Esta­dos Uni­dos. La catás­tro­fe cli­má­ti­ca, de Ken­tucky a Kampala

Por Amy Good­man y Denis Moy­nihan, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 de diciem­bre de 2021. 

En Esta­dos Uni­dos, una serie de tor­na­dos devas­ta­do­res azo­ta­ron Ken­tucky y los esta­dos veci­nos el vier­nes por la noche. La mega tor­men­ta, lla­ma­da “de super­cé­lu­las”, reco­rrió más de 320 kiló­me­tros y dejó muer­te y des­truc­ción a su paso. El Ser­vi­cio Meteo­ro­ló­gi­co de Esta­dos Uni­dos había esta­do emi­tien­do adver­ten­cias y aler­tas de con­di­cio­nes cli­má­ti­cas extre­mas duran­te más de 36 horas. En la fábri­ca de velas May­field Con­su­mer Pro­ducts, los tra­ba­ja­do­res del turno de la noche esta­ban asus­ta­dos. Si bien el due­ño de la empre­sa lo des­mien­te, la cade­na NBC News infor­mó que los super­vi­so­res ame­na­za­ron a los tra­ba­ja­do­res con que iban a ser des­pe­di­dos si se reti­ra­ban más tem­prano de lo habi­tual para bus­car refu­gio en otro lugar. Ocho tra­ba­ja­do­res murie­ron y varios resul­ta­ron heri­dos cuan­do un gran tor­na­do de fuer­za EF4 arra­só las ins­ta­la­cio­nes de la fábri­ca. En el esta­do de Illi­nois, seis tra­ba­ja­do­res de un cen­tro de dis­tri­bu­ción de Ama­zon per­die­ron la vida tras el derrum­be par­cial del edi­fi­cio. El núme­ro total de muer­tes en seis esta­dos del país ha ascen­di­do a 90. Los daños mate­ria­les y la pér­di­da de vidas a cau­sa de esta tor­men­ta es otro sín­to­ma más de cómo nues­tra adic­ción a los com­bus­ti­bles fósi­les con­ti­núa calen­tan­do el pla­ne­ta y gene­ran­do desastres.

La direc­to­ra de la Agen­cia Fede­ral para el Mane­jo de Emer­gen­cias de Esta­dos Uni­dos, Dean­ne Cris­well, dijo a la cade­na de noti­cias CNN: “La seve­ri­dad y la can­ti­dad de tiem­po que estos tor­na­dos per­ma­ne­cie­ron en tie­rra no tie­nen pre­ce­den­tes. […] Esta será nues­tra nue­va nor­ma­li­dad. Los efec­tos que esta­mos vien­do del cam­bio cli­má­ti­co son la cri­sis de nues­tra generación”.

Michael Mann, direc­tor del Cen­tro de Cien­cias del Sis­te­ma Terres­tre de la Uni­ver­si­dad del Esta­do de Pen­sil­va­nia, refor­zó ese últi­mo pun­to duran­te una entre­vis­ta que man­tu­vo con Demo­cracy Now!:

“Lo que ocu­rrió no fue un desas­tre natu­ral. Fue un desas­tre impul­sa­do por el cam­bio cli­má­ti­co cau­sa­do por los huma­nos. Se regis­tra­ron vien­tos de más de 480 kiló­me­tros por hora. Se encon­tra­ron escom­bros a más de 9.100 metros de altu­ra en la atmós­fe­ra y el tor­na­do reco­rrió una dis­tan­cia de unos 320 kiló­me­tros, algo que nun­ca antes había­mos visto”.

Mien­tras el pre­si­den­te Biden visi­ta­ba la ciu­dad de May­field este miér­co­les, una enor­me tor­men­ta de vien­to se des­pla­zó des­de las Mon­ta­ñas Roco­sas has­ta los esta­dos de las Lla­nu­ras, envol­vien­do a los via­je­ros en nubes de pol­vo que los deja­ron sin visi­bi­li­dad y pro­vo­ca­ron que varios camio­nes vol­ca­ran sus aco­pla­dos en medio de la ruta. Las altas tem­pe­ra­tu­ras récord que se regis­tra­ron en varios esta­dos exa­cer­ba­ron la poten­cia de la tor­men­ta, que dejó a medio millón de per­so­nas sin elec­tri­ci­dad y cau­só tor­na­dos en el esta­do de Mine­so­ta, un fenó­meno meteo­ro­ló­gi­co que nun­ca antes se habían regis­tra­do en diciem­bre en ese estado.

Mien­tras tan­to, a unos 13.000 kiló­me­tros de dis­tan­cia, en Kam­pa­la, la ciu­dad capi­tal de Ugan­da, la acti­vis­ta Vanes­sa Naka­te está al fren­te de la lucha por la jus­ti­cia cli­má­ti­ca. Naka­te fun­dó el movi­mien­to Youth for Futu­re Afri­ca des­pués de par­ti­ci­par en el movi­mien­to de huel­gas estu­dian­ti­les por el cli­ma Fri­days for Futu­re, lide­ra­do por la joven acti­vis­ta ambien­tal sue­ca Gre­ta Thun­berg. Duran­te el Foro Eco­nó­mi­co Mun­dial de Davos que se desa­rro­lló en enero de 2020 en Sui­za, Vanes­sa posó jun­to a Gre­ta y otras jóve­nes acti­vis­tas con­tra el cam­bio cli­má­ti­co, pero la foto que se publi­có en la pren­sa solo inclu­yó a las cua­tro ado­les­cen­tes blan­cas, dejan­do afue­ra a Vanes­sa. La agen­cia de noti­cias Asso­cia­ted Press afir­mó que una casa que apa­re­cía detrás de Vanes­sa hizo que ese lado de la foto que­da­ra aba­rro­ta­do y se tuvie­ra que recor­tar, pero Naka­te lo tomó como un ejem­plo más del racis­mo pro­fun­da­men­te inter­co­nec­ta­do con la cri­sis cli­má­ti­ca. El títu­lo del nue­vo libro de Naka­te, “A Big­ger Pic­tu­re: My Fight to Bring a New Afri­can Voi­ce to the Cli­ma­te Cri­sis” (Un pano­ra­ma más amplio: mi lucha por hacer oír una nue­va voz afri­ca­na fren­te a la cri­sis cli­má­ti­ca) está ins­pi­ra­do en ese incidente.

“Por pri­me­ra vez en mi vida enten­dí la defi­ni­ción de la pala­bra ‘racis­mo’”, expli­có Vanes­sa en un video publi­ca­do en redes socia­les, y agre­gó en Demo­cracy Now!: “Áfri­ca es el con­ti­nen­te con menos emi­sio­nes de dió­xi­do de car­bono, pero somos los más afec­ta­dos por la cri­sis cli­má­ti­ca. Eli­mi­nar nues­tras voces no cam­bia­rá nada. Muchos creen que nues­tras voces están ausen­tes, pero no esta­mos ausen­tes. Sim­ple­men­te no nos escuchan”.

La tra­yec­to­ria de Vanes­sa como acti­vis­ta ha sido meteó­ri­ca. Pasó de orga­ni­zar una peque­ña pro­tes­ta en Kam­pa­la en enero de 2019 con cin­co her­ma­nos y pri­mos a hablar ante 100.000 acti­vis­tas en la gran mani­fes­ta­ción que se lle­vó a cabo en la ciu­dad de Glas­gow en noviem­bre en el mar­co de la Con­fe­ren­cia de la ONU sobre el Cam­bio Cli­má­ti­co. Su libro no es solo una aren­ga apa­sio­na­da por la acción cli­má­ti­ca, sino tam­bién una guía prác­ti­ca sobre cómo el movi­mien­to por la jus­ti­cia cli­má­ti­ca pue­de y debe aunar las voces de los más afec­ta­dos por la emer­gen­cia gene­ra­da por el cam­bio cli­má­ti­co. En su libro, en las redes socia­les y en sus dis­cur­sos públi­cos, Vanes­sa Naka­te ampli­fi­ca los nom­bres y las voces de otros jóve­nes acti­vis­tas afri­ca­nos con­tra el cam­bio cli­má­ti­co, reve­lan­do un sec­tor vibran­te pero en gran par­te igno­ra­do del movimiento.

En su entre­vis­ta con Demo­cracy Now!, Vanes­sa afir­mó: “No pode­mos tener jus­ti­cia cli­má­ti­ca si las voces de las comu­ni­da­des más afec­ta­das son con­ti­nua­men­te aca­lla­das. No se tra­ta solo de borrar mi his­to­ria o mi expe­rien­cia; se borra, lite­ral­men­te, la exis­ten­cia de las difi­cul­ta­des que atra­vie­sa mi país y los pro­ble­mas que enfren­ta­mos las per­so­nas que vivi­mos allí debi­do a la cri­sis climática”.

Un fra­ca­so cla­ve de las con­ver­sa­cio­nes sobre cam­bio cli­má­ti­co de las Nacio­nes Uni­das sobre el que escri­be Vanes­sa ha sido el incum­pli­mien­to por par­te de los paí­ses ricos de la pro­me­sa de crear un fon­do de 100.000 millo­nes de dóla­res al año para ayu­dar a las nacio­nes más pobres a adap­tar­se al cam­bio cli­má­ti­co y a cons­truir eco­no­mías basa­das en el uso de las ener­gías reno­va­bles. El pro­fe­sor Michael Mann coin­ci­de con Naka­te al respecto:

“No que­re­mos que [los paí­ses en vías de desa­rro­llo] impul­sen su desa­rro­llo eco­nó­mi­co a tra­vés del uso de los com­bus­ti­bles fósi­les. No pode­mos per­mi­tir­nos que eso suce­da. Por tan­to, tene­mos que pro­por­cio­nar­les el finan­cia­mien­to y los recur­sos para desa­rro­llar tec­no­lo­gías de ener­gía lim­pia. Eso sig­ni­fi­ca que Esta­dos Uni­dos, la Unión Euro­pea y otros paí­ses indus­tria­li­za­dos deben apos­tar y lide­rar el esfuer­zo para que eso suceda”.

La emer­gen­cia cli­má­ti­ca está gene­ran­do catás­tro­fes en todas par­tes del mun­do, des­de tor­na­dos en Ken­tucky has­ta inun­da­cio­nes en Ugan­da. Dete­ner el cam­bio cli­má­ti­co irre­ver­si­ble es aún posi­ble, pero solo si se toman medi­das urgen­tes y coor­di­na­das que nos inclu­yan a todos.

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *