la ges­tión urba­nís­ti­ca, aun­que si lo pen­sa­mos bien con la LISTA en muchos casos no harían fal­ta ni maletines.

Cuan­do nos hablan de ani­mar y faci­li­tar la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca o de eli­mi­nar tra­bas buro­crá­ti­cas, no lo duden, de lo que se tra­ta es de ence­rrar­nos, aún más, en un mode­lo de “desa­rro­llo” fra­ca­sa­do, inca­paz de crear de empleo y, ojo, cuan­do lo hace es pre­ca­rio y a bajo cos­te. Solo así pode­mos enten­der el pre­go­na­do éxi­to de la pro­vin­cia de Mála­ga y su súper espe­cia­li­za­ción en turis­mo, hos­te­le­ría y cons­truc­ción; según el Minis­te­rio de Hacien­da y Fun­ción Públi­ca en su infor­me Mer­ca­do de Tra­ba­jo y Pen­sio­nes en las Fuen­tes Tri­bu­ta­rias, el sala­rio medio anual de la pro­vin­cia (16.946 euros) era uno de los más bajos de todo el Esta­do espa­ñol en 2020, en el pues­to 37 de 48 pro­vin­cias, situán­do­se un 17% por deba­jo de la media esta­tal; pero no nos que­de­mos en esos datos en bru­to, ya que ese mis­mo infor­me con­fir­ma nues­tras intui­cio­nes: los suel­dos más bajos se situa­ban en el sec­tor turís­ti­co y en la agri­cul­tu­ra. Ni que decir tie­ne que en ese ran­king, Mála­ga solo supe­ra­ba a otras pro­vin­cias anda­lu­zas como Jaén, con el suel­do medio más bajo del Esta­do (14.230 euros), Huel­va, Gra­na­da, Cádiz y Alme­ría, u a otras pro­vin­cias del res­to del Esta­do espa­ñol don­de o bien pre­do­mi­na el turis­mo, como Tene­ri­fe, Las Pal­mas o Ali­can­te, o bien la agri­cul­tu­ra, como Cáce­res y Bada­joz. Como colo­fón, muni­ci­pios “modé­li­cos” como Mar­be­lla, Mijas, Fuen­gi­ro­la, Este­po­na o Torre­mo­li­nos se situa­ban, según el INE, a la cola en ren­ta media por habi­tan­te de todo el Esta­do espa­ñol, con ren­tas medias infe­rio­res a los 10.000 euros, menos Torre­mo­li­nos con 10.487 euros.

