Si fue el Esta­do, derro­que­mos al Esta­do…- P. C. Mexico

¡Fue el Esta­do! Ese es el seña­la­mien­to popu­lar que ha ido aga­rran­do mayor fuer­za des­de aquel trá­gi­co 26 de sep­tiem­bre pasa­do. Y en una acti­tud gato­par­dis­ta el PT y Movi­mien­to Ciu­da­dano tra­ta­ron de des­lin­dar­se del Esta­do cuan­do en la tri­bu­na de la Cáma­ra de Dipu­tados legis­la­do­res de estos par­ti­dos acu­sa­ron al Esta­do mexi­cano de ser el autor de la tra­ge­dia que cos­ta­ra la vida de seis per­so­nas, tres nor­ma­lis­tas y tres civi­les y la des­apa­ri­ción for­za­da de otros 43 nor­ma­lis­tas en Igua­la, Gue­rre­ro. Pues­to así en abs­trac­to: ¡Fue el Esta­do! Cual­quie­ra pue­de acu­sar al Esta­do, inclu­so esos dipu­tados. Hay que decir­lo cla­ro y fuer­te, el poder legis­la­ti­vo, todo, con sus 500 dipu­tados y sus 128 sena­do­res for­man par­te del Estado.

Pero, el Esta­do es algo más que los órga­nos de gobierno –esa es sólo la jun­ta admi­nis­tra­do­ra– y sus fuer­zas arma­das –los cuer­pos represivos – .
Cuan­do se seña­la al Esta­do mexi­cano hay que decir tam­bién que es el Esta­do capi­ta­lis­ta, y que dicho Esta­do es el apa­ra­to de domi­na­ción de la cla­se pro­pie­ta­ria de los medios de pro­duc­ción: la Burguesía.

Las ins­ti­tu­cio­nes, las leyes y en suma todo el “esta­do de dere­cho” en que se asien­ta la estruc­tu­ra o apa­ra­to del Esta­do está eri­gi­do para sal­va­guar­dar los intere­ses de la cla­se domi­nan­te. Por eso es que tan­to los órga­nos de gobierno, la poli­cía, el ejér­ci­to, las cáma­ras empre­sa­ria­les y otras ins­ti­tu­cio­nes que tam­bién hacen par­te del Esta­do, por el con­trol que de algu­na mane­ra ejer­cen sobre las cla­ses domi­na­das, como la Igle­sia (o mejor, las Igle­sias) y los medios masi­vos de comu­ni­ca­ción, todos jun­tos cla­man al uní­sono ¡Que­re­mos que se ejer­za el esta­do de dere­cho! ¡Que se regre­se a la vida institucional!

Inclu­so los gru­pos de para­mi­li­ta­res arma­dos que bajo la deno­mi­na­ción de “delin­cuen­cia orga­ni­za­da” actúan por todo el terri­to­rio nacio­nal son par­te del Estado.

Por eso, pedir la renun­cia de Enri­que Peña Nie­to como cabe­za visi­ble del Esta­do mexi­cano no tie­ne corres­pon­den­cia con la acu­sa­ción gene­ral de que ¡fue el Estado!

La lucha por derro­car a EPN pue­de traer­nos una vic­to­ria apa­ren­te, pues la bur­gue­sía, el poder de los mono­po­lios, pue­de poner­se de acuer­do y sacri­fi­car­lo si la actual cri­sis que enfren­ta el Esta­do capi­ta­lis­ta mexi­cano con­ti­nua pola­ri­zan­do las fuer­zas de las cla­ses en pugna.

Por eso, si ya el pue­blo tra­ba­ja­dor opri­mi­do y explo­ta­do ubi­có al cul­pa­ble de todos sus males, la sen­ten­cia debe ser: ¡Derro­que­mos al Esta­do capitalista!

Y en el esta­do de Gue­rre­ro, a par­tir de la deman­da jus­ta de la pre­sen­ta­ción con vida de los 43 nor­ma­lis­tas des­apa­re­ci­dos por las fuer­zas del Esta­do, han comen­za­do a cuar­tear­se los cimien­tos del Esta­do bur­gués, la inten­ción deli­be­ra­da de la lucha de los nor­ma­lis­tas, los maes­tros de la CETEG y las orga­ni­za­cio­nes popu­la­res –polí­ti­cas y socia­les– entre las cua­les se encuen­tran el FIR, la FJC y el PCM, de afec­tar la eco­no­mía de los mono­po­lios, inte­rrum­pien­do el flu­jo de mer­can­cías des­de los cen­tros de pro­duc­ción a las gran­des cade­nas comer­cia­les, y la toma de ayun­ta­mien­tos en casi 30 muni­ci­pios don­de comien­za a cues­tio­nar­se el sis­te­ma que per­mi­te la repro­duc­ción de los con­sen­sos de la cla­se domi­nan­te: la Demo­cra­cia y su sis­te­ma de par­ti­dos elec­to­ra­les, comen­zan­do a explo­rar nue­vas for­mas de orga­ni­za­ción de la cosa públi­ca pro­mo­vien­do Asam­bleas y Con­se­jos Popu­la­res que tomen en sus manos las rien­das de la admi­nis­tra­ción municipal.

El camino será lar­go y, sin duda lleno de obs­tácu­los; segu­ra­men­te se come­te­rán acier­tos y no pocos erro­res, pero lo más impor­tan­te: el pue­blo de Gue­rre­ro ha comen­za­do ya a cami­nar con paso fir­me al encuen­tro de su futu­ro y así pone el ejem­plo de su expe­rien­cia para dar­le con­fian­za a las luchas del res­to de nues­tro país.

Mar­co Vini­cio Dávi­la Juá­rez, Miem­bro del Buró Polí­ti­co del PCM

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