Sal­vo el poder, todo es ilu­sión- Borro­ka Garaia

El pen­sa­mien­to ilu­so­rio es un pro­ce­so de aná­li­sis, pen­sa­mien­to y toma de deci­sio­nes basa­do en la ima­gi­na­ción pla­cen­te­ra. Es decir, no en los datos, en las evi­den­cias y las com­pro­ba­cio­nes median­te la razón sino en lo que es más pla­cen­te­ro de ima­gi­nar. En las emo­cio­nes no fundamentadas.

Un ejem­plo de pen­sa­mien­to ilu­so­rio en mi opi­nión bas­tan­te cla­ro y evi­den­te sería la exis­ten­cia de un pro­ce­so de paz en Eus­kal Herria. La estruc­tu­ra míni­ma de todo pro­ce­so de paz encua­dra a todas las par­tes que toman par­te en un con­flic­to y una serie de con­sen­sos entre las par­tes enfren­ta­das gene­ral­men­te median­te pac­tos polí­ti­cos (en base a la rela­ción de fuer­zas y lucha de con­tra­rios) que abren la puer­ta a situa­cio­nes de paz (rela­ti­va). En Eus­kal Herria no ocu­rre nada de eso ya que una par­te ni siquie­ra reco­no­ce como inter­lo­cu­to­ra a la otra.

El pen­sa­mien­to ilu­so­rio al ver­se con­fron­ta­do con la reali­dad uti­li­za meca­nis­mos de esca­pe como el argu­men­to ad nau­seam. Fala­cias en las que se argu­men­ta a favor de un enun­cia­do median­te su pro­lon­ga­da reite­ra­ción y repe­ti­ción has­ta que se asien­tan como par­te de las creen­cias de una socie­dad como ver­dad incon­tes­ta­ble aun­que no ten­gan lógi­ca. Los teó­ri­cos del enga­ño ya advir­tie­ron hace tiem­po que una men­ti­ra mil veces repe­ti­da se con­vier­te en una ver­dad y que esa repe­ti­ción pue­de ser ali­men­ta­da median­te efec­tos de domi­nó socia­les inclu­so des­de la inconsciencia.

Fe, creen­cia, espe­ran­za, con­fian­za, ilu­sión … asen­ta­da sobre emo­cio­nes no fun­da­men­ta­das es la base del pen­sa­mien­to ilu­so­rio y algo anta­gó­ni­co a un pro­ce­so de rup­tu­ra real y mate­rial. Pues para crear una rup­tu­ra lo pri­me­ro de todo es un aná­li­sis no ilu­so­rio de todo lo que nos rodea, de noso­tros y noso­tras mis­mas y de esa reali­dad que se quie­re cambiar.

El pro­ble­ma del pen­sa­mien­to ilu­so­rio radi­ca en el mis­mo tér­mino. Que es ilu­so­rio. Y que irre­me­dia­ble­men­te cho­ca con­tra la realidad.

Si la bur­gue­sía tie­ne unos intere­ses asen­ta­dos en siglos de opre­sión, ésta no se va a sacri­fi­car por el bien común. Por eso es un pen­sa­mien­to ilu­so­rio la con­ci­lia­ción de cla­ses y las recon­ci­lia­cio­nes nacio­na­les mien­tras exis­ta injusticia.

Si las ins­ti­tu­cio­nes bur­gue­sas son ins­tru­men­tos de la hege­mo­nía bur­gue­sa. Ésta no va a que­brar hacien­do sim­ple­men­te uso de ellas. Por eso es un pen­sa­mien­to ilu­so­rio que el ins­ti­tu­cio­na­lis­mo por sí solo, o empu­ja­do por la socie­dad, pue­da crear un cam­bio social. Será la socie­dad la que lo pro­duz­ca sien­do todo lo demás accesorio.

Si el gene­ra­dor de cri­sis y des­igual­dad es el capi­ta­lis­mo, es un pen­sa­mien­to ilu­so­rio que den­tro del capi­ta­lis­mo con sus ins­tru­men­tos se pue­da salir de ella o se asien­te la igualdad.

Si los esta­dos son dic­ta­du­ras de cla­se (algo com­pro­ba­ble has­ta cuan­ti­ta­ti­va­men­te) y no algo neu­tro, y si la cla­se en el poder man­tie­ne una opre­sión nacio­nal y hacer­la des­apa­re­cer sería sacri­fi­car sus intere­ses, solo un méto­do de pre­sión pue­de crear un cor­te en las amarras.

Sin embar­go, no es sufi­cien­te nom­brar estas reali­da­des pese a que cuen­tan con una lógi­ca aplas­tan­te. La cla­se tra­ba­ja­do­ra vas­ca tie­ne que tomar con­cien­cia de ellas median­te unas dosis de rea­lis­mo por vena median­te una pra­xis con­cre­ta y no sim­ple­men­te dis­cur­sos, y hoy por hoy, el pen­sa­mien­to ilu­so­rio median­te bom­bar­deo cons­tan­te tie­ne más peso que el racional.

No, no vamos bien. La lucha de cla­ses en Eus­kal Herria la está ganan­do por aho­ra la cla­se bur­gue­sa espa­ño­la y fran­ce­sa, por golea­da y con el sopor­te del cola­bo­ra­cio­nis­mo. La lucha de cla­ses no es algo para­le­lo a la lucha nacio­nal, está total­men­te rela­cio­na­da. Por eso el pro­yec­to his­tó­ri­co basa­do en reali­da­des mate­ria­les de la izquier­da inde­pen­den­tis­ta cons­trui­do a par­tir de los 60 (V) fue la inde­pen­den­cia y el socia­lis­mo, no solo la inde­pen­den­cia. Pro­yec­to en teo­ría vigen­te has­ta hoy, pero no así en la prác­ti­ca y en toda su exten­sión y en todas y cada una de las con­se­cuen­cias lógi­cas que se podrían deri­var. Algu­nas tan sim­ples y cris­ta­li­nas como que el pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co es el suje­to de libe­ra­ción nacio­nal y social, y no la ciu­da­da­nía don­de entran cla­ses anta­gó­ni­cas y enemi­gos fron­ta­les de esa libe­ra­ción. A la hora de des­atar un nudo, hay que saber cómo está hecho.

El pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal y social enfo­ca­do des­de una pers­pec­ti­va de cons­truc­ción ofen­si­va (como debe ser) requie­re una filo­so­fía muy simi­lar a la crea­ción de una gaz­te asan­bla­da y a la ocu­pa­ción para dar paso a un gaz­tetxe. Todo ello de una mane­ra masi­va a esca­la nacio­nal ponien­do todos los ins­tru­men­tos y men­tes a su ser­vi­cio. Otro día se tra­ta­rá de ésto lar­go y tendido.

Pasar de lo ilu­so­rio a lo mate­rial. La bue­na noti­cia es que no hay nada que per­der, ni siquie­ra el mie­do al fra­ca­so. Que todas las déca­das de expe­rien­cia pue­den hacer­se hoy más valio­sas que nun­ca y que lo ilu­so­rio no pue­de abrir­se paso, que inclu­so a veces pue­de ser “bueno” que se de has­ta su últi­ma goti­ta para que ago­te de esta mane­ra la cre­du­li­dad (y pacien­cia) del opri­mi­do. Cosa que por otra par­te está empe­zan­do a dar­se ya y que se va a incre­men­tar exponencialmente.

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