A todo esto debe­mos unir dos cues­tio­nes de actua­li­dad pero que tie­nen un lar­go reco­rri­do y nos remi­ten igual­men­te a cues­tio­nes de fon­do. La pri­me­ra, como no, tie­ne que ver con la pasa­da huel­ga del metal en la pro­vin­cia de Cádiz; la segun­da tie­ne que ver con los pro­ble­mas de sequía y cómo está afec­tan­do al cam­po anda­luz. Sobre la huel­ga del metal en Cádiz, más allá de las más que legí­ti­mas rei­vin­di­ca­cio­nes obre­ras más inme­dia­tas, la repre­sión del Gobierno espa­ñol , e inclu­so más allá de lo real­men­te con­se­gui­do, nos encon­tra­mos con dos ele­men­tos de fon­do a tener en cuen­ta y poco –o nada- ana­li­za­dos: uno, que se tra­ta de una lucha por rei­vin­di­car dere­chos y avan­zar en los mis­mos en un con­tex­to de espi­ral infla­cio­nis­ta; lo otro, qué indus­tria que­re­mos o nece­si­ta­mos en la pers­pec­ti­va de una sobe­ra­nía nacio­nal anda­lu­za como ins­tru­men­to para la cons­truc­ción socia­lis­ta y de una eco­no­mía capi­ta­lis­ta en fase impe­ria­lis­ta inter­na­cio­na­li­za­da en la que nos encon­tra­mos una fábri­ca glo­bal, con des­lo­ca­li­za­cio­nes o par­cia­li­za­ción de pro­ce­sos pro­duc­ti­vos. En cuan­to al cam­po anda­luz, a su ya carác­ter expor­ta­dor de mate­ria pri­ma y esca­sa capa­ci­dad de ela­bo­ra­ción y de crea­ción de valor aña­di­do, se cier­ne un gra­ve pro­ble­ma de sequía, si bien, las sequías han sido recu­rren­tes, lo nove­do­so aho­ra se da en la pro­li­fe­ra­ción de cul­ti­vos o méto­dos que sobre explo­tan el agua; la cuen­ca del Gua­dal­qui­vir entró el pasa­do mes de noviem­bre ofi­cial­men­te en sequía, afec­tan­do a más de 4 millo­nes de per­so­nas; por su par­te, el cul­ti­vo de man­go y agua­ca­tes en la Axar­quía (Mála­ga) está lle­van­do a la comar­ca a unos lími­tes que solo pue­den ser cali­fi­ca­dos como peli­gro­sos, el pasa­do octu­bre el pan­tano de la Viñue­la, que abas­te­ce a la comar­ca, se encon­tra­ba al 28% de su capa­ci­dad, mien­tras el terreno cul­ti­va­do con estas espe­cies es de casi 13 mil hec­tá­reas y pre­ci­sa, según los estu­dios, de unos 5.866 metros cúbi­cos al año. Tam­bién podría­mos hablar de la situa­ción en Huel­va con los fru­tos rojos y la sobre explo­ta­ción de Doña­na o en Alme­ría. El caso es que es fácil­men­te cons­ta­ta­ble la invia­bi­li­dad de la Anda­lu­cía tal como la cono­ce­mos y se ha veni­do desa­rro­llan­do. Se hace evi­den­te que la inser­ción de Anda­lu­cía en la inter­na­cio­na­li­za­ción de la eco­no­mía, su papel his­tó­ri­co en el con­tex­to espa­ñol y la fal­ta de ins­tru­men­tos polí­ti­cos para un desa­rro­llo acor­de a la gran mayo­ría de la pobla­ción están lle­gan­do a un lími­te, en eso, segu­ra­men­te, la mayo­ría de quie­nes se defi­nen anda­lu­cis­tas y de izquier­das pue­den estar de acuer­do, pero aquí empie­zan los problemas.

Cam­biar el “mode­lo pro­duc­ti­vo” es el nue­vo man­tra, se repi­te una y otra vez, se repi­te tan­to que muchas veces no sabe­mos ya a qué se quie­re refe­rir. El “cam­bio de mode­lo pro­duc­ti­vo” corre el ries­go de fosi­li­zar­se como sig­ni­fi­can­te vacío en pro­gra­mas elec­to­ra­les que nadie lee, como eso de “inver­tir en I+D+i”, ¡nin­gún pro­gra­ma de cual­quier opción elec­to­ral –da igual- sin que apa­rez­ca un “inver­tir en I+D+i”!

Efec­ti­va­men­te, hay que cam­biar el “mode­lo pro­duc­ti­vo”,¿ pero cómo un país como Anda­lu­cía, peri­fé­ri­co, mar­gi­nal y colo­ni­za­do pue­de “cam­biar el mode­lo pro­duc­ti­vo”?, ¿vale el Esta­tu­to de Auto­no­mía?, ¿vale la Cons­ti­tu­ción espa­ño­la?, ¿vale la Unión Euro­pea y el euro? Es aquí, insis­to, don­de empie­zan los problemas.

Veni­mos del desa­rro­llo sin lími­tes de un desa­rro­llis­mo –val­ga la redun­dan­cia- naci­do en la épo­ca de la Tran­si­ción, en el siglo pasa­do, y com­par­ti­do, por supues­to con mati­ces, por los tres gran­des par­ti­dos obre­ros y del pue­blo tra­ba­ja­dor de ese momen­to en Anda­lu­cía: PSOE, PCE y PSA; un desa­rro­llis­mo que enten­día que el pro­gre­so de Anda­lu­cía iba a venir de imi­tar a las eco­no­mías capi­ta­lis­tas de “éxi­to” den­tro del con­tex­to espa­ñol o euro­peo. La qui­me­ra desa­rro­llis­ta no era otra cosa que con­ver­tir­nos en toda­vía más depen­dien­tes y peri­fé­ri­cos de esas eco­no­mías de “éxi­to”. De hecho, el gobierno de PP y Ciu­da­da­nos ha con­ti­nua­do la mis­ma sen­da, inclu­so cuan­do era nece­sa­rio, ape­lan­do al “sen­ti­mien­to andalucista”.

