Cul­tu­ra. Dos poe­mas para Fidel

Por Ale­jo Brig­no­le, Resue­men Lati­no­ame­ri­cano, 15 de agos­to de 2021.

Hoy 13 de agos­to, se cum­plen 95 años del nata­li­cio del Coman­dan­te Eterno Fidel Cas­tro Ruz, que dejó la vida físi­ca en 2016 pero su lega­do per­ma­ne­ce intac­to. Y no solo into­ca­do sino cada vez más vigen­te y fér­til en las luchas de Nues­tra Amé­ri­ca y del mundo.

Su ejem­plo revo­lu­cio­na­rio, que fue genuino en su espí­ri­tu y efec­ti­vo en la pra­xis, nos ha impreg­na­do de nue­vas armas dia­léc­ti­cas, de visio­nes huma­nis­tas y de hori­zon­tes posi­bles para una socie­dad más jus­ta y fra­ter­na, uni­da con­tra los des­truc­to­res de mundos.

¡Cele­bre­mos este nue­vo ani­ver­sa­rio del Coman­dan­te Eterno! ¡Cele­bre­mos su exis­ten­cia bienhechora!

Coman­dan­te Fidel Cas­tro… ¡Pre­sen­te!

¡Oh, Coman­dan­te!

Escri­to en ciu­dad de La Paz, Boli­via , la noche del vier­nes 25 de noviem­bre de 2016, tras la noti­cia de la muer­te del Coman­dan­te Fidel Castro.

¡Oh, Capi­tán, mi Capitán!

Escri­bió Walt Whitman.

Pero yo digo:

¡Oh, Coman­dan­te, mi Comandante!

Fuma­dor de habanos

y liber­ta­dor de pueblos.

Te fuis­te dejan­do una este­la verde

como las sel­vas americanas,

como las tar­des isleñas

don­de tu san­gre, tu sudor y tu fuego

se fun­die­ron para siempre.

¡Oh, Coman­dan­te, mi Comandante!

Jamás ren­di­do no te cansaste:

de luchar, de ense­ñar, de esperar.

En cien batallas

Tu car­ne triunfó.

Tu idea creció.

Y tu pue­blo sanó.

¡Oh, Coman­dan­te, mi Comandante!

Los medio­cres te lla­ma­ron loco.

Los ase­si­nos dictador,

pero igual que el oro incaico,

fuis­te hecho en la fra­gua mítica

de la entra­ña americana.

Cami­nas­te las angustias,

las rui­nas y el dolor.

Líder de líderes

Y poe­ma de poetas.

Sol­da­do inven­ci­ble del Mar Caribe.

Lucha­dor eterno de la Amé­ri­ca eterna.

¡Oh, Coman­dan­te, mi Comandante!

Qué tris­te mi noche boliviana

cuan­do supe tu partida.

Cuan­do los cla­ri­nes de la libertad

Mudos e incrédulos

calla­ron por ti.

Pero mira… ¡con­tem­pla tu obra!

Un con­ti­nen­te nue­vo engendraste.

Una tie­rra inclaudicable

como tu ejemplo.

Una nación erguida

de pie sobre libros y fusiles

¡Oh, Coman­dan­te, mi Comandante!

Allí don­de estés,

encien­de un puro, alis­ta tus armas

y cons­tru­ye un nue­vo Granma

De humo libertario.

Lan­za volu­tas riendo

jun­to a Cami­lo y al Che.

Y en esa bru­ma sali­da de tu boca soñadora

con­quis­ta sie­rras y montes,

libe­ra eté­reos campesinos

y deja tu impronta

en el Olim­po de los héroes.

¡Oh, Coman­dan­te, mi Comandante!

Dicen que estás muerto,

pero en reali­dad hoy comienza

tu sen­de­ro de vida.

El que nin­gún imperio

Jamás podrá borrar,

pues es el camino del pueblo.

¡Oh, Coman­dan­te, mi Comandante!

Ese pue­blo que tú iluminaste…

Inmen­so Fidel.

Ven­ce­dor

Pla­nea­ron tu muerte

Que jamás obtuvieron.

Luchas­te sintiendo

y moris­te riendo,

al ver que el enemigo

murió sabien­do,

que eras más grande

y sabio, venciendo.

Bar­ba gruesa

y ver­de uniforme

en car­ne joven

de espí­ri­tu tierno.

Taba­co intenso

en labios mordientes.

Humo calien­te

en dien­tes de heno.

Puño de bronce

en fusil de acero.

Manos de Atlas

en bra­zos fraternos.

Gri­to de guerra

en cam­pos diezmados,

triun­fo de muchos

en com­ba­tes eternos.

¡Ése tú fuiste!

Ése eres y tal serás.

Como Cuba, como América,

En don­de semilla,

libro, fusil y lamento,

Con tu epo­pe­ya… ¡Ger­mi­na­rán!

*Extraí­dos del poe­ma­rio Algu­na tar­de – Poe­mas sin sue­ño, de Ale­jo Brignole. 

Itu­rria /​Fuen­te

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