Gua­te­ma­la. 25 años de la fir­ma de los Acuer­dos de Paz, 25 años de neoliberalismo

Por Itzam­ná Ollan­tay, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 28 de diciem­bre de 2021. 

En la atmós­fe­ra navi­de­ña, y al día siguien­te de la fies­ta de los “san­tos ino­cen­tes”, los gru­pos alza­dos en armas aglu­ti­na­dos en la Uni­dad Revo­lu­cio­na­ria Nacio­nal Gua­te­mal­te­ca (URNG) y el Esta­do crio­llo de Gua­te­ma­la, lue­go de 36 años de “gue­rra inter­na”, fir­ma­ron los Acuer­dos de Paz fir­me y dura­de­ro. Enton­ces, era 29 de diciem­bre de 1996.

Guatemala: 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz, 25 años de neoliberalismo

Los con­te­ni­dos de dicho com­pro­mi­so polí­ti­co fue­ron doce. De éstos qui­zás el déci­mo, el refe­ri­do al reco­no­ci­mien­to de la URNG como suje­to polí­ti­co, sea el de mayor cum­pli­mien­to. Todo lo demás, inclui­do el “achi­ca­mien­to” del Ejér­ci­to, acce­so a tie­rra para cam­pe­si­nos, lucha con­tra el racis­mo, más impues­tos para el Esta­do, etc., en la actua­li­dad, se encuen­tran en peor situa­ción, tan­to a nivel esta­dís­ti­co, como coti­diano, que de lo que ocu­rría en la déca­da de los 90 del pasa­do siglo.

Sólo por men­cio­nar algu­nos datos duros: Al momen­to de la Fir­ma de los Acuer­dos Paz, más del 50% de la pobla­ción del país se encon­tra­ba en situa­ción de pobre­za. Para 2018, según el Minis­te­rio de Desa­rro­llo Social, más del 61% de gua­te­mal­te­cos se encuen­tra­ban en situa­ción de pobre­za mul­ti­di­men­sio­nal. En la actua­li­dad, Gua­te­ma­la es cam­peo­na con­ti­nen­tal con niños en situa­ción de desnutrición.

Es ver­dad que gra­cias a los Acuer­dos de Paz el Ejér­ci­to ya no “des­fi­la públi­ca­men­te” en las calles. Pero, con los Acuer­dos de Paz la indus­tria de la segu­ri­dad pri­va­da tuvo un cre­ci­mien­to his­tó­ri­co en la vorá­gi­ne de la vio­len­cia del país. Y esta indus­tria de la segu­ri­dad pri­va­da la mono­po­li­zan mili­ta­res reti­ra­dos. La segu­ri­dad se con­vir­tió en un lucra­ti­vo nego­cio privatizado.

Casi la tota­li­dad de las ciu­da­des prin­ci­pa­les del país con­su­men maíz pro­ve­nien­te de Méxi­co, con serias sos­pe­chas de sobre­do­sis del can­ce­rí­geno gli­fo­sa­to. En la actua­li­dad, todas las tie­rras cul­ti­va­bles del país son aca­pa­ra­das para mono­cul­ti­vos. Inclu­so las tie­rras entre­ga­das por Fon­do de Tie­rras, bajo las reglas del libre mer­ca­do, son alqui­la­das para mono­cul­ti­vos de pal­ma afri­ca­na. En los 90, por lo menos las ciu­da­des con­su­mían tor­ti­llas de maíz con inocui­dad ali­men­ta­ria por­que los y las cam­pe­si­nas acce­dían a tie­rra para alqui­lar y cultivar.

En cuan­to a la pro­me­sa de la amplia­ción de la recau­da­ción de impues­tos, las his­to­rias más blan­cas y nefas­tas de corrup­ción por eva­sión y sus­trac­ción de los pocos impues­tos se escri­bie­ron en la últi­ma déca­da. El país sub­sis­te gra­cias a las reme­sas eco­nó­mi­cas que envían cer­ca de 3 millo­nes de gua­te­mal­te­cos expul­sa­dos des­pués de la fir­ma de los Acuer­dos de Paz. Antes de la pan­de­mia, las reme­sas repre­sen­ta­ban cer­ca del 17% del Pro­duc­to Interno Bru­to del país. En 2021, las reme­sas cre­cie­ron en más del 34% con rela­ción al 2020.

