Cuba. La cien­cia en Cuba tie­ne rostro

Por Joel Gar­cía. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 11 de enero de 2022. 

Cuan­do esta­ba en la secun­da­ria todos lo pedían para jugar cua­tro esqui­nas. En el IPVCE Vla­di­mir Ilich Lenin era cono­ci­do, entre otras cosas, por ser el pasa­dor del equi­po de volei­bol de la escue­la. Sus padres eran ya licen­cia­dos en Quí­mi­ca, pero él eli­gió la Mate­má­ti­ca como asig­na­tu­ra base para los tres años de bachi­lle­ra­to. Soña­ba con la Cul­tu­ra Físi­ca y ser un gran depor­tis­ta des­de 7.o gra­do, pero los genes hicie­ron lo suyo y salió hacia la Uni­ver­si­dad de La Haba­na a estu­diar lo mis­mo que sus progenitores.

Fotos: Par­la­men­to cubano.

Yuri Val­dés Bal­bín es hoy, con 45 años, uno de los cien­tí­fi­cos más visi­bles en la lucha con­tra la COVID-19 des­de el Ins­ti­tu­to Fin­lay de Vacu­nas, don­de se desem­pe­ña como direc­tor adjun­to. Hace solo cua­tro meses le fue con­fe­ri­do el Títu­lo Hono­rí­fi­co de Héroe del Tra­ba­jo de la Repú­bli­ca de Cuba, pero nada lo des­pren­de de su sen­ci­llez y pasión a la hora de hablar de la cien­cia en nues­tro país, de su abue­lo José Luis (falle­ci­do), de su cora­zón indus­tria­lis­ta-villa­cla­re­ño y del momen­to cum­bre de la vacunación.

Se aco­mo­dó en una silla del Pala­cio de Con­ven­cio­nes y a la par que recor­dá­ba­mos nues­tra amis­tad “leni­nis­ta” salió esta entrevista.

Si lo tuyo era el depor­te, ¿cómo paras­te en científico?

Apren­dí de depor­te con mi abue­lo. Nos ponía­mos a ver los jue­gos en la tele­vi­sión los dos jun­tos. Al otro día cuan­do me levan­ta­ba tenía un papel con el C‑H-E del par­ti­do que está­ba­mos vien­do o el de Villa Cla­ra, al que era faná­ti­co. Con el tiem­po me hice indus­tria­lis­ta tam­bién, aun­que mi pelo­te­ro pre­fe­ri­do era Víc­tor Mesa.

Lo mío era la pelo­ta, juga­ba en los jar­di­nes, aun­que prac­ti­qué volei­bol, balon­ces­to y balon­mano en la Lenin y en la Universidad.

A la hora de esco­ger la carre­ra pen­sé: como depor­tis­ta voy a tener lími­tes por­que soy muy baji­to. Pero siem­pre me gus­tó que las cosas cam­bien. Y me lla­ma­ba la aten­ción, por ejem­plo, en el área de la quí­mi­ca que se podían mez­clar dos diso­lu­cio­nes que eran trans­pa­ren­tes y se for­ma­ra otra de un color. Ahí es cuan­do lle­go a la con­clu­sión que quie­ro ser inves­ti­ga­dor, científico.

En ese plano me pro­pu­se bus­car algo inno­va­dor y que tuvie­ra impac­to social. Me entu­sias­ma ver los resul­ta­dos de lo que hago. Es decir, tra­ba­jar en algún ele­men­to cien­tí­fi­co apli­ca­do a la vida.

Y así lle­gas al Labo­ra­to­rio de Antí­ge­nos Sin­té­ti­cos y a Vicen­te Verez.

Empe­cé a inves­ti­gar des­de pri­mer año. Pasé por varios labo­ra­to­rios y no me ena­mo­ra­ron aun­que eran muy bue­nos y con gran nivel pro­fe­sio­nal, por­que no sen­tía que lo que esta­ba hacien­do iba a ver los resul­ta­dos apli­ca­dos en un tiem­po finito.

En cuar­to año me hacen el cre­ci­mien­to al Par­ti­do y uno de los inte­gran­tes del dúo era Vicen­te, direc­tor del Labo­ra­to­rio de Antí­ge­nos Sin­té­ti­cos. Él tie­ne una capa­ci­dad increí­ble para engan­char a uno con el tra­ba­jo y ade­más allí se hacían vacu­nas que esta­ban pró­xi­mas a pro­bar­se. Deci­dí que iba a ser mi tesis en ese lugar y ahí empie­za el acer­ca­mien­to al mun­do de las vacunas.

¿Qué sig­ni­fi­có la vacu­na con­tra Hae­mophi­lus influen­zae?

La con­fir­ma­ción de que había toma­do la deci­sión acer­ta­da. Me gra­dué en el año 2000 y apor­té mis vaca­cio­nes por­que había nece­si­dad de esa vacu­na. Lle­gué en la eta­pa final, cuan­do hacía fal­ta hacer la trans­fe­ren­cia tec­no­ló­gi­ca al Cen­tro de Inge­nie­ría Gené­ti­ca y Bio­tec­no­lo­gía (CIGB).

Des­de el pri­mer día lo que más me gol­peó fue no hacer depor­te, por­que eran 12 – 13 horas dia­rias de tra­ba­jo. Apren­dí lo que era hacer cien­cia en Cuba. Hici­mos los lotes para ensa­yos clí­ni­cos y en el 2002 empe­za­mos a hacer­los en el pobla­do Hai­tí, en Camagüey.

¿Cuán impac­tan­te es para el cien­tí­fi­co un ensa­yo clínico?

Ima­gí­na­te que ten­gas la posi­bi­li­dad de algo que tú haces con tus manos ponér­se­lo a un bebé de dos meses, delan­te de sus padres. Lo más pre­cia­do es un recién naci­do. Las per­so­nas dan la volun­ta­rie­dad de poner­le algo que no tie­nen ni idea de lo que es por mucho que les expli­ques. Sin embar­go, con­fían cie­ga­men­te en ti y si eso lue­go fun­cio­na y es capaz de mar­car la dife­ren­cia entre la vida o la muer­te de un menor te mar­ca para toda la vida.

¿Te has encon­tra­do alguien que se nie­gue al ensa­yo clínico?

En ese mis­mo lugar tuvi­mos un niño que le pusi­mos la pri­me­ra dosis y cuan­do le toca­ba la segun­da no vino. Empe­za­mos a ave­ri­guar y resul­ta que la madre sí que­ría, pero el padre decía que no. Y para eso los dos padres tie­nen que dar el con­sen­ti­mien­to. Nos tocó ir a un ambien­te muy hos­til y com­ple­jo, sen­tar­nos con el padre para per­sua­dir­lo y gene­rar con­fian­za. Él mis­mo ter­mi­nó de lle­var­lo a poner­le la segun­da y la ter­ce­ra dosis.

Ahí es don­de tú ves que en Cuba las per­so­nas con­fían en sus cien­tí­fi­cos. Yo sería inca­paz de con­ven­cer a alguien para que se pon­ga una vacu­na por­que quien mejor lo hace es el per­so­nal de la salud, por ejem­plo, el médi­co de fami­lia. Pero hay pun­tos en los cua­les la cien­cia cuba­na gene­ra una gran con­fian­za en la pobla­ción, y aho­ra con la COVID-19 lo hemos vis­to. Salir a expli­car algu­nas cosas ayu­da a la deci­sión que la gen­te toma. Eso lo apren­dí al año de haber­me gra­dua­do. Son cosas que no se estu­dian, sino que nacen y te mar­can mucho.

¿Dife­ren­cias entre hacer cien­cia en Cuba y en el mundo?

Hay varias carac­te­rís­ti­cas dis­tin­ti­vas. Pri­me­ro, en Cuba la cien­cia tie­ne ros­tro. Si pre­gun­tas quié­nes hicie­ron las vacu­nas cuba­nas toda la gen­te pue­de seña­lar­nos. Pero si pre­gun­tas quién hizo la vacu­na Pfi­zer, nadie sabe. Por lo tan­to, huma­ni­za mucho y da más cre­di­bi­li­dad cuan­do las cosas tie­nen rostro.

Noso­tros hoy qui­zás haya­mos hecho como un par­to mayor, pero ese es el sis­te­ma de tra­ba­jo que siem­pre hemos teni­do. La cien­cia cuba­na tra­ba­ja mucho, es muy con­sa­gra­da, son capa­ci­da­des crea­das duran­te muchos años. En esta par­te de la bio­tec­no­lo­gía están todas las gene­ra­cio­nes acti­vas. Los fun­da­do­res par­ti­ci­pa­ron y los aca­ba­dos de gra­duar también.

Lo segun­do, noso­tros no somos com­pe­ti­do­res. Men­ti­ría si te digo que el CIGB y el Fin­lay no lucha­ron por lle­gar pri­me­ro a la vacu­na, pero siem­pre sobre la base de la inte­gra­ción. Por enci­ma de todo está la obra, la vida de la gen­te. Tam­po­co com­pe­ti­mos entre cien­tí­fi­cos. Cada uno apor­ta su mejor capa­ci­dad, y la suma­to­ria de todos da el resul­ta­do. Es como un rom­pe­ca­be­za, don­de si te fal­ta una ficha no se arma y solo entra de una forma.

¿Te han pro­pues­to tra­ba­jo en el exte­rior o en otros cen­tros aquí en Cuba?

He teni­do muchas cada vez que uno sale. Mi pri­mer via­je, cuan­do esta­ba en 5to año, fue a un even­to en Puer­to Rico, y el ase­dio allí fue fuer­te para que me que­da­ra. Ellos saben de la pre­pa­ra­ción del estu­dian­te uni­ver­si­ta­rio en Cuba.

Hacia den­tro he teni­do acer­ca­mien­tos, pero hay un res­pe­to éti­co impor­tan­te. Des­de que me gra­dué tra­ba­jo con Vicen­te, pri­me­ro en el Labo­ra­to­rio de Antí­ge­nos Sin­té­ti­cos, lue­go en el Cen­tro de Quí­mi­ca Bio­mo­le­cu­lar y en el 2014 al tomar­se la deci­sión de fusio­nar ese Cen­tro con la acti­vi­dad de vacu­nas del Ins­ti­tu­to Fin­lay paso para aquí. Ten­go la suer­te de haber teni­do el mis­mo jefe des­de que empe­cé a trabajar.

Dis­cu­sión de pelo­ta y de cien­tí­fi­cos. ¿Pun­tos en común?

Varios. Si no tie­nes argu­men­tos no ganas la dis­cu­sión, aun­que gri­tes más que el otro, como suce­de en el Latino. Si no tie­nes cono­ci­mien­to en el mun­do cien­tí­fi­co, tam­po­co sobrevives.

En el Latino no hay jefes. No exis­te alguien que diga lo se hace. Cada cual dice lo que cree y se logra un con­sen­so en el mejor de los casos. En el mun­do de la cien­cia si bien hay jerar­quía, se hace lo que el cono­ci­mien­to dic­te, no lo que alguien diga que es.

De hecho la dife­ren­cia del resul­ta­do nues­tro es que las deci­sio­nes las move­mos a par­tir de evi­den­cia no de per­cep­cio­nes. Un cien­tí­fi­co es creí­ble cuan­do se pare y mues­tre el gra­fi­co con la res­pues­ta que dio la vacuna.

¿Y la pasión?

Dicen los que estu­dian esto que la pasión es la dife­ren­cia entre una obra muy bue­na y una obra genial. Lo que pue­de dis­tin­guir a un cien­tí­fi­co y al afi­cio­na­do de béis­bol en Cuba es ser apa­sio­na­do. Es ese extra que te per­mi­te sacar algo dife­ren­te. Es la base de lo que hemos cons­trui­do como socie­dad y como país, pero ha sido tam­bién la base de lo que hici­mos con las vacunas.

¿Te sor­pren­dió el Títu­lo de Héroe del Trabajo?

Total­men­te. Me ente­ré por­que un tra­ba­ja­dor me feli­ci­ta. Pero como esta­ba de moda feli­ci­tar lo feli­ci­to de nue­vo y sigo. Des­pués nos dicen que salió en la Gace­ta y por ahí lo leímos.

