La gue­rra, los mercenarios

Die­ci­seis­mil mer­ce­na­rios lle­ga­ron a Ucra­nia para com­ba­tir al lado de la admi­nis­tra­ción de Kiev y en las pró­xi­mas horas lle­ga­rán otros 20 mil envia­dos por empre­sas pri­va­da, en su mayo­ría de los Esta­dos Uni­dos. Así lo con­fir­mó Volodymyr Zelens­ki, el Man­da­ta­rio Neo Nazi de la Ucra­nia en guerra.

Fue Hero­do­to el pri­me­ro en hablar sobre el fenó­meno de los Mer­ce­na­rios alu­dien­do al Ejér­ci­to Car­ta­gi­nés de la épo­ca. A par­tir de enton­ces se ha estu­dia­do el fenó­meno debi­do al que muchos jóve­nes se ofre­cían para com­ba­tir en un ejér­ci­to, a cam­bio de una remu­ne­ra­ción, u otros beneficios.

A lo lar­go de la his­to­ria huma­na se han cono­ci­do casos de sig­ni­fi­ca­ti­vos ejér­ci­tos mer­ce­na­rios que han con­du­ci­do a pue­blos y gobier­nos a vic­to­rias mili­ta­res, y a derro­tas. Pero, siem­pre a un cos­to muy ele­va­do de san­gre derra­ma­da por quie­nes pere­cie­ron, y para los que los con­tra­ta­ron por­que bus­ca­ban valer­se de sus ser­vi­cios para impul­sar una guerra.

Una de las enti­da­des más cono­ci­das a tra­vés del tiem­po, es la Legión Fran­ce­sa, fun­da­da en 1831. Bus­có reclu­tar des­de un ini­cio a todos los extran­je­ros que ser­vían en las uni­da­des mili­ta­res galas, para que ayu­den a man­te­ner el vas­to impe­rio colonial.

Con los años, la enti­dad per­dió pro­sa­pia y se con­vir­tió en una suer­te de ban­da mer­ce­na­ria que com­ba­tía por dine­ro, y que resul­ta­ba capaz de enar­bo­lar cual­quier ban­de­ra en pro­ve­cho de sus contratistas.

Una expre­sión paté­ti­ca del accio­nar de la Legión Fran­ce­sa fue­ron los dra­má­ti­cos epi­so­dios de la Gue­rra de Arge­lia des­de 1945 has­ta la pro­cla­ma­ción de la Inde­pen­den­cia de ese país.

Los gene­ra­les fran­ce­ses des­en­can­ta­dos de Char­les De Gau­lle, reclu­ta­ron gen­te des­de las filas de la Legión y crea­ron con ellas el OAE ‑La Orga­ni­za­ción Arma­da Secre­ta- para valer­se de «la acción directa»-es decir, el terro­ris­mo- a fin de «cas­ti­gar» a quie­nes «trai­cio­na­ron a Fran­cia», pri­ván­do­la de su colo­nia más que­ri­da en el nor­te de África

Hoy es casi de domi­nio públi­co que la cre­cien­te ter­ce­ri­za­ción del ámbi­to de la segu­ri­dad, la reduc­cio­nes de pre­su­pues­tos públi­cos deri­va­dos de la pro­fe­sio­na­li­za­ción de los ejér­ci­tos, y los avan­ces tec­no­ló­gi­cos asi­mi­la­dos por per­so­nas espe­cial­men­te adies­tra­das para las tareas de la gue­rra; han mul­ti­pli­ca­do el sur­gi­mien­to de empre­sas pri­va­das y com­pa­ñías de segu­ri­dad MPCS (en inglés Pri­va­te Mili­tary & Secu­rity Companies).

Ellas, coti­zan anual­men­te entre 100 y 400 mil millo­nes de dóla­res; dada su cre­cien­te inter­ven­ción en con­flic­tos arma­dos en dis­tin­tos con­fi­nes del planeta.

A fines del siglo pasa­do, con moti­vo de la Gue­rra del Gol­fo, obtu­vie­ron por par­te del Gobierno de los Esta­dos Uni­dos, jugo­sos con­tra­tos para el cum­pli­mien­to de tareas. Se ocu­pa­ban de con­tro­lar una región, tomar pue­blos, o aldeas, admi­nis­trar pri­sio­nes, tor­tu­rar enemi­gos ren­di­dos, habi­li­tar cen­tros clan­des­ti­nos de reclu­sión; o cum­plir accio­nes que los ejér­ci­tos regu­la­res no desea­ban asumir.

Podría decir­se que allí se for­ma­li­zó una moda­li­dad ope­ra­ti­va. Las gue­rra suce­si­vas: Irak, Libia, Afga­nis­tán o Yemén del Sur y Pales­ti­na, las per­fec­cio­na­ron, mol­dean­do resor­tes que en Ucra­nia, alcan­zan otro nivel.

El pro­pio Pre­si­den­te de Ucra­nia ha deci­di­do otor­gar a estos «com­ba­tien­tes» lle­ga­dos a su país, ran­gos y pri­vi­le­gios pun­tua­les. Y les ha ase­gu­ra­do que a fal­ta de sol­da­dos regu­la­res ‑el ejér­ci­to ucra­niano se nie­ga a com­ba­tir- libe­ra­rá de las pri­sio­nes for­ma­les a los pre­sos con­de­na­dos a cade­na per­pe­tua por ale­vo­sos crí­me­nes. De ese modo mer­ce­na­rios y ase­si­nos, com­ba­ti­rán jun­tos con­tra las tro­pas rusas, a cam­bio, cla­ro está, de bene­fi­cios y estipendios.

Por esa vía, la OTAN ha encon­tra­do un camino. Como no cuen­ta con efec­ti­vos pro­pios y no pue­de par­ti­ci­par ofi­cial­men­te en la gue­rra, y como los paí­ses que la res­pal­dan, care­cen de la posi­bi­li­dad de hacer­lo; han opta­do por con­tra­tar los ser­vi­cios de empre­sas mili­ta­res privadas.

A ellas, les enco­men­da­rán defen­der loca­li­da­des, eje­cu­tar sabo­ta­jes, pro­mo­ver even­tos terro­ris­tas, inte­rro­gar pri­sio­ne­ros y orga­ni­zar escua­dras de com­ba­te para accio­nes irregulares.

Les ha pro­me­ti­do dotar­los de armas alta­men­te cali­fi­ca­das. Y es que cuen­ta con inmen­sos arse­na­les entre­ga­dos por algu­nos paí­ses y cuan­tio­sos recur­sos. Solo en los últi­mos cua­tro días, Esta­dos Uni­dos dis­pu­so de mil millo­nes de dóla­res para finan­ciar los «ope­ra­ti­vos de gue­rra» en Ucra­nia. Armas y vitua­llas, ¿para qué? ¿Para «ganar la gue­rra»? Saben que eso, no es posi­ble. Sólo para que «duren más».

Mien­tras más tiem­po duren, más pro­pa­gan­da con­tra Rusia se hará, pero mori­rán más ucra­nia­nos. No les impor­ta ¿Ver­dad?. De Ucra­nia han sali­do ya un millón de per­so­nas ¿No quie­ren defen­der su patria?. No es eso. No quie­ren inmo­lar­se por la cau­sa de Zelens­ki, el Bata­llón Azov y los Legio­na­rios de Stephan Ban­de­ra. Los mer­ce­na­rios, son el camino.

Para que todo esto se pue­da hacer impu­ne­men­te, la OTAN nece­si­ta la com­pli­ci­dad de muchos. Por eso se sal­ta a garro­cha los reque­ri­mien­tos for­ma­les: da por apro­ba­da en la OEA, una «reso­lu­ción» que nun­ca se apro­bó, y en la que apa­re­ce el Perú como adhe­ren­te. Y el Perú, pro­ba­ble­men­te a pedi­do de la OEA, votó en con­tra de Rusia en Nacio­nes Uni­das sin repa­rar siquie­ra que la Fuer­za Arma­da perua­na reci­be ayu­da mili­tar de Rusia.

La FIFA se ha afi­lia­do a la OTAN, se dijo soca­rro­na­men­te por la deci­sión de ese orga­nis­mo de san­cio­nar a Rusia impi­dién­do­le par­ti­ci­par en even­tos depor­ti­vos. Eso se ha hecho tam­bién en Box, Nata­ción, Pati­na­je, Tenis y Vóley. ¿No era que no se debía mez­clar la polí­ti­ca con el depor­te, que mien­tras la polí­ti­ca divi­de, el depor­te une a los pueblos?

Pero se vue­lan del aire las seña­les de RT, Sput­nik y otras. ¿»Demo­cra­cia», se le lla­ma?. Pero tam­bién se ata­ca la cul­tu­ra: la Sin­fó­ni­ca de Munich des­pi­de a Vale­ri Guer­gue­vich; y se impi­de can­tar a la barí­tono Anna Nebrats­ka ¿Cómo cali­fi­car eso? ¿Serán así «las gue­rra del siglo XXI?

Gus­ta­vo Espinoza

8 de mar­zo de 2022

Fuen­te: Al Mayadeen

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