Eco­lo­gía Social. 2021, el año en el que las pér­di­das por desas­tres cli­má­ti­cos supe­ran los 100.000 millo­nes de dóla­res por sex­ta vez

Por Alba Mare­ca, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 4 de enero de 2022.

Infor­me anual de la ONG Chris­tian Aid

Las inun­da­cio­nes, las sequías o los hura­ca­nes dejan un balan­ce devas­ta­dor en pér­di­das eco­nó­mi­cas y muer­tes este año. Los paí­ses pobres se lle­van la peor parte.

El año que ter­mi­na deja un balan­ce de desas­tres cli­má­ti­cos devas­ta­dor. Como cada año, la ONG Chris­tian Aid publi­ca su infor­me sobre este tipo de fenó­me­nos extre­mos y sus cos­tes –no solo eco­nó­mi­cos, tam­bién en vidas huma­nas–. Así, cal­cu­la que 10 de los 15 desas­tres más des­truc­ti­vos de 2021 cos­ta­ron más de 1.500 millo­nes de dóla­res. Su esti­ma­ción se basa en pér­di­das ase­gu­ra­das, por lo que los cos­tes eco­nó­mi­cos podrían ser aún mayores.

Enca­be­za la lis­ta el hura­cán Ida, que azo­tó Esta­dos Uni­dos en agos­to. El aná­li­sis con­clu­ye que este fenó­meno tuvo un cos­te esti­ma­do de 65.000 millo­nes de dóla­res. Ade­más, per­die­ron la vida 95 personas.

Entre la lis­ta de los desas­tres más caros están tam­bién las inun­da­cio­nes que se vivie­ron en Euro­pa occi­den­tal en julio como resul­ta­do de unas pre­ci­pi­ta­cio­nes extre­mas que son has­ta nue­ve veces más pro­ba­bles por el cam­bio cli­má­ti­co. La ONG cifra su cos­te en 43.000 millo­nes de dóla­res y recuer­da que en Bél­gi­ca y Ale­ma­nia murie­ron 240 per­so­nas por este motivo.

En la pro­vin­cia chi­na de Henan, las inun­da­cio­nes sufri­das este año han cos­ta­do 17.500 millo­nes de dóla­res y la pér­di­da de 320 vidas, ade­más de pro­vo­car más de un millón de des­pla­za­mien­tos de sus habitantes.

Con estos datos, el infor­me hace un diag­nós­ti­co poco favo­ra­ble. Según la ase­gu­ra­do­ra Aon, se espe­ra que 2021 sea el sex­to año en el que, a nivel glo­bal, se cru­za el umbral de pér­di­das ase­gu­ra­das de los 100.000 millo­nes de dóla­res (unos 88 millo­nes de euros). Estos seis años han ocu­rri­do entre 2011 y el pre­sen­te año. 2021 será el cuar­to en cin­co años.

La peor par­te para los menos responsables

Según el infor­me, los cos­tes finan­cie­ros docu­men­ta­dos sue­len ser mayo­res en los paí­ses que tie­nen valo­res de pro­pie­dad más altos y pue­den pagar un segu­ro. Sin embar­go, varios de los fenó­me­nos meteo­ro­ló­gi­cos más devas­ta­do­res de 2021 han afec­ta­do a las nacio­nes más pobres, que, a su vez, con­tri­bu­yen en menor medi­da al calen­ta­mien­to glo­bal.

En otro tér­mi­nos –no pura­men­te eco­nó­mi­cos – , la inves­ti­ga­ción arro­ja que estos luga­res han vivi­do un mayor sufri­mien­to humano por la inse­gu­ri­dad ali­men­ta­ria o los des­pla­za­mien­tos for­za­dos por desas­tres cli­má­ti­cos, como la sequía o las inun­da­cio­nes. Es el caso de Sudán del Sur, don­de más de 850.000 per­so­nas se han vis­to obli­ga­das a huir de sus hoga­res por las inun­da­cio­nes. Las con­se­cuen­cias de la sequía se han hecho espe­cial­men­te duras en Áfri­ca orien­tal. Pero no solo: los impac­tos de la sequía del río Para­ná, en Amé­ri­ca Lati­na, han reper­cu­ti­do sobre la eco­no­mía –y los medios de vida– de Bra­sil, Argen­ti­na y Paraguay.

En mayo, el ciclón Yaas azo­tó India y Ban­gla­desh y cau­só pér­di­das valo­ra­das en 3.000 millo­nes de dóla­res en pocos días. Las inun­da­cio­nes de mar­zo en Aus­tra­lia cau­sa­ron 18.000 des­pla­za­mien­tos y unos daños valo­ra­dos en 2.100 millo­nes de dólares.

Refor­zar las ayu­das de los paí­ses ricos a los pobres

Una de las prin­ci­pa­les con­clu­sio­nes que se extrae de este estu­dio es la nece­si­dad de que el apo­yo que se brin­da a los paí­ses más vul­ne­ra­bles se for­ta­lez­ca en 2022. Pero 2021 no ha traí­do espe­ran­zas en este sen­ti­do. La pasa­da cum­bre del cli­ma de la ONU cele­bra­da en Glas­gow en noviem­bre ter­mi­nó con un cla­ro men­sa­je: los paí­ses más ricos con­ti­núan trai­cio­nan­do a los más pobres. En la COP26, Esta­dos Uni­dos y la Unión Euro­pea impi­die­ron crear un fon­do para que los paí­ses con menos recur­sos afron­ten la cri­sis cli­má­ti­ca.

Los efec­tos eco­nó­mi­cos del cam­bio cli­má­ti­co han sido ana­li­za­dos duran­te este año en otros infor­mes. En sep­tiem­bre, un estu­dio publi­ca­do en la revis­ta Envi­ron­men­tal Research Let­ters con­cluía que los cos­tes del cam­bio cli­má­ti­co podrían ser seis veces supe­rio­res a los cal­cu­la­dos has­ta la fecha.

Des­de Chris­tian Aid tam­bién des­ta­can los fenó­me­nos que se pro­du­cen de una for­ma más len­ta, como la sequía en el lago Chad, cuya cuen­ca se ha redu­ci­do un 90% des­de la déca­da de 1970. Un fenó­meno que ame­na­za las vidas y los medios de quie­nes habi­tan esta región, una de las más pobres del mundo.

Fuen­te: https://​www​.cli​ma​ti​ca​.lama​rea​.com/​2​0​2​1​-​d​e​s​a​s​t​r​e​s​-​c​l​i​m​a​t​i​c​o​s​-​p​e​r​d​i​d​as/, Rebe­lión.

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