Den­tro de la actual coyun­tu­ra, ha naci­do un nue­vo actor polí­ti­co, Anda­lu­ces Levan­taos, que vuel­ve, otra vez, a ape­lar al vie­jo un regio­na­lis­mo desa­rro­llis­ta, enmar­ca­do en el actual Esta­tu­to, la Cons­ti­tu­ción monár­qui­ca y la Unión Euro­pea, pero teñi­do de ver­de (eco­lo­gis­ta) y mora­do (femi­nis­ta), acor­de con una supues­ta actua­li­za­ción de los valo­res polí­ti­cos de “la izquier­da”. Por su par­te, Ade­lan­te Anda­lu­cía nada entre el sobe­ra­nis­mo y el vie­jo regio­na­lis­mo desa­rro­llis­ta, mez­clan­do dis­cur­sos con­tra­dic­to­rios que se superponen.

El regio­na­lis­mo desa­rro­llis­ta argu­men­ta que el “pro­ble­ma anda­luz” se solu­cio­na­ría sobre dos ejes: a) con mayo­res inver­sio­nes del Esta­do, espe­cial­men­te en infra­es­truc­tu­ras, b) tenien­do “voz” en el par­la­men­to de Madrid, siguien­do la este­la de ERC, por ejem­plo. La arqui­tec­tu­ra ins­ti­tu­cio­nal o bien que­da­ría tal y como está o si aca­so se imple­men­ta­rían refor­mas de cor­te cos­mé­ti­co, sim­bó­li­cas o de reco­no­ci­mien­to. Estos dos ejes se topan con un gran pro­ble­ma: el hecho de que la mar­gi­na­li­dad, la situa­ción peri­fé­ri­ca o la subal­ter­ni­dad no es fru­to ni de la mala suer­te ni nos ha caí­do del cie­lo como una mal­di­ción divi­na, sino que res­pon­de a cómo Anda­lu­cía se ha inser­ta­do en el Esta­do espa­ñol y es, por tan­to, estruc­tu­ral; una situa­ción de la cual se bene­fi­cian tan­to la gran oli­gar­quía espa­ño­la, como impor­tan­tes sec­to­res de la bur­gue­sía en Anda­lu­cía, como por supues­to, impor­tan­tes acto­res capi­ta­lis­tas impe­ria­lis­tas glo­ba­les, por lo tan­to, si el Esta­do espa­ñol post­fran­quis­ta son un con­jun­to de ins­ti­tu­cio­nes fun­cio­na­les a esos acto­res y a sus intere­ses, toda inver­sión en Anda­lu­cía será para bene­fi­cio de esos actores.

¿Qué supo­ne enton­ces esa con­di­ción estruc­tu­ral? Que todo cam­bio de mode­lo pro­duc­ti­vo tie­ne que encar­di­nar­se nece­sa­ria­men­te en una rup­tu­ra con esas estruc­tu­ras que nos ate­na­zan, nos opri­men y faci­li­tan nues­tra explo­ta­ción. Un cam­bio de mode­lo pro­duc­ti­vo en Anda­lu­cía supo­ne dis­po­ner de unos ins­tru­men­tos polí­ti­cos de los que no dis­po­ne­mos en el actual mar­co espa­ñol y euro­peo, es decir, sin una polí­ti­ca mone­ta­ria pro­pia, sin fis­ca­li­dad, ni sin una pla­ni­fi­ca­ción sobe­ra­na es mate­rial­men­te impo­si­ble cam­biar nada esen­cial­men­te. De igual for­ma, bus­car una vía de desa­rro­llo eco­nó­mi­co, social y cul­tu­ral, lle­va­ría con­si­go un cam­bio de para­dig­ma que rom­pie­ra con nues­tra inser­ción en la inter­na­cio­na­li­za­ción de la eco­no­mía capi­ta­lis­ta, por­que, de lo con­tra­rio, vol­ve­ría­mos a repe­tir de nue­vo nues­tro rol, por muchas ins­ti­tu­cio­nes sobe­ra­nas que ten­ga­mos, inclui­do un Esta­do inde­pen­dien­te. Todo sería pura for­ma­li­dad. Como con­clu­sión, la lucha por la auto­de­ter­mi­na­ción y la sobe­ra­nía nacio­nal anda­lu­za, como ver­da­de­ros ins­tru­men­tos polí­ti­cos, reales, solo pue­den ser­vir en este momen­to his­tó­ri­co para un cam­bio de para­dig­ma, el socia­lis­mo, como pro­ce­so no úni­ca­men­te de redis­tri­bu­ción de rique­zas, sino como pro­ce­so de poder obre­ro y popu­lar y pla­ni­fi­ca­ción demo­crá­ti­ca de la economía.

No hay ses­go sec­ta­rio ni dog­má­ti­co en lo que veni­mos expo­nien­do, cree­mos que todo inten­to de ridi­cu­li­zar lo que esta­mos expo­nien­do con argu­men­tos basa­dos en lo pasa­do de moda del mar­xis­mo para ana­li­zar el mun­do actual, en el “fra­ca­so sovié­ti­co”, en cues­tio­nes pere­gri­nas o en eti­que­tas que solo sir­ven para des­cri­bir pero no para desa­rro­llar una expli­ca­ción, solo pue­den ser­vir para tran­qui­li­zar con­cien­cias, pero no para asu­mir el reto com­pli­ca­do, difí­cil y has­ta peli­gro­so de “cam­biar el mode­lo pro­duc­ti­vo” has­ta sus últi­mas con­se­cuen­cias, por­que no olvi­den, habrá resis­ten­cia por par­te de quie­nes se bene­fi­cian de que Anda­lu­cía esté some­ti­da y mar­gi­na­da, no olvi­den que el Esta­do espa­ñol es miem­bro de la OTAN, ni las bases nor­te­ame­ri­ca­nas, ni todas las bases del Ejér­ci­to espa­ñol, no, no están de adorno ni for­man par­te de un deco­ra­do de película.

¿De todo lo expues­to ante­rior­men­te ha de dedu­cir­se que no son desea­bles reci­bir más inver­sio­nes del Esta­do ni “tener voz en Madrid”? EN ABSOLUTO QUE NO, así en mayús­cu­las. Por supues­to, hay que reca­bar inver­sio­nes en infra­es­truc­tu­ras y tener voz no solo en Madrid, sino don­de haga fal­ta, fal­ta­ría más, pero a con­di­ción de que se sea ple­na­men­te cons­cien­te de las muchas limi­ta­cio­nes y de que a lo máxi­mo que pode­mos lle­gar es a poner par­ches a la hemo­rra­gia. Por moti­vos his­tó­ri­cos, Anda­lu­cía ha lle­ga­do tar­de y sin bur­gue­sía nacio­nal orga­ni­za­da al pas­tel del repar­to, inten­tar emu­lar a las bur­gue­sías nacio­na­les vas­ca y cata­la­na no va a funcionar.

Por otro lado, ¿bas­ta­ría una mayo­ría par­la­men­ta­ria en el Par­la­men­to anda­luz para solu­cio­nar nues­tros pro­ble­mas? Sen­ti­mos res­pon­der con un no, y rotun­do. Tie­nen un ejem­plo cer­cano en Cata­lun­ya, una mayo­ría inde­pen­den­tis­ta en el par­la­men­to no ha ser­vi­do más allá de pro­cla­mar una repú­bli­ca sim­bó­li­ca, tam­po­co le valió a Syri­za en Gre­cia para dete­ner los pla­nes de saqueo y expo­lio de la Troi­ka ni al pro­pio gobierno “pro­gre­sis­ta” espa­ñol para al menos cum­plir con su pro­gra­ma. Con­fun­dir la hege­mo­nía grams­cia­na con mayo­rías par­la­men­ta­rias es uno de los gran­des pro­ble­mas polí­ti­cos que nos está dejan­do el pos­mo­der­nis­mo popu­lis­ta y que tie­ne sus raí­ces en el euro­co­mu­nis­mo ita­liano de los 70 y 80 del siglo pasa­do, per­mi­tan la iro­nía, pero así aca­bó el PCI… Y quien dice el PCI, dice el PCE o el PC francés.

De nue­vo, ¿quie­re esto decir que haya que recha­zar aspi­rar a una mayo­ría par­la­men­ta­ria? POR SUPUESTO QUE NO. Quie­re decir, sim­ple­men­te, que el par­la­men­to anda­luz, como par­te del entra­ma­do ins­ti­tu­cio­nal del régi­men post­fran­quis­ta espa­ñol está muti­la­do y pre­sen­ta una inca­pa­ci­dad intrín­se­ca para lle­var a cabo las trans­for­ma­cio­nes nece­sa­rias para con­se­guir el dicho­so “cam­bio de mode­lo productivo”.

