Colom­bia. Pri­va­ti­za­ción de los bal­díos, otro nom­bre del des­po­jo de terri­to­rios ancestrales

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 6 de octu­bre de 2020.

En Colom­bia, reac­ti­var la eco­no­mía tras la pan­de­mia no se tra­du­ce en la crea­ción de empleos ver­des, ni naran­jas, ni de nin­gún color. Para el Gobierno Nacio­nal, sig­ni­fi­ca reac­ti­var la eco­no­mía colo­nial. A tra­vés de dos pro­yec­tos de la Agen­cia Nacio­nal de Tie­rras (ANT), pre­ten­de reanu­dar la acu­mu­la­ción de tie­rras bal­días de la Nación en manos de empre­sa­rios, en con­tra de la imple­men­ta­ción de la Refor­ma Rural Inte­gral del Acuer­do Final de Paz.

El pro­ble­ma de la gran con­cen­tra­ción de la tie­rra en Colom­bia no sola­men­te está en el cora­zón de la vio­len­cia his­tó­ri­ca con­tra el cam­pe­si­na­do y los escla­vos libe­ra­dos, sino que sigue sien­do el motor de los ase­si­na­tos de líde­res y el des­pla­za­mien­to for­za­do de millo­nes de per­so­nas en todo el país.

Ante este pro­ble­ma agra­rio estruc­tu­ral, el movi­mien­to cam­pe­sino ha pro­ta­go­ni­za­do luchas impor­tan­tes de recu­pe­ra­ción, demo­cra­ti­za­ción y libe­ra­ción de tie­rras en los años 1970 y 1980, que pre­ten­dían pro­vo­car une refor­ma agra­ria dis­tri­bu­ti­va que die­ra res­pues­ta al des­po­jo y al aca­pa­ra­mien­to de tie­rras por par­te de los latifundistas.

En la actua­li­dad, con linea­mien­tos direc­tos des­de Washing­ton, el gobierno ha deci­di­do prio­ri­zar el cam­po colom­biano como espa­cio para la recu­pe­ra­ción eco­nó­mi­ca del país. Con miras a cum­plir con la imple­men­ta­ción, no del Acuer­do de Paz, sino de la estra­te­gia esta­dou­ni­den­se de Colom­bia Cre­ce, la ANT es hoy la que anun­cia gran­des cam­bios para la rura­li­dad colombiana.

Dos pro­yec­tos de acuer­do, de la ANT, pro­po­nen esta­ble­cer nue­vas reglas de ocu­pa­ción y acce­so a la pro­pie­dad de las tie­rras bal­días a tra­vés de las Zonas de Desa­rro­llo Empre­sa­rial. Estos pro­yec­tos pre­ten­den crear una excep­ción a la Ley, crean­do una figu­ra que per­mi­ta a empre­sas agro­pe­cua­rias acu­mu­lar tie­rras sin un deter­mi­na­do lími­te de exten­sión. El obje­ti­vo de estos pro­yec­tos de la ANT es libe­ra­li­zar la tenen­cia y uso de los bal­díos de la Nación para bene­fi­cio de los lati­fun­dis­tas de siempre.

Estos pro­yec­tos pri­va­ti­za­do­res de las tie­rras bal­días, las cua­les deben ser des­ti­na­das a garan­ti­zar dere­chos y a brin­dar jus­ti­cia a los sin tie­rra y a los des­po­ja­dos, van en con­tra del orden constitucional.

Por un lado, des­co­no­cen el artícu­lo 64 de la Cons­ti­tu­ción, que obli­ga al Esta­do a pro­mo­ver el acce­so pro­gre­si­vo a la pro­pie­dad de la tie­rra de los tra­ba­ja­do­res agra­rios, y a brin­dar ser­vi­cios de edu­ca­ción, salud, vivien­da, segu­ri­dad social, cré­di­to, comer­cia­li­za­ción de los pro­duc­tos, entre otros, con el fin de mejo­rar el ingre­so y la cali­dad de vida del campesinado.

Por otro lado, cam­bios de esta natu­ra­le­za a la adju­di­ca­ción y uso de las tie­rras bal­días de la Nación, exi­gen una dis­cu­sión amplia, con diá­lo­go inter­cul­tu­ral, entre el cam­pe­si­na­do, los pue­blos indí­ge­nas, las comu­ni­da­des afros, y lógi­ca­men­te el Con­gre­so de la República.

La garan­tía del dere­cho a la par­ti­ci­pa­ción de los pue­blos étni­cos ante cual­quier deci­sión que afec­te sus dere­chos, se vuel­ve efec­ti­va a tra­vés de la con­sul­ta pre­via. Asi­mis­mo, el Con­se­jo Direc­ti­vo de la ANT que emi­tió esas pro­pues­tas de acuer­do está de fac­to usur­pan­do com­pe­ten­cias del Poder Legislativo.

El terri­to­rio de Colom­bia le per­te­ne­ce a la Nación. La Madre Tie­rra no pue­de ser con­si­de­ra­da una mer­can­cía que se ven­de al mejor postor.

La tie­rra es el ori­gen de la vida, es nues­tra mora­da, es la madre que nos nutre, nos abri­ga y cui­da de nues­tra salud y la de las gene­ra­cio­nes futu­ras. De ella han bro­ta­do los fru­tos de nues­tra cul­tu­ra y mar­ca­do los hitos de nues­tra his­to­ria. Las tie­rras bal­días no son, ni serán, el botín de los des­po­ja­do­res en su gue­rra con­tra el Pue­blo colombiano.

Nos resis­ti­mos a que nues­tra Tie­rra sea aca­pa­ra­da, explo­ta­da y des­trui­da por intere­ses pri­va­dos y extran­je­ros. La lucha por la vida, por la tie­rra, por los dere­chos y por la sobe­ra­nía ali­men­ta­ria, une a comu­ni­da­des cam­pe­si­nas, indí­ge­nas, afros, urba­nas, une a todo el Pue­blo colombiano.

Fuen­te: Cuar­to de Hora

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