La vio­len­cia esta­tal empre­sa­rial per­sis­te en la actua­li­dad. La dife­ren­cia es que ya no exis­ten gru­pos político/​militares arma­dos para repe­ler dicha vio­len­cia. ¡Nin­gún gobierno en la era post Acuer­dos de Paz gober­nó sin recu­rrir al uso del meca­nis­mo de “Esta­do de Sitio o Esta­do de Excep­ción”! La per­se­cu­ción, cri­mi­na­li­za­ción y ase­si­na­to selec­ti­vo de defensores/​as de dere­chos huma­nos y de la Madre Tie­rra fue y es una cons­tan­te en la bicen­te­na­ria Repú­bli­ca que fir­mó y pro­me­tió paz y pan para su empo­bre­ci­da población.

La exi­to­sa imple­men­ta­ción del sis­te­ma eco­nó­mi­co polí­ti­co neo­li­be­ral es un corre­la­to de la fir­ma de los Acuer­dos de Paz. Quie­nes impul­sa­ron y fir­ma­ron dichos Acuer­dos sabían que fir­ma­ban los esta­tu­tos para la imple­men­ta­ción de la mesiá­ni­ca pro­pues­ta neoliberal.

Qui­zás por ello, los con­te­ni­dos de los 12 acuer­dos no refie­ren, ni de lejos, a las ideas de cam­bios estruc­tu­ra­les pro­fun­dos y urgen­tes del país como son: la plu­ri­na­cio­na­li­dad, la demo­cra­cia par­ti­ci­pa­ti­va, el Buen Vivir, la redis­tri­bu­ción de la tierra/​democratización eco­nó­mi­ca, dere­chos socio­po­lí­ti­cos de los pue­blos y dere­chos de la Madre Tie­rra, entre otras.

Pero, como nada ocu­rre fue­ra de la Bon­dad, el neo­li­be­ra­lis­mo, como corre­la­to de la imple­men­ta­ción de los Acuer­dos de Paz, acti­va y acti­vó pro­ce­sos de resis­ten­cias comu­ni­ta­rias fecun­das y trans­for­ma­do­ras, inclu­so fue­ra y más allá del mar­co teórico/​ideológico de los Acuer­dos de Paz.

A 25 años de la fir­ma de los Acuer­dos de Paz, comu­ni­da­des cam­pe­si­nas, pue­blos ori­gi­na­rios, colec­ti­vos urba­nos y sec­to­res socia­les exclui­dos, den­tro y des­de sus diná­mi­cas de pro­ce­sos de resis­ten­cias colec­ti­vas, plan­tean e impul­san la urgen­te nece­si­dad de un pro­ce­so de Asam­blea Cons­ti­tu­yen­te Popu­lar y Plu­ri­na­cio­nal para rea­li­zar cam­bios estruc­tu­ra­les en el país, crear el Esta­do Plu­ri­na­cio­nal, y avan­zar hacia el Buen Vivir, más allá del mar­co de la moder­ni­dad incluso.

Estos acto­res colec­ti­vos, con sus pro­pues­tas, emer­gen fue­ra de las cons­te­la­cio­nes de los suje­tos polí­ti­cos ins­ti­tu­cio­na­les que sur­gie­ron con los Acuer­dos de Paz (como son URNG, WINAQ). No por­que se sin­tie­ran “trai­cio­na­dos” por los fir­man­tes de los Acuer­dos de Paz, sino por­que sim­ple­men­te sus his­tó­ri­cas deman­das pos­ter­ga­das no for­ma­ron par­te de los con­te­ni­dos de los Acuer­dos de Paz.

La pro­me­sa polí­ti­ca del “goteo” o “cho­rreo” del ban­que­te neo­li­be­ral hacia los sec­to­res empo­bre­ci­dos nun­ca ocu­rrió, ni ocu­rri­rá en Gua­te­ma­la, ni en nin­gún lugar del mun­do. En con­se­cuen­cia, son urgen­tes los cam­bios estruc­tu­ra­les plu­ri­na­cio­na­les impul­sa­dos y dina­mi­za­dos por los pue­blos y comu­ni­da­des que sopor­tan el peso de la exclu­sión y el saqueo neoliberal.

Fuen­te: TeleSUR

Itu­rria /​Fuen­te

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