Pales­ti­na. Los pales­ti­nos ven pasar otro año sin cambios

Resu­men Medio Orien­te, 24 de noviem­bre de 2021-.

Sin ape­nas cam­bios trans­cu­rrió la vida para los pales­ti­nos en 2021, un año mar­ca­do por las difi­cul­ta­des eco­nó­mi­cas deri­va­das de la Covid-19, la ocu­pa­ción israe­lí y los con­tac­tos falli­dos para poner fin a las dife­ren­cias internas.

Duran­te otro año más los habi­tan­tes de la fran­ja de Gaza y Cis­jor­da­nia obser­va­ron cómo sus tie­rras son roba­das a pasos ace­le­ra­dos para ampliar los asen­ta­mien­tos ile­ga­les israe­líes ante la mira­da des­pla­cien­te de la comu­ni­dad internacional.

Sepa­ra­dos geo­grá­fi­ca­men­te, los pales­ti­nos tam­bién sufrie­ron por la frac­tu­ra polí­ti­ca entre el Movi­mien­to de Resis­ten­cia Pales­ti­na (Hamas) y el guber­na­men­tal Fatah.

Pese a los con­tac­tos entre ambas par­tes, por media­ción de Egip­to, no se logró la ansia­da uni­dad, un pun­to pen­dien­te que recla­ma la socie­dad palestina.

Tam­po­co ayu­dó la sus­pen­sión de las elec­cio­nes gene­ra­les pre­vis­tas para abril últi­mo, un pro­ce­so cla­ve a fin de cerrar heri­das y reno­var a las auto­ri­da­des tras 15 años sin comicios.

El pre­si­den­te de la Auto­ri­dad Nacio­nal Pales­ti­na (ANP), Mah­moud Abbas, jus­ti­fi­có su deci­sión por la nega­ti­va de «Israel» a per­mi­tir votar a los habi­tan­tes de Jeru­sa­lén Oriental.

Gra­ve cri­sis financiera

La pan­de­mia de la Covid-19, los recor­tes de las dona­cio­nes inter­na­cio­na­les y la deci­sión de «Israel» de rete­ner impues­tos que cobra en nom­bre de la ANP pro­fun­di­za­ron en este año la gra­ve cri­sis finan­cie­ra que sufre el Gobierno palestino.

Según el minis­tro de Finan­zas Shu­kri Bisha­ra, el défi­cit para 2021 será de 1,7 mil millo­nes de dóla­res, un 4,4 por cien­to más que en el pasa­do año.

Aun­que cre­cen las voces para impul­sar cam­bios eco­nó­mi­cos, cual­quier refor­ma debe reci­bir el vis­to bueno de Tel Aviv por­que no solo con­tro­la las impor­ta­cio­nes y expor­ta­cio­nes de la ANP, la mone­da y otros fac­to­res cla­ve sino tam­bién la vida en Cis­jor­da­nia y la fran­ja de Gaza.

En medio de este pano­ra­ma, el ejér­ci­to de ocu­pa­ción israe­lí lan­za­ron una ofen­si­va en mayo con­tra el blo­quea­do encla­ve cos­te­ro, don­de viven dos millo­nes de personas.

De acuer­do con datos ofi­cia­les, más de 250 pales­ti­nos murie­ron duran­te los bom­bar­deos, que des­tru­ye­ron unas mil 500 vivien­das y daña­ron de for­ma irre­pa­ra­ble una cifra similar.

El Ban­co Mun­dial cifró en 570 millo­nes de dóla­res las pér­di­das eco­nó­mi­cas de esas incursiones.

Tras el cam­bio del gobierno israelí

Un mes des­pués los pales­ti­nos res­pi­ra­ron tras el cam­bio de admi­nis­tra­ción en Tel Aviv, lue­go de 12 años de gobierno inin­te­rrum­pi­do del ultra­de­re­chis­ta Ben­ja­mín Netan­yahu, cono­ci­do por su opo­si­ción a dia­lo­gar con la ANP.

La lle­ga­da al poder de pri­mer minis­tro Naf­ta­li Ben­nett tra­jo un rayo de espe­ran­za para reavi­var las nego­cia­cio­nes de paz.

Más allá de su posi­ción polí­ti­ca, muy cer­ca­na a Netan­yahu, Ben­nett reem­pla­zó a su rival res­pal­da­do por una vario­pin­ta coa­li­ción, que inclu­yó a una for­ma­ción de izquier­da (Meretz) y otra ára­be (Raam), ante lo cual se espe­cu­ló en la posi­bi­li­dad de enta­blar algún acer­ca­mien­to con los palestinos.

Pero la máxi­ma figu­ra de Yami­na, una agru­pa­ción pró­xi­ma a los colo­nos, des­car­tó de inme­dia­to cual­quier diá­lo­go, reu­nir­se con el lide­raz­go de la ANP, dete­ner la colo­ni­za­ción o apo­yar la crea­ción de un futu­ro Esta­do para ese pueblo.

Espo­lea­do por los colo­nos y la dere­cha ultra­na­cio­na­lis­ta, el jefe de Gobierno israe­lí man­tu­vo los pla­nes expan­sio­nis­tas de sus ante­ce­so­res en el car­go, pero de mane­ra menos pública.

En ese sen­ti­do, en octu­bre la Auto­ri­dad de Tie­rras de «Israel» y el minis­tro de Vivien­da, Zeev Elkin, anun­cia­ron la lici­ta­ción a fin de cons­truir mil 355 nue­vas casas para colo­nos en asen­ta­mien­tos ubi­ca­dos en Cisjordania.

Días des­pués se apro­bó la edi­fi­ca­ción de otras tres mil 144, lo cual levan­tó una ola de crí­ti­cas de la ONU, la Unión Euro­pea, la Liga Ára­be y nume­ro­sos paí­ses, entre ellos Esta­dos Uni­dos, estre­cho alia­do de Tel Aviv.

A ello se suman los pla­nes para eri­gir unas 10 mil uni­da­des habi­ta­cio­na­les en la zona del anti­guo aero­puer­to de Qalan­dia, que los israe­líes lla­man Ata­rot, en Jeru­sa­lén oriental.

Otra obra cla­ve para ais­lar a la zona este de la metró­po­li es la edi­fi­ca­ción de unas tres mil 400 vivien­das en el lla­ma­do corre­dor E1, área de 12 kiló­me­tros cua­dra­dos ubi­ca­da entre Jeru­sa­lén orien­tal y la colo­nia judía de Ma’ale Adumim.

Según datos ofi­cia­les pales­ti­nos, «Israel» edi­fi­có más de 31 mil vivien­das en las 144 colo­nias ubi­ca­das en Cis­jor­da­nia y la zona orien­tal de la urbe des­de 2004, y levan­tó otros 139 pues­tos de avan­za­da para futu­ros asentamientos.

En tan­to, el núme­ro de colo­nos cre­ció de 415 mil hace 17 años a 660 mil en 2019, pese al recha­zo de la comu­ni­dad inter­na­cio­nal y de las reso­lu­cio­nes del Con­se­jo de Segu­ri­dad de la ONU.

Fuen­te: Al Mayadeen

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