Bra­sil. Dos tác­ti­cas en el Con­gre­so del PSOL

Por Por Vale­rio Arcary. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 26 de octu­bre de 2021.

En este artícu­lo el autor ana­li­za la estra­te­gia del PSOL ante las pró­xi­mas elec­cio­nes pre­si­den­cia­les ana­li­zan­do tres cues­tio­nes prin­ci­ples: cuál es el peli­gro bol­so­na­ris­ta, cuál es el lega­do de la tra­di­ción mar­xis­ta en la lucha con­tra el peli­gro neo­fas­cis­ta y cuál es el lugar del PT.

El PSOL (Par­ti­do Socia­lis­mo y Liber­tad) cele­bró su Con­gre­so Nacio­nal y reafir­mó la apues­ta del PSOL en la lucha por el impeach­ment de Bol­so­na­ro impul­san­do la movi­li­za­ción de masas. Sin embar­go, nin­gún sec­tor impor­tan­te de la bur­gue­sía quie­re la caí­da de Bol­so­na­ro antes de 2022. Inclu­so los que han evo­lu­cio­na­do en esta direc­ción han retro­ce­di­do en algún momen­to. La pers­pec­ti­va del derro­ca­mien­to de Bol­so­na­ro se vol­vió impro­ba­ble tras la «apo­teo­sis» de la movi­li­za­ción reac­cio­na­ria que sacó a cien­tos de miles de per­so­nas a las calles el 7 de septiembre. 

En este con­tex­to, el Con­gre­so tam­bién apro­bó una reso­lu­ción que auto­ri­za a la direc­ción a defen­der una mesa de nego­cia­ción con el PT, y otros par­ti­dos de izquier­da, sobre un pro­gra­ma de refor­mas estruc­tu­ra­les y medi­das anti­ca­pi­ta­lis­tas. El obje­ti­vo es explo­rar la posi­bi­li­dad de una can­di­da­tu­ra pre­si­den­cial común. El PSOL tam­bién apro­bó una reso­lu­ción que des­au­to­ri­za y prohí­be la par­ti­ci­pa­ción en gobier­nos de coa­li­ción en los que estén repre­sen­ta­dos los enemi­gos de cla­se, o que ten­gan una orien­ta­ción que ata­que los dere­chos de los trabajadores.

En otras pala­bras, seña­ló que está «abier­to» a bus­car un acuer­do en torno a un pro­gra­ma común para revi­sar todas las medi­das reac­cio­na­rias apro­ba­das en los últi­mos cin­co años, pero, al mis­mo tiem­po, que este acuer­do no sig­ni­fi­ca una dis­po­si­ción a inte­grar un posi­ble gobierno de Lula. Dos deci­sio­nes que se complementan.

Estas posi­cio­nes se toma­ron con­si­de­ran­do cin­co ele­men­tos más favo­ra­bles de la nue­va situa­ción inter­na­cio­nal, espe­cial­men­te en Amé­ri­ca del Sur, des­pués de un año y medio de pan­de­mia: a) la derro­ta elec­to­ral de Trump; b) la vic­to­ria elec­to­ral del MAS en Boli­via con­tra el gol­pe de Esta­do; c) la vic­to­ria de una can­di­da­tu­ra de izquier­da en Perú; d) el triun­fo, aun­que par­cial, de la ola de movi­li­za­ción de masas en Chi­le con la elec­ción de la Asam­blea Cons­ti­tu­yen­te; e) la resis­ten­cia en Vene­zue­la con­tra las pre­sio­nes impe­ria­lis­tas para el derro­ca­mien­to del gobierno de Madu­ro. Iden­ti­fi­có que, con la excep­ción de Colom­bia, qui­zás, don­de se acer­can las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les pero el uri­bis­mo sigue sien­do muy fuer­te, la situa­ción bra­si­le­ña pare­ce ser la más retrasada. 

Pero, en reali­dad se tra­ta de un giro tác­ti­co, en fun­ción, en pri­mer lugar, de las derro­tas acu­mu­la­das des­de 2016, es decir, de una eva­lua­ción de la rela­ción social de fuer­zas. En todas las elec­cio­nes has­ta la fecha, el PSOL ha lan­za­do su pro­pia can­di­da­tu­ra pre­si­den­cial: Heloí­sa Hele­na en 2006, Plí­nio de Arru­da Sam­paio en 2010, Lucia­na Gen­ro en 2014 y Guilher­me Bou­los en 2018. Con­sis­te, por tan­to, en un repo­si­cio­na­mien­to. No podían fal­tar las dudas y las objeciones.

Una impor­tan­te mino­ría del 40% cri­ti­ca esta posi­ción, apa­sio­na­da­men­te, casi como un «peca­do» polí­ti­co. No tener una can­di­da­tu­ra pro­pia se denun­cia como una capi­tu­la­ción que ame­na­za­ría la exis­ten­cia del PSOL: un arma­ge­dón o «fin del mun­do». Para for­mar­se un jui­cio del deba­te hay que equi­pa­rar tres ele­men­tos cen­tra­les: cuál es el peli­gro bol­so­na­ris­ta, cuál es el lega­do de la tra­di­ción mar­xis­ta en la lucha con­tra el peli­gro neo­fas­cis­ta y cuál es el lugar del PT. 

1 ¿Es Bol­so­na­ro un neofascista?

a) Es nece­sa­rio ser rigu­ro­so al estu­diar a nues­tros enemi­gos. El bol­so­na­ris­mo no es sólo una corrien­te elec­to­ral de extre­ma dere­cha, es un par­ti­do de «com­ba­te» en cier­nes y, lo que es más impor­tan­te, está en el poder. Movi­li­zó a cien­tos de miles de una masa pri­vi­le­gia­da de cla­se media, exal­ta­da y furio­sa el pasa­do 7 de sep­tiem­bre. Los par­ti­dos elec­to­ra­les, espe­cial­men­te cuan­do están en el poder, no se apo­yan en movi­li­za­cio­nes de impul­so con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rio. Los que pien­san que Bol­so­na­ro es sólo un espan­ta­pá­ja­ros se equi­vo­can. Un espan­ta­pá­ja­ros polí­ti­co es una ame­na­za ima­gi­na­ria. No es un “buey en la habi­ta­ción». No es una ilu­sión cons­pi­ra­ti­va carac­te­ri­zar al bol­so­na­ris­mo como una corrien­te neo­fas­cis­ta. El gobierno de Bol­so­na­ro es una coa­li­ción de extre­ma dere­cha con un pro­yec­to bona­par­tis­ta. Y la retó­ri­ca gol­pis­ta es tan­to una dema­go­gia tác­ti­ca como una apues­ta estra­té­gi­ca para la con­so­li­da­ción de una corrien­te con influen­cia de masas de tipo fas­cis­ta, que se pre­pa­ra para una lar­ga lucha, sea cual sea el resul­ta­do electoral.

b) Bol­so­na­ro no es un «cadá­ver inse­pul­to». El resul­ta­do de las elec­cio­nes de 2022 es toda­vía impre­vi­si­ble. La elec­ción de Lula sigue sien­do, en este momen­to, un año antes de las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les, la hipó­te­sis más pro­ba­ble. Pero eso es una supo­si­ción en los cálcu­los de pro­ba­bi­li­dad con már­ge­nes de incer­ti­dum­bre. Bol­so­na­ro se pre­sen­ta­rá como el enemi­go núme­ro uno de la izquier­da y enfren­tar­lo es una cues­tión de prin­ci­pios irre­duc­ti­ble. Sí, los prin­ci­pios son impor­tan­tes. Com­ba­tir el fas­cis­mo sin inmu­tar­se es un prin­ci­pio. Igno­rar­la tam­bién sería fatal. Des­mo­ra­li­za­ría a nues­tra base social. El fas­cis­mo pue­de ser com­ba­ti­do en todos los terre­nos, inclui­do el elec­to­ral, pero no pue­de ser derro­ta­do con un solo voto en las urnas. La lucha será com­ple­ja. El deba­te sobre cuál debe ser la tác­ti­ca elec­to­ral del PSOL no se resol­ve­rá, pru­den­te­men­te, has­ta el pri­mer semes­tre del pró­xi­mo año, lo cual es bas­tan­te jus­to. Pero una tác­ti­ca elec­to­ral se defi­ne en fun­ción de un obje­ti­vo cen­tral. No pue­de haber dos, tres, cua­tro, obje­ti­vos equi­va­len­tes. Cuan­do se tra­ta de una lucha por la con­cien­cia de dece­nas de millo­nes, no se pue­de luchar con­tra todos al mis­mo tiem­po. No ele­gi­mos las con­di­cio­nes «idea­les» para luchar. Pre­sen­tar la pro­pia can­di­da­tu­ra en la pri­me­ra vuel­ta sig­ni­fi­ca­rá, aun­que dife­ren­cie el ata­que a Bol­so­na­ro de la crí­ti­ca a Lula, una ubi­ca­ción muy peli­gro­sa. ¿Es razo­na­ble ele­gir a Bol­so­na­ro como enemi­go y a Lula como adver­sa­rio? ¿Es razo­na­ble pre­fe­rir luchar con­tra Bol­so­na­ro, jun­to a todos los movi­mien­tos socia­les y el PT, sólo en una hipo­té­ti­ca segun­da vuelta?