Nadie nos lla­mó. Hay que decir que noso­tros estu­vi­mos tres meses tra­ba­jan­do inten­sa­men­te 14 – 15 horas más de 100 per­so­nas y nadie se ente­ró. A par­tir del 19 de mayo has­ta agos­to. Has­ta que fui­mos a la Mesa Redon­da y lo anun­cia­mos. Cuan­do ter­mi­na­mos todas las per­so­nas que esta­ban en el ICRT fue­ron llo­ran­do a abrazarnos.

Ahí nos dimos cuen­ta el reco­no­ci­mien­to y la espe­ran­za que sig­ni­fi­ca la vacu­na. Las prin­ci­pa­les mues­tras de agra­de­ci­mien­to las hemos vivi­do en los vacu­na­to­rios, don­de las per­so­nas con una humil­dad y sen­ci­llez tre­men­das nos dicen cosas espectaculares.

Fue un acto muy boni­to para noso­tros. La gen­te nos pre­gun­ta­ba por qué está­ba­mos tan uni­dos y feli­ces. Y es que no nos vemos jun­tos casi nun­ca, cada uno está en su trin­che­ra. Nos sorprendió.

Hay un gru­po de reco­no­ci­mien­to que se tra­ta de per­so­na­li­zar en algu­nos de noso­tros, pero ni remo­ta­men­te se pue­de des­co­no­cer a todos los que tra­ba­ja­ron en estos pro­yec­tos de vacunas.

Que Sobe­ra­na haya lle­ga­do a eda­des pediá­tri­cas fue otro hito.

Total­men­te. En el Fin­lay el gran por­cien­to de las vacu­nas son para eda­des pediá­tri­cas por tan­to el saber hacer que tene­mos es diri­gi­do a niños de meses, de lac­tan­tes. Todo lo que se dise­ñó fue en fun­ción de vacu­nar y vacu­nar, pero téc­ni­ca­men­te uti­li­za­mos una pla­ta­for­ma que se usa en pedia­tría y en un momen­to visua­li­za­mos que ten­dría­mos la capa­ci­dad de lle­gar muy rápi­do a vacu­nar a la pobla­ción pediá­tri­ca, algo que no podían hacer las vacu­nas inter­na­cio­na­les por­que son pla­ta­for­mas que nun­ca se han pro­ba­do en niños y por tan­to el camino es mucho más largo.

Cuan­do tuvi­mos el pro­duc­to y nos lle­gó la auto­ri­za­ción y fui­mos a vacu­nar a los pri­me­ros niños en fase uno, fue muy duro sen­ti­men­tal­men­te. Está­ba­mos hacien­do algo que sabía­mos iba a ser por pri­me­ra vez y que el úni­co país que iba a lograr vacu­nar masi­va­men­te a sus niños iba a ser Cuba.

Ade­más, visua­li­zá­ba­mos la aper­tu­ra del cur­so esco­lar, que podía ser con toda su pobla­ción de 2 a 18 años vacu­na­dos. Eso pue­de pare­cer un ele­men­to más en esta bata­lla, pero es un ele­men­to cumbre.

Yuri Val­dés Bal­bín con su hijo Camilo.

Tu hijo prac­ti­ca béis­bol hoy, ¿depor­tis­ta o cien­tí­fi­co mañana?

Me gus­ta­ría que fue­ra buen patrio­ta, que nun­ca aban­do­ne su país, y que sea con­se­cuen­te con los valo­res que le hemos incul­ca­do. La fami­lia ha sido el sos­tén de todo lo que hemos podi­do hacer. Hubo momen­tos que no lo veía. Eso que vivi­mos y que él fue recep­tor nega­ti­vo le pue­da ser­vir de edu­ca­ción para ser un mejor ser humano.

¿Te gus­ta­ría que tu abue­lo hubie­ra vis­to este triunfo?

Sin duda. Mi abue­lo no lo vio. Sabía que estu­dia­ba quí­mi­ca. Pero mi abue­la con 99 años sí lo vio. De ellos apren­dí valo­res y supon­go que estén orgu­llo­sos de lo que he tra­ta­do de hacer por este país.

Toma­do de Tra­ba­ja­do­res /​Foto de por­ta­da: Par­la­men­to Cubano.

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *