Perú. Una seve­ra advertencia

Gus­ta­vo Espi­no­za M./ Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 16 de agos­to de 2020

Es casi un lugar común decir que, en el mar­co de la lucha con­tra la Pan­de­mia que nos afec­ta tan dura­men­te, se han agra­va­do las ten­sio­nes socia­les. En otras pala­bras, la con­fron­ta­ción de cla­se ha adqui­ri­do un nivel más alto en la medi­da que han ido salien­do a esce­na, uno a uno, los acto­res del dra­ma peruano.

Esto no debie­ra sor­pren­der a nadie por cuan­to la cri­sis sani­ta­ria ha des­nu­da­do la esen­cia de la socie­dad perua­na y ha pues­to en evi­den­cia no sólo sus limi­ta­cio­nes, sino tam­bién sus defor­ma­cio­nes raigales.

Todos hemos podi­do apre­ciar las iniqui­da­des de un sis­te­ma que pri­vi­le­gia la eco­no­mía, antes que la salud; y el dine­ro, antes que la vida. Que cada quien tome par­ti­do por una opción u otra, final­men­te podría resul­tar legí­ti­mo, toda vez que cada quien defien­de los suyo, y lo hace sin medias tintas.

Pero esa es una cosa; y otra es que, para que unos impon­gan su volun­tad a otros, quie­nes tie­nen en sus manos las rien­das del Poder, aga­rren a palos a sus adver­sa­rios a fin de repri­mir­los y doblegarlos.

Y ahí sí, si se usan esos pro­ce­di­mien­tos, pue­de lle­gar­se a extre­mos agre­si­vos que hay que enfren­tar sin tapu­jos. Es por eso que hoy usa­mos el titu­lar que enca­be­za esta nota. Se tra­ta de una seve­ra adver­ten­cia que no debe caer en saco roto y más bien ser toma­da en cuen­ta por quie­nes, des­de las altas esfe­ras del Esta­do, se pro­cla­man depo­si­ta­rias de la “con­fian­za ciu­da­da­na”, aun­que esa cami­sa les que­de noto­ria­men­te grande.

Recien­te­men­te se ha evi­den­cia­do un gra­ve con­flic­to entre los tra­ba­ja­do­res muni­ci­pa­les encar­ga­dos de la lim­pie­za públi­ca y el muni­ci­pio capi­ta­lino. Los pri­me­ros luchan por man­te­ner su pues­to de tra­ba­jo, y el segun­do bus­ca ‑según pare­ce- aho­rrar­le algu­nos soles a las arcas edi­les, ter­ce­ri­zan­do cier­tos ser­vi­cios de lim­pie­za y salubridad.

Pare­cie­ra que las auto­ri­da­des capi­ta­li­nas creen que su deber es ase­gu­rar que el muni­ci­pio gas­te menos, aun­que eso impli­que un tra­ba­jo más pre­ca­rio para seres huma­nos que cum­plen la más humil­de de las tareas: librar de los des­he­chos a esta Lima que aún tie­ne cier­tas ínfu­las virreinales.

La ter­ce­ri­za­ción de los ser­vi­cios es una suer­te de legu­le­ya­da pseu­do jurí­di­ca de la que se valen algu­nas empre­sas cuan­do quie­ren gas­tar menos, y ganar más. Pero no tie­ne nin­gu­na jus­ti­fi­ca­ción en una admi­nis­tra­ción que care­ce de fines de lucro, y que más bien brin­da ser­vi­cios a la comunidad.

El Alcal­de y los regi­do­res deben ase­gu­rar que esos ser­vi­cios, sean efi­cien­tes; y no pre­ten­der que le cues­ten menos al muni­ci­pio, por­que la enti­dad edil no es una empre­sa. Por lo demás, las ren­tas muni­ci­pa­les pro­vie­nen del apor­te ciu­da­dano y no les cues­ta un cen­ta­vo a quie­nes desem­pe­ñan oca­sio­na­les fun­cio­nes de mando.

Nada jus­ti­fi­ca la “ter­ce­ri­za­ción” de los ser­vi­cios, sobre todo si se con­si­de­ra que estos pre­ca­ri­zan el empleo y le res­tan dere­chos y bene­fi­cios a los tra­ba­ja­do­res. Pero si esta acción va uni­da a una repre­sión sal­va­je con­tra quie­nes se enfren­tan a ella, enton­ces ya esta­mos ante un extre­mo sim­ple­men­te intolerable.