c) La hipó­te­sis de que el recha­zo a Bol­so­na­ro será sufi­cien­te para que sea derro­ta­do fácil­men­te es sólo una con­je­tu­ra. Y el pro­ble­ma no es sólo elec­to­ral. El peli­gro de una derro­ta his­tó­ri­ca se plan­teó seria­men­te y, aun­que aho­ra está más lejano, debe preo­cu­par­nos, por­que aún no está des­car­ta­do. Una derro­ta his­tó­ri­ca es una inver­sión de la rela­ción social y polí­ti­ca de fuer­zas de máxi­ma gra­ve­dad y tan des­fa­vo­ra­ble que toda una gene­ra­ción que­da des­mo­ra­li­za­da duran­te un lar­go inter­va­lo. Los con­tra­he­chos son ejer­ci­cios lógi­cos teme­ra­rios pero inelu­di­bles cuan­do refle­xio­na­mos sobre el cam­po de posi­bi­li­da­des del pasa­do. Hoy sabe­mos que el impac­to de la pan­de­mia fue cla­ve para el des­gas­te inin­te­rrum­pi­do del últi­mo año y medio. Pero tam­bién sabe­mos que la influen­cia del bol­so­na­ris­mo se man­tie­ne como míni­mo en un piso del 20% del elec­to­ra­do y su núcleo duro no es infe­rior al 10%. Es muy difí­cil pre­de­cir que no lle­ga­rá a una segun­da ron­da. Y no pode­mos des­car­tar que una par­te de la frac­ción bur­gue­sa que apo­ya una ter­ce­ra vía y el sec­tor de masas que la acom­pa­ña se pase a apo­yar a Bolsonaro.

2. ¿La tác­ti­ca del Fren­te Úni­co Obre­ro no tie­ne sen­ti­do en el siglo XXI?

a)La tác­ti­ca del Fren­te Úni­co fue ela­bo­ra­da por la Ter­ce­ra Inter­na­cio­nal y pos­te­rior­men­te desa­rro­lla­da por León Trotsky en el dra­má­ti­co con­tex­to de la lucha con­tra el nazis­mo en Ale­ma­nia. La idea más impor­tan­te es sim­ple. En una situa­ción defen­si­va, los revo­lu­cio­na­rios deben luchar por la uni­dad de las orga­ni­za­cio­nes que repre­sen­tan a los tra­ba­ja­do­res y a los opri­mi­dos, por lo tan­to, tam­bién, de todos los par­ti­dos de izquier­da, inclu­so, los más refor­mis­tas, para cons­truir una trin­che­ra, barre­ra, muro con­tra el enemi­go de cla­se. El obje­ti­vo es impul­sar la lucha. El eje de la tác­ti­ca es la com­pren­sión de que la uni­dad refuer­za la con­fian­za y gene­ra mejo­res con­di­cio­nes para poner en mar­cha millo­nes y salir de la defen­si­va. La tác­ti­ca prio­ri­za el terreno de la acción direc­ta: la pre­pa­ra­ción de actos, mar­chas y huel­gas, cuan­do sea posi­ble, para cam­biar la rela­ción social de fuer­zas. Es lo que hizo el PSOL al ayu­dar a cons­truir la cam­pa­ña Fue­ra Bol­so­na­ro, que cele­bró seis jor­na­das nacio­na­les basa­das en una con­vo­ca­to­ria uni­ta­ria del Fren­te Bra­sil Popu­lar (don­de el PT tie­ne más influen­cia) y del Fren­te Pue­blo Sin Mie­do (don­de el PSOL tie­ne más auto­ri­dad). Trotsky no cri­ti­có al Par­ti­do Comu­nis­ta (PC) de Ale­ma­nia, por ejem­plo, por pre­sen­tar su pro­pia can­di­da­tu­ra. No por­que sub­es­ti­ma­ra a Hitler. Escri­bió un clá­si­co, advir­tien­do incan­sa­ble­men­te del peli­gro de una derro­ta his­tó­ri­ca, que final­men­te se pro­du­jo. Pero por­que con­si­de­ra­ba que el peso rela­ti­vo del PC lo legi­ti­ma­ba. La fuer­za pro­pia cuen­ta mucho a la hora de defi­nir la tác­ti­ca de los revo­lu­cio­na­rios. Pero ella no exclu­ye la posi­bi­li­dad, tam­bién, de la pre­sen­ta­ción de un Fren­te Elec­to­ral de Izquier­da. Esta deci­sión se basa en el cri­te­rio de la eva­lua­ción de la rela­ción polí­ti­ca de fuer­zas, tan­to en la socie­dad como den­tro de la izquierda.

b) Al final, ¿es el PT un par­ti­do de izquier­da? En la tra­di­ción mar­xis­ta, el cri­te­rio cla­ve para defi­nir si un par­ti­do es de izquier­das es social, de cla­se, no ideo­ló­gi­co. Es decir, se admi­te que los tra­ba­ja­do­res son un suje­to social que está repre­sen­ta­do por dife­ren­tes par­ti­dos, des­de los más mode­ra­dos has­ta los más radi­ca­les. Hay quie­nes no están de acuer­do. Sos­tie­nen que Ciro Gomes (PDT), por ejem­plo, un dema­go­go bur­gués espe­cia­li­za­do en la retó­ri­ca his­trió­ni­ca, esta­ría a la izquier­da del PT. Hay quie­nes sos­tie­nen que un par­ti­do se defi­ne esen­cial­men­te por su línea polí­ti­ca: es de dere­chas, de cen­tro, de izquier­das o las varian­tes inter­me­dias. Este cri­te­rio es insu­fi­cien­te e inge­nuo. El voca­bu­la­rio polí­ti­co fluc­túa en fun­ción de las cam­bian­tes rela­cio­nes de poder social y polí­ti­co, y tam­bién de la pre­sen­cia en el gobierno o la opo­si­ción. Nin­gún par­ti­do bur­gués ha par­ti­ci­pa­do nun­ca en un gobierno obre­ro en una diná­mi­ca de rup­tu­ra con el capi­ta­lis­mo. Pero duran­te más de cien años, la bur­gue­sía ha con­se­gui­do atraer a los par­ti­dos obre­ros para que cola­bo­ren en los gobier­nos bur­gue­ses. La ela­bo­ra­ción mar­xis­ta con­cep­tua­li­zó que un par­ti­do refor­mis­ta, cuan­do está en la opo­si­ción, es un par­ti­do obre­ro-bur­gués, mien­tras que cuan­do está en gobier­nos de cola­bo­ra­ción de cla­ses es un par­ti­do bur­gués-obre­ro, una solu­ción dialéctica-teórica.

c) El PT es el mayor par­ti­do que la cla­se tra­ba­ja­do­ra bra­si­le­ña ha cons­trui­do en su his­to­ria. Sur­gió como un par­ti­do obre­ro de masas de tipo labo­ris­ta. No ha deja­do de ser­lo, a pesar de tre­ce años de gobier­nos de cola­bo­ra­ción de cla­ses. Es un tipo espe­cial de par­ti­do de izquier­da. Es un par­ti­do elec­to­ral y refor­mis­ta. Es un apa­ra­to elec­to­ral pro­fe­sio­nal, pero no por­que con­cu­rra a las elec­cio­nes. Es elec­to­ral por­que ha depen­di­do duran­te muchas déca­das de los man­da­tos par­la­men­ta­rios y de la finan­cia­ción públi­ca para sobre­vi­vir, no de su mili­tan­cia. Es refor­mis­ta, no por­que luche por las refor­mas, sino por­que se adap­ta al régi­men. Refor­mis­ta por­que defien­de la regu­la­ción del capi­ta­lis­mo. Pero la con­di­ción elec­to­ral y la polí­ti­ca refor­mis­ta no con­vier­ten al PT en un par­ti­do bur­gués. Un par­ti­do es bur­gués cuan­do man­tie­ne rela­cio­nes estruc­tu­ra­les con algu­na frac­ción de los capi­ta­lis­tas. Así que el PT es muy dife­ren­te del pero­nis­mo. Cono­ció una géne­sis en los años 80, su apo­geo en el cam­bio de mile­nio, y entró en una len­ta deca­den­cia al menos des­de 2013, pero ini­ció una recu­pe­ra­ción tras el gol­pe ins­ti­tu­cio­nal de 2016. Reco­no­cer la natu­ra­le­za de cla­se de un par­ti­do no equi­va­le a decir que su polí­ti­ca repre­sen­ta los intere­ses de la cla­se. Es mucho más com­pli­ca­do. Un par­ti­do refor­mis­ta pue­de ser un ins­tru­men­to adap­ta­do a la ges­tión del capi­ta­lis­mo y, al mis­mo tiem­po, rela­ti­va­men­te, inde­pen­dien­te de la bur­gue­sía. Esto sig­ni­fi­ca que tie­ne liber­tad para hacer «giros polí­ti­cos a la izquier­da», con mayor ímpe­tu si está en la oposición.

3. ¿Apo­yar a Lula en la pri­me­ra vuel­ta es segui­dis­mo al PT?

a) Hace cin­co años que el PT fue des­pla­za­do del gobierno, no cin­co meses. El pun­to de par­ti­da de cual­quier deba­te debe ser la res­pues­ta a una pre­gun­ta inelu­di­ble: ¿hubo un gol­pe ins­ti­tu­cio­nal en Bra­sil en 2016 con­tra el gobierno de Dil­ma Rous­seff, sí o no? ¿Segui­mos en una situa­ción reac­cio­na­ria, y por tan­to defen­si­va, sí o no? La mino­ría del PSOL cree que la cues­tión cla­ve no es esa. Creen que la cues­tión deci­si­va es carac­te­ri­zar que la can­di­da­tu­ra de Lula ten­drá un pro­gra­ma refor­mis­ta y un arco de alian­zas, aun­que sea con la som­bra de la bur­gue­sía. Esta valo­ra­ción es muy pro­ba­ble. Y, en caso de una vic­to­ria elec­to­ral del PT, jus­ti­fi­ca irre­me­dia­ble­men­te la deci­sión de no entrar en un gobierno de Lula, por razo­nes de prin­ci­pio. Pero, ¿la derro­ta de Bol­so­na­ro, aun­que sea elec­to­ral, sería una vic­to­ria impor­tan­tí­si­ma o no? Tene­mos, pues, una para­do­ja dia­léc­ti­ca. La vic­to­ria de Lula sería pro­gre­sis­ta, pero un nue­vo gobierno de cola­bo­ra­ción de cla­ses sería regre­si­vo. El pro­ble­ma es saber si este cri­te­rio debe ser sufi­cien­te para hacer impo­si­ble el apo­yo elec­to­ral en la pri­me­ra vuel­ta. En par­ti­cu­lar, cuan­do se admi­te dicho apo­yo en la segun­da ron­da. Por­que vale la pena recor­dar que esta posi­ción es un des­pla­za­mien­to: el PSOL nun­ca ha pedi­do el voto para el PT en la segun­da vuel­ta. Esta pre­mi­sa deva­lúa dos ele­men­tos cla­ve. Pri­me­ro, el peli­gro Bol­so­na­ro. En segun­do lugar, la inmen­sa mayo­ría de los tra­ba­ja­do­res y los opri­mi­dos, inclu­so, entre la van­guar­dia, polí­ti­ca­men­te, más cons­cien­te, a pesar de todo, y este «todo» es inmen­so, ya ha deci­di­do apo­yar a Lula des­de la pri­me­ra ronda.»

b) La brú­ju­la de la polí­ti­ca revo­lu­cio­na­ria no se redu­ce a la eva­lua­ción de las con­di­cio­nes obje­ti­vas para la defi­ni­ción de la tác­ti­ca. Uno de los pila­res «gra­ní­ti­cos» de la heren­cia mar­xis­ta, en par­ti­cu­lar, el salu­da­ble «empi­ris­mo» leni­nis­ta, es la apre­cia­ción de las osci­la­cio­nes de la con­cien­cia de cla­se. La espe­ran­za en Lula es mayor que la expec­ta­ti­va en el PT. Lula dejó la pre­si­den­cia en 2010, hace once años, con un alto pres­ti­gio, un índi­ce de apro­ba­ción supe­rior al 80%. ¿Repre­sen­ta Lula, ante la con­cien­cia de los tra­ba­ja­do­res y la juven­tud, un ins­tru­men­to para derro­tar a Bol­so­na­ro, sí o no? ¿Las masas hicie­ron la expe­rien­cia con el PT? ¿La expe­rien­cia con el PT ha sido inte­rrum­pi­da o no? La res­pues­ta es que, inclu­so entre el acti­vis­mo más joven y radi­ca­li­za­do, el lide­raz­go de Lula sigue sien­do muy gran­de. La resis­ten­cia de su influen­cia, inclu­so des­pués de la cam­pa­ña que le lle­vó a la cár­cel, es uno de los hechos cen­tra­les de la coyun­tu­ra. Un arras­tre lulis­ta en el espa­cio de la opo­si­ción a Bol­so­na­ro es, pues, una hipó­te­sis muy pro­ba­ble. Una red de arras­tre es una ola en for­ma de tsu­na­mi que arras­tra todo a su paso. No habrá espa­cio que dispu­tar a la izquier­da de Lula. Pero, lo más tris­te no sería un voto dra­má­ti­ca­men­te redu­ci­do. Lo más gra­ve es que se rom­pe­ría el diá­lo­go con lo mejor del movi­mien­to sin­di­cal, femi­nis­ta, negro, estu­dian­til, LGBTIA+, medioam­bien­tal, cul­tu­ral y de dere­chos huma­nos. El can­di­da­to del PSOL ten­dría que pasar inelu­di­ble­men­te toda la cam­pa­ña elec­to­ral expli­can­do sus dife­ren­cias con Lula, no la nece­si­dad de derro­tar a Bolsonaro.

c) Con­si­de­rar la rela­ción polí­ti­ca de fuer­zas den­tro de la izquier­da, seria­men­te, no es opor­tu­nis­mo, sino inte­li­gen­cia tác­ti­ca. El PSOL sigue sien­do un par­ti­do muy mino­ri­ta­rio entre los tra­ba­ja­do­res y el pue­blo. Pero el PSOL no es irre­le­van­te, ni en el cam­po de la acción direc­ta, ni en el cam­po elec­to­ral. Debe cui­dar­se de no adop­tar una tác­ti­ca que la reduz­ca a una con­di­ción invi­si­ble y mar­gi­nal. Su afir­ma­ción tie­ne una impor­tan­cia revo­lu­cio­na­ria. Lan­zar su pro­pio can­di­da­to es una tác­ti­ca elec­to­ral, no una estra­te­gia. Si fue­ra una estra­te­gia sería una auto­pro­cla­ma­ción per­ma­nen­te. La tác­ti­ca del Fren­te Elec­to­ral de Izquier­da no redu­ce al PSOL a un saté­li­te del PT. Un posi­ble apo­yo a Lula para las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les no sig­ni­fi­ca dejar de cons­truir el PSOL como polo de reor­ga­ni­za­ción de la izquier­da más com­ba­ti­va, por tan­to crí­ti­ca e inde­pen­dien­te del PT. En pri­mer lugar, por­que el PSOL pue­de inte­grar el Fren­te o sólo pedir el voto para Lula, depen­dien­do de si se lle­ga a un acuer­do sobre el pro­gra­ma y el arco de alian­zas. En segun­do lugar, por­que el PSOL pre­sen­ta­rá sus pro­pios can­di­da­tos a dipu­tados fede­ra­les y esta­ta­les en todo el país. En ter­cer lugar, por­que ya ha deci­di­do lan­zar a Guilher­me Bou­los como pre­can­di­da­to a gober­na­dor en São Pau­lo, que será, des­pués de la pre­si­den­cial, la más impor­tan­te para los car­gos mayo­ri­ta­rios. Por últi­mo, por­que el PSOL no nego­cia la cola­bo­ra­ción, la inte­gra­ción o la par­ti­ci­pa­ción en un posi­ble gobierno de Lula.

Vale­rio Arcary, his­to­ria­dor, mili­tan­te de la corrien­te Resistencia/​PSOL y colum­nis­ta de Esquer­da Onli­ne.

Tra­duc­ción: Corres­pon­den­cia de Pren­sa.

Fuen­te (de la tra­duc­ción): https://​corres​pon​den​cia​de​pren​sa​.com/​?​p​=​2​1​599

Fuen­te (del ori­gi­nal): https://​esquer​daon​li​ne​.com​.br/​2​0​2​1​/​1​0​/​2​1​/​d​u​a​s​-​t​a​t​i​c​a​s​-​n​o​-​c​o​n​g​r​e​s​s​o​-​d​o​-​p​s​ol/

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