Los secre­tos de Cassinello

El mili­tar que ate­so­ra los más impor­tan­tes secre­tos de Esta­do de las últi­mas déca­das, Andrés Cas­si­ne­llo, tie­ne ya 96 años. Y la fir­me inten­ción de lle­var­se a la tum­ba todos esos secre­tos, con la ayu­da de la Ley fran­quis­ta de Secre­tos Ofi­cia­les, en vigor des­de 1968.

En efec­to, el Esta­do espa­ñol sigue sin ela­bo­rar una ley de secre­tos ofi­cia­les homo­lo­ga­ble a la de cual­quier país demo­crá­ti­co. Por eso, Cas­si­ne­llo pue­de seguir afe­rrán­do­se, con total des­ca­ro, a lo que decla­ró en su día: «Algu­nas cosas es mejor que no se sepan nunca».

Entre la for­ma­ción que reci­bió Cas­si­ne­llo, des­ta­ca que estu­vo agre­ga­do en un regi­mien­to del ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se en Ale­ma­nia y más tar­de hizo un cur­so, reser­va­do a unos pocos mili­ta­res y espías loca­les y euro­peos, en la base mili­tar de Fort Bragg, en Esta­dos Uni­dos. De vuel­ta en Espa­ña, se incor­po­ró al SECED, Ser­vi­cio Cen­tral de Docu­men­ta­ción, en cuan­to dicho Ser­vi­cio de Inte­li­gen­cia fue crea­do por Carre­ro Blanco.

En 1976, el recién nom­bra­do Pre­si­den­te Adol­fo Suá­rez lo eli­gió para ocu­par la jefa­tu­ra del SECED y des­pués pasó a diri­gir los ser­vi­cios de infor­ma­ción de la Guar­dia Civil, car­go que desem­pe­ña­ba al acom­pa­ñar al gene­ral Sáenz de San­ta­ma­ría cuan­do estu­vo en Bil­bao como dele­ga­do espe­cial del Gobierno para la lucha antiterrorista.

Jus­to tras reci­bir el fajín de gene­ral, en 1984, en ple­na esca­la­da de aten­ta­dos rei­vin­di­ca­dos usan­do la sigla GAL, Cas­si­ne­llo con­ce­dió su pri­me­ra entre­vis­ta a un medio de comu­ni­ca­ción, el dia­rio El País. Enton­ces, decla­ró que «Esta­mos ganan­do la gue­rra a ETA» y una de las res­pues­tas que dio al perio­dis­ta que lo entre­vis­tó mos­tró bien su carác­ter y prepotencia:

P: ¿Qué con­tes­ta cuan­do le pre­gun­tan si es usted el jefe de los GAL?

R: La últi­ma vez res­pon­dí: «Pues mira, hijo mío, publí­ca­lo. Pri­me­ro, pide a Dios que sea ver­dad. Pero, ade­más, no sabes la suer­te que tie­nes de que no sea ver­dad. Fíja­te, si fue­ra ver­dad y tú lo hubie­ras des­cu­bier­to, tu vida val­dría solo dos pesetas».

En 1985 mani­fes­tó que «yo tam­bién pre­fie­ro el terro­ris­mo a la alter­na­ti­va KAS, la gue­rra a la inde­pen­den­cia del País Vas­co» y en 1986 el dia­rio ABC publi­có un artícu­lo suyo en el que afir­ma­ba: «Dicen que no soy demó­cra­ta y lo dicen tan enfa­da­dos que a lo mejor tie­nen razón».

En aquel duro artícu­lo, se pre­gun­ta­ba: «¿Para qué que­rrán un demó­cra­ta en la Guar­dia Civil»? Y tras cri­ti­car a polí­ti­cos, jue­ces, empre­sas perio­dís­ti­cas e infor­ma­do­res, Cas­si­ne­llo con­clu­yó: «De ver­dad, seño­ría, les he lla­ma­do gili­po­llas y les he man­da­do a tomar todos los vien­tos. Le juro que me he que­da­do corto».

Cas­si­ne­llo fue des­ti­tui­do, pero quie­nes cre­ye­ron que con aque­lla des­ti­tu­ción se aca­ba­ba su carre­ra mili­tar se equi­vo­ca­ron por com­ple­to, ya que pron­to alcan­zó el máxi­mo gra­do en el esca­la­fón mili­tar: Tenien­te Gene­ral. Segu­ro que tuvo mucho que ver con ello lo que expli­có el dia­rio El País en un edi­to­rial titu­la­do «La vuel­ta de Cassinello».

Según dicho edi­to­rial, Cas­si­ne­llo había sido «un hom­bre cla­ve en los ser­vi­cios de infor­ma­ción del ejér­ci­to des­de la pri­me­ra mitad de los años seten­ta. En los medios cas­tren­ses tie­ne fama de per­so­na muy capa­ci­ta­da des­de el pun­to de vis­ta pro­fe­sio­nal. Aho­ra bien, en los años en que este mili­tar ha ocu­pa­do deli­ca­das res­pon­sa­bi­li­da­des en esa área espe­cí­fi­ca del espio­na­je mili­tar se han pro­du­ci­do dema­sia­dos hechos oscu­ros como para dar por bue­na cual­quier inter­pre­ta­ción de lo que pue­da enten­der­se por capa­ci­dad profesional».

Cabe remar­car que Cas­si­ne­llo es, sin duda algu­na, el mili­tar espa­ñol que ha man­te­ni­do los más estre­chos con­tac­tos con los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia esta­dou­ni­den­ses. Tras diplo­mar­se en con­tra­in­sur­gen­cia en Esta­dos Uni­dos, pasó a ser un gran espe­cia­lis­ta en acción psi­co­ló­gi­ca e infor­ma­ción anti­sub­ver­si­va. Fue él quien dise­ñó el famo­so Plan ZEN (Zona espe­cial del Nor­te) y estu­vo lar­gos años a la cabe­za de los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia españoles.

Es inne­ga­ble que sabe de sobra que las mejo­res ope­ra­cio­nes de inte­li­gen­cia son aque­llas que per­ma­ne­cen en abso­lu­to secre­to. Cuan­to menos se sepa de ellas, tan­to mejor. Por eso estoy con­ven­ci­do de que no habrá vis­to con bue­nos ojos que algu­nos agen­tes de inte­li­gen­cia, como Fer­nan­do San Agus­tín, hayan habla­do tan­to de Mikel Lejar­za «Lobo», por­que es bien sabi­do que en boca cerra­da no entran moscas.

Cas­si­ne­llo ni men­cio­na a Lejar­za en sus memo­rias, La hue­lla que deja el tiem­po al pasar, edi­ta­das el año pasa­do. No lo men­cio­na en abso­lu­to, pese a estar bien cla­ro que tuvo una par­ti­ci­pa­ción muy direc­ta e impor­tan­te en aque­lla ope­ra­ción de infiltración.

¿No ten­drán mucho que ver en ello las fal­se­da­des de que están reple­tas todas las obras dedi­ca­das al tema de Mikel Lejar­za «Lobo» y de las que es bien cons­cien­te Cas­si­ne­llo? Por ejem­plo, no es en abso­lu­to cier­to que Lejar­za nacie­ra en 1947, como se afir­ma en todas par­tes. Nació cua­tro años des­pués, en 1951.

Por otra par­te, en todas las obras se afir­ma que dos hechos tras­cen­den­ta­les, que tuvie­ron lugar en Bar­ce­lo­na y Madrid, suce­die­ron en dos días con­se­cu­ti­vos. Aho­ra bien, es bien fácil de com­pro­bar, acu­dien­do a la heme­ro­te­ca, que ambos hechos tuvie­ron lugar el mis­mo día, el 30 de julio de 1975. ¿Por qué se empe­ñan tan­to en pre­ten­der que no suce­die­ron el mis­mo día?

Tam­po­co es cier­to que Lejar­za fue­se nom­bra­do miem­bro del comi­té eje­cu­ti­vo de ETA p‑m ni res­pon­sa­ble de infra­es­truc­tu­ra, por mucho que lo hayan repe­ti­do en todo tipo de obras, y son igual­men­te fal­sas otras muchas cosas. Demasiadas.

Segu­ro que Cas­si­ne­llo sabe mucho al res­pec­to, pero tén­ga­se en cuen­ta que tie­ne ya 96 años y que, por des­gra­cia, no pare­ce que nada le vaya a impe­dir que se lle­ve a la tum­ba innu­me­ra­bles secre­tos de Esta­do. Se los podrá lle­var gra­cias a que la vigen­te Ley de Secre­tos Ofi­cia­les le va a per­mi­tir seguir afe­rrán­do­se al des­ca­ra­do: «Algu­nas cosas es mejor que no se sepan nunca».

Xabier Maka­za­ga, inves­ti­ga­dor del terro­ris­mo de Estado

20 de noviem­bre de 2023

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