Bra­sil. El Par­la­men­to de Ron­dô­nia redu­ce en un 90% la reser­va de Jaci-Para­ná a favor de la gana­de­ría ilegal

Por Muri­lo Pajo­lla. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 25 de abril de 2021.

La reduc­ción récord de áreas de con­ser­va­ción recom­pen­sa a los inva­so­res y ame­na­za la biodiversidad

Días antes de la aper­tu­ra de la Cum­bre del Cli­ma, cuan­do aumen­ta­ría la pre­sión inter­na­cio­nal sobre el gobierno de Jair Bol­so­na­ro, la Asam­blea Legis­la­ti­va de Ron­dô­nia “apro­bó y pro­mo­vió la mayor reduc­ción de uni­da­des de con­ser­va­ción jamás apro­ba­da por un par­la­men­to estatal.

Los dipu­tados deci­die­ron, el mar­tes 20 de abril, prác­ti­ca­men­te extin­guir la Reser­va Extrac­ti­va Jaci-Para­ná (Resex), una de las más defo­res­ta­das del país, en bene­fi­cio de la gana­de­ría ile­gal. De las 193 mil hec­tá­reas, solo que­da­rán 22 mil, algo más del 10% del terri­to­rio original.

El Par­que Esta­tal Gua­ja­rá-Mirim per­de­rá 55 mil de las 216 mil hec­tá­reas y ten­drá su pro­pia sede exclui­da del área de con­ser­va­ción. El área total en desuso supera las 200 mil hec­tá­reas, equi­va­len­te a casi 300 mil can­chas de fútbol.

De ser san­cio­na­do por el gober­na­dor bol­so­na­ris­ta coro­nel Mar­cos Rocha, el pro­yec­to per­mi­ti­rá la lega­li­za­ción de tie­rras ile­ga­les, ade­más de com­pro­me­ter a cau­che­ros, extrac­ti­vis­tas, pue­blos ais­la­dos e indí­ge­nas cuya pobla­ción aún se recu­pe­ra de los ata­ques ini­cia­dos en ese momen­to. de extrac­ción de caucho.

El pre­si­den­te de Ação Eco­ló­gi­ca Gua­po­ré – Eco­po­ré, orga­ni­za­ción con 33 años de expe­rien­cia a favor de la con­ser­va­ción de áreas pro­te­gi­das en Ron­dô­nia, cali­fi­ca la medi­da como un estí­mu­lo a los deli­tos ambientales.

“Inclu­so si las usur­pa­cio­nes son hace 15 o 20 años, el men­sa­je es que en algún momen­to estos inva­so­res serán regu­la­ri­za­dos. Este es el men­sa­je que se está envian­do a estos gru­pos orga­ni­za­dos que inva­den áreas de con­ser­va­ción y tie­rras indí­ge­nas ”, advier­te Pau­lo Bonavigo.

Pue­blos amenazados

Des­de la órbi­ta de la Tie­rra, es posi­ble ver a sim­ple vis­ta una inmen­sa masa de sel­va ama­zó­ni­ca con­ser­va­da al oes­te de Ron­dô­nia. Rodea­dos por la defo­res­ta­ción, los resi­den­tes de la exten­sión ver­de, cada vez más enco­gi­dos, se arti­cu­lan para sobrevivir.

Este es el caso de los kari­pu­na, auto­de­no­mi­na­dos ahé (“gen­te real”) y casi exter­mi­na­dos en el últi­mo siglo por epi­de­mias y con­flic­tos. Según el Ins­ti­tu­to Socio Ambien­tal (ISA), en 2004 había 14 de ellos.

Por moti­vos de segu­ri­dad, Adriano Kari­pu­na, acti­vis­ta y diri­gen­te del pue­blo, pre­fie­re no reve­lar cuán­tos hay hoy. Sobre todo aho­ra, ante la inmi­nen­cia de la des­afec­ción – pér­di­da del víncu­lo legal – de las uni­da­des de con­ser­va­ción que for­man un “cin­tu­rón” de pro­tec­ción alre­de­dor de la Tie­rra Indí­ge­na Kari­pu­na, apro­ba­da en 1998 y blan­co de cons­tan­tes violaciones.

Adriano Kari­pu­na via­jó por el mun­do denun­cian­do el geno­ci­dio con­tra su pue­blo. Foto: Guilher­me Cava­lli (Cimi)

“Esta­mos muy preo­cu­pa­dos por­que las Uni­da­des de Con­ser­va­ción y la Reser­va Extrac­ti­va están alre­de­dor de la TI, en un radio de 10 km. Para los inva­so­res esta dis­tan­cia es peque­ña, es lo más fácil del mun­do para entrar a la tie­rra indí­ge­na ”, dice Adriano.

“Esta­mos en la lucha con­tra este pro­yec­to geno­ci­da de los pue­blos indí­ge­nas. Habrá una inmen­sa faci­li­dad para incre­men­tar la inva­sión en los terri­to­rios y frac­cio­na­mien­tos indí­ge­nas, como ya esta­ba ocu­rrien­do ”, se preocupa.

El des­con­ten­to tam­bién ame­na­za a los indí­ge­nas en situa­ción de ais­la­mien­to volun­ta­rio. “Son nóma­das, no tie­nen fron­te­ras defi­ni­das, por lo que tran­si­tan muy a menu­do en los alre­de­do­res del par­que Gua­ja­rá-Mirim y la Tie­rra Indí­ge­na Uru-eu-wau-wau ”, Expli­ca Edja­les Bení­cio de Bri­to, de la Aso­cia­ción de Defen­sa Etno­am­bien­tal Kanindé.

“Las Uni­da­des de Con­ser­va­ción (UC), jun­to con las tie­rras indí­ge­nas, for­man ver­da­de­ros corre­do­res etno­am­bien­ta­les. En el momen­to en que desa­fías a una uni­dad que inte­gra un corre­dor eco­ló­gi­co, qui­tas una barre­ra pro­tec­to­ra, impac­tas tan­to a estos pue­blos como a la bio­di­ver­si­dad ”, agrega.

Divi­di­da entre los muni­ci­pios de Por­to Velho, Buri­tis y Nova Mamo­ré, TI Kari­pu­na es un obje­ti­vo cons­tan­te de la tala ile­gal. Según Adriano, las empre­sas made­re­ras ubi­ca­das en los dis­tri­tos de União de Ban­dei­ran­tes, Jaci­nó­po­lis y Nova Dimen­são ope­ran a todo gas con mate­ria pri­ma extraí­da de la TI.

“En estos muni­ci­pios hay un gran bro­te de ase­rra­de­ros que roban made­ra del terri­to­rio Kari­pu­na. Enton­ces vemos que toda esta made­ra que está abas­te­cien­do a estos tres dis­tri­tos está salien­do de Terra Indi­ge­na, la Uni­dad de Con­ser­va­ción Jaci Para­ná y los par­ques natu­ra­les ”, concluye.

Des­po­jo premiado

“La des­afec­ción de la Reser­va Extrac­ti­va Jaci-Para­ná afec­ta auto­má­ti­ca­men­te tam­bién a la Tie­rra Indí­ge­na que está al lado”, expli­ca Joa­dir Luiz de Lima, ase­sor de la Orga­ni­za­ción de Extrac­to­res de Cau­cho de Ron­dô­nia (OSR), en soli­da­ri­dad con el pue­blo Karipuna.

El geó­gra­fo recuer­da un momen­to de cal­ma en la his­to­ria de Jaci-Para­ná, crea­do en 1996, cuan­do más de 50 fami­lias de cau­che­ros ya vivían a ori­llas del río Jaci, basa­das en la pes­ca y extrac­ción de cas­ta­ñas y caucho.

Espe­cial­men­te des­de 2005, un ejér­ci­to de aca­pa­ra­do­res de tie­rras se ha apo­de­ra­do del área pro­te­gi­da, expul­san­do por la fuer­za a la pobla­ción local, aho­ra reem­pla­za­da por 120.000 cabe­zas de gana­do, según seña­la­ron los líde­res locales.

“Aho­ra no hay nin­gu­na de estas fami­lias allí, el impac­to fue muy gran­de. En el 96 no hubo inva­sión. Y el gobierno uti­li­za pre­ci­sa­men­te estas inva­sio­nes como excu­sa para desa­fiar la zona ”, dice el ase­sor de OSR.

“Hay dos reser­vas del lado de Jaci que ya están devas­ta­das, que jun­tas suman 140.000 hec­tá­reas. Están en una situa­ción peor que la de ella ”, añade.

Legis­lar en inte­rés propio

En la Asam­blea Legis­la­ti­va, el daño irre­ver­si­ble a la socio­bio­di­ver­si­dad bra­si­le­ña fue jus­ti­fi­ca­do por un fin apa­ren­te­men­te noble: la pro­tec­ción de los peque­ños agri­cul­to­res que ocu­pan las áreas preservadas.

