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Feminismoa 5

#M8 — Greba feminista

Video2018-02-18 Azala, Feminismoa

«El fin del neoliberalismo progresista, un feminismo del 99%». Entrevista a Nancy Fraser

2018-02-16 Azkenak, Berriak, Feminismoa

Jeitsierak / Descargas

La sigu­iente entre­vista fue real­iza­da por Left Voice, a Nan­cy Fras­er, en los días pre­vios a las mov­i­liza­ciones masi­vas del 8 de mar­zo.

¿Qué es el fem­i­nis­mo del 99%?

En un niv­el, es una suerte de reac­ción a la direc­ción que ha toma­do el fem­i­nis­mo, espe­cial­mente en Esta­dos Unidos, pero no úni­ca­mente aquí, hacia lo que yo con­sidero una relación peli­grosa con el neolib­er­al­is­mo. La prin­ci­pal cor­ri­ente se ha con­ver­tido en un fem­i­nis­mo cor­po­ra­ti­vo, del «techo de cristal», que lla­ma a las mujeres a escalar posi­ciones en las empre­sas. Ha renun­ci­a­do a toda con­cep­ción amplia y sól­i­da de lo que sig­nifi­ca la igual­dad de género o la igual­dad social en gen­er­al. En lugar de eso, parece estar cen­tra­do real­mente en lo que yo lla­maría la «mer­i­toc­ra­cia». Y eso sig­nifi­ca solo elim­i­nar las bar­reras que impi­den que las mujeres tal­en­tosas avan­cen hacia las posi­ciones más altas de las jer­ar­quías cor­po­ra­ti­vas, mil­itares, etc.

La clase de fem­i­nis­mo que yo siem­pre he apoy­a­do –y debo decir que soy hija de los años 60 en este sen­ti­do– es un fem­i­nis­mo que se tra­ta de abolir las jer­ar­quías cor­po­ra­ti­vas, no de ayu­dar a una pequeña can­ti­dad de mujeres a ascen­der en ellas.

Pero el fem­i­nis­mo empezó a dar un giro neolib­er­al hace alrede­dor de 20 años. Para mí no se tra­ta sim­ple­mente de algo ter­ri­ble que pasó con la elec­ción de Trump, aunque eso cier­ta­mente es muy malo. Pero creo que bajo la pun­ta del ice­berg, hay un con­jun­to más amplio de cir­cun­stan­cias rela­cionadas con aspec­tos estruc­turales de nues­tra sociedad que han sido igno­ra­dos por casi todas las cor­ri­entes fem­i­nistas, sal­vo algu­nas de izquier­da rel­a­ti­va­mente mar­ginales, con las cuales me iden­ti­fi­co, per­sonal­mente, pero que has­ta aho­ra no hemos logra­do ampli­ficar nues­tras voces. Quizás teng­amos que agrade­cer­le a Don­ald Trump el hecho de que este sea un momen­to en el que se pueden escuchar voces más rad­i­cales.

Parece que después de las grandes mov­i­liza­ciones, la indi­gnación y el deseo de par­tic­i­par en protes­tas y en la resisten­cia, que se man­i­festó en la Mar­cha de las Mujeres del 21 de enero, esta puede ser una opor­tu­nidad para dar una direc­ción dis­tin­ta al fem­i­nis­mo en Esta­dos Unidos. Yo lo lla­maría una cor­rec­ción del rum­bo, y no una mera resisten­cia.

Las mar­chas del 21 de enero fueron fan­tás­ti­cas. Hubo una energía enorme, una can­ti­dad extra­or­di­nar­ia de gente y mucha cre­ativi­dad, pero debo decir que a niv­el políti­co fueron un poco rudi­men­ta­rias. No hubo una direc­ción clara, y quizás fue por eso que tan­ta gente quiso par­tic­i­par.

Pero tam­bién es posi­ble desar­rol­lar una for­ma de activis­mo de mujeres que ten­ga un per­fil más claro, una ori­entación más clara, una platafor­ma. Y creo que en este con­tex­to, puede empezar a atraer un apoyo más amplio. Porque hay mucha gente, gente joven, gente may­or, que se está rad­i­cal­izan­do y poli­ti­zan­do por primera vez. Gente que durante la pres­i­den­cia de Barack Oba­ma man­tu­vo un per­fil bajo. Nadie quería opon­erse al primer pres­i­dente negro y, por supuesto, él hizo algu­nas cosas que se pueden con­sid­er­ar pro­gre­sis­tas. Pero el activis­mo había decaí­do y aho­ra creo que se destapó y hay nuevas opor­tu­nidades.

Entonces hici­mos el lla­ma­do a una huel­ga para el 8 de mar­zo como respues­ta especí­fi­ca­mente esta­dounidense al lla­ma­do inter­na­cional más amplio que ha recibido el apoyo de más de 30 país­es. Y pen­samos que había que aprovechar la opor­tu­nidad y ver si podemos con­stru­ir un fem­i­nis­mo de izquier­da, rad­i­cal. A eso nos refe­r­i­mos cuan­do dec­i­mos un fem­i­nis­mo del 99%. Un fem­i­nis­mo para todas las mujeres por las que el fem­i­nis­mo cor­po­ra­ti­vo no ha hecho prác­ti­ca­mente nada.

Hablas del fin del «neolib­er­al­is­mo pro­gre­sista», ¿a qué te refer­ís con esa cat­e­goría y cómo ves que se desar­rol­la este «comien­zo del fin»?

Durante mucho tiem­po me resultó difí­cil car­ac­teri­zar este desvío que acabo de describir de la cor­ri­ente prevale­ciente del fem­i­nis­mo hacia una especie de molde cor­po­ra­ti­vo. Y debo aclarar ensegui­da que diría lo mis­mo acer­ca de todos los movimien­tos sociales pro­gre­sis­tas. No es solo un prob­le­ma del fem­i­nis­mo. Es un prob­le­ma en los movimien­tos antir­racis­tas, que tam­bién incluyen un apara­to políti­co de la elite negra, por lo menos has­ta la irrup­ción de Black Lives Mat­ter (Las Vidas Negras Impor­tan, movimien­to con­tra la bru­tal­i­dad poli­cial racista, NE). Creo que ten­emos un ala cor­po­ra­ti­va y neolib­er­al del movimien­to ecol­o­gista que pro­mueve el cap­i­tal­is­mo verde. Den­tro de los movimien­tos LGTBI ten­emos sec­tores que solo pro­mueven la inclusión de homo­sex­u­ales en las fuerzas armadas y en la vida cor­po­ra­ti­va, etcétera.

Ten­go que decir que en Esta­dos Unidos ten­emos una cul­tura de indi­vid­u­al­is­mo, de vol­un­taris­mo, de salir ade­lante con el esfuer­zo per­son­al y se con­sid­era que si no se lo logra, es cul­pa de uno. Es el camino nor­mal que sigue la sociedad. Solo en perío­dos de cri­sis abier­ta los esta­dounidens­es tienen un incen­ti­vo real para empezar a pen­sar en tér­mi­nos estruc­turales sobre cómo fun­ciona la sociedad y cómo está com­pues­ta des­de el ini­cio. Bernie Sanders usó tér­mi­nos mar­avil­losos. Dijo que es una «economía amaña­da,» una «sociedad amaña­da», un «sis­tema políti­co amaña­do». Todo eso es cier­to. Pero para com­pren­der­lo, hay que car­ac­teri­zar las estruc­turas que intro­du­jeron esa situación.

