Uru­guay. Para esto sir­ve la LUC: Muje­res heri­das por la poli­cía en Mal­vín Nor­te denun­cian uso abu­si­vo de la fuer­za y discriminación

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 3 de mar­zo de 2021.

Veci­na de Mal­vín Nor­te con heri­das de per­di­go­nes lue­go de la repre­sión poli­cial. Foto: Ernes­to Ryan

La Inddhh comen­zó una inves­ti­ga­ción de ofi­cio y está ela­bo­ran­do un “infor­me temá­ti­co gene­ral” sobre el “esta­do del uso de la fuer­za por par­te de la Policía”

“Domin­go, doce y algo del medio­día. Recién me levan­ta­ba por­que estoy de licen­cia. Está­ba­mos apron­tan­do las cosas para desa­yu­nar con mi hijo, en la mesa de afue­ra, y de repen­te sien­to ¡rum! [imi­ta el soni­do de un auto que lle­ga rápi­do]. Cuan­do levan­to la mira­da, ense­gui­da, ¡pla, pla! [imi­ta el soni­do de los dis­pa­ros], y sien­to que la veci­na gri­ta ‘¡pará, no tirés!’”. De este modo, Lore­na (nom­bre fic­ti­cio) rela­ta lo que vivió el domin­go 21 de febre­ro, cuan­do un pro­ce­di­mien­to poli­cial en las inme­dia­cio­nes de su casa, en Mal­vín Nor­te, ter­mi­nó con un enfren­ta­mien­to entre poli­cías y veci­nos y cua­tro per­so­nas lesio­na­das con perdigones.

Lore­na reci­bió el impac­to de un per­di­gón en la pier­na dere­cha. Mien­tras con­ver­sa con la dia­ria está sen­ta­da en la mis­ma mesa don­de esta­ba aquel domin­go, pero aho­ra tie­ne el mus­lo ven­da­do y mule­tas a su lado, que la ayu­dan a mover­se sin tener que apo­yar el pie en el sue­lo. Su hijo, Nico­lás (nom­bre fic­ti­cio), toma un refres­co y mira a los visi­tan­tes con curio­si­dad. “Nico que­dó tris­te. Cuan­do vio el video tiró el telé­fono y se puso a llo­rar”, cuen­ta Lore­na. Se refie­re a uno de los videos que cir­cu­ló en redes socia­les el mis­mo día, en que se ve par­te de los incidentes.

La ver­sión del Minis­te­rio del Inte­rior (MI) es que el hecho se pro­du­jo duran­te la per­se­cu­ción de un sos­pe­cho­so de hur­to, a par­tir de la denun­cia de un robo come­ti­do en la inter­sec­ción de Hipó­li­to Yri­go­yen y Arcos Ferrand. Según fuen­tes ofi­cia­les, cuan­do el patru­lle­ro lle­gó a la zona del asen­ta­mien­to Aqui­les Lan­za, veci­nos comen­za­ron a arro­jar pie­dras al móvil poli­cial y una per­so­na le arre­ba­tó el telé­fono a uno de los efec­ti­vos, ante lo cual estos res­pon­die­ron con dis­pa­ros de per­di­go­nes. El MI infor­mó que ini­ció una inves­ti­ga­ción admi­nis­tra­ti­va para cono­cer las cir­cuns­tan­cias del hecho y cuen­ta con mate­rial fíl­mi­co del operativo.

Lore­na dice que salió de su casa cuan­do escu­chó los dis­pa­ros y a su veci­na adver­tir que había niños jugan­do. “Sal­go por el por­tón y les digo ‘pará, así no, des­pa­cio, que pue­de haber meno­res’”, dice. “Métan­se para aden­tro, man­ga de mugrien­tas, negras de mier­da”, res­pon­dió uno de los fun­cio­na­rios, según recuer­dan Lore­na, su veci­na Tatia­na y su mamá (nom­bres fic­ti­cios), Clau­dia (nom­bre fic­ti­cio). “Le dije ‘no ven­gas de vivo acá; por­que viva en un can­te vos no tenés que entrar de vivo’. Yo entien­do el pro­ce­di­mien­to poli­cial, pero de vivos no, y más si hay nenes jugan­do. Esta es una calle cerra­da y acá los deja­mos libres a los chi­qui­li­nes por­que no pasa nada”, con­ti­núa Lore­na, que cada tan­to se aco­mo­da el ven­da­je que le cam­bia­ron ese mis­mo día.

La joven le pidió el ran­go poli­cial, el núme­ro de móvil y la matrí­cu­la a uno de los efec­ti­vos. “Andá a apren­der a leer”, le res­pon­dió el fun­cio­na­rio. Este inter­cam­bio que­dó regis­tra­do en un segun­do video. “Le dije que yo ten­go los mis­mos dere­chos que él, que no me tie­ne que deni­grar como per­so­na. Me dio tre­men­da bron­ca, por­que él no tie­ne idea de mi vida o de mi his­to­ria. Sin ser des­pec­ti­va con nadie, que yo viva acá no quie­re decir que no sepa leer o lo que sea, por­que acá ella [seña­la a una veci­na] tra­ba­ja en un empren­di­mien­to, yo tra­ba­jo en casas de fami­lia, los mucha­chos del fon­do van a la feria”, expre­só. “Lamen­ta­ble­men­te no pode­mos salir de este lugar y tene­mos que vivir acá. Él no sabe el esfuer­zo que hace­mos noso­tros, la vida que lle­va­mos y lo que car­ga­mos en la espal­da”, afirmó.

Tatia­na se sumó unos minu­tos más tar­de a la con­ver­sa­ción. Cuen­ta que el día de los inci­den­tes esta­ba ter­mi­nan­do de desa­yu­nar y salía de su casa a col­gar la ropa lava­da, cuan­do vio lle­gar al pri­mer móvil. Dice que “ellos siem­pre bajan como si fue­ra una pis­ta”. “En eso escu­cho cua­tro o cin­co tiros, me acer­co y les digo ‘¿cómo van a tirar tiros, que si hay un niño ahí lo matan?’. En eso sale Lore­na y les dice que cómo van a tirar tiros para las casas de un vecino. ¿Y si había niños jugan­do en los patios?”, narra. Según su per­cep­ción, a uno de los efec­ti­vos en par­ti­cu­lar se lo veía “muy exas­pe­ra­do”. Tam­bién recuer­da que Lore­na le pidió el ran­go poli­cial, y cuan­do fue para aden­tro a bus­car papel y lápiz para ano­tar, el hom­bre le con­tes­tó “apren­dé a leer”.

“¿Negra fue que te dijo?”, le pre­gun­ta Tatia­na a Lore­na. “Sí, negra de mier­da”, res­pon­dió ella. “Si a [Edin­son] Cava­ni lo deja­ron sin par­ti­dos por decir ‘negri­to’, a este le ten­drían que haber hecho algo”, refle­xio­nó Tatia­na, que fue quien fil­mó uno de los videos. A la dis­cu­sión, que fue subien­do de tono, se suma­ron cada vez más veci­nos, fami­lia­res y cono­ci­dos de la zona, y pron­to lle­gó un segun­do patru­lle­ro. “Ahí es cuan­do vie­ne la otra boto­na, que se bajó a los palos y empu­jó a mi madre. Y ahí es cuan­do el mili­co pela­do alto apro­ve­cha la situa­ción para tirar­me a que­ma­rro­pa”, rela­ta Lore­na. Afir­ma que no hubo pedra­das ni adver­ten­cia de los poli­cías de que iban a disparar.

Cuan­do recuer­da el momen­to del dis­pa­ro, Lore­na hace un ges­to de dolor. Dice que has­ta ese momen­to pen­só que iba a ter­mi­nar dete­ni­da y no con un tiro en la pier­na. Sos­tie­ne que es la pri­me­ra vez que vivió algo así. “Si bien uno sabe que acá en el barrio andan a los tiros, cuan­do es per­so­nal es dis­tin­to. Yo sen­tía que me iban a cor­tar la pier­na, sen­tí que se me ter­mi­na­ba el mun­do. Es feo el momen­to de sen­tir el impac­to y saber que fue con rabia. Por­que ¿y si es una de ver­dad? ¿Y si me par­te el hue­so, como me dijo el ciru­jano?”, reflexiona.

Ceci­lia tie­ne las mar­cas de cin­co per­di­go­nes en el bra­zo, cer­ca del hom­bro, en for­ma de círcu­lo, y un hema­to­ma que se extien­de des­de el hom­bro has­ta lle­gar casi al codo. Cuan­do comen­zó todo esta­ba miran­do tele­vi­sión. “Nun­ca había vivi­do algo así. Fue horri­ble”, con­fie­sa. A pesar de las heri­das, la mujer hace énfa­sis en la “dis­cri­mi­na­ción” que sufrie­ron por par­te de uno de los poli­cías. “‘Vayan a apren­der a leer’; ‘negras’; ‘báñen­se’; un mon­tón de cosas dijo, tam­bién sobre el lugar en que vivi­mos. Nos insul­tó mal, de ver­dad”, afir­ma. Tam­bién cri­ti­ca que no hayan pres­ta­do asis­ten­cia a las per­so­nas que que­da­ron lesionadas.

“Yo sólo me acuer­do de que un poli­cía me invi­tó a pelear”, dice María (nom­bre fic­ti­cio), una ado­les­cen­te de 13 años que vive en el barrio. Dice que se inter­pu­so entre uno de los efec­ti­vos y otras de las muje­res que esta­ban en el enfren­ta­mien­to. “Ella esta­ba con el bebé a upa”, dice María, y seña­la a Tatia­na. “Pasa que acá vos tocás a uno y salen todos, que son unos cuan­tos. Pue­den estar pelea­dos y ni hablar­se por días, pero si le pasa algo a uno, están todos”, apun­ta Tatia­na. “Es ver­dad, yo no sé en qué momen­to vinie­ron, pero de repen­te esta­ba toda mi fami­lia alre­de­dor mío”, agre­ga Lorena.

Nin­gu­na recuer­da haber vis­to al ladrón, ni el celu­lar arre­ba­ta­do. “Lo del celu­lar nos ente­ra­mos de noche”, dice Ceci­lia. “Había mucha gen­te alre­de­dor, miran­do, vaya a saber… [Qui­zá] alguien en el momen­to apro­ve­chó. No sabe­mos cómo fue. Pero ellos saben que no fui­mos noso­tros”, ase­gu­ra la mujer.

Inddhh pre­pa­ra un docu­men­to sobre el uso de la fuer­za policial

Has­ta el momen­to, nin­gu­na de las muje­res lesio­na­das pre­sen­tó una denun­cia poli­cial, pero ana­li­zan radi­car una denun­cia ante la Ins­ti­tu­ción Nacio­nal de Dere­chos Huma­nos (Inddhh), pro­ba­ble­men­te esta sema­na. Apar­te de ellas tres, un ado­les­cen­te reci­bió per­di­go­nes en el tórax. “Esta­mos ate­mo­ri­za­dos”, afir­ma Lore­na. Dice que la noche del domin­go su fami­lia se acos­tó pen­san­do que al otro día los iban a “levan­tar a las pata­das”, y con­si­de­ra que esto no suce­dió por la noto­rie­dad públi­ca que tomó el caso. “Y olvi­da­te de lla­mar­los si el día de maña­na nos pasa algo”, aco­ta Tatia­na. “Esta­mos ate­mo­ri­za­dos por la repre­sa­lia que pue­dan tomar hacia noso­tros. Por­que aho­ra no nos van a tocar, pero no vamos a poder vol­ver a lla­mar­los. O no van a venir, o van a venir y nos van a decir de todo”, agrega.

