El PNV siempre ha sido considerado un partido de orden aunque no siempre lo fue así. También hubo un tiempo cuando eran detenidos por terroristas. Dejaron de serlo cuando aceptaron pulpo como animal de compañía. El problema es que pese a las ayudas del estado no consiguieron que la sociedad vasca al completo se tragara que eso de las ventosas del pulpo fueran muy democráticas, ya que al oprimirse a una superficie producen vacío.
Y vacío es la única propuesta de Urkullu de cara a la sociedad vasca. El orden que nos promete no es otro más que el orden capitalista y español. O sea, el puro caos.
Urkullu nos habla de estado de bienestar, precisamente cuando el estado de bienestar está siendo desmantelado ya y con el apoyo en todas y cada una de las medidas tomadas para tal efecto por el propio PNV. Y es que es normal, ya que el estado de bienestar no es otra cosa mas que el espejismo de la cruda realidad del capitalismo que ha entrado en barrena de la cual jamás podrá salir. Ante un presente y futuro cierto de represión y recorte de derechos de la clase trabajadora, el PNV sigue instalado en la fantasía, aunque siempre presto a llenar los bolsillos.
Urkullu nos habla de autogobierno, pero rápidamente explica que no tiene ninguna intención de promover nada soberanista en la próxima legislatura y mucho menos con la izquierda abertzale. Para autogobierno ya está el PP y el PSOE. Los abertzales hablamos de independencia. No dudo del patriotismo de Urkullu, le considero un buen patriota español. Ya que plantear algo menor a la independencia de la nación es un auténtico suicidio como pueblo. Y el PNV de Urkullu está dispuesto a hacer el hara-kiri a Euskal Herria y sin ningún honor por cuatro monedas y unas butacas.
No es simplemente ya que el PNV de Urkullu se haga el sueco de su responsabilidad directa en la violencia de estado, la política criminal carcelaria (diseñada por los buruhandis jeltzales junto al GAL), o ese gusto por las organizaciones armadas españolas como la ertzaintza sino que al parecer el equipo de marketing de sabin etxea le ha endosado a Urkullu unos pompones para que haga de cheerleader de la más rancia represión española y de las políticas político-militares de la derecha española pepera. Por no hablar de su auténtica sumisión a la política económica de banqueros y demás fauna depredadora.
Es lo que tiene ser la comparsa del sistema y tener ansia carroñera por el poder que en un momento dado te hace llegar a la conclusión de que para ganar votos y enfrentarse al peligro separatista que supone el ascenso del independentismo de izquierda es necesario faenar en aguas turbias del españolismo, el autonomismo traidor y la lamida de botas a las FSE.
Es una pena porque para muchos aún estaríamos dispuestos a caminar con unos sinverguenzas como ellos al menos por el carril de la independencia que es más importante que cualquier sigla y de que sean sinverguenzas. Pero la palabra independencia queda grandísima para políticos de tan bajo perfil y horizontes como el triste Urkullu.