Hace mucho tiem­po que obser­vo y escri­bo acer­ca del desvío neolib­er­al de los movimien­tos sociales. Pero de algu­na man­era, la últi­ma elec­ción en EE.UU., la cam­paña, todo eso me ayudó a ver­lo con may­or clar­i­dad. Porque creo que Hillary Clin­ton lo encar­n­a­ba a la per­fec­ción. Y luego pude atar los cabos suel­tos y dije, «¡Ajá! Lo que ten­emos en la car­rera elec­toral entre Clin­ton y Trump es un con­cur­so entre dos opciones hor­ri­bles», que yo denom­iné «neolib­er­al­is­mo pro­gre­sista» y «pop­ulis­mo reac­cionario». Y llegué a enten­der que lo que ha sido el bloque dom­i­nante, hegemóni­co en Esta­dos Unidos por lo menos des­de que asum­ió Bill Clin­ton en 1992 —mucho tiem­po— rep­re­sen­ta una alian­za nefas­ta entre cor­ri­entes main­stream cor­po­ra­tivizadas de los nuevos movimien­tos sociales y cier­tos sec­tores de la clase cap­i­tal­ista esta­dounidense. No todos, sino los sec­tores del mun­do empre­sar­i­al que depen­den no de la indus­tria man­u­fac­tur­era sino de un cap­i­tal­is­mo «sim­bóli­co y cog­ni­ti­vo», como se ha denom­i­na­do. Eso es Hol­ly­wood, Sil­i­con Val­ley y, obvi­a­mente, Wall Street y las finan­zas. Las finan­zas se han con­ver­tido en una parte enorme de nues­tra economía y han desplaza­do a otros sec­tores.

A eso me refer­ía al hablar del neolib­er­al­is­mo pro­gre­sista. A la for­ma en que este sec­tor del mun­do empre­sar­i­al pudo crear una especie de cubier­ta pro­gre­sista para políti­cas que, en real­i­dad, están destruyen­do el sus­ten­to y los mod­os de vida, las famil­ias y las comu­nidades de los esta­dounidens­es de clase tra­ba­jado­ra y pobres. Y tam­bién cor­roen la vida de la clase media. Las dos grandes respues­tas a este neolib­er­al­is­mo pro­gre­sista han sido, por supuesto, la vic­to­ria de Trump pero tam­bién la cam­paña extra­or­di­nar­i­a­mente exi­tosa —que superó todas las expec­ta­ti­vas— de Bernie Sanders, que casi der­ro­ta a Hillary Clin­ton, que con­tó con todo el apara­to y el poder a su dis­posi­ción. Fue un lev­an­tamien­to muy potente con­tra el neolib­er­al­is­mo pro­gre­sista. Un polo a la derecha y un polo a la izquier­da. Lam­en­ta­ble­mente, tri­un­fó el polo de Trump. Pero de algu­na man­era expu­so esta alian­za hegemóni­ca y creo que eso es lo que ha allana­do el camino hacia las mov­i­liza­ciones actuales.

Y debería agre­gar un últi­mo pun­to. Uno de mis miedos con respec­to a lo que está suce­di­en­do aho­ra es que, en ausen­cia de una inter­ven­ción fuerte y clara de la izquier­da, toda esta resisten­cia, que es enorme, ter­mine por recon­sti­tuir el neolib­er­al­is­mo pro­gre­sista en una for­ma nue­va, con la direc­ción de algu­na figu­ra más acept­able que Hillary Clin­ton, que creo que está políti­ca­mente acaba­da, bási­ca­mente. Ese es uno de mis miedos. Fue al inten­tar impedir eso que escribi­mos el lla­ma­do a la huel­ga de la man­era en que lo hici­mos y que esta­mos inten­tan­do orga­ni­zar este fem­i­nis­mo de izquier­da.

Quisiera que ese fuera un mod­e­lo para otros movimien­tos sociales. Quisiera ver desar­rol­larse varias coa­li­ciones antir­racis­tas alrede­dor de un pro­gra­ma rad­i­cal sim­i­lar. Un antir­racis­mo para el 99%. ¿Por qué no ten­emos eso? Para el movimien­to de los gays, les­bianas y trans y para el movimien­to ecol­o­gista. Creo que esta es la direc­ción.

Y Sanders, que no es una figu­ra per­fec­ta de ningu­na man­era, ha traza­do de algu­na for­ma un camino. Si se mantiene den­tro del par­tido Demócra­ta o no es otro prob­le­ma, pero pro­por­cionó un lengua­je que ayudó a expon­er lo que ha esta­do hacien­do ese par­tido durante los últi­mos 30 años. Y sien­to que esta­mos toman­do esa aper­tu­ra que él ayudó a crear y que, a su pro­pio modo per­ver­so, está ayu­dan­do a crear Trump, y vamos a inten­tar pro­fun­dizarla. Y, como dije antes, me encan­taría ver a otros movimien­tos sociales hac­er algo más o menos sim­i­lar y coor­di­na­do.

Sabe­mos que exis­ten algunos debates sobre el «neolib­er­al­is­mo pro­gre­sista», el rol del movimien­to obrero, en par­tic­u­lar sobre la buro­c­ra­cia sindi­cal. ¿Podrías con­tarnos un poco?

Es una his­to­ria de larga data. Como en todos los movimien­tos sociales, inclu­sive el que ha sido el movimien­to más potente en Esta­dos Unidos y en muchos otros lugares, el movimien­to obrero, siem­pre exis­ten pre­siones para hege­mo­nizar el movimien­to e incor­po­rar­lo de algu­na man­era al sis­tema. Y es la larga his­to­ria del lla­ma­do sindi­cal­is­mo empre­sar­i­al que limi­ta los obje­tivos del movimien­to obrero a las mejo­ras den­tro del sis­tema, a la obten­ción de mejores salarios, la lim­itación de la jor­na­da lab­o­ral, la seguri­dad lab­o­ral. Todo eso está muy bien, pero cuan­do se con­vierte en un fin en sí mis­mo, y espe­cial­mente cuan­do el movimien­to real­mente deja de inten­tar orga­ni­zar a los que no están orga­ni­za­dos, esto se con­vierte en un prob­le­ma. Y a eso hay que agre­gar algo sobre lo cual el movimien­to obrero tenía muy poco con­trol, es decir, la cri­sis de rentabil­i­dad den­tro de la indus­tria en los país­es de salarios más altos que creó incen­tivos enormes para la ter­cer­ización y la relo­cal­ización de plan­tas en regiones con bajos salarios, inclu­sive durante un tiem­po al sur de Esta­dos Unidos, donde no existe una gran tradi­ción de sindi­cal­is­mo.

Ese fue un con­tex­to en el cual la estrate­gia del sindi­cal­is­mo empre­sar­i­al de nor­malizar la situación se volvió real­mente prob­lemáti­ca. Para empezar, se degen­eró has­ta cen­trarse en un inten­to —no muy exi­toso, por cier­to— de defend­er lo que empez­a­ba a apare­cer como los priv­i­le­gios de un por­centa­je decre­ciente de la clase obr­era de Esta­dos Unidos que esta­ba sindi­cal­iza­do con­tra las deman­das igual­mente vál­i­das del estra­to mucho más amplio de tra­ba­jadores que no lo esta­ban. Siem­pre hay ele­men­tos de buro­c­ra­cia obr­era y creo que esos fueron los que prevalecieron. Y luego se llegó a acuer­dos hor­ri­bles por los cuales un con­jun­to de ben­efi­cios rela­ciona­dos con las jubi­la­ciones y los salarios se man­tenían para tra­ba­jadores sindi­cal­iza­dos ya emplea­d­os, pero los nuevos emplea­d­os no los recibían, sino que con­seguían algo sig­ni­fica­ti­va­mente peor. Ya no aparece como una for­ma muy pro­gre­sista de sindi­cal­is­mo.