Y lo hemos vis­to el mis­mo día de la Fies­ta Nacio­nal ante la sede del Con­gre­so de la Repú­bli­ca, cuan­do las tra­ba­ja­do­ras del muni­ci­pio de Lima fue­ron bru­tal­men­te gol­pea­das por el sim­ple hecho de hacer oír su voz.

La oscu­ra y deplo­ra­ble agre­sión con­tra Isa­bel Cor­tez ‑la vale­ro­sa diri­gen­te de las tra­ba­ja­do­ras de Lim­pie­za- pue­de atri­buir­se a una pro­vo­ca­ción orien­ta­da a exa­cer­bar los áni­mos y agriar la con­fron­ta­ción plan­tea­da; pero la repre­sión sal­va­je con­tra las obre­ras del ser­vi­cio públi­co, no tie­ne la menor justificación.

Por lo demás, se ha ejer­ci­do con­tra quie­nes has­ta el día ante­rior eran con­si­de­ra­das, con legi­ti­mi­dad total, como heroí­nas de la resis­ten­cia a la Pan­de­mia por cuan­to habían sali­do a tra­ba­jar arries­gan­do su vida en el cenit de la Cua­ren­te­na que puso a buen recau­do a la mayo­ría de los perua­nos, inclui­dos los fun­cio­na­rios ediles.

Pero otros héroes tam­bién han sido bru­tal­men­te agre­di­dos: los médi­cos, enfer­me­ras y el per­so­nal de salud de las dis­tin­tas uni­da­des hos­pi­ta­la­rias. Cho­rros de agua hela­da y gases lacri­mó­ge­nos en abun­dan­cia, fue­ron lan­za­dos con­tra los ser­vi­do­res del área de salud el mis­mo día de la pre­sen­ta­ción del Gabi­ne­te Mar­tos ¿A san­to de qué ocu­rrió eso? ¿Con qué dere­cho los ata­ca­ron así?

Esos pro­fe­sio­na­les de la salud, están sal­van­do vidas aún a cos­ta de las suyas ¿Por qué los gol­pean enton­ces? ¿Por­que piden Equi­pos de Pro­tec­ción Per­so­nal, o pago por sus servicios?.

Invir­ta­mos los pape­les: démos­le palos y armas a los tra­ba­ja­do­res de la salud y alen­te­mos a los poli­cías, sin armas, a mani­fes­tar­se pidien­do garan­tías para su tra­ba­jo y pro­tec­ción para sus vidas ¿Podrían los médi­cos gol­pear a los uni­for­ma­dos? ¿Alguien lo justificaría?

El que el Pre­si­den­te Viz­ca­rra haya con­cu­rri­do al acto con­vo­ca­do por los médi­cos en home­na­je a sus com­pa­ñe­ros caí­dos, y cele­bra­do recien­te­men­te en Mira­flo­res, dice algo de su sen­si­bi­li­dad. Pero diría mucho más, el que orde­na­ra a tra­vés del titu­lar del Inte­rior, que la poli­cía no apo­rrea­ra a los pro­fe­sio­na­les de la salud que for­mu­lan deman­das ente­ra­men­te legítimas.

Si algo hay que con­de­nar en un gobierno como éste ‑a más de su obce­ca­do ser­vi­lis­mo ante el Impe­rio y su ser­vil pros­ter­na­ción ante el Neo Libe­ra­lis­mo- es la ten­den­cia a repri­mir sal­va­je­men­te a quie­nes expre­san deman­das legítimas.

Recien­te­men­te lo hicie­ron en Espi­nar, en un hecho con­de­na­ble que cos­tó la vida tres pobla­do­res de la región; pero tam­bién en la Ama­zo­nía, con un sal­do simi­lar. ¿Qué se bus­ca? ¿Sen­tar las bases de un Esta­do Poli­cia­co?. Eso es algo que podría espe­rar­se de la Mafia Fuji-apris­ta, pero no de un gobierno que dice dife­ren­ciar­se de ella.

Pero las cosas van más allá. Recien­te­men­te fue secues­tra­do y dete­ni­do en el nor­te del país Luis Cer­na, diri­gen­te de los tra­ba­ja­do­res mine­ros de MARSA, quien denun­ció y se enfren­tó a cier­tas manio­bras patro­na­les. Aun hoy per­ma­ne­ce en manos de sus cap­to­res. ¿Tie­ne el gobierno la volun­tad de callar voces como esas?

Es bueno poner cada cosa en su lugar. El gobierno debe enca­rar yt resol­ver los pro­ble­mas de la gen­te. No aga­rrar­la a palos cada vez que pro­tes­ta por algo que anda mal.

Itu­rria /​Fuen­te

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