«Reco­no­ce­mos que el pilar de la eco­no­mía de Ron­dô­nia es el hom­bre y la mujer del país, la gen­te de la mano enca­lle­ci­da, y es a ellos a quie­nes debe­mos la obli­ga­ción de apo­yar en todas las accio­nes nece­sa­rias (…)», gri­tó el líder del gobierno, el dipu­tado Lui­zinho Goe­bel (PV).

“De hecho, este dis­cur­so es men­ti­ra por­que la gran mayo­ría no son peque­ños pro­duc­to­res. De hecho, hay pro­duc­to­res que viven en esa tie­rra, pero son mino­ría ”, con­tra­rres­ta Pau­lo Bona­vi­go, de Ecoporé.

Actuó como coor­di­na­dor de las uni­da­des de con­ser­va­ción de Ron­dô­nia por la Secre­ta­ría de Esta­do de Desa­rro­llo Ambien­tal de Ron­dô­nia (Sedam) entre 2011 y 2013 y cono­ce de cer­ca el Resex Jaci-Paraná.

“Cuan­do estu­ve allí, la gen­te decía: ‘esta pro­pie­dad es de un sena­dor, esta es de un dipu­tado, esta es del alcal­de, este es el due­ño de la casa agrí­co­la”, narra.

“Hay gen­te gran­de, muy naran­ja. Es difí­cil para usted demos­trar quién es el pro­pie­ta­rio de la tie­rra. Pero una reser­va que tie­ne más de 100.000 cabe­zas de gana­do en una zona de inva­sión no es un peque­ño pro­duc­tor rural ”, dice Bonavigo.

En la Asam­blea Legis­la­ti­va, duran­te la sesión que apro­bó el Pro­yec­to de Ley Com­ple­men­ta­rio en dos vota­cio­nes, el dipu­tado Eze­quiel Nei­va (PTB) bus­có con­cien­ciar a los cole­gas sobre la impor­tan­cia de agi­li­zar la votación.

“Una de las últi­mas opor­tu­ni­da­des [para apro­bar el pro­yec­to] que esta­mos tenien­do hoy, dado que en unos días se rea­li­za­rá la gran cum­bre cli­má­ti­ca en Esta­dos Uni­dos”, dijo en pleno.

Con­tra­par­te impugnada

Cons­cien­tes de los impac­tos nega­ti­vos, los par­la­men­ta­rios inclu­ye­ron en la pro­pues­ta la crea­ción de seis Uni­da­des de Con­ser­va­ción (UC), que en con­jun­to suman 120 mil hec­tá­reas. Sin embar­go, es posi­ble que la con­tra­par­te no sea eficaz.

Según Eco­po­ré, algu­nas de las UC ya se habían crea­do for­mal­men­te en el gobierno ante­rior, pero la imple­men­ta­ción se vio obs­ta­cu­li­za­da por desa­fíos legales.

Mapas reve­lan las inva­sio­nes que expul­sa­ron vio­len­ta­men­te a los cau­che­ros de la Reser­va Extrac­ti­va Jaci-Para­ná. Fuen­te: OSR 

“La inclu­sión de estas uni­da­des ter­mi­nó sien­do mone­da de cam­bio a cam­bio de las áreas inva­di­das del Par­que Esta­tal Jaci-Para­ná y Gua­ja­rá-Mirim. Nego­cia­ron uni­da­des que ya habían sido crea­das por ellos mis­mos ”, ana­li­za el pre­si­den­te de la ONG.

El Minis­te­rio Públi­co del Esta­do de Ron­dô­nia (MP-RO) envió una soli­ci­tud de Acción Direc­ta de Incons­ti­tu­cio­na­li­dad con­tra la alte­ra­ción de los lími­tes de las áreas de con­ser­va­ción a la Fis­ca­lía Gene­ral de la Nación.

Para el MP-RO, los espa­cios terri­to­ria­les pro­te­gi­dos no pue­den ser redu­ci­dos por legis­la­do­res infra­cons­ti­tu­cio­na­les, como los dipu­tados de Rondônia.

Las enti­da­des que repre­sen­tan a los extrac­ti­vis­tas y los pue­blos indí­ge­nas tam­bién se están arti­cu­lan­do para blo­quear legal­men­te la iniciativa.

“Teme­mos que estos ata­ques ape­nas estén comen­zan­do. Tene­mos otros bos­ques esta­ta­les inva­di­dos y otras uni­da­des de con­ser­va­ción que ya hemos reci­bi­do denun­cias que están sien­do inva­di­das”, pro­nos­ti­ca el pre­si­den­te de Ecoporé.

Fuen­te: Bra­sil de Fato

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