Por otra parte, aunque recien­te­mente ha habido grandes difi­cul­tades, hubo un gran aumen­to de la orga­ni­zación entre tra­ba­jadores del sec­tor públi­co y del sec­tor de ser­vi­cios, a difer­en­cia del sec­tor indus­tri­al. Y de algu­na man­era tiene sen­ti­do, con­sideran­do las ten­den­cias de nues­tra economía, con la caí­da de la indus­tria y el may­or peso que tienen los ser­vi­cios. Y eso llevó tam­bién a la sindi­cal­ización de una población dis­tin­ta. Hay muchas más mujeres y per­sonas de col­or (aunque no hay que supon­er que los sindi­catos indus­tri­ales no incluían a per­sonas de col­or, porque no es cier­to). Por eso creo que todavía hay cor­ri­entes muy impor­tantes den­tro del movimien­to obrero que con­sidero ali­a­dos del tipo de políti­ca que inten­to pro­mover, ya sea tra­ba­jadores de la comu­ni­cación u otros sindi­catos que apo­yaron a Sanders, etcétera.

No doy por per­di­do el movimien­to obrero de ningu­na man­era. Es difí­cil respon­s­abi­lizar úni­ca­mente a los burócratas sindi­cales, aunque en gran medi­da son los respon­s­ables de esta situación. Pero ellos no con­trolan los votos de su base, una gran parte de la cual votó a Trump con­tra la línea de los sindi­catos de apo­yar a Clin­ton. Yo no digo que Clin­ton sea mejor que Trump, son dos opciones hor­ri­bles —el pop­ulis­mo reac­cionario y el neolib­er­al­is­mo pro­gre­sista— y el movimien­to obrero se ha vis­to coop­ta­do por un sec­tor o por el otro. Quizás la buro­c­ra­cia aún esté ata­da al par­tido Demócra­ta, inclu­sive a esta for­ma neolib­er­al del par­tido Demócra­ta, y la base se está ale­jan­do cada vez más de él, hacia donde sea que perciban algún com­pro­miso con el cam­bio, pero sin ten­er nece­sari­a­mente una idea clara de las opciones de cam­bio.

En tu libro For­tu­nas del fem­i­nis­mo, decías que las luchas por el reconocimien­to (así como por la redis­tribu­ción) no tienen un carác­ter inher­ente­mente ant­i­cap­i­tal­ista, sino que debían estar lig­adas a luchas ant­i­cap­i­tal­is­tas. ¿Cuáles son las con­se­cuen­cias políti­cas de esta división y cómo seguir hacia delante?

Yo daría un paso atrás, históri­ca­mente, para con­tex­tu­alizar esos tér­mi­nos, «redis­tribu­ción» y «reconocimien­to», que han sido tér­mi­nos clave para la for­ma en que he inten­ta­do com­pren­der estos desar­rol­los durante varias décadas. Para mí, el tér­mi­no «redis­tribu­ción» ya era una especie de con­ce­sión y de algu­na man­era una alter­na­ti­va al social­is­mo o quizás un «social­is­mo light». Es el social­is­mo que no se atreve a nom­brarse a sí mis­mo. En otras pal­abras, cuan­do los movimien­tos obreros y otros movimien­tos rad­i­cales, los movimien­tos social­is­tas, esta­ban luchan­do con­tra las reglas bási­cas de la sociedad cap­i­tal­ista, las rela­ciones de propiedad, la apropiación de la plus­valía, etc., no habla­ban en real­i­dad de redis­tribu­ción, sino de trans­for­ma­ción estruc­tur­al. Creo que el tér­mi­no «redis­tribu­ción» fue desar­rol­la­do den­tro de la socialdemoc­ra­cia y supone en real­i­dad que el prob­le­ma es la dis­tribu­ción injus­ta de bienes divis­i­bles. No se tra­ta de cam­biar las reglas de base, por decir­lo de algu­na man­era. Yo diría que después de la Segun­da Guer­ra Mundi­al, este par­a­dig­ma redis­trib­u­ti­vo se volvió dom­i­nante en Esta­dos Unidos, pero tam­bién en país­es socialdemócratas ricos, y en muchos Esta­dos desar­rol­lis­tas que no eran tan ricos, los Esta­dos inde­pen­di­entes que tam­bién intenta­ban «desar­rol­larse». Y cier­ta­mente cor­ri­entes impor­tantes del movimien­to obrero y de la izquier­da, la izquier­da socialdemócra­ta, retomaron este con­cep­to de la redis­tribu­ción.

Hay var­ios prob­le­mas con esto, evi­den­te­mente, pero un prob­le­ma adi­cional es que este fue un perío­do, de la pos­guer­ra, en el cual ese mod­e­lo redis­trib­u­ti­vo empezó a apare­cer como demasi­a­do restric­ti­vo. Bet­ty Friedan escribía sobre las amas de casa atra­padas en los sub­ur­bios, y se fund­a­ba una nue­va izquier­da en con­tra de la éti­ca con­sum­ista. Eran aspira­ciones dis­tin­tas a la dis­tribu­ción jus­ta del ingre­so, los salarios y el tra­ba­jo, etc. Esta­ba la lucha con­tra la seg­re­gación racial, por ejem­p­lo. Y comen­z­a­ban a acer­carse a algunos prob­le­mas pro­fun­dos y estruc­turales. Plante­a­ban el prob­le­ma de la ciu­dadanía de segun­da y la pobreza de los afroamer­i­canos y de esa man­era exponían algunos aspec­tos ter­ri­bles de la his­to­ria esta­dounidense que no quedaron total­mente en el pasa­do. Entonces, creo que lo que sucedió como respues­ta fue que se desar­rol­ló un segun­do par­a­dig­ma jun­to con el par­a­dig­ma dom­i­nante redis­trib­u­ti­vo, que yo y muchas otras per­sonas han denom­i­na­do «reconocimien­to», en el cual el prob­le­ma no es solo que uno quiere ser trata­do de man­era igual­i­taria, sino que quiere que se reconoz­ca, apruebe y valide su especi­fi­ci­dad. Uno no tiene que ser como otros ni vivir la vida de un hom­bre blan­co het­ero­sex­u­al para ser un inte­grante pleno y váli­do de la sociedad, todo lo cual está muy bien en un sen­ti­do, pero una vez más la his­to­ria nos pre­sen­ta muchas sor­pre­sas. Porque el momen­to en el cual se desar­rol­la­ba el par­a­dig­ma del reconocimien­to tam­bién fue el momen­to en el que el mod­e­lo cap­i­tal­ista fordista en deca­den­cia se encon­tra­ba con difi­cul­tades y cuan­do la redis­tribu­ción socialdemócra­ta perdía su base económi­ca.

