Anda­lu­cía, sobe­ra­nía para poder cam­biar­lo todo- Anda­lu­cía Comunista

4 de Diciem­bre, Día Nacio­nal de Andalucía

El 4 de Diciem­bre de 1977, millo­nes de per­so­nas salie­ron a las calles de todo Anda­lu­cía a exi­gir auto­go­bierno, es decir, poder polí­ti­co con el que poder solu­cio­nar los pro­ble­mas his­tó­ri­cos de depen­den­cia, mise­ria y mar­gi­na­ción en los que Anda­lu­cía se había desa­rro­lla­do como nación. Venía­mos de aque­lla noche oscu­ra del fran­quis­mo en la que Anda­lu­cía había pro­fun­di­za­do en su papel de país de expor­ta­ción de pro­duc­tos agrí­co­las, de mano de obra bara­ta y de una ima­gen dis­tor­sio­na­da y mani­pu­la­da de su cul­tu­ra y señas de identidad.

Pero aquel día, aquel 4 de Diciem­bre de 1977, Anda­lu­cía des­per­tó, como ya lo hizo tam­bién un 4 de Diciem­bre de 1868, y el pue­blo salió a la calle a recla­mar pan, tra­ba­jo, demo­cra­cia y poder para ser pro­ta­go­nis­tas de su futu­ro de una vez por todas; tam­bién des­per­ta­ron aque­llos anda­lu­ces que emi­gra­ron bus­can­do el tra­ba­jo y la dig­ni­dad que en Anda­lu­cía se les nega­ba y des­de la leja­nía tam­bién qui­sie­ron poner su gra­ni­to de are­na en aque­lla explo­sión colec­ti­va de la con­cien­cia nacio­nal andaluza.

Aquel des­per­tar popu­lar anda­luz se aho­gó en san­gre: en la mani­fes­ta­ción de Mála­ga, la poli­cía espa­ño­la ase­si­na­ba al joven tra­ba­ja­dor Manuel José Gar­cía Capa­rrós. La ilu­sión se trans­for­mó en rabia. 37 años des­pués de todo aque­llo, el ase­si­na­to de Gar­cía Capa­rrós sigue sin haber­se acla­ra­do y sus ase­si­nos no han cono­ci­do el castigo.

Hoy, en el 2014, pode­mos cons­ta­tar que todas aque­llas espe­ran­zas e ilu­sio­nes de un futu­ro mejor para Anda­lu­cía, para el pue­blo tra­ba­ja­dor, se vie­ron no solo fru­ta­das sino trai­cio­na­das. En 1978 se apro­bó una Cons­ti­tu­ción espa­ño­la en la que todo cam­bió para que todo siguie­ra igual, que nega­ba el dere­cho de los pue­blos a la sobe­ra­nía nacio­nal, con un Jefe del Esta­do nom­bra­do por el pro­pio Gene­ral Fran­co y con una oli­gar­quía espa­ño­la que seguía man­te­nien­do el poder como antes; y aun­que el 28 de Febre­ro de 1980, el pue­blo anda­luz dio de nue­vo una lec­ción de lucha y dig­ni­dad, el gran capi­tal espa­ñol jun­to a la ines­ti­ma­ble cola­bo­ra­ción de los par­ti­dos que se hacían lla­mar de “izquier­das”, PSOE y PCE, y “anda­lu­cis­tas”, PSA, hoy PA, con­si­guie­ron recon­du­cir las ansias de jus­ti­cia, demo­cra­cia y liber­tad del pue­blo anda­luz. Con­se­gui­mos una “auto­no­mía” que dis­ta­ba de ser el poder polí­ti­co que que­ría­mos y nece­si­tá­ba­mos, y unas ins­ti­tu­cio­nes que solo han ser­vi­do para crear una buro­cra­cia corrup­ta, inú­til e insen­si­ble a los pade­ci­mien­tos del con­jun­to del pue­blo tra­ba­ja­dor andaluz.

Las actua­les ins­ti­tu­cio­nes anda­lu­zas no sir­ven para nada, da igual quien gobier­ne. El actual gobierno anda­luz del PSOE e Izquier­da Uni­da no ha sabi­do ni ha podi­do, ni tam­po­co ha que­ri­do, hacer de estas ins­ti­tu­cio­nes un baluar­te de jus­ti­cia, demo­cra­cia y dig­ni­dad para la cla­se obre­ra y el con­jun­to del pue­blo tra­ba­ja­dor anda­luz en estos momen­tos de cri­sis sis­té­mi­ca capi­ta­lis­ta; la razón es bien sen­ci­lla: estas ins­ti­tu­cio­nes jamás, des­de su crea­ción, han esta­do al ser­vi­cio del pue­blo andaluz.

No se tra­ta sola­men­te de que Anda­lu­cía, inde­pen­dien­te­men­te de la coyun­tu­ra eco­nó­mi­ca, acu­mu­le altas tasas de paro, sino de algo que va mucho más allá, se tra­ta de que des­pués de tan­tos años y de tan­tas luchas, hoy, una per­so­na por el solo hecho de vivir en Anda­lu­cía cua­dri­pli­ca el ries­go de sufrir exclu­sión social en com­pa­ra­ción con otra per­so­na del esta­do espa­ñol. Un 25% de la pobla­ción anda­lu­za vive exclui­da de cual­quie­ra de los dere­chos bási­cos. La cla­se obre­ra y el con­jun­to del pue­blo tra­ba­ja­dor anda­luz no luchó para esto, para este des­pro­pó­si­to, Gar­cía Capa­rrós no murió por una Anda­lu­cía de paro, mise­ria, mar­gi­na­ción y polí­ti­cos corrup­tos que se dicen de izquier­das y progresistas.

Pero lo peor que pode­mos hacer es resig­nar­nos y creer que esto va a ser siem­pre así y no se pue­de cam­biar, no pode­mos creer que Anda­lu­cía está con­de­na­da por una mal­di­ción, tam­po­co pode­mos seguir cre­yen­do más en aque­llos que han demos­tra­do su inca­pa­ci­dad y su inuti­li­dad, por muy de izquier­das que digan que sean. Pode­mos cam­biar la situa­ción, pode­mos cam­biar­lo todo, pero para ello hay que orga­ni­zar­se y luchar por obte­ner poder polí­ti­co, como ya hici­mos el 4 de Diciem­bre de 1977. Somos una nación opri­mi­da y mar­gi­na­da, y de esta situa­ción solo pode­mos salir rom­pien­do con las cade­nas que nos atan y nos impi­den ser libres. Hay que rom­per con el régi­men espa­ñol here­de­ro del fran­quis­mo, con su oli­gar­quía y con sus polí­ti­cos corruptos.

Tam­bién hay que rom­per con una Unión Euro­pea que some­te a Anda­lu­cía a los intere­ses de los gran­des capi­ta­les impe­ria­lis­tas que nos impo­ne qué y cómo debe­mos pro­du­cir, cul­ti­var y con­su­mir, que no entien­de ni de dere­chos ni de demo­cra­cia, y con una OTAN que nos impo­ne su mili­ta­ris­mo y sus bases mili­ta­res en nues­tro terri­to­rio nacional.

La orga­ni­za­ción de la lucha por un poder sobe­rano anda­luz, una Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca Anda­lu­za, es una nece­si­dad vital. Si que­re­mos sani­dad, edu­ca­ción, pan, tra­ba­jo, refor­ma agra­ria, jus­ti­cia, y liber­tad, si que­re­mos recu­pe­rar nues­tras señas de iden­ti­dad y no ser con­ti­nua­men­te obje­to de bur­la por par­te del Esta­do espa­ñol no pue­de haber otro camino que la lucha por la sobe­ra­nía nacio­nal como herra­mien­ta para trans­for­mar la reali­dad y cami­nar hacia una socie­dad que supere el capi­ta­lis­mo, una socie­dad de hom­bres y muje­res libres e igua­les. Una Anda­lu­cía libre, sin bases mili­ta­res extran­je­ras, libre de racis­mo y xeno­fo­bia, una Anda­lu­cía que sea un bas­tión soli­da­rio en la lucha de la cla­se obre­ra y de los pue­blos opri­mi­dos del Mun­do por su emancipación.

Muchos hablan en estos tiem­pos de la Uni­dad Popu­lar y esta­mos de acuer­do, pero para ANDALUCÍA COMUNISTA solo pue­de haber una ver­da­de­ra Uni­dad Popu­lar si con­si­de­ra­mos que Anda­lu­cía es una nación opri­mi­da y depen­dien­te, y con­se­cuen­te­men­te lucha­mos por la sobe­ra­nía nacio­nal, y si se orga­ni­za la lucha por rom­per de una vez por todas con el actual régi­men here­de­ro de Fran­co y su oli­gar­quía explo­ta­do­ra. La ver­da­de­ra Uni­dad Popu­lar ha de salir de la orga­ni­za­ción de la lucha en los cen­tros de tra­ba­jo y estu­dios, en los pue­blos, en los barrios, en las calles de nues­tra Anda­lu­cía, siem­pre al lado de nues­tra gen­te tra­ba­ja­do­ra ele­van­do su con­cien­cia, día a ía.

ANDALUCÍA LIBRE, ¡PODER POPULAR!

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