Reac­ción ante el alto el fue­go en Gaza- Jean Bricmont

¿Quién ha gana­do? Para res­pon­der a esta pre­gun­ta no hace fal­ta par­tir de la can­ti­dad de per­so­nas muer­tas. El hecho de matar a gran can­ti­dad de civi­les no es lo mis­mo que ganar la gue­rra, de lo con­tra­rio Ale­ma­nia habría gana­do a la URSS, Fran­cia habría gana­do a Arge­lia y los esta­dou­ni­den­ses en Vietnam.

Para eva­luar quién ha gana­do hay que tener en cuen­ta la rela­ción de fuer­zas y los obje­ti­vos decla­ra­dos de una gue­rra. Israel, acu­san­do sin prue­bas a Hamás de haber secues­tra­do y mata­do a tres ado­les­cen­tes israe­líes y lan­zán­do­se a una vas­ta ope­ra­ción repre­si­va con­tra Hamás basán­do­se en estas acu­sa­cio­nes, es cla­ra­men­te res­pon­sa­ble del des­en­ca­de­na­mien­to de las hos­ti­li­da­des. ¿Cuá­les eran sus obje­ti­vos? No está nada cla­ro, pero sin duda esta­ban des­ti­na­dos a debi­li­tar a Hamás.

Des­de este pun­to de vis­ta el fra­ca­so es total. Tan­to Hamás como las demás orga­ni­za­cio­nes de la resis­ten­cia arma­da salen refor­za­das por el sim­ple hecho de haber sobre­vi­vi­do al dilu­vio de fue­go israe­lí. Los túne­les des­trui­dos se recons­trui­rán y aca­ba­rán, como ocu­rrió en el pasa­do, entran­do en Gaza nue­vos cohe­tes, a pesar de los “con­tro­les”.

Lo más impor­tan­te es que el pres­ti­gio de Hamás, lo mis­mo que el de Hiz­bo­lá duran­te la gue­rra de Líbano en 2006, cre­ce a ojos de la “calle ára­be” tan des­pre­cia­da por nues­tros inte­lec­tua­les y nues­tros medios de comu­ni­ca­ción, pero que tar­de o tem­prano pesa­rá en los gobier­nos de los paí­ses ára­bes cuya pasi­vi­dad y cobar­día han con­tras­ta­do extra­or­di­na­ria­men­te con el heroís­mo de la resistencia.

Des­de el pun­to de vis­ta de esta resis­ten­cia el éxi­to es par­cial aun­que cla­ro: se ha obli­ga­do a los israe­líes a nego­ciar con aque­llos con los que “nun­ca” nego­cia­rían y admi­ten sobre el papel levan­tar par­cial­men­te el blo­queo, lo cual es mejor que la situa­ción que había antes de la guerra.

Por supues­to, habrá que ver si lo que se ha fir­ma­do se hace reali­dad, pero el sim­ple hecho de este reco­no­ci­mien­to es un retro­ce­so para ellos y una inmen­sa vic­to­ria para los y las palestinas.

No hay que olvi­dar que quie­nes están en el ori­gen de este resul­ta­do son ante todo la resis­ten­cia arma­da y los dis­pa­ros de cohe­tes. No se lucha con­tra el ejér­ci­to israe­lí con pro­cla­mas en face­book, aun­que las redes socia­les hayan desem­pe­ña­do un papel de con­tra­in­for­ma­ción y de coor­di­na­ción del movi­mien­to mun­dial de soli­da­ri­dad con Pales­ti­na, el cual pue­de que haya lle­va­do a Esta­dos Uni­dos a pre­sio­nar dis­cre­ta­men­te a sus que­ri­dos “alia­dos”.

Pero, y tam­bién hay que sub­ra­yar­lo, es así­mis­mo una derro­ta enor­me para los gran­des medios (a los que los medios alter­na­ti­vos han elu­di­do y que están cada vez más des­acre­di­ta­dos) y para aque­llos de nues­tros inte­lec­tua­les que nos hablan sin cesar del pro­ce­so de paz (inexis­ten­te), de “diá­lo­go” (inú­til mien­tras no cam­bie la corre­la­ción de fuer­zas), de la solu­ción de dos Esta­dos (que a todas luces no quie­ren los israe­líes) y que sobre­sa­len en el arte del terro­ris­mo inte­lec­tual lla­ma­do “lucha con­tra el antisemitismo”.

Sin duda se me acu­sa­rá de “apo­yar a Hamás”. Yo res­pon­de­ría que eso es atri­buir­me un papel que no ten­go la posi­bi­li­dad de ejer­cer: un sim­ple indi­vi­duo, sin armas y sin dine­ro, que lo úni­co que hace es luchar con­tra el adoc­tri­na­mien­to y la pro­pa­gan­da de gue­rra en su pro­pia socie­dad, no tie­ne en abso­lu­to los medios de apo­yar a una orga­ni­za­ción mili­tar a miles de kiló­me­tros de su casa.

Al igual que en su momen­to los viet­na­mi­tas o los arge­li­nos, la resis­ten­cia pales­ti­na, en cam­bio, debi­li­tan­do a nues­tros beli­cis­tas y a nues­tros impe­ria­lis­tas nos apo­ya. Este “noso­tros” es la pro­ba­ble mayo­ría silen­cio­sa de Occi­den­te, que quie­re res­pe­tar el dere­cho inter­na­cio­nal y, por con­si­guien­te, el dere­cho de no inje­ren­cia, acep­tar la coexis­ten­cia pací­fi­ca entre sis­te­mas socia­les dife­ren­tes, cul­ti­var su jar­dín y poder decir lo que piensa.

http://​arretsu​rin​fo​.ch/ – Tra­du­ci­do del fran­cés por Bea­triz Mora­les Bastos.

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