Entonces había dos sec­tores, no me parece total­mente ade­cua­do el tér­mi­no «de izquier­da», pero era lo que más se parecía a una izquier­da, dos sec­tores que parecían estar en con­flic­to. Thomas Frank escribió sobre un mun­do indus­tri­al en deca­den­cia de tra­ba­jadores sindi­cal­iza­dos pre­dom­i­nan­te­mente blan­cos, pero no solo blan­cos, que se sien­ten ame­naza­dos por el aumen­to de reclam­os en una situación en la cual su sus­ten­to está en caí­da. No están en una situación cómo­da para nada. Y luego surge la idea neolib­er­al pro­gre­sista entre la gente que pro­mueve el reconocimien­to de que esos tra­ba­jadores son atrasa­dos —«deplorables» como los denom­inó Hillary Clin­ton— racis­tas y mis­ógi­nos. Yo no negaría que hay ele­men­tos de racis­mo y mis­oginia en toda nues­tra sociedad, pero la situación es más com­ple­ja y no se puede enten­der exclu­si­va­mente en tér­mi­nos morales. Ten­emos que enten­der que es el desar­rol­lo, la tran­si­ción de una for­ma de cap­i­tal­is­mo —la for­ma socialdemócra­ta admin­istra­da por el Esta­do— hacia otra, la for­ma financier­iza­da y glob­al­izado­ra. Esa tran­si­ción es la que está cre­an­do las alian­zas extrañas y los antag­o­nis­mos muy poco pro­duc­tivos entre sec­tores de la población que tal vez se habrían ali­a­do en otras cir­cun­stan­cias.

En un momen­to en el que cre­cen var­ios movimien­tos y sen­timien­tos nacional­is­tas, en el lla­ma­do que hicieron para el 8 de mar­zo, destac­aron la impor­tan­cia de con­stru­ir un movimien­to inter­na­cional, ¿por qué?

En primer lugar, diría que creo que todo movimien­to social pro­gre­sista y trans­for­mador debe pen­sar en tér­mi­nos inter­na­cionales. La izquier­da apoya esta idea hace alrede­dor de 200 años, por lo menos de la boca para afuera. Pero yo diría que es todavía más urgente hoy en día que en cualquier otro momen­to de la his­to­ria, porque aho­ra el sis­tema mundi­al cap­i­tal­ista está mucho más glob­al­iza­do. Y creo que aun en la medi­da en que uno quiere hablar de cuál debería ser la políti­ca nacional en un país deter­mi­na­do, hay que par­tir del reconocimien­to de que lo que es posi­ble a ese niv­el depende en gran medi­da de la estruc­tura financiera glob­al inter­na­cional del sis­tema mundi­al. En ese sen­ti­do, lo que hizo posi­ble un mod­e­lo de socialdemoc­ra­cia a niv­el nacional, en país­es ricos, como los escan­di­navos, que era más o menos igual­i­taria a niv­el inter­no, fueron los con­troles de cap­i­tales de Bret­ton Woods. Y una vez que fueron des­man­te­la­dos [los con­troles], ese tipo de socialdemoc­ra­cia rel­a­ti­va­mente igual­i­taria, aunque restric­ti­va, es posi­ble porque se apropia de parte de la riqueza del Sur mundi­al, depende de cier­to tipo de impe­ri­al­is­mo. Pero lo que sug­iero es que lo nacional y lo mundi­al o inter­na­cional están estrechamente rela­ciona­dos. Y ese sería un argu­men­to a favor de que si no pen­samos cómo fre­nar las finan­zas mundi­ales, y eso sólo se puede hac­er medi­ante un movimien­to social mundi­al, un esfuer­zo mundi­al, nues­tra capaci­dad de hac­er cualquier cosa a un niv­el local será muy lim­i­ta­da. Otro ejem­p­lo es el cam­bio climáti­co. Obvi­a­mente no se puede enfrentar con un activis­mo local, inde­pen­di­en­te­mente de cuán­to uno reduz­ca su huel­la de car­bono aquí o allá.

Hay prob­le­mas como ese que solo se pueden abor­dar a niv­el inter­na­cional. ¿Cuál es el niv­el inter­na­cional hoy? Es Davos, es la OMC, es el rég­i­men de propiedad int­elec­tu­al del acuer­do sobre los ADPIC (Acuer­do sobre los Aspec­tos de los Dere­chos de Propiedad Int­elec­tu­al), entre otros. Entonces, ¿cuáles son las insti­tu­ciones de la izquier­da que puedan enfrentarse a ellas? Al prin­ci­pio, me pare­ció muy prom­ete­dor el desar­rol­lo del Foro Social Mundi­al, porque parecía apun­tar a una respues­ta a ese niv­el. Hubo prob­le­mas que podemos dis­cu­tir, pero quizás no para resaltar aquí. Pero creo que es muy impor­tante pen­sar aho­ra en tér­mi­nos glob­ales.

Lo que hace esta huel­ga inter­na­cional [de mujeres, NE] es alen­tar la sol­i­dari­dad y el apren­diza­je mutuo. Algo que nos impactó mucho cuan­do escribi­mos la declaración que apare­ció en The Guardian, fue el lengua­je que esta­ban desar­rol­lan­do las argenti­nas. Tenían una com­pren­sión fan­tás­ti­ca, inte­gral y estruc­tur­al de lo que com­prende la vio­len­cia con­tra la mujer. No respon­s­abi­liz­a­ban sim­ple­mente a los «tipos mal­os». Y tomamos eso como per­spec­ti­va para pen­sar la vio­len­cia con­tra las mujeres de una man­era que se dirigiera al 99% de las mujeres. Creo que ten­emos mucho que apren­der los unos de los otros. Nadie tiene una visión com­ple­ta. Y es muy emo­cio­nante ver el apoyo mutuo y una de las cosas que están suce­di­en­do con la mar­cha es que los gru­pos que se están orga­ni­zan­do en dis­tin­tos país­es van a fil­mar sus even­tos y vamos a inter­cam­biar los videos y eso crea una per­cep­ción de que está pasan­do algo, de que somos parte de algo mucho más grande.

¿Te gus­taría agre­gar algu­na reflex­ión sobre el movimien­to de mujeres, decir algo más?

Agre­garé un pun­to más. En mi opinión, la base estruc­tur­al de la sub­or­di­nación de las mujeres en la sociedad cap­i­tal­ista es la división entre la pro­duc­ción económi­ca y la repro­duc­ción social. Esta división nun­ca había exis­ti­do antes en la his­to­ria. Estas activi­dades siem­pre esta­ban mez­cladas en el mis­mo lugar. Creo que la for­ma en que esa división se ha estable­ci­do e imple­men­ta­do ha cam­bi­a­do de man­era sig­ni­fica­ti­va en la his­to­ria del cap­i­tal­is­mo, medi­ante una serie de dis­tin­tos regímenes de acu­mu­lación. Sin embar­go, creo que ese es el eje cen­tral y diría que cualquier políti­ca fem­i­nista cen­tra­da exclu­si­va­mente en cualquiera de esos dos polos sin con­sid­er­ar su imbri­cación e inter­conex­ión pro­fun­das no podrá lograr la eman­ci­pación de las mujeres.

29 de mar­zo de 22017

«Etxeko lanak oso bakartzaileak izan dira emakumeentzat»

2017-09-19 Azkenak, Feminismoa

Urtee­tako des­orekak zor­rotz azter­tu dituenaren nekea sumatzen zaio begi­etan, baina ahots sendoz mint­zo da. Sil­via Fed­eri­cik (Par­ma, Italia, 1942) hiru hiri zapal­du ditu aste­betean, eta guzti­etan deitu diote elka­r­rizkete­tarako. «Ez galde­tu idatzi­ta dagoen ezer», eskatu du Iruñera hel­du denean. Katakrakek gonbidatu­ta etor­ri da; astele­heneko bere hitzal­dian, gainez­ka egin zuen are­toak.

1970eko fem­i­nis­moak hain­bat gauzatan ez zuela asmatu diozu; esate bat­er­ako, sol­dat­apeko lanak askea­go egin­go gintuela uste izan zue­nean. Zer­gatik ez?

