Argen­ti­na. Nor­man Bris­ki escri­bió una obra de títe­res sobre la toma de Guer­ni­ca don­de se afir­ma: «La pro­pie­dad pri­va­da es el virus» (obra completa)

Por María Danie­la Yac­car, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 27 de sep­tiem­bre de 2020.

Rep hizo las ilustraciones

Se lla­ma «La pro­pie­dad es la mal­di­ción de la her­man­dad», es de títe­res y está diri­gi­da a los chi­cos. El dra­ma­tur­go y direc­tor bus­ca algún gru­po que quie­ra hacer­la en el pre­dio. El tex­to cru­za la «his­to­ri­ci­dad» de la loca­li­dad con el con­flic­to actual.

Ima­gen: Veró­ni­ca Bellomo

En con­ti­nui­dad con sus expe­rien­cias tea­tra­les en villas y fábri­cas, Nor­man Bris­ki escri­bió una obra de títe­res sobre la toma de Guer­ni­ca, la más gran­de y emble­má­ti­ca de la pro­vin­cia de Bue­nos Aires. Lue­go le sugi­rió a Rep que ilus­tra­ra a los per­so­na­jes. Es una obra sobre y para la toma, por­que el pro­pó­si­to es que algu­na com­pa­ñía reco­ja el guan­te y la haga en el pre­dio de 100 hec­tá­reas del par­ti­do de Pre­si­den­te Perón, don­de, según las orga­ni­za­cio­nes socia­les que acom­pa­ñan la lucha, hay ins­ta­la­das 2500 familias.

El tex­to está pen­sa­do para uno de los gru­pos más vul­ne­ra­bles de la toma: les niñes. Lle­var­lo al lugar es un obje­ti­vo de Bris­ki y del fren­te cul­tu­ral Che Ade­li­ta, del cual es miem­bro. La últi­ma reso­lu­ción de la Jus­ti­cia rati­fi­có el des­alo­jo. Sim­ple­men­te lo pos­ter­gó para el 1º de octu­bre tras los pedi­dos de los abo­ga­dos de las fami­lias, orga­nis­mos de dere­chos huma­nos y el gobierno bonaerense. 

El tex­to, titu­la­do La pro­pie­dad es la mal­di­ción de la her­man­dad, pue­de leer­se aquí . Conec­ta la «his­to­ri­ci­dad» de la loca­li­dad del ter­cer cor­dón del conur­bano bonae­ren­se –otro­ra terri­to­rio de que­ran­díes– con el con­flic­to actual. La tesis de la obra es que quie­nes aho­ra están vivien­do allí en pre­ca­rias casi­llas encar­nan el espí­ri­tu de aque­llos que fue­ron echa­dos y masa­cra­dos. Son «hijos de los que­ran­díes«. 

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«No es una toma. Ellos no son ocu­pas. Son los raja­dos de todos lados, por fal­ta de tra­ba­jo, por­que no pue­den pagar el alqui­ler, por­que su fami­lia se ha des­ar­ti­cu­la­do en base a la pobre­za. Van a parar ahí, a un lugar que ya fue expro­pia­do, por Sar­mien­to, Roca, todos. Están, sin que­rer, vol­vien­do a estar en el lugar en el que esta­ban», resu­me el autor, que fue uno de los ora­do­res de la con­fe­ren­cia de pren­sa que brin­da­ron el mar­tes en el Obe­lis­co las orga­ni­za­cio­nes y par­ti­dos de izquier­da que acom­pa­ñan el reclamo.

El espec­tácu­lo con­ta­ría con la voz en off de un que­ran­dí. Al comen­zar, la viz­ca­cha es la encar­ga­da de repa­sar la his­to­ria del lugar. «Esto que se lla­ma Guer­ni­ca, se lo puso una Matil­de tal y has­ta el ape­lli­do no lo voy a olvi­dar. Díaz Vélez, y su abue­lo Eus­ta­quio era gene­ral. Rajó a los indios que esta­ban acáLe puso Guer­ni­ca por la madre espa­ño­la que la parió«. Como la zona está vin­cu­la­da a los anti­guos cura­tos de la de San Vicen­te, otro per­so­na­je es un cura. Hay un poli­cía que tor­tu­ra pero pide aumen­to sala­rial y un comi­sa­rio que defien­de los intere­ses de un barrio pri­va­do ‑en la vida real, una fir­ma inmo­bi­lia­ria es la prin­ci­pal deman­dan­te del terreno: pro­yec­ta cons­truir allí un club & country-. «Jua­na con bebé» repre­sen­ta a las fami­lias de la toma y sólo bus­ca un lugar para vivir. El res­to de los per­so­na­jes son: ojos y estre­llascua­tro gri­llos can­to­res que ento­nan una «cha­ca­re­ra de los sin techo» y un dron.

-¿Qué es lo que te con­vo­ca de la toma de Guer­ni­ca?-Ten­go viven­cias cla­ras de sen­tir lo que les está pasan­do, una iden­ti­fi­ca­ción muy seria, me sien­to muy muy pró­xi­mo. Es muy pro­ba­ble que sea por ser hijo de la segun­da gue­rra mun­dial o exi­lia­do. Por toda la expe­rien­cia de estar cer­ca de mi gen­te, que está muy des­po­seí­da. Me pre­gun­to cómo pue­de ser que en este país lleno de tie­rras y comi­da haya gen­te que está deso­la­da bus­can­do un lugar al que le per­mi­ten sola­men­te entrar con un plás­ti­co. No pue­den entrar con mate­ria­les de cons­truc­ción. Les dicen a los alma­ce­nes de los alre­de­do­res que no les ven­dan agua. Es muy cruel. Los ante­ce­den­tes del pero­nis­mo siem­pre estu­vie­ron cer­ca de los recla­mos de los tra­ba­ja­do­res. Hay un con­cep­to de dere­cha, direc­ta­men­te, de que son ladro­nes, delin­cuen­tes, de mala vida. Nada que ver. Yo los conoz­co. Tie­nen una capa­ci­dad de enten­der su situa­ción y la social con mucho alcan­ce. No son para nada dor­mi­dos.La ocu­pa­ción mis­ma sig­ni­fi­ca ener­gía revolucionaria.

-Por­que «la pro­pie­dad pri­va­da es el virus», dice la obra.
-Sí. Y los que están en con­tra son los barrios pri­va­dos que están alrededor.

-Ese es uno de los fac­to­res por los cua­les esta toma es emble­má­ti­ca. Con­den­sa muchos sen­ti­dos que la obra expre­sa.
-Escu­ché bas­tan­te. Y pen­se en de quién era esa tie­rra, en su his­to­ri­ci­dad. Des­pués vie­nen los Díaz Vélez, o Sar­mien­to que es un enor­me enemi­go de los pue­blos ori­gi­na­rios. ¿Por qué un pue­blo de Cór­do­ba se lla­ma James Craik? Tenían nom­bres indios esos luga­res. Los cam­bia­ron y civi­li­za­ron. Hubo un geno­ci­dio. Ahí esta­ban los que­ran­díes. Cuan­do tuvi­mos la reu­nión con la gen­te de Guer­ni­ca, había dos chi­cas joven­ci­tas, las dos de pue­blos ori­gi­na­rios. A los que­ran­díes los echa­ron en 1830 y aho­ra están vol­vien­do. Les ves la facha y son los que estuvieron. 

-El final de la obra sugie­re que se podrían que­dar ahí.
-Es muy difí­cil saber qué va a pasar. Las reunio­nes (con las auto­ri­da­des) ter­mi­nan en que: les dan cua­tro de las tan­tas hec­tá­reas o en que a algu­nos los van a colo­car en Misio­nes y con los otros «vamos a ver». Se ter­mi­na nego­cian­do para des­pa­rra­mar la insu­rrec­ciónLa lla­ma ardien­te de la jus­ti­cia. Divi­den para rei­nar, lo saben hacer muy bien. Pero los que están den­tro de la toma tam­bién lo saben muy bien. Hay una alian­za, digo esto como nove­dad, una uni­dad muy seria de las agru­pa­cio­nes que quie­ren defen­der esa cau­sa. Una uni­dad que apa­re­ce en la Argen­ti­na cuan­do los mon­to­ne­ros y los erpios se hacen ami­gos. Una expe­rien­cia como esa hizo que nos pudié­se­mos sen­tar, recor­dar, dis­cu­tir qué hacer. No hay duda de que gober­nar es muy difí­cil, pero no hay duda de que vivir en esas con­di­cio­nes es un espan­to. Es una obra de Valle Inclán.

-¿Por qué escri­bis­te una obra para niños?
-Los chi­cos están con­ten­tos ahí con los otros chi­cos, jugan­do. Hay que dar­les lo que uno pue­de tener como arte­sa­nía. Yo hice títe­res con el Gru­po Octu­bre (fun­da­do por él en 1969). Me pare­ció que el mejor rega­lo, apor­te, devo­lu­ción, true­que, lo que sea, era hacer esto que toda­vía hay que hacer. Nece­si­to un gru­po que se ani­me a ensa­yar y que­rer ir. No he bus­ca­do tan­to. Lo pre­sen­to a ver quién se entu­sias­ma. Che Ade­li­ta tie­ne ganas de bus­car las esté­ti­cas que corres­pon­dan a este tiem­po. No es fácil.

-¿Por qué cues­ta tan­to encon­trar al arte en las luchas? ¿Por qué se sue­le encrip­tar en sí mis­mo?
-Casi nun­ca está. ¿Por qué se tie­ne tan bue­na opi­nión del arte? Pare­cie­ra que no es la polí­ti­ca. El arte y la polí­ti­ca están súper alia­dos. Según quién está domi­nan­do, así será la cul­tu­ra que pro­du­ce. Pue­de haber reduc­tos por ahí. La his­to­ria del arte está liga­da al poder, no a los pue­blos. Da Vin­ci no escri­bió para la gen­te sino para el Papa; pin­tó y le paga­ban. Por hacer el Guer­ni­ca Picas­so cobró. Es un pue­blo des­trui­do, bom­bar­dea­do. No que­dó nadie. La cul­tu­ra no res­ca­ta eso. Picas­so lo res­ca­ta en su cua­dro. Enton­ces, Guer­ni­ca no es Guer­ni­ca: es un hecho esté­ti­co. 

-¿Qué sig­ni­fi­ca­do das a las tomas en este con­tex­to?
-Esta­mos en una situa­ción iné­di­ta en la que hay fuer­zas (como en Chi­le o Colom­bia) que bus­can eman­ci­par­se, reco­brar liber­ta­desSus luchas son sig­ni­fi­ca­ti­vas pero no sufi­cien­tes. Lo que esta­ría fal­tan­do es la alian­za con lo que se abur­gue­só, con los par­ti­dos polí­ti­cos. No se pue­de creer la dis­tor­sión que se pro­du­ce por tener el cono­ci­mien­to de estar en el poder, la idea de que para sos­te­ner una socie­dad la úni­ca solu­ción es el capi­ta­lis­mo. No hay nin­gu­na alu­sión a la insu­fi­cien­cia de la demo­cra­cia. Con Trump en el poder ni siquie­ra hay un alto recha­zo al impe­ria­lis­mo, por­que resuel­ve el pro­ble­ma eco­nó­mi­co. Nove­do­sa­men­te, apa­re­ce una alian­za de mane­ras de pen­sar socie­da­des nue­vas, que están con ganas de ser soli­da­rias como ban­de­ra y no con la ban­de­ra para ser solidarias. 

*Los gru­pos intere­sa­dos en hacer la obra pue­den escri­bir a prensacaliban@​gmail.​com.

Recua­dro: La inercia

Bris­ki odia el tea­tro vir­tual. Odia las cla­ses vir­tua­les, aun­que dio cua­tro en todos estos meses. La solu­ción que halló en este iné­di­to momen­to de pará­li­sis tea­tral fue vol­car­se al cine. Trans­for­mó la últi­ma obra que escri­bió ‑antes de la pan­de­mia- en una pelí­cu­la que está fil­man­do en su sala Cali­bán y en la calle. 981 tra­ta sobre la iner­cia: «Esta­mos muy inmer­sos en la iner­cia. Es un tema­zo. No se pue­de vivir sin iner­cia y a la vez pos­po­ne todo. Tene­mos iner­cia his­tó­ri­ca, iner­cias amo­ro­sas. La del cris­tia­nis­mo, el auto­mó­vil, la mate­ria». La expe­rien­cia de fil­mar una obra le resul­ta un «jue­go nue­vo, diver­ti­do, con capa­ci­dad mági­ca». Para él, «el tea­tro tie­ne la gran­de­za del víncu­lo; el cine la de lo que podés haber soña­do, ima­gi­na­do o deseado».

La pro­pie­dad es la mal­di­ción de la hermandad

Por Nor­man Briski

Juana con bebé.

Jua­na con bebé. 


Ima­gen: REP

Per­so­na­jes

Indio y Luna
Cua­tro gri­llos can­to­res
Ojos y estre­llas
Vicen­te cura vie­ji­to
Dron
Poli­cía con bigo­te y arma
Viz­ca­cha
Comi­sa­rio con bigo­te y arma
Jua­na con bebé
Voz en off del Querandí

(Entra mujer con bebe atrás)

Jua­na: Estoy corrien­do para allá. Ya vuel­vo con nove­dad. Esta­mos que­rien­do tener un lugar para poder… ya vuel­vo… Nos quie­ren rajar. Yo soy una madre, hija y abue­la. Todo eso soy y muchas más. (A públi­co) Uste­des me tie­nen que ayu­dar. Si ven que vie­nen los
boto­nes me tie­nen que avi­sar. Atrás esta mi niño, él me avi­sa cuan­do rajar. Con el chu­pe­te apun­ta y se pone a llorar.

Viz­ca­cha

Viz­ca­cha: Este lugar se lla­ma, sí, sí, había lla­mas, gua­na­cos, viz­ca­chas y sapos. Yo soy la últi­ma viz­ca­cha y todo lo voy a con­tar. Esto que se lla­ma Guer­ni­ca, se lo puso una Matil­de tal y has­ta el ape­lli­do no lo voy a olvi­dar. Díaz Vélez, y su abue­lo Eus­ta­quio era gene­ral. Rajó a los indios que esta­ban acá. Le puso Guer­ni­ca por la madre espa­ño­la que la parió.

Jua­na: Que me impor­ta la his­to­ria, yo nece­si­to un lugar, miren lo que le voy a decir, yo nece­si­to un lugar para vivir.

Viz­ca­cha: ¿Y yo no? Yo no cuen­to nada que no sea la ver­dad. ¿Si tie­nen mucha ham­bre, uste­des me van a cocinar?

Jua­na: No, no de nin­gu­na mane­ra si yo aca­bo de almor­zar fai­sán con sal­sa de nue­ces de la Ita­lia Meridional.

Vicen­te

Vicen­te: Yo soy el cura que sabe que esos indios que vivían acá tenían alma como los demás y sola­men­te creo en los pobres por­que como San Vicen­te solo sien­do soli­da­rio se encuen­tra feli­ci­dad. Déjen­me hablar con la autoridad.

Viz­ca­cha: Yo sé el nom­bre de esos indios, de ellos es esta pro­pie­dad, no de los que hicie­ron estan­cias, oli­gar­cas y man­da­más. Que­ran­díes se lla­ma­ban y a la noche se los escu­cha hablar…

¡Cui­da­do que ahí vie­ne la taque­ría que los va a matar!

(Todos se van, se que­da Vicen­te) (Entran poli­cía per­tre­cha­do, apa­re­ce Dron en el aire)

Dron

Poli­cía: Uste­des que hacen aquí, acá, allí, allá.

Vicen­te: Yo ven­go en son de paz.

Poli­cía: Yo no. (Se lo lle­va) ¿Alguien más vie­ne a que­dar­se por acá? (Al públi­co) por­que lo lle­vo de vaca­cio­nes al cemen­te­rio que ahí nomás está.

Viz­ca­cha: (Entra la Viz­ca­cha y le muer­de el ten­dón de Aqui­les y se va)

Poli­cía: ¡Ay! Me ata­ca­ron por acá y me due­le por allá. Lla­ma­ré a las tan­que­tas, al juez, al gober­na­dor y a los sub­ma­ri­nos, dicien­do que ale­vo­sa­men­te me quie­ren matar. Hijos de los Que­ran­díes ¡Ya los voy a aga­rrar! (sale)

Jua­na: (Entra corrien­do) Nadie nos va a sacar, por­que lo nues­tro es pura nece­si­dad, a la noche hare­mos guar­dia y nadie va a poder entrar. (Sale)

Vicen­te: Le dije al poli­cía que el dia­blo lo va a cas­ti­gar, me dijo que vuel­va a la parro­quia y que no vuel­va más por acá, por aquí, por ahí, por allí y por allá. Y aquí estoy doña Jua­na para avi­sar­le que yo a la noche no voy a per­noc­tar. Pero maña­na voy a seguir insis­tien­do que… hay que pac­tar, nego­ciar, más que un cura parez­co un sindical.

(Sale)

Viz­ca­cha: A la noche es lo mío, nadie me va a encan­di­lar, la noche no es solo para abra­zar, es para abrir los ojos y aler­tar. (Sale)

(Gri­llos telón con estre­llas) (Cua­tro gri­llos entran)

Gri­llos cantores
Ojos y estrellas

(Se callan) (Apa­re­ce Comi­sa­rio y poli­cía tonto)

Poli­cía
Comi­sa­rio

Poli­cía: Aquí me ata­ca­ron comi­sa­rio y yo los detu­ve, los tor­tu­ré como usted sue­le man­dar. Merez­co una meda­lla o un aumen­to salarial.

Comi­sa­rio: Es de noche y no hay luna, es la hora de ata­car. Que todos sal­gan de este pre­dio por­que el Barrio Pri­va­do me van a pagar. Si los des­alo­jo… seré pre­mia­do con ver­des y algo más.

Poli­cía: (con handy) Usted vive en ese Barrio Pri­va­do mi comisario.

Comi­sa­rio: Cálle­se y avi­se que vamos a entrar con sie­te tan­que­tas, perros, heli­cóp­te­ros que Trump nos alqui­ló. Son de la Segun­da Gue­rra mundial.

Poli­cía:(con handy) ¡Aten­ción, aten­ción! Gru­po Hal­cón (se escu­cha voz en el handy) “calla­te alcahue­te te estoy apun­tan­do con mi chu­pe­te”. ¡Mi ofi­cial… me con­tes­tó el enemigo!

Comi­sa­rio: Han inter­cep­ta­do su lla­ma­do, cam­bie de banda.

Poli­cía: ¡No! Yo siem­pre per­te­ne­ce­ré a nues­tra ban­da, Comisario.

Comi­sa­rio: ¿Qué dice? (le qui­ta el handy) Aquí les habla el Comi­sa­rio Eus­ta­quio Roca­ma­dur de la Mala Espi­na. Entré­guen­se sub­ver­si­vos, terro­ris­tas, por orden del juez, culo sucio y de Dios y de María Santísima…

(La luna sale)

Poli­cía: La luna, salió la luna. La luna lle­na. Raje­mos jefe. Nos van a rejunar.

(Se ven muchos ojos)

Mire, nos están rodean­do a puro ojo animal.

Comi­sa­rio: ¡Reti­ra­da tác­ti­ca! ¡Vol­ve­re­mos!

(Entra Jua­na) (Los gri­llos can­tan) (Voz en off de indio que­ran­dí que aquí habitó)

Indio que­ran­dí

Soy Que­ran­dí
Aquí está mi tie­rra don­de nací…
Que sepan los tiem­pos
Que el vien­to soy
Y que la luna esta noche
La puse yo.

Ella es mi ami­ga
Por­que yo vivo en la noche
Por­que el blan­co me oscu­re­ció
Cuan­do ama­nez­ca será
Que uste­des con su lucha
Me devuel­van mi dignidad

Jua­na: Gra­cias por ayu­dar­nos a tener vivien­da, un hogar. Esto recién empie­za, pero vamos a ganar. Si uste­des nos defien­den no habrá nada que nos pue­da derrotar.

Indio: (Indio voz en off) Aquí estu­vi­mos noso­tros, somos los pue­blos ori­gi­na­rios que vuel­ven a su lugar ¿Podrán enten­der­lo? ¿O la pro­pie­dad es el virus que a todos nos contagia?

Viz­ca­cha: No se olvi­den de noso­tros, los bichos y las plan­tas quie­ren salu­dar. Maña­na les diré don­de están las pie­dras, el agua y el cora­je del Gau­chi­to Gil que siem­pre nos va a acom­pa­ñar. Si la ban­de­ra tie­ne un sol no pue­de ser que su luz sea pri­va­ti­za­da por los patro­nes y no para el que va a trabajar.

¡La Pacha­ma­ma no tie­ne dueño!

La tie­rra es de quien nece­si­ta su amor.

Si lle­gas­te has­ta acá…

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