Vene­zue­la y la dere­cha para­noi­ca- Abner D. Barrera

En las últi­mas sema­nas los gran­des medios comer­cia­les en dis­tin­tos paí­ses de Amé­ri­ca Lati­na han arre­cia­do la pro­pa­gan­da con­tra el can­di­da­to Hugo Chá­vez Frías. La pro­xi­mi­dad de las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les en Vene­zue­la el 07 de octu­bre tie­ne deses­pe­ra­da y angus­tia­da a la dere­cha caver­na­ria. Cun­de el páni­co des­de el inte­rior de Cara­cas, por­que todas las encues­tas, inclu­yen­do las que rea­li­zan los sec­to­res afi­nes a Capri­les, indi­can que Hugo Chá­vez gana­ría las elec­cio­nes con una dife­ren­cia cer­ca­na al 20%.

La con­sig­na que se agi­tó en las calles vene­zo­la­nas hace varios lus­tros ¡Uh ah Chá­vez no se va!, vuel­ve a retum­bar en los oídos de pro­pios y extra­ños, den­tro y fue­ra de Venezuela.

Como uno de sus recur­sos espe­ran­za­do­res y últi­mos (?), los enemi­gos de la revo­lu­ción boli­va­ria­na apos­ta­ron este año, a que Chá­vez fue­ra derro­ta­do por la enfer­me­dad y estu­vie­ra impe­di­do de par­ti­ci­par en las elec­cio­nes; espe­ra­ron “bue­nas” noti­cias de cada diag­nós­ti­co y tra­ta­mien­to médi­co. Pero en todos estos meses tuvie­ron que tra­gar­se sus odios. Abun­da­ron los arti­cu­lis­tas, a los que no les tem­bló la mano, para desear la muer­te del líder boli­va­riano. Algu­nos ago­re­ros y médi­cos de la cloa­ca dere­chis­ta lati­no­ame­ri­ca­na vati­ci­na­ron, que le que­da­ba pocos días de vida. Hoy cuan­do ven a Chá­vez, con­tra vien­to, calor y llu­via reba­sa­do por mul­ti­tu­des, se vuel­ven para­noi­cos. No saben qué hacer; ya han juga­do casi todas sus car­tas y nin­gu­na les ha deja­do bue­nos rédi­tos, más bien, esas car­tas han juga­do en su con­tra. Por ejem­plo, pre­go­nar la muer­te del pre­si­den­te, hizo que los segui­do­res de Chá­vez se unie­ran más, para defen­der sus pro­gra­mas socia­les y for­ta­le­cer la lucha electoral.

Es de cono­ci­mien­to inter­na­cio­nal que la cam­pa­ña de la bur­gue­sía vene­zo­la­na enca­be­za­da por el seño­ri­to Capri­les se ha carac­te­ri­za­do por reite­ra­das calum­nias con­tra el gobierno boli­va­riano y por el ofre­ci­mien­to de enga­ños. Todo esto se ha estre­lla­do con­tra un pue­blo, que en estos años ha adqui­ri­do mayor cul­tu­ra polí­ti­ca y par­ti­ci­pa­ción demo­crá­ti­ca; ya no es ese pue­blo que solían enga­ñar los Pérez, los Lusin­chi y los Calderas.

El can­di­da­to de la dere­cha ter­mi­nó auto sepul­tán­do­se, cuan­do hace unas sema­nas deve­ló su pro­gra­ma de gobierno, cono­ci­do popu­lar­men­te como el paque­ta­zo, que apli­ca­ría en los pri­me­ros cien días de gobierno si gana­ra las elec­cio­nes. Ala­bó dichas medi­das, como si se tra­ta­ra de una nove­dad eco­nó­mi­ca, “igno­ran­do” que, no es sino el mis­mo plan vetus­to y fra­ca­sa­do, que des­de los años noven­ta los gobier­nos neo­li­be­ra­les apli­ca­ron en Amé­ri­ca Lati­na con resul­ta­dos socia­les y eco­nó­mi­cos catas­tró­fi­cos. Cuan­do la pren­sa lo inte­rro­gó, el tipe­jo no supo dar expli­ca­cio­nes, evi­den­cian­do que es un lori­to más de los que la oli­gar­quía colo­ca en la tri­bu­na para que repi­ta las mis­mas fra­se­ci­tas de siempre.

El des­orien­ta­do Capri­les que­rien­do pose­sio­nar­se como un polí­ti­co mode­ra­do, dijo que su gobierno sería simi­lar al de Lula (en Bra­sil). Al pobre­ci­llo sus ase­so­res no le han infor­ma­do que Lula hace algu­nos meses le dijo a Hugo Chá­vez: “Tu vic­to­ria será nues­tra vic­to­ria”. Como pue­de ver­se, el tipo no pes­ca ni una.

Caí­do ya en des­gra­cia y con pocas sim­pa­tías socia­les ‑inclu­so algu­nos par­ti­dos polí­ti­cos han deci­di­do qui­tar­le el apoyo‑, la maqui­na­ría mediá­ti­ca inter­na­cio­nal sigue publi­ci­tán­do­lo, y para eso se valen de todo. Ahí está CNN como la mejor tira­nía pro­pa­gan­dís­ti­ca al ser­vi­cio de la caver­na vene­zo­la­na. Cre­yen­do que están ayu­dan­do al can­di­da­to bur­gués, han hecho des­fi­lar por su set a los figu­ri­nes: Var­gas Llo­sa, Andrés Oppenhei­mer, Álva­ro Uri­be (al que hay que avi­sar­le que ya no es pre­si­den­te de Colom­bia), Car­los Alber­to Mon­ta­ner, entre otros. Para coro­nar ese set de “estre­llas”, sólo fal­ta que por ahí des­fi­le el terro­ris­ta Luis Posa­da Carri­les y con­ver­se ami­ga­ble­men­te con Janiot y del Rin­cón. ¡Fla­co favor que le hacen a Capri­les! Prác­ti­ca­men­te no hay un solo pro­gra­ma de CNN (Noti­cias, ‘Cho­que’ de Opi­nio­nes, Cala, Mira­dor Mun­dial, Pano­ra­ma Mun­dial, Vive el Golf, Noti­mu­jer…) en don­de no se ata­que a Hugo Chá­vez y se ensal­ce a Capri­les. Así fun­cio­na la impar­cia­li­dad perio­dís­ti­ca de CNN.

Un ejem­plo de lo que veni­mos sos­te­nien­do es la recien­te “entre­vis­ta” en CNN, que Oppenhei­mer simu­la hacer­le al lechu­guino Capri­les: “Can­di­da­to Hen­ri­que Capri­les hace pocas sema­nas Car­los Alber­to Mon­ta­ner, uno de los colum­nis­tas y escri­to­res más cono­ci­dos, y más reco­no­ci­dos de Amé­ri­ca Lati­na escri­bió una colum­na titu­la­da “La tram­pa que se ave­ci­na en Vene­zue­la”, y ahí cita a un ase­sor polí­ti­co vene­zo­lano dicien­do que hay dos millo­nes de votan­tes vir­tua­les, o sea inexis­ten­tes en el padrón elec­to­ral, y que por lo tan­to, el gobierno según él pue­de dis­tri­buir­lo a su anto­jo en la noche de las elec­cio­nes ¿Es cier­to eso? ¿Pue­de haber un frau­de elec­tró­ni­co?”. La res­pues­ta no impor­ta. Lo que intere­sa es la for­ma de hacer perio­dis­mo de este publi­cis­ta. Tres obser­va­cio­nes: Pri­me­ro, cita a Mon­ta­ner, un tipo con total des­cré­di­to por sus víncu­los con la CIA (Agen­cia Cen­tral de Inte­li­gen­cia); segun­do, se tra­ta de un colum­nis­ta carac­te­ri­za­do por difa­mar, fan­ta­sear e inven­tar (sus fuen­tes siem­pre son “secre­tas”), y ter­ce­ro, ya es his­to­ria en Amé­ri­ca Lati­na, que cada vez que los can­di­da­tos de dere­cha ven pró­xi­ma su derro­ta, enton­ces caen en his­te­ria, y gri­tan: frau­de, frau­de. Pero nun­ca han podi­do demos­trar­lo. Hace algu­nas sema­nas refi­rién­do­se a las pró­xi­mas elec­cio­nes en Vene­zue­la, Var­gas Llo­sa eruc­tó: “Si las elec­cio­nes son libres, va a ganar la opo­si­ción” (segu­ro esta­ba toda­vía cele­bran­do su Nobel con champagne).

Como pue­de ver­se, la publi­ci­dad de la fau­na dere­chis­ta no tie­ne lími­tes. ¡Chá­vez los tie­ne locos!

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