Etx­etik kan­po lan egit­eak, sol­dat­apeko lanak eta gizonek mender­atu­tako ere­mue­tan sartzeak autono­mia ekonomiko han­d­i­agoa eman­go zigu­la uste izan genu­en; botere sozial han­d­i­agoa izan­go genuela, eta hor­rek aldake­ta soziala abi­atuko zuela. Ikusi dugunez, hori ez da ger­tatu, hain­bat arra­zoi direla eta. Hasteko, ekono­mia mundu mailan berran­to­latzen ari zen garai batean sar­tu ziren emakumeak lan merkatu­ra. Sol­dat­apeko lana bere eza­u­gar­ri­ak galtzen hasi zen: lan­pos­tu­ak eta indus­tri­ak atzer­ri­ra joat­en ari ziren; sol­datak, kolap­satzen; sindikat­u­ak, mur­rizke­tak negozi­atzen… ondo­ri­oz, oker uler­tu genu­en etx­etik kan­poko lanen bor­rokaren tes­tuin­gu­ru soziala.

Bestalde, emakumeak ez ziren gai izan erre­pro­dukzio bald­intzak aldatzeko. Gizonek dom­i­natu­tako mund­u­an sartzeko bor­rokan kontzen­tratu zituzten indar­rak, eta, ondo­ri­oz, erakunde fem­i­nista gehienek alde bat­era utzi zuten erre­pro­dukzioa bor­ro­ka ere­mu gisa; AEBe­tan, esat­er­ako, oraindik ez dauk­agu amata­sun baimen ordain­durik. Ondo­ri­oz, esper­o­tako hain­bat gauza ez dira ger­tatu: sol­dat­apeko emakumeek ez dituzte erre­pro­dukzio bald­intzak ere aldatu; fab­ri­ka eta bule­goetan ez dago hau­rtzain­de­girik; ezta lana eteteko ord­u­ak negozi­atzeko auk­er­arik ere hau­r­rei bular­ra emateko. Hor­ren ordez, sol­dat­apeko lanak ezinezko bihur­tu du emakumeentzat lana famil­iarekin bat­er­atzea, zaintzarekin, lagunekin… euren buru­aren zaintzarekin ere ez!

Emakume gehi­a­go daude gaur egun botere egi­t­ure­tan. Iaz, AEBe­tan auk­era izan zenuten bat pres­i­dente eduk­itzeko. Posi­ble da botere espazioetan kri­ti­ka fem­i­nista egit­ea?

Ez dut uste [barre egin du]. Fem­i­nis­moa zeri deitzen diozun, hor­ren arabera izan­go da; Hillary Clin­ton fem­i­nista omen da, baina nik ez dut bat egit­en Nazio Bat­uen fem­i­nis­mo hor­rekin. Otzan­du­tako eta etx­eko­tu­tako fem­i­nis­mo bat da: hizkuntzaren zati bat erabiltzen du, eskaeren zati bat, baina sis­tema kues­tion­atzen ez duen tes­tuin­gu­ru batean kokatzen du. Area­go: emakumeen autono­mi­arako exi­jentzi­ak erabiltzen ditu emakumeak gara­pen kap­i­tal­is­tan txer­tatzeko lan-esku merke gisa. Nazio Bat­uek kon­bentz­i­tu dituzte gob­er­nu­ak aldake­tak egit­eko, haien meseder­ako izan­go zirela uler­tarazi­ta; klase kap­i­tal­istaren meseder­ako. Kap­i­tal­is­moa krisian zegoen garai batean —bor­ro­ka antikolo­nialak, gatazkak fab­rike­tan, emakumeen mug­i­men­d­ua, ikasleena…—, esan zien gob­er­nuei: «Begi­ra emakume horiei guztiei. Hortxe duzue lan indar­ra, diru gutxiren truke jar­duteko prest». Hor­rela, estat­u­aren eta emakumeen bor­rokaren arteko bitartekari gisa jar­dun­go zuen masa fem­i­nista bat sor­tu zuten, gob­er­nuei uler­tarazteko ez ziotela mug­i­men­du fem­i­nistari era­so behar, baizik eta atea ire­ki, emakumeak erabil­gar­ri izan zitez­kee­lako pro­dukzio kap­i­tal­ista berra­bi­atzeko. Emakumeen lana non­ahi dago orain: erre­pro­dukzioan, zer­b­itzue­tan, indus­tri­an. Mexikon, maquila sis­te­man ordute­gi finko­rik gabe lan egit­en dute, sol­da­ta bax­uenekin. Edo begi­ra Fox­conn, Txi­nan: hori guz­tia emakumeen lana da. 1980ko urtee­tatik, ekoizpen kap­i­tal­ista berra­bi­atzeko motor­ra emakumeak izan dira. Eta horixe izan da gob­er­nue­tara sar­tu diren emakumeen funtzioa. Botere­tu­ta daudela esan digute, baina, emakumeen bene­tako bald­intza ekonomikoei begi­ratu­ta —pro­dukzioan zein erre­pro­dukzioan—, ikusten da emakume batzuek irabazi dutela autono­mia pix­ka bat gizonekiko, baina oroko­r­re­an emakumeak lehen baino men­pekoagoak direla kap­i­ta­larekiko.

Zaintza lanak oraindik emakumeen gain ger­atzen dira…

Eta gehiena emakume etorkinek egit­en dute, bald­intza bel­dur­gar­ri­etan. Poli­ti­ka zinikoa dute gob­er­nuek, bai­ta Europako Bata­sunekoek ere: immi­grazio esku­bideak mur­rizten dituzte, emakumeen lana are gehi­a­go esplotatu ahal iza­teko. Esku­bideen mozke­ta oso eraginko­r­ra da lanaren prezioa jais­teko. Paperik gabe dator­ren emakumeak edozein motatako lan­pos­tu­ak onar­tu beharko ditu, esku­bide gehi­a­go baleuz­ka onar­tuko ez lituz­keenak.

Alter­nat­i­ba gisa, zaintza lanak kolek­tibizatzen —eta, kasik automatiko­ki, estat­u­aren gain uzten— dituzten zer­b­itzuak pro­posatu izan dira: hau­rtzain­de­gi pub­likoak, zahar etx­eak. Ez al gabiltza zaintza gure biz­itze­tatik ater­atzeko ere­du bat­en bila, guz­tionean txer­tatu ordez?

Nire ustez, erre­pro­dukzio lanak berran­to­latu behar ditugu: zaintza­koak, eta etx­ekoak oroko­r­re­an. Orain arte anto­latu­ta egon diren beza­la, oso bakartza­ileak izan dira emakumeentzat: etx­ean bakar­rik jar­dun dute, bali­abide gutxirekin, eta, ondo­ri­oz, krisi guztiei bakar­rik aurre egin diete. Bestalde, nik beti bereizten ditut modu sozialagoan egin litez­keen zaintza lanak, eta zer­b­itzu pub­liko gisa anto­latu­tako zaintza lanak. Zer­b­itzu pub­likoa estat­ua da, eta estat­ua, gaur egun, logi­ka kap­i­tal­ista batean mugitzen da; inbert­sio eta irabazien logikan; zeine­tan zaintza lanak ere pilake­ta kap­i­tal­istaren hel­bu­rue­tara egok­i­tu behar diren. Ondo­ri­oz, hau­r­ren eta adinekoen ongiza­tea bazter­reko hel­bu­rua baino ez da. Hor­re­gatik uste dut gar­rantz­it­sua dela bakartze ego­era hori apurtzea, erre­pro­dukzio ere­du koop­er­at­i­boagoak sortzeko. Ondo jakin behar dugu zer­taz ari garen: behetik eraba­ki eta kon­tro­latu­tako erre­pro­dukzio mod­uez, edo­ta estat­u­ak anto­latu­takoez. Orain tarteko fase batean gaude, emakume asko­rentzat bizirik irauteko ezinbestekoa bai­ta hain­bat zer­b­itzu iza­tea, baina ez genuke ipar­ra gal­du behar. Komu­ni­tatea barne hartzen duen erre­pro­dukzio ere­du batean pentsatu behar dugu.

Emakume gaz­teen artean zapal­d­ua iza­tearen iden­ti­tatea desagertzen ari dela uste duzu?

Garai batean, gaz­teek pentsatu zuten ez zutela fem­i­nis­morik behar, «orain esku­bideak dauzkadalako». Bestalde, badi­ra erradikalak diren hain­bat emakume gazte ere uste dute­nak fem­i­nis­moa per­ber­ti­tu­ta dagoela, prentsan eta Nazio Bat­ue­tan ikusten dute­lako. Baina, azken urte­otan, emakumeen mug­i­men­du berri bat hasi da hedatzen, geroz eta gehi­a­go ohartzen dire­lako gure garaiko ara­zo asko kon­pon­du gabe daudela. Ez dakite non jar­ri ener­gia; hau­r­rak edu­ki edo ez erabak­itzeko auk­er­arik ere ez dute. AEBe­tan, nes­ka asko 50.000 dolar­reko zor­rarekin ater­atzen dira unib­ert­si­tatetik. Ego­era gogor­ra da; segur­ta­sunik eza, langabezia, zer­b­itzu fal­ta… eta indark­e­ri­aren etengabeko mehatx­ua mundu osoan. Interes­gar­ria izan zen Argenti­nako emakumeen deial­diak jaso­tako oihartzu­na; toki guzti­etatik erantzun zuten, indark­e­ria leku guzti­etan hazi delako.

Don­ald Trumpek AEBe­tako bozak irabazi izanak berrak­tibatu al du mug­i­men­du fem­i­nista?

Bai, hala espero dut. Mutur­reko mis­oginia bat gor­puzten du Trumpek, eta hor­rek erreakzio bat era­gin du: man­i­fes­tazio jen­det­suak, seku­la protes­tara atera gabeko emakumeak kalean… Espero dudan bakar­ra da erreakzioa ez iza­tea soi­lik Trumpekiko, hara­go joatea baizik. Berak sis­te­man ezku­tu­a­go dau­den joer­ak modu nabarme­nean baino ez ditu irudikatzen. Ez genuke pentsatu behar bera sal­bue­spe­na dela.

Euskal Her­ri­an pil-pilean dago hau­r­duntze sub­ro­gat­uen gaia. Aurkakoek diote emakume pobreenak esplotatzeko modu bat dela; aldekoek erreg­u­latzeko eskatzen dute, argu­diatu­ta posi­ble dela itun komertzia­lik gabe. Zer uste duzu?

Ni erabat aur­ka nago. Ez da solik emakumeak esplotatzeko modu bat: hau­r­rak saltzea da. Sub­rogazioak mundu mailako indus­tria bat sor­tu du, zeine­tan Indi­ako emakumeak klinike­tara joat­en diren hel­bu­ru bakar­rarekin: intsem­i­natzea eta gero eman­go dituzten umeak pro­duz­itzea. Orain kon­tatzen digute gure gor­putza kon­tro­latzea dela gure ugalketaren pro­duk­tua saltzeko gaita­suna. Haur bat edukiko baduzu, hor­re­tarako mod­ua behar duzu; ama askok eman behar izan dute hau­r­ra adopzioan. Baina hasier­atik jakitea zure umea utziko duzu­la, hori onartez­i­na da. Klase indark­e­ri­aren beste adibide bat da, emakume behart­suek ez dituztelako umeak eduk­itzen nahi dute­lako, baizik eta dirudunei emateko.

Ez duzu sinesten modu altru­is­tan egin lite­keenik?

Dirurik gabe, bai. Baina gus­tatuko litzaidake hori ikustea; ger­tatzen ari dena ez da hori. Ger­tatzen ari dena merkatu bat da, eta altru­is­moaz hitz egit­ea… estal­gar­ri bat da. Egiaz, ez bada zure ahiz­par­entzat edo asko maite duzun nor­bait­entzat, inork ez luke hau­r­rik egin­go atzer­riko emakume ezeza­gun batentzat arra­zoirik gabe. Nork ordain deza­ke? Inork ez, eta ahal dutenek ez lukete egin­go. Altru­is­moak soi­lik emakume pobreei eragiten die non­bait.

Askok alder­atu dute pros­ti­tuzioaren eztabaidarekin.

Bai, baina pros­ti­tuzioan zure gor­putza saltzen duzu, ez beste pert­son­ak. Hain­bat pros­ti­tuzio mota daude. Zure bag­i­na saltzea ez da gauza oker­re­na: bada bere garuna saltzen duen jen­dea, bere integri­tatea, bere hitzak. Gizarte kap­i­tal­is­tan nahiko behar­tu­ta gaude geure buru­aren zer­bait saltzera. Baina gauza bat da erabak­itzea zer sal­du nahi dugun, eta beste bat hau­r­rak saltzea, giza­kien merkatu bat­en parte bihurtzea.

Fem­i­nista gisa, heri­otza zig­or­raren aur­ka egon behar genu­keela idatzi izan duzu, gutx­ie­gi­t­an hartzen dugu­lako kon­tu­an zig­or horien atzeko bik­ti­mak ere emakumeak direla sar­ri. Exis­ti­tu liteke jus­tizia fem­i­nistarik?

Niret­zat, jen­deak onda­sune­tarako sar­bidea daukan gizarte batetik has­ten da jus­tizia. Ord­u­an, jus­tizia ez litza­teke orain sis­temak admin­is­tratzen duen hori. Orain klase jus­tizia bat dauk­agu. AEBe­tan, espetx­eak beltz gaztez bete­ta daude: %50eko langabezia daukate, ikasteko auk­er­arik ez, eta gero zig­or­tu egit­en dituzte. Fem­i­nis­moak esan nahi badu hier­arkiarik gabeko sis­tema bat, ord­u­an jus­tiziak esan nahiko luke abusuak ez daudela klase des­berdinta­sune­tan oinar­ritu­ta, eta gure artean argi­tu ditza­keg­u­la, ez des­berdinta­sunak areagotzeko, koop­er­azioa sendotzeko baizik.

Artiku­lu hura irakur­ri­ta, zaila da Bartzelon­ako aten­tat­uez ez oroitzea. Poliziak arrat­salde bakar­rean bost pert­sona hil zituen, eta pub­likoak txalo­tu egin zuen, ia auz­i­tan jar­ri gabe. Ez al da sor­gin ehiza berri bat zabaltzen ari?

Jak­i­na bai­etz. Neure buru­ari galdet­zen diot zer­gatik ez ote zieten han­ke­tara tiro egin, infor­mazioa lor­tu ahal iza­teko, eta guz­tiok jakin genezan zeintzuk ziren pert­sona horiek, nondik zetozen, nola­tan egin zuten egin zute­na. «Ter­ror­is­tak dira», diote, baina nortzuk dira? Zein da Ekialde Hur­bileko ger­rekin duten lotu­ra? Azken hiruz­palau hamarkade­tan, etengabeko ongizate estat­ua izan dugu, eta, ondo­ri­oz, segu­ru gaudela esan digute. Baina, egiaz, geroz eta segur­ta­sun gutx­i­agoko mundu bat sortzen ari dira. Amor­rua emat­en dit giro hor­re­tan jen­dea ez dela ari galder­arik egit­en, eta ez dela ari ger­takari­ak nazioarteko poli­tikarekin lotzen. Nondik dator Estatu Islamikoa? Azken hogei urte­otan, petro­lioa daukat­en her­ri­alde guzti­etan suntsi­tu dute nazio estat­ua, eta, ondo­ri­oz, petro­lio enpre­sek aurkaririk gabeko dom­i­nazioa daukate han. Galdera hori egin behar dugu. Migrazioarekin ere antzera ger­tatzen da: jen­deak etorkinei egit­en die era­so, ez migrazio­rako bald­intzak sortzen dituzten poli­tikei. Ger­rak, berre­gi­t­u­rake­tak, har­re­man kap­i­tal­is­ten hedape­nak… hor­rek eragiten du migrazioa. Gure gob­er­nu­ak her­ri hori­etara doaz, pro­dukzio bideak suntsitzen dituzte, jen­dea migratzera behartzen dute eta gero etork­i­nak krim­i­nal­izatzen dituzte. Hori pasi­bo­ki onartzea trage­dia bat da.

Sama­ra Velte

2017ko iralilaren 9an

Itur­ria: http://www.berria.eus/paperekoa/1913/008/001/2017–09-17/etxeko_lanak_oso_bakartzaileak_izan_dira_emakumeentzat.htm

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«Capitalismo y violencia contra las mujeres»

Audio2017-09-14 Azkenak, Boltxeteka, Feminismoa

Silvia Federici: «La desvalorización está en el núcleo de la violencia»

2017-08-29 Azala, Azkenak, Boltxeteka, Dokumentuak, Feminismoa

La pen­sado­ra Sil­via Fed­eri­ci estu­vo de recor­ri­da por el Cono­sur y dic­tó un sem­i­nario abier­to y gra­tu­ito los días 25 y 26 de julio en la ciu­dad de Mon­te­v­ideo. Relató la his­to­ria de su obra fun­da­men­tal Cal­ibán y la bru­ja. Mujeres, cuer­po y acu­mu­lación orig­i­nar­ia y com­par­tió miradas y reflex­iones sobre la lucha fem­i­nista en la actu­al­i­dad. Por Redac­ción La tin­ta

«La rebeldía de las mujeres se san­cionó como de “malas mujeres”, mien­tras que los tra­ba­jadores rebeldes son “rev­olu­cionar­ios”.»

— Sil­via Fed­eri­ci

Mien­tras está sen­ta­da, esperan­do para comen­zar a con­ver­sar, sea en el Sem­i­nario de dos días «Ni caza de bru­jas, ni bru­jas en las casas. Tiem­pos de luchas fem­i­nistas» o en inter­cam­bios más infor­males, Sil­via Fed­eri­ci se ve como una mujer tran­quila y silen­ciosa en su del­gadez y sobriedad. Es difí­cil imag­i­nar que esa mis­ma mujer, que está en la sép­ti­ma déca­da de su vida, va a dejar esa tem­plan­za para con­ver­tirse en una leona, que no pierde la ale­gría en cada con­cep­to o his­to­ria que expli­ca.

Invi­ta­da por el Colec­ti­vo Min­er­vas, la inves­ti­gado­ra y mil­i­tante fem­i­nista venía de realizar, en Brasil, la pre­sentación de una de sus obras más impor­tantes: Cal­ibán y la bru­ja. Mujeres, cuer­po y acu­mu­lación orig­i­nar­ia (2004), en por­tugués. La estadía en Mon­te­v­ideo sería de pocos días, pero inten­sos, en los que Sil­via, acom­paña­da por su com­pañero de vida George Caf­fentzis recor­rería locales de colec­tivos mil­i­tantes, espa­cios uni­ver­si­tar­ios, char­las entre mujeres de difer­entes orga­ni­za­ciones de Lati­noaméri­ca, y brindaría un sem­i­nario de dos días en el Cen­tro Obrero Alpar­gatas, lugar donde se real­izan diver­sas activi­dades sociales y cul­tur­ales en bar­rio Agua­da, de la cap­i­tal uruguaya.

Des­de Paysandú, Colo­nia, Mal­don­a­do, y difer­entes ciu­dades del veci­no país; así como des­de Cór­do­ba, inte­grantes del Encuen­tro de Orga­ni­za­ciones, acud­ieron al con­vite. Estu­vi­mos com­par­tien­do dos jor­nadas, jun­to a otras 400 per­sonas -en su may­oría mujeres- que se acer­caron para escuchar a la escrito­ra ital­iana, rad­i­ca­da en Esta­dos Unidos des­de hace décadas.

La prop­ues­ta de Fed­eri­ci con­sis­tió en con­ver­sar durante el martes 25 de julio, sobre la his­to­ria de su obra de 2004, y abor­dar el miér­coles 26 difer­entes miradas sobre la vigen­cia de las ideas de Cal­ibán y la bru­ja, en la actu­al­i­dad. Ambos días des­tinó una hora para expon­er lo que había guion­a­do cuida­dosa­mente, luego se dis­pu­so aten­ta para respon­der las con­sul­tas que venían del públi­co.

La historia que no nos contaron

«La his­to­ria es escri­ta por los vence­dores, y hay muchas his­to­rias que han sido destru­idas.»

- Sil­via Fed­eri­ci

El libro Cal­ibán y la bru­ja nació con un obje­ti­vo políti­co: debatir sobre las raíces y causas de un tipo especí­fi­co de opre­sión hacia las mujeres en el cap­i­tal­is­mo. Así, la obra es un rig­uroso recor­ri­do históri­co sobre el paso del feu­dal­is­mo al cap­i­tal­is­mo, cen­tran­do su análi­sis en Europa seña­lan­do las espi­ral­adas con­se­cuen­cias que ocur­rieron en difer­entes pun­tos del globo. Su auto­ra fue una de las fun­dado­ras de la Cam­paña Inter­na­cional por un salario para el tra­ba­jo sin suel­do (1972), uno de los fun­da­men­tos nodales de dicha cam­paña se deja ver en el libro.

Sil­via Fed­eri­ci está sen­ta­da sobre una mesa. Ape­nas la acom­paña un vaso de agua, y en su mano derecha empuña el micró­fono. Se embravece al explicar esta his­to­ria, que debe haber relata­do cen­tenares de veces. Se apa­siona, y es con­tun­dente: «el cap­i­tal­is­mo robó la tier­ra a los hom­bres, pero les dio una sirvien­ta en com­pen­sación». Es en este momen­to históri­co en el que comien­za el pro­ce­so de depen­den­cia económi­ca de las mujeres y el manda­to sobre sus cuer­pos: «las mujeres no pueden vivir solteras, deben vivir bajo la autori­dad de un hom­bre». En esta inves­ti­gación la auto­ra inau­gu­ra un nue­vo con­cep­to, otro nue­vo ini­cio: el patri­ar­ca­do del salario. Mien­tras en el perío­do feu­dal el salario era vivi­do como lib­eración, porque a la vez que tra­ba­ja­ban para el Señor Feu­dal, mujeres y hom­bres tenían su parcela de tier­ra para proveerse; con el despo­jo de las tier­ras en el cap­i­tal­is­mo, el salario comen­zó a ser el úni­co acce­so al sus­ten­to, un modo de esclav­i­tud solo para varones.

Fed­eri­ci con­tó que se agar­raron la cabeza jun­to a sus com­pañeras cuan­do lo des­cubrieron. ¿Cómo no nos dimos cuen­ta antes?, dijeron. ¿Cómo aún hoy cues­ta darnos cuen­ta? dec­i­mos. El tra­ba­jo pro­duc­ti­vo (mas­culi­no) pro­duce autos, her­ramien­tas, ali­men­tos, y es ret­ribui­do con salario. El tra­ba­jo repro­duc­ti­vo (femeni­no) es el que pro­duce a esos tra­ba­jadores que nece­si­ta el cap­i­tal­is­mo, los viste, ali­men­ta, edu­ca, mantiene salud­ables; es invis­i­bi­liza­do y no paga­do. Serían estos algunos de los olvi­dos o miopías de los grandes Engels y Marx.

Es en el nue­vo sis­tema políti­co económi­co que el Esta­do comien­za a apropi­arse del cuer­po de las mujeres, imponien­do a través de la división sex­u­al del tra­ba­jo, la idea de que las mujeres son «seres infe­ri­ores, débiles, sin razón y entonces más vul­ner­a­bles y más seduci­das por el dia­blo, por lo que deben estar sub­or­di­nadas. Otros deben pen­sar y decidir por ellas». Tam­bién entonces las mujeres se orga­ni­zaron y resistieron, en un momen­to de trans­for­ma­ción social que implicó no sólo una nue­va orga­ni­zación políti­ca, económi­ca y social, sino que tam­bién tra­jo como con­se­cuen­cia «el rompimien­to de sol­i­dari­dad entre mujeres y varones, debil­itó la lucha de las clases dom­i­nadas, y per­ju­dicó más pro­fun­da­mente a las mujeres».

Nótese aquí un detalle impor­tante, no son las luchas de mujeres las que div­i­den la sol­i­dari­dad entre sex­os y géneros, sino con­se­cuen­cia del implaca­ble y silen­cioso avance del cap­i­tal sobre las clases dom­i­nadas. Con la com­pli­ci­dad de la igle­sia, las clases dom­i­nantes bus­caron «ubicar» a las mujeres en el nue­vo rol asig­na­do para ellas: la caza de bru­jas fue la her­ramien­ta para alec­cionar.

Aisladas ya estamos derrotadas

«El dis­cur­so de la igual­dad es un dis­cur­so fraud­u­len­to, no esta­mos en igual­dad de condi­ciones.»

- Sil­via Fed­eri­ci

La crit­i­ci­dad y crudeza para pen­sar la real­i­dad no con­vierten a Fed­eri­ci en una per­sona pes­imista. Entre las char­las que tuvi­mos de man­era infor­mal com­par­tió algunos de sus recor­ri­dos per­son­ales, indi­vid­uales pero siem­pre jun­to a otras. Nos dijo que el fem­i­nis­mo le salvó la vida, que la poten­cia de crear, reflex­ionar y luchar con otras mujeres fue uno de los motores más impor­tantes. Sil­via con­den­sa la lucidez de los años vitales tran­si­ta­dos de man­era aten­ta y per­me­able, con la sen­si­bil­i­dad para cono­cer his­to­rias, para dejarse atrav­es­ar por las voces y recor­ri­dos ajenos, y la for­t­aleza teóri­co políti­ca para reflex­ionar y apren­der en ese pro­ce­so. Cada pre­gun­ta, cada inter­cam­bio, o reflex­ión com­par­ti­da fue recibi­da des­de un lugar aten­to y respetu­oso.

La caza de bru­jas, de la que empezó a hablar en Cal­ibán y la bru­ja, tuvo sus momen­tos de may­or cal­ma, pero nun­ca desa­pare­ció, ase­gu­ra. «Hoy esta­mos vivien­do una nue­va ola de acu­mu­lación orig­i­nar­ia» en la que el cap­i­tal nece­si­ta nue­va­mente nutrirse de fuerza y tra­ba­jo, requiere la expropiación de la tier­ra, la pre­carización del tra­ba­jo y el corte de ser­vi­cios. Entonces, sostiene, hay una fuerte conex­ión entre el pro­ce­so extrac­tivista de bienes comunes y la vio­len­cia en con­tra de las mujeres; ya que son ellas (noso­tras) las que dan y con­ser­van la vida, las que mantienen a la comu­nidad uni­da, las que son más fuerte­mente gol­peadas por los avances del cap­i­tal, y quienes sostienen las luchas por la vida y el ter­ri­to­rio.

«Esta­mos vivien­do una nue­va caza de bru­jas» ase­gu­ra, y desta­ca que se han incre­men­ta­do los fem­i­ni­cidios en número pero tam­bién en cru­el­dad. Recu­pera el con­cep­to «ped­a­gogía de la cru­el­dad» de la antropólo­ga Rita Sega­to, que sostiene que hay un men­saje en tor­tu­rar los cuer­pos de las mujeres, y mostrar­los. Hay una lec­ción sobre lo que las mujeres debe­mos ser y hac­er. Com­parte el caso de Ciu­dad Juárez, donde los fem­i­ni­cidios y el tra­ba­jo en la maquila están fuerte­mente conec­ta­dos, y aclara que el ingre­so de las mujeres al tra­ba­jo asalari­a­do puede haber­nos inde­pen­diza­do de los varones, pero no nos dio autonomía frente al cap­i­tal. Tam­bién rela­ta la nue­va caza de bru­jas que está ocur­rien­do en África e India, de la cual poco sabe­mos en este rincón del mun­do occi­den­tal.

Somos las nietas

«Glob­al­ización es el pro­ce­so en el que todo cam­bia, pero se mantiene la estruc­tura de dom­i­nación.»

- Sil­via Fed­eri­ci

Lla­marnos bru­jas es, nue­va­mente, des­man­te­lar los lazos de sol­i­dari­dad e inten­tar man­ten­er las dis­tan­cias entre gen­era­ciones. Nece­si­ta­mos cono­cer la his­to­ria de otras mujeres, qué han hecho, cómo se han orga­ni­za­do y cómo han resis­ti­do; así cree, esta pen­sado­ra, que es posi­ble con­stru­ir y sosten­er el teji­do económi­co y cul­tur­al. Es nece­sario «no enfrentar la cotid­i­anei­dad ais­la­da» sino pen­sar la repro­duc­ción de la vida en sol­i­dari­dad y apoyo mutuo, para cono­cer­nos, com­par­tirnos, escucharnos y para «empren­der prác­ti­cas que reval­ori­cen las prác­ti­cas de las mujeres, porque la desval­orización está en el núcleo de la vio­len­cia».

Pasaron cua­tro días, en los que la cabeza y el corazón se ago­taron hacien­do recor­ri­dos de mun­dos posi­bles. Dolien­do a todas las que no están, pero sabi­en­do que en el encuen­tro podemos crear y volver a crearnos, des­de las mujeres com­ple­tas, valientes y poderosas que somos. Podemos ges­tar un Paro Inter­na­cional de Mujeres y ocu­par todas las calles como el 8 de mar­zo pasa­dos. Ruedan las lágri­mas por nues­tras mejil­las, se alzan los puños de todas y todos los que asistieron al sem­i­nario de dos días, y vibramos en un can­to común: «somos las nietas de todas las bru­jas que nun­ca pudieron que­mar». Son­reí­mos y sabe­mos que ningu­na, ninguno, será el mis­mo después de estos días. Nos que­da la inqui­etante sen­sación de injus­ti­cia y el nece­sario deseo de con­stru­ir algo nue­vo, pero sen­ti­mos que hay algo que ya ten­emos, como dijo Sil­via Fed­eri­ci en sus pal­abras de cierre: «ais­ladas, ais­la­dos no podemos ten­er nada. Ais­la­dos, ya esta­mos der­ro­ta­dos».

¡Todas jun­tas! ¡Todas libres!

4 de agos­to de 2017

Fuente: https://latinta.com.ar/2017/08/silvia-federici-la-desvalorizacion-esta-nucleo-la-violencia/

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