Para Lore­na, este epi­so­dio demues­tra que “a veces” los poli­cías actúan mal, y agre­ga que “errar es humano”. Y aho­ra espe­ra que no haya “más vio­len­cia”. “Que el poli­cía res­pe­te a la mujer, ante todo. No por la cla­se social o el lugar en que vivas tenés que ser des­pec­ti­vo”, apun­ta. “Y tene­mos los mis­mos dere­chos. En Carras­co no van y hacen estas cosas, ni en Poci­tos ni en Pun­ta Gor­da. ¿Acá por qué tie­nen que hacer­lo, por­que vivi­mos en un can­te? ¿Por­que la inten­den­cia nos dejó un poco de lado? Noso­tros tra­ta­mos de arre­glar la casa y tener­la arre­gla­di­ta para no ser un can­te, para que no nos digan que vivi­mos en un can­te, como nos dije­ron en las redes”, apun­ta Tatiana.

La Inddhh comen­zó una inves­ti­ga­ción de ofi­cio el mar­tes, y está ela­bo­ran­do un “infor­me temá­ti­co gene­ral” sobre el “esta­do del uso de la fuer­za por par­te de la Poli­cía, tan­to de la fuer­za letal como la no letal”, según infor­mó a la dia­ria el direc­tor de la ins­ti­tu­ción, Juan Farop­pa. El docu­men­to tras­cien­de este caso con­cre­to y tie­ne el obje­ti­vo de “hacer reco­men­da­cio­nes y esta­ble­cer pará­me­tros para que se pue­dan desa­rro­llar las inter­ven­cio­nes poli­cia­les que deben desa­rro­llar­se en el mar­co del Esta­do de dere­cho, cum­plien­do con las nor­mas aplicables”.

Farop­pa expli­có que la deci­sión de ela­bo­rar este infor­me res­pon­de a que se está “obser­van­do cier­ta natu­ra­li­za­ción en el tra­ta­mien­to que se da de estos temas”, es decir, res­pec­to del uso de esco­pe­tas de per­di­go­nes en ope­ra­ti­vos, y que “hay que tener en cuen­ta que la muni­ción no letal debe usar­se de acuer­do a pro­to­co­los, pro­ce­di­mien­tos deter­mi­na­dos y en cir­cuns­tan­cias estric­ta­men­te jus­ti­fi­ca­das, no en cual­quier caso”. Asi­mis­mo, se inclui­rá en el docu­men­to el abor­da­je de la muni­ción letal “por­que tam­bién se advier­te, sin hacer nin­gún jui­cio de valor, que en otros casos, de acuer­do al rele­va­mien­to que esta­mos hacien­do, la Poli­cía está uti­li­zan­do muni­ción letal”.

“Nos inte­re­sa­ría que el docu­men­to sir­vie­ra como una pro­pues­ta para faci­li­tar el deba­te, la dis­cu­sión, los pun­tos de vis­ta con­tra­rios sobre el tema; que se pro­ble­ma­ti­ce algo que a nues­tro enten­der se está dan­do como natu­ral o que no debe ser cues­tio­na­do, y es com­pli­ca­do”, refle­xio­nó el abo­ga­do. En tan­to, para este caso con­cre­to, la inves­ti­ga­ción se está basan­do en entre­vis­tas con tes­ti­gos de los hechos e infor­ma­ción que se soli­ci­tó al MI res­pec­to del pro­ce­di­mien­to; el MI has­ta el momen­to no ha res­pon­di­do, “pero está en pla­zo para hacer­lo”, señaló.

Farop­pa expli­có que la Inddhh pue­de inter­ve­nir en el asun­to mien­tras que no se judi­cia­li­ce, esto es, mien­tras que no inter­ven­ga el Poder Judi­cial. Es decir que la par­ti­ci­pa­ción de la Fis­ca­lía no alte­ra el cur­so de la inves­ti­ga­ción de la ins­ti­tu­ción, indi­có Farop­pa. “El caso se judi­cia­li­za en el momen­to en que la Fis­ca­lía for­ma­li­za a las per­so­nas y soli­ci­ta la inter­ven­ción del juez. Mien­tras tan­to pode­mos seguir actuan­do”, seña­ló. Según supo la dia­ria con base en fuen­tes de Fis­ca­lía, has­ta el momen­to la fis­cal del caso, Andrea Naupp, no reci­bió nin­gu­na denun­cia por lesio­nes, pese a lo cual la Fis­ca­lía está actuan­do de ofi­cio y está inda­gan­do todo el procedimiento.

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *