Pasos valien­tes a favor de los dere­chos nacio­na­les del pue­blo pales­tino – FDLP

Los reco­no­ci­mien­tos de Bra­sil, Argen­ti­na y Boli­via del esta­do pales­tino inde­pen­dien­te y la dis­po­si­ción de Uru­guay de efec­tuar­lo a prin­ci­pios del año 2011 cons­ti­tu­yen un paso polí­ti­co cua­li­ta­ti­vo a favor de los dere­chos nacio­na­les del pue­blo palestino.

Sin duda, este paso digno de dichos paí­ses, en la actua­li­dad y en el momen­to tan des­fa­vo­ra­ble a la lucha pales­ti­na va en con­tras­te a la corrien­te de un cau­ce for­ma­do por los enten­di­mien­tos esta­dou­ni­den­ses israe­líes en el con­tex­to del arre­glo polí­ti­co duran­te la pasa­da etapa.

Mien­tras esti­ma­mos alta­men­te las posi­cio­nes valio­sas de los men­cio­na­dos paí­ses y sus direc­cio­nes polí­ti­cas ase­gu­ra­mos que estas deci­sio­nes reafir­man la posi­bi­li­dad de ampliar el círcu­lo de la soli­da­ri­dad con el pue­blo pales­tino, pero urge la nece­si­dad de for­ta­le­cer la lucha para con­quis­tar los dere­chos en el supues­to cen­tro del accio­nar ára­be y pales­tino. En este sen­ti­do, el avan­ce ára­be pales­tino debe, nece­sa­ria­men­te, comen­zar por el aban­dono total de la idea de que el rol de Washing­ton con­duz­ca a una solu­ción equi­li­bra­da al con­flic­to, sobre todo des­pués del recien­te anun­cia­do reco­no­ci­mien­to de su fra­ca­so de con­ven­cer a Netan­yahu para con­ge­lar las cons­truc­cio­nes de los asentamientos.

El pro­ble­ma prin­ci­pal del pro­ce­so nego­cia­dor estan­ca­do no se limi­ta solo, como se fomen­ta, a la nega­ti­va volun­tad del gobierno de Netan­yahu de con­ge­lar los asen­ta­mien­tos en Cis­jor­da­nia y Jeru­sa­lén, sino radi­ca, fun­da­men­tal­men­te, en su desa­rro­llo fue­ra de las reso­lu­cio­nes de lega­li­dad inter­na­cio­nal para el arre­glo. La exclu­sión pre­me­di­ta­da de Nacio­nes Uni­das del pro­ce­so para lograr la paz deja la bús­que­da de una solu­ción a las cues­tio­nes prin­ci­pa­les de la cau­sa pales­ti­na bajo la pie­dad de las corre­la­cio­nes de fuer­za impe­ran­te en el terreno, es decir: pone el des­tino del pue­blo pales­tino en manos de la alian­za esta­dou­ni­den­se israelí.

Por esta razón se ha insis­ti­do en una estra­te­gia pales­ti­na alter­na para diri­gir­nos a Nacio­nes Uni­das y deman­dar­le la recon­si­de­ra­ción de las reso­lu­cio­nes y el reco­no­ci­mien­to del esta­do pales­tino inde­pen­dien­te, sobre todos los terri­to­rios ocu­pa­dos, duran­te la agre­sión de 1967, con su capi­tal Jerusalén.

Diri­gir­se a Nacio­nes Uni­das no sig­ni­fi­ca una mera ida de una dele­ga­ción de Rama­llah a la sede de esta orga­ni­za­ción inter­na­cio­nal, sino una acción polí­ti­ca de múl­ti­ples aspec­tos que comien­ce –como es de supo­ner – con pasos inter­nos pales­ti­nos median­te una deci­sión fir­me y una fór­mu­la de un dis­cur­so polí­ti­co uni­do para pre­sen­tar­lo a la Liga Ára­be que debe, por su par­te, cum­plir con las reso­lu­cio­nes de las suce­si­vas cum­bres ára­bes de res­pal­dar los inte­rés nacio­na­les del pue­blo pales­tino ante la comu­ni­dad internacional.

Así empren­di­mos el camino hacia la ONU en los años seten­ta del siglo pasa­do cuan­do fruc­ti­fi­ca­mos la tra­yec­to­ria de la lucha pales­ti­na con la cris­ta­li­za­ción de un pro­gra­ma com­ba­ti­vo, avan­za­do y uni­do: El Pro­gra­ma Esca­lo­na­do que uni­fi­có al pue­blo para alcan­zar los obje­ti­vos deter­mi­na­dos en el retorno, la auto­de­ter­mi­na­ción y el esta­do inde­pen­dien­te. Este pro­gra­ma per­mi­tió lograr, pri­me­ro, el reco­no­ci­mien­to ára­be a la OLP, como úni­co y legi­ti­mo repre­sen­tan­te del pue­blo pales­tino, des­pués tras­la­da­mos este reco­no­ci­mien­to a un espa­cio más amplio a nivel de los Paí­ses No Ali­nea­dos, la Orga­ni­za­ción de la Cum­bre Islá­mi­ca, todos los blo­ques regio­na­les y demás paí­ses, espe­cial­men­te los socia­lis­tas y lue­go, debi­do a los esfuer­zos e inten­sas luchas polí­ti­cas, devino el reco­no­ci­mien­to de la Asam­blea Gene­ral de la ONU a la OLP y al dere­cho pales­tino a la crea­ción del esta­do independiente.

Así pues, el cen­tro del accio­nar polí­ti­co para alcan­zar el reco­no­ci­mien­to inter­na­cio­nal de la inde­pen­den­cia sobre los terri­to­rios ocu­pa­dos en 1967 debe comen­zar a par­tir del círcu­lo pales­tino pasan­do al ára­be. Qui­zás el tra­ba­jo pales­tino-ára­be uni­do cons­ti­tu­ye el deci­si­vo esla­bón que, en caso de lograr arti­cu­lar y mane­jar, podría­mos lle­gar a más de la mitad del camino hacia el reco­no­ci­mien­to inter­na­cio­nal, ya que el esfuer­zo común, pales­tino ára­be, pro­du­ce logros polí­ti­cos avan­za­dos en las posi­cio­nes de los blo­ques regio­na­les y mundiales.

Pero si los pales­ti­nos y los ára­bes no aban­do­nan la polí­ti­ca ante­rior basa­da en la posi­ción de espe­ra de una solu­ción pro­ve­nien­te del alia­do prin­ci­pal de Israel la con­se­cuen­cia será fatal. Tam­bién esto cons­ti­tui­rá una gran ofen­sa polí­ti­ca a los ges­tos soli­da­rios de Bra­sil, Argen­ti­na y Uru­guay por­que con­si­de­ra­mos sus valien­tes deci­sio­nes como una esti­ma impor­tan­te para avan­zar hacia una opción alter­na a las vanas negociaciones.

Israel con­du­jo las nego­cia­cio­nes, median­te las con­di­cio­nes de Netan­yahu, a un camino que impi­de el alcan­ce del míni­mo dere­cho nacio­nal pales­tino y Washing­ton, con su polí­ti­ca inmo­ral res­pec­to al pro­ce­so de arre­glo, mos­tró afi­ni­da­des a la deci­sión del esta­do sio­nis­ta. No se ven en el hori­zon­te posi­bi­li­da­des de un cam­bio en la acti­tud de Esta­dos Uni­dos y por ende, la no admi­sión de esta reali­dad, sea de los gobier­nos ára­bes o de los nego­cia­do­res pales­ti­nos, sig­ni­fi­ca­ría el camino hacia la sui­ci­da política.

Muchas están plan­tea­das a la agen­da del accio­nar nacio­nal, pero ante de todo se requie­re reor­ga­ni­zar la situa­ción inter­na, des­de el pun­to de vis­ta polí­ti­co, median­te una una­ni­mi­dad sobre el reco­no­ci­mien­to del fra­ca­so de las nego­cia­cio­nes con Israel con las con­di­cio­nes impues­tas sobre los pales­ti­nos. Es nece­sa­rio bus­car un con­sen­so res­pec­to al plan nacio­nal alter­na­ti­vo y garan­ti­zar sus com­po­nen­tes de éxi­to median­te la recon­si­de­ra­ción de la lucha popu­lar y las demás for­mas fren­te al expan­sio­nis­mo colo­nia­lis­ta y las cam­pa­ñas de judaización.

La tarea de reor­ga­ni­zar la casa pales­ti­na requie­re la recon­si­de­ra­ción del dia­lo­go nacio­nal glo­bal como una con­di­ción fun­da­men­tal para recu­pe­rar la uni­dad des­pués que las con­ver­sa­cio­nes bila­te­ra­les entre Al-Fatah y Hamas corro­bo­ra­ron la impo­si­bi­li­dad de poner fin a la divi­sión. Los intere­ses de estos dos movi­mien­tos mani­fes­ta­dos solo en el inte­rés egoís­ta de repar­tir las frá­gi­les facul­ta­des y pode­res bajo la ocu­pa­ción, sin tener en cuen­ta el sufri­mien­to del pue­blo pales­tino, con­du­cen a una situa­ción catastrófica.

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *