Nación Mapu­che. Carri­queo : “La diná­mi­ca de la cri­mi­na­li­za­ción gene­ra arma­dos que des­pués tra­sun­tan en cau­sas judiciales”.

Chris­tian Mase­llo /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 12 de noviem­bre de 2021

Apar­tir de los recien­tes aten­ta­dos incen­dia­rios en la región, regre­só al can­de­le­ro la Resis­ten­cia Ances­tral Mapu­che (RAM).

Cabe recor­dar que en diciem­bre de 2017 la enton­ces minis­tra de Segu­ri­dad, Patri­cia Bull­rich, creó un Coman­do Uni­fi­ca­do don­de inter­ve­nían tam­bién los repre­sen­tan­tes de su mis­ma área de acción, pero de Chu­but, Neu­quén y Río Negro para com­ba­tir a dicha orga­ni­za­ción, a la que se iden­ti­fi­ca­ba como un ele­men­to terro­ris­ta rela­cio­na­do con un sec­tor de la pobla­ción de ori­gen mapu­che. La medi­da se sus­ten­ta­ba en un docu­men­to de cien­to ochen­ta páginas.

El wer­ken (voce­ro) de la Coor­di­na­do­ra del Par­la­men­to del Pue­blo Mapu­che-Tehuel­che de Río Negro, Orlan­do Carri­queo, afir­ma que ese infor­me “es una cons­truc­ción que, bási­ca­men­te, se for­mó con recor­tes de dia­rio y con situa­cio­nes que nun­ca fue­ron escla­re­ci­das, pero que se endil­ga­ron al pue­blo mapuche”.

“Esas cosas des­pués sir­ven para la cri­mi­na­li­za­ción. Pasó tam­bién con la Ope­ra­ción Hura­cán, en Chi­le”, considera.

La refe­ren­cia es a una acción muy cues­tio­na­da en tie­rra tras­an­di­na don­de comu­ne­ros mapu­ches fue­ron acu­sa­dos y lue­go sobre­seí­dos, lo que, entre otras deri­va­cio­nes, impli­có deman­das de indem­ni­za­ción con­tra el Esta­do chileno.

Así, bus­can­do un para­le­lis­mo entre aque­llo y lo que suce­de en la Argen­ti­na, Carri­queo sos­tie­ne: “La diná­mi­ca de la cri­mi­na­li­za­ción gene­ra arma­dos que des­pués tra­sun­tan en cau­sas judiciales”.

–¿Qué es la RAM?

–No lo sabe­mos. La RAM no tie­ne refe­ren­tes, y me pare­ce que, en reali­dad, es una cons­truc­ción exter­na al pue­blo mapu­che, que se uti­li­za mucho en des­me­dro de la dis­cu­sión polí­ti­ca. Soy wer­ken des­de 2017 y ando por todo el terri­to­rio, voy a Chu­but y Neu­quén, ade­más de par­ti­cu­lar­men­te reco­rrer Río Negro y ten­go con­tac­to inclu­so con comu­ni­da­des autó­no­mas, pero nun­ca he habla­do con nin­gún peñi o lamuen (tra­ta­mien­tos cor­dia­les hacia cual­quier hom­bre o mujer: hermano/​hermana) que diga: “Yo soy del RAM”. De hecho, las orga­ni­za­cio­nes tene­mos ros­tro. Aun en Chi­le, la CAM (Coor­di­na­do­ra Arau­co Malle­co), que tie­ne un dis­cur­so dife­ren­te a otras orga­ni­za­cio­nes, simi­lar al que se le atri­bu­ye a la RAM, posee su voce­ro; no escon­de sus argu­men­tos políticos.

–¿Pero no exis­te una fac­ción mapu­che que, aun­que pue­de ser muy redu­ci­da, uti­li­za esa deno­mi­na­ción para accio­nar violentamente?

–No me cons­ta que haya comu­ni­da­des que actúen en nom­bre de la RAM. Hay comu­ni­da­des autó­no­mas que toman deci­sio­nes y, pre­ci­sa­men­te, en su auto­no­mía, no per­te­ne­cen a nin­gu­na orga­ni­za­ción. No ten­go cono­ci­mien­to de que exis­tan gru­pos del pue­blo mapu­che que tomen ese dis­cur­so. Hay que sepa­rar cuan­do las comu­ni­da­des autó­no­mas hablan de auto­de­fen­sa y de la auto­no­mía comu­ni­ta­ria de lo que se le atri­bu­ye a la RAM.

–¿Cono­ce a Facun­do Jones Huala?

–Per­so­nal­men­te, no. Por supues­to que es un inte­gran­te del pue­blo mapu­che. Conoz­co a su fami­lia: a su mamá, que es lon­ko (jefe) de una comu­ni­dad, y a sus her­ma­nos. Pero espe­cí­fi­ca­men­te a él, no.

–¿Qué opi­nión le merece?

–En lo per­so­nal, valo­ro la dis­cu­sión polí­ti­ca, pero no coin­ci­do con los méto­dos que él plantea.

–Más allá de que los ciu­da­da­nos argen­ti­nos en el exte­rior pue­dan con­tar con apo­yo de la repre­sen­ta­ción del país en el lugar en cues­tión, ¿no le pare­ció exa­ge­ra­da la pre­sen­cia de Rafael Biel­sa en la audien­cia por la liber­tad con­di­cio­nal de Jones Hua­la? Usted es un actor polí­ti­co y com­pren­de que la figu­ra de un emba­ja­dor en tal situa­ción le otor­ga una dimen­sión espe­cial al asunto.

–Me pare­ce que la dimen­sión de la dis­cu­sión polí­ti­ca con el pue­blo mapu­che es un pro­ble­ma que tie­ne que asu­mir carac­te­rís­ti­cas de polí­ti­ca de Esta­do, no coer­ci­ti­vas, sino de reco­no­ci­mien­to. Tan­to Chi­le como Argen­ti­na, en la actua­li­dad, mar­can cami­nos simi­la­res: la mili­ta­ri­za­ción, el hos­ti­ga­mien­to… En vez de devol­ver tie­rras, se uti­li­za la pala­bra terro­ris­mo. Enton­ces, creo que la pre­sen­cia de Biel­sa en ese jui­cio mues­tra qui­zá una posi­ción más abier­ta del Esta­do argen­tino a acom­pa­ñar la dis­cu­sión polí­ti­ca. En reali­dad, es una supo­si­ción, por­que des­co­noz­co por qué fue y quién lo con­vo­có, pero me pare­ce lógi­co que un emba­ja­dor que cum­ple con esas fun­cio­nes y lo hace con dis­tin­tos ciu­da­da­nos lo pue­da rea­li­zar con una per­so­na que se reco­no­ce mapu­che y que dis­cu­te con el Esta­do argen­tino y el chi­leno ese reco­no­ci­mien­to. No lo veo mal, más allá de los cues­tio­na­mien­tos, pero esas con­tro­ver­sias están rela­cio­na­das a intere­ses que bus­can des­co­no­cer la pre­sen­cia del pue­blo mapu­che en el territorio.

–Sobre los incen­dios que se han pro­du­ci­do últi­ma­men­te en la región, ¿qué piensa?

–Creo que eso hay que inves­ti­gar­lo seria­men­te. Todo está rodea­do de cáma­ras… Hay infi­ni­dad de modos de ave­ri­guar y resol­ver estas cues­tio­nes. Supon­go, por­que debo con­fiar en las peri­cias que han hecho, que el fue­go ha sido inten­cio­nal. Ade­más, no solo ha ocu­rri­do eso, se debe recor­dar que en El Bol­són se incen­dia­ron radios y cen­tros comu­ni­ta­rios que tenían un dis­cur­so en defen­sa del agua y en con­tra de Joe Lewis y de empre­sas cer­ca­nas a él… Hay cier­tas situa­cio­nes que no están cla­ras, y pare­cie­ra que lo más fácil y rápi­do fue­ra endil­gár­se­las a las comu­ni­da­des y el pue­blo mapu­che por­que resul­ta fun­cio­nal a una dis­cu­sión don­de hay muchos intereses.

–¿Usted con­si­de­ra que esos incen­dios pue­den haber sido pro­vo­ca­dos adre­de para cul­par a los mapuches?

–Sí, por eso digo que es impor­tan­te la carac­te­ri­za­ción de las situa­cio­nes. Al des­ar­ti­cu­lar el infor­me RAM, varias cosas que­da­ron en evi­den­cia, como la vez que un pan­fle­to que decía “mapu­ches” apa­re­ció en un pozo petro­le­ro y eso ya se tomó como verdadero…Son mon­ta­jes… Des­de nues­tra orga­ni­za­ción hemos sido cla­ros en que repu­dia­mos los hechos de esa natu­ra­le­za. Nues­tra línea polí­ti­ca ha sido siem­pre dis­tin­ta. No con­va­li­da­mos los sabo­ta­jes ni los incendios.

–Sería impor­tan­te que deja­ra eso en cla­ro, que se pro­nun­cie al res­pec­to, para que no haya dudas sobre su posición.

–La línea polí­ti­ca de la Coor­di­na­do­ra Mapu­che-Tehuel­che en Río Negro siem­pre ha sido el diá­lo­go con el Esta­do, aun­que muy pocas veces ha teni­do resul­ta­do, pero segui­mos apos­tan­do a ese camino y a una cons­truc­ción, por eso habla­mos de un país plu­ri­cul­tu­ral y plurinacional.

–Si bien ya se entra en el terreno de la supo­si­ción, ¿quién pue­de estar detrás de los incendios?

–No me pue­do aven­tu­rar, por­que sería irres­pon­sa­ble. Pero el Poder Judi­cial tie­ne que inves­ti­gar seria­men­te. Creo que hay muchos intere­ses, con gran poder, como para gene­rar accio­nes de este tipo.

–Hace algo más de un mes estu­vo reu­ni­do con el minis­tro de Segu­ri­dad, Aní­bal Fer­nán­dez. ¿Cuál fue la impresión?

–La sen­sa­ción que me da siem­pre que nos reuni­mos con quie­nes tie­nen la obli­ga­ción de gober­nar es que no saben mucho acer­ca de la reali­dad de la his­to­ria del terri­to­rio y no se ima­gi­nan la diver­si­dad social que exis­te en esta tie­rra. Hay des­co­no­ci­mien­to sobre el des­po­jo y la vio­len­cia ins­ti­tu­cio­nal que las fami­lias mapu­ches han vivi­do en estos cien­to cua­ren­ta años y quie­ro hacer hin­ca­pié en que se tra­ta de un perío­do muy cor­to en la vida de una socie­dad. Des­pués de la Cam­pa­ña del Desier­to fue­ron cons­tan­tes los corri­mien­tos, los ase­si­na­tos, la apro­pia­ción de los terri­to­rios… A veces, la gen­te de Bue­nos Aires no dimen­sio­na el con­flic­to, lo mini­mi­za a solo un peda­zo de tie­rra, pero hay una his­to­ria detrás: un Esta­do come­tió un geno­ci­dio y ese geno­ci­dio no está repa­ra­do. Cuan­do uno se reúne con gen­te que posee la res­pon­sa­bi­li­dad de gober­nar, a veces se ve que no tie­ne los ele­men­tos para ana­li­zar esto. Por otra par­te, el encuen­tro con Aní­bal Fer­nán­dez fue enmar­ca­do den­tro de la idea en la que ya venía­mos tra­ba­jan­do con la ante­rior minis­tra de Segu­ri­dad (Sabi­na Fre­de­ric) en la mesa alter­na­ti­va de reso­lu­ción de conflictos.

–Pero el encuen­tro con Aní­bal Fer­nán­dez coin­ci­dió con lo que pasó en Cues­ta del Ternero…

–Cla­ro. Y ahí se radi­ca­li­zó el dis­cur­so, no solo del Gobierno, sino de la pobla­ción, o mejor dicho de los medios, por­que la socie­dad en la Pata­go­nia mayor­men­te es mapu­che-tehuel­che, eso es algo que no se pue­de igno­rar. Se pre­su­po­ne que Bari­lo­che es la Sui­za argen­ti­na y no es así. Lo dijo el inten­den­te cuan­do cerró el Foro Con­sen­so Bari­lo­che. ¿Cuál es la res­pon­sa­bi­li­dad his­tó­ri­ca que se tie­ne en una des­igual­dad estruc­tu­ral tre­men­da que man­tie­ne a las fami­lias mapu­ches lejos del acce­so a la tie­rra, e inclu­so, en muchos casos, criminalizadas?

–Lo que vio en el minis­tro de Segu­ri­dad, enton­ces, fue la visión nor­mal de un polí­ti­co que obser­va un pro­ble­ma a la distancia.

–Sí, aun­que tam­bién está el com­pro­mi­so de la línea de gobierno de no repri­mir estos con­flic­tos, de gene­rar diá­lo­go. Eso me pare­ció fundamental.

FUENTE: El Cordillerano

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