Lle­ga­dos a este pun­to, ¿qué nos que­da? El pue­blo, nos que­da la cla­se obre­ra, nos que­da el con­jun­to del pue­blo tra­ba­ja­dor opri­mi­do, sin su orga­ni­za­ción y sin su lucha no hay nada. Toda ini­cia­ti­va polí­ti­ca que no pre­ten­da la cons­truc­ción de poder popu­lar y sus­ti­tu­ya la orga­ni­za­ción del pue­blo por las ins­ti­tu­cio­nes del régi­men esta­rá con­de­na­da al fra­ca­so. Esta cues­tión se com­pli­ca aún más si tene­mos en cuen­ta el gra­do de con­cien­cia nacio­nal y de cla­se del pue­blo anda­luz, pero no nos enga­ñe­mos, si la con­cien­cia es la que es, la res­pon­sa­bi­li­dad, en una par­te impor­tan­te, corres­pon­de al anda­lu­cis­mo de izquier­das polí­ti­co orga­ni­za­do. No hay rece­tas mági­cas, ni fór­mu­las magis­tra­les que nos ase­gu­ren el éxi­to, por tan­to, qui­zá por lo pri­me­ro que debe­ría­mos empe­zar es por expli­car esto mis­mo a nues­tro pue­blo: que lo que él no haga –con orga­ni­za­ción y lucha‑, no lo hará nadie. En un con­tex­to don­de la polí­ti­ca se ha con­ver­ti­do en una feria don­de se ven­de el cre­ce­pe­lo más bara­to y efec­ti­vo, decir esto es un acto de valentía.

Nos que­da­rían muchos cabos suel­to, dema­sia­dos, pero tam­po­co se pre­ten­de dejar hecho un lis­ta­do deta­lla­do de tareas pen­dien­tes a hacer. Pero, entre otras cues­tio­nes, si de ver­dad pre­ten­de­mos un “cam­bio de mode­lo pro­duc­ti­vo” sobe­rano y socia­lis­ta, nos que­da­ría: a) cómo afron­ta­mos de una mane­ra real la cues­tión del turis­mo , empe­zan­do al menos por algo fun­da­men­tal: que las ganan­cias reper­cu­tan en nues­tro país y pue­da ser­vir para gene­rar rique­za, aca­ban­do con el mode­lo de pre­ca­rie­dad y bajos sala­rios; b) cómo tran­si­ta­mos hacia un mode­lo al menos no tan con­ta­mi­nan­te como el actual, esta cues­tión es vital por muchos moti­vos, pero de momen­to habría que seña­lar que un decre­ci­mien­to que no hace una dis­cri­mi­na­ción de cla­se, como pre­ten­de cier­to pro­gre­sis­mo bur­gués, no pue­de ser el camino, por­que qui­zá el camino no sea el decre­ci­mien­to sino la pla­ni­fi­ca­ción; c) cómo afron­ta­mos una autén­ti­ca refor­ma agra­ria y levan­ta­mos una indus­tria trans­for­ma­do­ra; y d) por últi­mo, como inser­ta­mos nues­tros encla­ves indus­tria­les (Bahía de Cádiz, Cam­po de Gibral­tar, Huel­va, Sevi­lla, etc.) en una eco­no­mía inter­na­cio­na­li­za­da y en un mun­do impe­ria­lis­ta, qui­zá y solo qui­zá, la res­pues­ta esta­ría en como apos­ta­ba el eco­no­mis­ta mar­xis­ta egip­cio, Samir Amin: des­co­nec­tar­nos del mun­do impe­ria­lis­ta para reco­nec­tar­nos con quie­nes quie­ren esca­par del mun­do imperialista.

El ago­ta­mien­to del mode­lo actual de Anda­lu­cía no se pue­de enten­der sin nues­tro papel den­tro del Esta­do espa­ñol, la Unión Euro­pea –y la malig­na estruc­tu­ra del euro‑, la OTAN y en el con­tex­to mun­dial, no pode­mos seguir hacién­do­nos tram­pa al soli­ta­rio, el tiem­po se acaba.

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