Víc­ti­mas y ver­du­gos- Tiem­po de Lucha

¿Es que valen más los muer­tos en Madrid que los muer­tos en Bag­dag? ¿Se pue­de medir la cali­dad de los caí­dos por las bom­bas en fun­ción del país don­de estas exploten?

Han pasa­do diez años des­de aque­lla fatí­di­ca maña­na de mar­zo en que el pue­blo de Madrid sufrió en pri­me­ra per­so­na los horro­res de las bom­bas. Diez años de mere­ci­dos home­na­jes para olvi­dar­se del olvi­do, pero tam­bién diez años de intere­ses par­ti­dis­tas que se han dedi­ca­do a usar como arma arro­ja­di­za el nom­bre y la memo­ria de los muer­tos por ara­ñar un puña­do de votos, y, sobre todo, diez años de pro­mo­ción inten­cio­na­da del olvi­do de los quié­nes y por­qués que lle­va­ron a que se die­ra aque­lla trá­gi­ca situa­ción.

Pare­ce que esta sema­na nadie se acor­da­ba del pue­blo de Irak. Nadie pare­ce acor­dar­se de lxs millo­nes de muer­tos y des­pla­zadxs que a día de hoy siguen san­gran­do del pue­blo tra­ba­ja­dor ira­quí. Nadie pare­ce que­rer mirar hacia atrás has­ta las fotos del trío de las Azo­res, has­ta los cien­tos de miles de sol­da­dos de los USA y alia­dos inva­dien­do aquel país, las Black­wa­ter y com­pa­ñía usan­do Irak como el esce­na­rio de un video­jue­go para ase­si­nar, dete­ner y tor­tu­rar impu­ne­men­te, las com­pa­ñías petro­lí­fe­ras occi­den­ta­les fro­tán­do­se las manos con los pozos iraquíes…

¿Tan poco vale la vida de lxs ira­quíes como para olvi­dar­se de la com­pli­ci­dad del Esta­do espa­ñol en su cal­va­rio? Incon­tes­ta­ble­men­te no. La vida del pue­blo ira­quí, así como la de todos los pue­blos y sus luchas por su sobe­ra­nía, por la pro­pie­dad de sus tie­rras, por sus recur­sos natu­ra­les y ener­gé­ti­cos, por el dere­cho a deci­dir cómo o con quien hacer tra­ta­dos comer­cia­les, tam­bién debe ser reco­no­ci­da, recor­da­da y reivindicada.

Pue­de que las bom­bas res­pon­die­ran a algún tipo de cons­pi­ra­ción, como plan­tean algu­nos perio­dis­tas más preo­cu­pa­dos por pole­mi­zar en algún pro­gra­ma de tele­vi­sión que por la jus­ti­cia de los pue­blos. Eso, pro­ba­ble­men­te, nun­ca lo sepa­mos a cien­cia cier­ta y tam­po­co debe qui­tar­nos el sueño.

Lo que sí sabe­mos y que sí debe impor­tar­nos, es que inde­pen­dien­te­men­te de cual­quier tipo de cons­pi­ra­ción, el mar­co de situa­ción que posi­bi­li­tó aque­llos aten­ta­dos no fue sino la inva­sión y saqueo de un país por par­te de fuer­zas extran­je­ras, impe­ria­lis­tas, y en eso no pode­mos dar nues­tro bra­zo a torcer.

No pode­mos dejar de con­de­nar ni por des­cui­do la atro­ci­dad que sufren paí­ses como Irak, Afga­nis­tán, Pales­ti­na, Libia, Ucra­nia, Soma­lia, Repu­bli­ca Cen­troa­fri­ca­na, etcé­te­ra, y que supo­nen un esta­do de gue­rra per­ma­nen­te pro­vo­ca­do por fuer­zas inva­so­ras extranjeras.

Así como tam­po­co pode­mos dejar de recor­dar y con­de­nar las dos muer­tes que se pro­du­je­ron en los días pos­te­rio­res de los aten­ta­dos de Madrid en Pam­plo­na y Her­na­ni. En el mis­mo mar­co pro­pi­cia­do por las bom­bas de Madrid con­jun­to con el espa­ño­lis­mo “todo-es-etis­ta” y el abu­so poli­cial, un pana­de­ro fue muer­to a tiros por un poli­cía nacio­nal en cola­bo­ra­ción con su hijo de 19 años. El día siguien­te una mujer murió de un infar­to en medio de una car­ga poli­cial duran­te una mani­fes­ta­ción de repul­sa por el ase­si­na­to del pri­me­ro. A ellxs tam­po­co se les home­na­jea, ya sabe­mos que las víc­ti­mas según quién las rei­vin­di­que son de pri­me­ra o segunda.

No debe­mos olvi­dar a nuestrxs muertxs, pero tam­po­co debe­mos olvi­dar a lxs muertxs que per­mi­ti­mos que siga habien­do más allá de nues­tras fron­te­ras Muertxs y pue­blos arra­sa­dos por las bom­bas que pagan nues­tros impues­tos a las órde­nes de la más cri­mi­nal de las alian­zas entre paí­ses que jamás haya exis­ti­do: la OTAN.

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