Hon­du­ras. Ber­ta Cáce­res y su lucha con­tra toda impunidad

Por Ellen Verryt, Peter Veld­manm Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 de octu­bre de 2021.

A fina­les de 2019, sie­te hom­bres fue­ron con­de­na­dos por el ase­si­na­to de Ber­ta Cáce­res Flo­res, una reco­no­ci­da acti­vis­ta medioam­bien­tal de izquier­das y líder de la comu­ni­dad indí­ge­na len­ca de Honduras.

Dos de los ase­si­nos habían sido entre­na­dos pre­via­men­te por el ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se. El tri­bu­nal con­si­de­ró que todos ellos actua­ron a ins­tan­cias de los eje­cu­ti­vos de la empre­sa hon­du­re­ña Desa­rro­llos Ener­gé­ti­cos S. A. (DESA).

El 6 de julio de 2021, David Cas­ti­llo Mejía ‑exmi­li­tar for­ma­do en Esta­dos Uni­dos, ex pre­si­den­te de DESA y super­vi­sor de un pro­yec­to hidro­eléc­tri­co al que se opo­nían Ber­ta y sus com­pa­ñe­ros- fue efec­ti­va­men­te decla­ra­do cul­pa­ble de ser el autor inte­lec­tual del ase­si­na­to de Ber­ta Cáce­res. Sin embar­go, esto no pue­de ser el final del asunto.

¿Robo?

En la noche del 2 al 3 de mar­zo de 2016 ‑un día antes de su 43º cum­plea­ños- Ber­ta Cáce­res fue ase­si­na­da a tiros en su casa en el oes­te de Honduras.

Según la Poli­cía, el móvil del homi­ci­dio fue robo. La fami­lia de Ber­ta no estu­vo de acuer­do y pidió una comi­sión de inves­ti­ga­ción inde­pen­dien­te e internacional. 

Este lla­ma­mien­to dio lugar a una acción mun­dial, cuya acti­va pre­sión obli­gó a las auto­ri­da­des a admi­tir que Ber­ta fue ase­si­na­da por su lucha como acti­vis­ta medioam­bien­tal, que no se tra­tó de un cri­men de «deli­to común».

Pro­yec­to hidro­eléc­tri­co Agua Zarca

Como defen­so­ra del ambien­te, Ber­ta Cáce­res sabía que, según el dere­cho inter­na­cio­nal, los pue­blos indí­ge­nas deben ser con­sul­ta­dos antes de que se tomen deci­sio­nes que pue­dan tener gran impac­to en su modo de vida tradicional. 

Ella y sus par­ti­da­rios com­pro­ba­ron que las empre­sas capi­ta­lis­tas no res­pe­tan el dere­cho inter­na­cio­nal. Esto se demos­tró, por ejem­plo, cuan­do en 2012 una empre­sa con­jun­ta trans­na­cio­nal (de la que for­ma­ba par­te DESA) qui­so cons­truir cua­tro pre­sas hidro­eléc­tri­cas en el río Gual­car­que: el Pro­yec­to Hidro­eléc­tri­co Agua Zarca.

En ese con­tex­to, no se con­sul­tó a los indí­ge­nas ni se toma­ron en cuen­ta sus obje­cio­nes. La comu­ni­dad len­ca temía que este pro­yec­to impo­si­bi­li­ta­ra su acce­so al agua, a los ali­men­tos y a los recur­sos natu­ra­les nece­sa­rios para su medi­ci­na tra­di­cio­nal, hacien­do insos­te­ni­ble su modo de vida espe­cí­fi­co. Duran­te un año ‑en 2013- los acti­vis­tas impi­die­ron el acce­so a las obras, lo cual des­en­ca­de­nó una acción mili­tar duran­te la cual muchos acti­vis­tas resul­ta­ron heri­dos e inclu­so muer­tos. Este tipo de vio­len­cia fue implan­ta­da en toda Hon­du­ras. En 2014, al menos 116 acti­vis­tas medioam­bien­ta­les fue­ron ase­si­na­dos por agen­tes de la Poli­cía o por sicarios. 

En 2015 Ber­ta pre­sen­tó no menos de 35 denun­cias de aco­so, per­se­cu­ción y ata­ques con­tra ella y su equi­po de tra­ba­jo; a pesar de lo cual, ella y los acti­vis­tas tuvie­ron éxi­to: los accio­nis­tas chi­nos y los afi­lia­dos al Ban­co Mun­dial reti­ra­ron su apo­yo al pro­yec­to hidro­eléc­tri­co Agua Zar­ca. Por esta lucha sos­te­ni­da Ber­ta reci­bió el Pre­mio Gold­man, el más pres­ti­gio­so de su espe­cie, cono­ci­do de mane­ra infor­mal como el “Pre­mio Nobel Medioam­bien­tal”. Tales éxi­tos fue­ron la cau­sa direc­ta del ase­si­na­to de Ber­ta; sin embar­go, no fue ase­si­na­da sólo por esa razón. Para enten­der­lo, debe­mos poner nues­tra mira­da en un con­tex­to más amplio.

COPINH

A prin­ci­pios de los años 90, la con­cien­cia de los pue­blos indí­ge­nas de Amé­ri­ca Lati­na cre­ció. En 1993, mien­tras estu­dia­ba en la uni­ver­si­dad, Ber­ta y otras per­so­nas fun­da­ron un comi­té local que se con­ver­ti­ría en el Con­se­jo de Orga­ni­za­cio­nes Popu­la­res e Indí­ge­nas de Hon­du­ras (COPINH). 

El COPINH orga­ni­zó accio­nes con­tra la tala ile­gal, con­tra los pro­pie­ta­rios de plan­ta­cio­nes y con­tra la pre­sen­cia mili­tar en los terri­to­rios de los pue­blos indí­ge­nas. Poco a poco, incor­po­ra­ron temas más amplios, a menu­do con un con­te­ni­do femi­nis­ta, inclu­yen­do la defen­sa de los dere­chos de las per­so­nas LGBT, así como la eman­ci­pa­ción social e indí­ge­na en general. 

Esta radi­ca­li­za­ción for­ma­ba par­te de un aumen­to gene­ral de la con­cien­cia y la auto­or­ga­ni­za­ción de los subyugados.

Estra­te­gia y táctica

Ber­ta no se con­vir­tió en una líder de los movi­mien­tos popu­la­res de la noche a la maña­na. Su vida estu­vo mar­ca­da por deba­tes estra­té­gi­cos que atra­ve­sa­ron la izquier­da en Amé­ri­ca Lati­na. En pri­mer lugar, el deba­te sobre el enfo­que de la gue­rra de gue­rri­llas, al que Ber­ta se enfren­tó por su par­ti­ci­pa­ción (jun­to con su com­pa­ñe­ro Sal­va­dor Zúñi­ga), a los 17 años, en la gue­rra civil sal­va­do­re­ña. En esen­cia, la gue­rri­lla no es más que una tác­ti­ca mili­tar, que for­ma par­te de un plan­tea­mien­to más glo­bal, estra­té­gi­co-polí­ti­co, des­ti­na­do a debi­li­tar al adver­sa­rio a tra­vés de mul­ti­tud de pin­cha­zos (mili­ta­res, pero tam­bién socia­les y polí­ti­cos). Sin embar­go, los enor­mes sacri­fi­cios per­so­na­les del gue­rri­lle­ro tien­den a hacer que, ante sus ojos, esta tác­ti­ca se «ele­ve» a cate­go­ría de estra­te­gia, como opción por una for­ma de vida radi­cal y alter­na­ti­va, al mar­gen de la socie­dad esta­ble­ci­da. Una elec­ción que lle­va a la «mili­ta­ri­za­ción», a menu­do con con­se­cuen­cias extre­ma­da­men­te trá­gi­cas. La Resis­ten­cia Nacio­nal (RN), orga­ni­za­ción de la que for­ma­ba par­te Sal­va­dor, el com­pa­ñe­ro de Ber­ta, nació de una tra­ge­dia de este tipo: la RN se sepa­ró del Ejér­ci­to Revo­lu­cio­na­rio del Pue­blo (ERP) des­pués de que un deba­te interno se sal­da­ra con la liqui­da­ción físi­ca de un gru­po de diri­gen­tes del ERP, entre los que se encon­tra­ba el poe­ta sal­va­do­re­ño Roque Dalton. 

Otro deba­te estra­té­gi­co es el de la movi­li­za­ción de masas ver­sus el enfo­que elec­to­ral, lo cual tam­bién es una cues­tión tác­ti­ca. Sin embar­go, detrás de esa dis­yun­ti­va está la pre­gun­ta, mucho más impor­tan­te, de qué alian­za estra­té­gi­ca es nece­sa­ria: la de los opri­mi­dos, en todos sus mati­ces, entre sí y con­tra los pode­res esta­ble­ci­dos, o una alian­za con supues­tos alia­dos den­tro de dichos pode­res. Ber­ta tuvo que tomar posi­ción con res­pec­to a ambos deba­tes. El pri­me­ro la con­vir­tió en una anti­mi­li­ta­ris­ta de prin­ci­pios; y en rela­ción con el segun­do, defen­dió cla­ra­men­te la movi­li­za­ción de masas, fren­te a la mera cam­pa­ña electoral.

Cin­co familias

Hon­du­ras ha esta­do tra­di­cio­nal­men­te domi­na­da por las pro­ver­bia­les «cin­co fami­lias», con­glo­me­ra­do que nun­ca fue tan domi­nan­te como se cree. Duran­te la mayor par­te del siglo XX, el cen­tro de gra­ve­dad de la eco­no­mía hon­du­re­ña fue la expor­ta­ción de bana­nos. La «bur­gue­sía com­pra­do­ra» local desem­pe­ñó un papel subor­di­na­do, en tan­to era la Uni­ted Fruit Com­pany la que domi­na­ba el país. Las fun­cio­nes del Esta­do se limi­ta­ban en gran medi­da a la Poli­cía y al Ejér­ci­to como «ban­das de hom­bres armados».

Des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial los tra­ba­ja­do­res de las plan­ta­cio­nes bana­ne­ras se decla­ra­ron en huel­ga (cono­ci­da como la “Heroi­ca Huel­ga Gene­ral de 1954”), sen­tan­do las bases de unos sin­di­ca­tos bas­tan­te fuer­tes. En los paí­ses veci­nos ‑El Sal­va­dor, Gua­te­ma­la y Nica­ra­gua- se desa­rro­lla­ron gue­rras civi­les entre las cla­ses diri­gen­tes y las gue­rri­llas de izquier­da. Estos acon­te­ci­mien­tos fue­ron acom­pa­ña­dos por una gran inje­ren­cia de los Esta­dos Uni­dos. El núcleo arma­do del poder esta­tal hon­du­re­ño fue vis­to por Esta­dos Uni­dos como una exten­sión de su polí­ti­ca impe­ria­lis­ta, hecho refle­ja­do en la tris­te­men­te céle­bre Escue­la de las Amé­ri­cas, don­de «[c]ientos de hon­du­re­ños fue­ron entre­na­dos (…) para (…) apren­der a matar, tor­tu­rar y muti­lar más eficientemente».

Artícu­los cin­ce­la­dos en piedra

Tras el fin de las gue­rras civi­les en los paí­ses veci­nos, las «cin­co fami­lias» hon­du­re­ñas empe­za­ron real­men­te a ganar dine­ro, no sólo en la agri­cul­tu­ra y la sil­vi­cul­tu­ra, sino tam­bién en el turis­mo, el comer­cio y la indus­tria. Los intere­ses de la cla­se domi­nan­te que­da­ron ancla­dos en la Cons­ti­tu­ción median­te «artícu­los cin­ce­la­dos en pie­dra» (artícu­los pétreos), que no pue­den cam­biar­se, ni siquie­ra median­te las revi­sio­nes cons­ti­tu­cio­na­les con­tem­pla­das en el pro­ce­so par­la­men­ta­rio. El artícu­lo 374 de la Cons­ti­tu­ción, por ejem­plo, esta­ble­ce que:

“No podrán refor­mar­se, en nin­gún caso, el artícu­lo ante­rior [rela­ti­vo al pro­ce­di­mien­to de revi­sión, pro­pia­men­te dicho], el pre­sen­te artícu­lo, los artícu­los cons­ti­tu­cio­na­les que se refie­ren a la for­ma de gobierno, al terri­to­rio nacio­nal, al perío­do pre­si­den­cial, a la prohi­bi­ción para ser nue­va­men­te Pre­si­den­te de la Repú­bli­ca, el ciu­da­dano que lo haya desem­pe­ña­do bajo cual­quier títu­lo y el refe­ren­te a quie­nes no pue­den ser Pre­si­den­tes de la Repú­bli­ca por el perío­do subsiguiente”

Gol­pe de Estado

A prin­ci­pios del siglo XXI, Amé­ri­ca Lati­na comen­zó a girar hacia la izquier­da. La zona de libre comer­cio del ALCA, pro­mo­vi­da por Esta­dos Uni­dos y diri­gi­da con­tra la Cuba de izquier­das, fra­ca­só. En opo­si­ción a ese acuer­do de libre comer­cio impe­ria­lis­ta, los gobier­nos de izquier­da esta­ble­cie­ron la Alian­za Boli­va­ria­na para los Pue­blos de Nues­tra Amé­ri­ca (ALBA), orien­ta­da «con­tra la hege­mo­nía impe­rial exter­na [de EEUU] e inter­na­men­te con­tra los inten­tos de res­ta­ble­cer el Esta­do, for­ta­le­cien­do la esfe­ra públi­ca fren­te a la pri­va­da, rom­pien­do con los pro­yec­tos polí­ti­cos neo­li­be­ra­les y crean­do nue­vas for­mas de poder popular».

Impul­sa­da por el pre­si­den­te elec­to Manuel “Mel” Zela­ya Rosa­les, Hon­du­ras se sumó a esta ALBA. 

Con la intro­duc­ción de médi­cos cuba­nos en el sis­te­ma sani­ta­rio del país, acce­so gra­tui­to para estu­dian­tes hon­du­re­ños a la for­ma­ción en Cuba, petró­leo vene­zo­lano bara­to y gene­ro­sos prés­ta­mos para la com­pra de trac­to­res y otros insu­mos agrí­co­las, Zela­ya inten­tó limi­tar en Hon­du­ras el impac­to de la cri­sis finan­cie­ra inter­na­cio­nal. Las «cin­co fami­lias» no enten­dían el com­por­ta­mien­to de «su» pre­si­den­te, quien, des­pués de todo, ¡era miem­bro del Par­ti­do Liberal!

En un inten­to de encon­trar otra base de poder, Zela­ya se diri­gió a la pobla­ción a tra­vés de la tele­vi­sión. Pron­to que­dó en evi­den­cia que las nor­mas cons­ti­tu­cio­na­les vigen­tes eran dema­sia­do res­tric­ti­vas. El lla­ma­mien­to a una Cons­ti­tu­yen­te ‑una asam­blea cons­ti­tu­yen­te par­ti­ci­pa­ti­va- fue cre­cien­do. En este pun­to tam­bién influ­yó la actua­ción del pre­si­den­te boli­viano Evo Mora­les, quien «libró una ‘gue­rra de posi­ción’, en el sen­ti­do grams­ciano: una lucha con­cen­tra­da en torno a una nue­va cons­ti­tu­ción, lucha que fina­li­zó con la vic­to­ria del gobierno de izquier­da en un refe­rén­dum en 2009». 

Ins­pi­ra­do en ello, Zela­ya orga­ni­zó en 2009 un refe­rén­dum indi­ca­ti­vo, para demos­trar que había un amplio apo­yo a una revi­sión radi­cal de la Cons­ti­tu­ción. Este paso fue indi­ge­ri­ble, para las «cin­co fami­lias», pero sobre todo para el Ejér­ci­to, y cul­mi­nó con un gol­pe de Esta­do, duran­te el cual Zela­ya fue depor­ta­do a Cos­ta Rica. Según Ber­ta, el gol­pe se pro­du­jo por­que a los par­ti­da­rios les preo­cu­pa­ba «que el pue­blo hon­du­re­ño pudie­ra deci­dir qué hacer con los recur­sos estra­té­gi­cos como el agua, los bos­ques, la tie­rra, nues­tra sobe­ra­nía, con nues­tros dere­chos labo­ra­les, el sala­rio míni­mo, los dere­chos de las muje­res, los dere­chos cons­ti­tu­cio­na­les, la auto­de­ter­mi­na­ción de los pue­blos indí­ge­nas y negros (…), la posi­bi­li­dad de tener un Esta­do y una socie­dad inclu­si­va, demo­crá­ti­ca, equi­ta­ti­va y con par­ti­ci­pa­ción direc­ta del pueblo.» 

Nue­va élite

Es posi­ble que las «cin­co fami­lias» pen­sa­ran que con su apo­yo (a veces vela­do) al gol­pe podían sal­va­guar­dar su posi­ción de poder, lo cual fue así sólo en par­te, por­que des­de ese momen­to la cla­se diri­gen­te de Hon­du­ras ya no esta­ría domi­na­da úni­ca­men­te por ellos. Según Oli­via, hija de Ber­ta, el gol­pe de Esta­do desem­pe­ñó un papel impor­tan­te en las razo­nes del ase­si­na­to de su madre. 

El gobierno irre­gu­lar e ile­gí­ti­mo que siguió al gol­pe de Esta­do abrió la puer­ta a una ava­lan­cha de con­ce­sio­nes ile­ga­les de tie­rras y de otros tipos, pro­pi­cian­do el ascen­so de un nue­vo y peli­gro­so gru­po en la cla­se diri­gen­te hondureña.

Dado que los dere­chos de pro­pie­dad de las «cin­co fami­lias» son cons­ti­tu­cio­nal­men­te inata­ca­bles, el nue­vo gru­po depre­da­dor tuvo que poner sus garras sobre los terri­to­rios res­tan­tes ‑en poder de las comu­ni­da­des indí­ge­nas des­de los años 60−70− para apli­car la lógi­ca capi­ta­lis­ta de extrac­ción des­pia­da­da y omni­pre­sen­te. Esta es la ver­da­de­ra expli­ca­ción de la cade­na de acon­te­ci­mien­tos que van des­de las vio­la­cio­nes de dere­chos de los pue­blos indí­ge­nas, pasan por el gol­pe de Esta­do y desem­bo­can en el ase­si­na­to de Ber­ta Cáce­res y muchas otras per­so­nas vin­cu­la­das a la lucha popular.

Resis­ten­cia

Simul­tá­nea­men­te al gol­pe, cre­ció tam­bién la resis­ten­cia al mis­mo, orga­ni­za­da ini­cial­men­te en el Fren­te Nacio­nal Con­tra el Gol­pe de Esta­do (FNCGE), que lue­go pasó a lla­mar­se Fren­te Nacio­nal de Resis­ten­cia Popu­lar (FNRP). El COPINH, con Ber­ta como por­ta­voz, tam­bién for­mó par­te de este Fren­te. A pesar de la opo­si­ción del Ejér­ci­to, de la Poli­cía, de los medios de comu­ni­ca­ción y de los Esta­dos Uni­dos, el FNRP logró movi­li­zar a cien­tos de miles de hon­du­re­ños y hon­du­re­ñas, esti­mu­lan­do una cre­cien­te con­cien­cia polí­ti­ca, como lo demues­tra el papel que juga­ron den­tro del movi­mien­to de resis­ten­cia no sólo los esfuer­zos demo­crá­ti­cos, socia­les, anti­ca­pi­ta­lis­tas y anti­rra­cis­tas, sino tam­bién los femi­nis­tas, que cul­mi­na­ron en una resis­ten­cia inter­sec­cio­nal con­tra el des­or­den esta­ble­ci­do. En pala­bras de Ber­ta «Debe­mos des­per­tar nues­tra con­cien­cia ante el capi­ta­lis­mo depre­da­dor, el racis­mo y el patriar­ca­do, que sólo ase­gu­ran nues­tra autodestrucción». 

Cons­ti­tu­yen­te

Impul­sa­da por las movi­li­za­cio­nes y la cre­cien­te con­cien­cia­ción, la con­vo­ca­to­ria a una Cons­ti­tu­yen­te se hizo real­men­te masi­va. El con­tras­te entre los gol­pis­tas y sus sim­pa­ti­zan­tes fren­te a la resis­ten­cia popu­lar de masas para­li­zó cada vez más al país. Fidel Cas­tro decla­ró en aquel momen­to que «se está desa­rro­llan­do una situa­ción revo­lu­cio­na­ria en Honduras». 

Ade­más de varias mani­fes­ta­cio­nes y mar­chas nacio­na­les, el 12 de abril de 2011 el FNRP orga­ni­zó el lla­ma­do “Paro cívi­co”, que pro­vo­có el cie­rre de los cua­tro prin­ci­pa­les aero­puer­tos, varias cen­tra­les eléc­tri­cas, empre­sas de auto­bu­ses y taxis, gran par­te del apa­ra­to guber­na­men­tal, hos­pi­ta­les y escuelas. 

El Depar­ta­men­to de Esta­do de EE.UU., con Hillary Clin­ton a la cabe­za, se per­ca­tó de la tor­men­ta que se ave­ci­na­ba y comen­zó a pre­sio­nar por una solu­ción negociada.

Legi­ti­ma­ción median­te elecciones

El obje­ti­vo era com­bi­nar el regre­so del depor­ta­do pre­si­den­te Zela­ya con la legi­ti­ma­ción de los gol­pis­tas median­te elec­cio­nes. Ber­ta se opu­so con vehemencia:

«Hillary Clin­ton ha dicho (…) lo que va a pasar en Hon­du­ras. Esto demues­tra la mala heren­cia de la influen­cia nor­te­ame­ri­ca­na en nues­tro país. El regre­so de Mel Zela­ya a la pre­si­den­cia (…) se hizo a pos­te­rio­ri. Habría elec­cio­nes. Adver­ti­mos que esto sería muy peli­gro­so. Las elec­cio­nes se rea­li­za­ron bajo un inten­so mili­ta­ris­mo y con un enor­me frau­de electoral». 

Tres corrien­tes

El movi­mien­to de resis­ten­cia se pre­gun­ta­ba qué opción tomar ante estas elec­cio­nes. Había tres corrien­tes den­tro del FNRP. En pri­mer lugar la corrien­te de los Libe­ra­les en Resis­ten­cia, cons­ti­tui­da por anti­guos miem­bros de la cla­se domi­nan­te caí­dos en des­gra­cia, inclui­do Zela­ya. Los Libe­ra­les en Resis­ten­cia que­rían par­ti­ci­par en las elec­cio­nes a tra­vés de una «lis­ta pro­pia», pri­me­ro en for­ma de Fren­te Amplio de Resis­ten­cia Popu­lar (FARP), más tar­de trans­for­ma­do en Libre (Liber­tad y Refun­da­ción), que des­pués se fusio­nó con otras fuer­zas de izquier­da para for­mar la Alian­za Opo­si­to­ra. Argu­men­ta­ban que podían rom­per el cen­te­na­rio «bipar­ti­dis­mo» de los par­ti­dos bur­gue­ses Libe­ral y Nacio­nal. Creían que así podían cam­biar el equi­li­brio de poder hacia lo que des­cri­bían vaga­men­te como «libe­ra­lis­mo pro­so­cia­lis­ta». En segun­do lugar, esta­ba el Espa­cio Refun­da­ción, «una amal­ga­ma ecléc­ti­ca de movi­mien­tos de base, obre­ros, cam­pe­si­nos, indí­ge­nas, femi­nis­tas, acti­vis­tas LGBT, gru­pos polí­ti­cos mar­xis­tas y autó­no­mos, así como todo tipo de orga­ni­za­cio­nes juve­ni­les radi­ca­les». Las orga­ni­za­cio­nes más impor­tan­tes de esta corrien­te eran el COPINH y la Orga­ni­za­ción Fra­ter­nal Negra Hon­du­re­ña (OFRANEH), de los lla­ma­dos garí­fu­nas, des­cen­dien­tes de escla­vos negros que esca­pa­ron en el siglo XVII y de las nacio­nes indí­ge­nas cari­bes y ara­wak del nor­te de Hon­du­ras. La últi­ma corrien­te era la ter­ce­ra vaci­lan­te, influi­da por los «vie­jos» sue­ños de un «fren­te popu­lar» con par­tes de la lla­ma­da bur­gue­sía «anti­im­pe­ria­lis­ta». Esta ter­ce­ra corrien­te aca­ba­ría unién­do­se a la primera.

Derro­ta

Como diri­gen­te y repre­sen­tan­te del COPINH, Ber­ta per­te­ne­cía al Espa­cio Refun­da­ción, corrien­te que «defen­día la cons­truc­ción de un movi­mien­to popu­lar des­de aba­jo, basa­do en polí­ti­cas anti­ca­pi­ta­lis­tas y anti­rre­pre­si­vas. Su prin­ci­pal rei­vin­di­ca­ción era y sigue sien­do una Asam­blea Cons­ti­tu­yen­te refun­da­cio­nal y auto­or­ga­ni­za­da. Al mis­mo tiem­po, argu­men­ta­ban que cual­quier reco­no­ci­mien­to del régi­men pos­te­rior al gol­pe equi­val­dría a trai­cio­nar al movi­mien­to, [ya que] no se dan las con­di­cio­nes para un pro­ce­so ver­da­de­ra­men­te demo­crá­ti­co; las estruc­tu­ras de poder del gol­pe siguen intac­tas y domi­nan todo el apa­ra­to institucional.»

En febre­ro de 2011 (cuan­do Zela­ya aún no podía regre­sar al país des­de su exi­lio), esta era la corrien­te domi­nan­te den­tro del FNRP, que en ese momen­to tenía una cul­tu­ra de deba­te interno muy par­ti­ci­pa­ti­va, con medi­das a favor del dere­cho a la pala­bra de las muje­res. Cua­tro meses des­pués, el 26 de junio de 2011, la situa­ción se invir­tió por com­ple­to. El aho­ra retor­na­do Zela­ya abo­gó ‑un poco a la mane­ra de un cau­di­llo- por la vía elec­to­ral, lo cual fue apo­ya­do por un alu­vión de ora­do­res mas­cu­li­nos, muchos de los cua­les for­ma­ban par­te de las direc­cio­nes más o menos ins­ti­tu­cio­na­li­za­das de diver­sos movi­mien­tos socia­les y corrien­tes polí­ti­cas, entre los que se encon­tra­ban des­ta­ca­dos diri­gen­tes sin­di­ca­les, así como acti­vis­tas de la influ­yen­te orga­ni­za­ción polí­ti­ca Los Necios (que defen­día una posi­ción de com­pro­mi­so al pro­po­ner la fusión de la lucha del FNRP en las calles con los esfuer­zos elec­to­ra­les del Fren­te Amplio). 

Tome­mos como ejem­plo a Juan Baraho­na, pre­si­den­te del Sin­di­ca­to de Tra­ba­ja­do­res del Ins­ti­tu­to Nacio­nal Agra­rio (SINTRAINA), pre­si­den­te tam­bién de la Fede­ra­ción Uni­ta­ria de Tra­ba­ja­do­res (FUT); miem­bro del Par­ti­do Comu­nis­ta de Hon­du­ras, has­ta que éste se disol­vió tras la caí­da del muro de Ber­lín. Antes de la reu­nión del FNRP del 26 de junio de 2011, Baraho­na era un líder muy visi­ble del movi­mien­to de resis­ten­cia; apa­re­cía con fre­cuen­cia jun­to a Car­los H. Reyes, líder del com­ba­ti­vo Sin­di­ca­to de Tra­ba­ja­do­res de la Indus­tria de la Bebi­da y Simi­la­res (STYBIS) y, como tal, un legen­da­rio líder sin­di­cal, miem­bro tam­bién de la Direc­ción Nacio­nal del FNRP. Dada su mili­tan­cia, la pos­tu­ra de Baraho­na a favor de la for­ma­ción de un Fren­te Amplio elec­to­ral podía sor­pren­der a muchos, pero en reali­dad era lo lógi­co para un par­ti­da­rio de lar­ga data de la lla­ma­da «estra­te­gia de fren­te popu­lar», defen­di­da duran­te años por el anti­guo Par­ti­do Comu­nis­ta (en con­tra­po­si­ción a la más intran­si­gen­te «estra­te­gia de fren­te úni­co», defen­di­da por los crí­ti­cos de izquier­da del PC). Curio­sa­men­te, uno de los des­ta­ca­dos opo­si­to­res a la vía elec­to­ral fue pre­ci­sa­men­te Car­los H. Reyes. 

Expre­só sus dudas sobre la crea­ción de un bra­zo polí­ti­co de la Resis­ten­cia, com­pa­ran­do la situa­ción con las elec­cio­nes ante­rio­res, «en las que el obre­ro votó por el can­di­da­to capi­ta­lis­ta y el cam­pe­sino por el terra­te­nien­te». Reyes argu­men­tó que, en pri­mer lugar, debía con­vo­car­se una asam­blea cons­ti­tu­yen­te, antes de poder esta­ble­cer una ver­da­de­ra situa­ción demo­crá­ti­ca. Sin embar­go, sus pala­bras caye­ron en saco roto. Tras ape­nas tres horas de deba­te, se deci­dió por abru­ma­do­ra mayo­ría crear un «par­ti­do pro­pio» y par­ti­ci­par en las elecciones. 

Con este pro­ce­so, el Espa­cio Refun­da­ción, la corrien­te de Ber­ta, sufrió una derro­ta: la lucha en las calles se trans­for­mó en una «revuel­ta elec­to­ral». Como comen­tó pos­te­rior­men­te el escri­tor acti­vis­ta Tomás Andino Men­cía «La con­se­cuen­cia fue que duran­te tres años el régi­men tuvo vía libre para hacer lo que qui­sie­ra en cuan­to a la des­truc­ción de nues­tras con­quis­tas eco­nó­mi­cas, socia­les y políticas.»

Con­tra­in­sur­gen­cia

Todo esto con­du­jo efec­ti­va­men­te a la con­so­li­da­ción de un régi­men mili­ta­ri­za­do. El gobierno gol­pis­ta, pre­sio­na­do por Washing­ton, apro­bó leyes de terror que cri­mi­na­li­za­ron la pro­tes­ta polí­ti­ca. Ber­ta carac­te­ri­zó todo ello como “con­tra­in­sur­gen­cia”, lle­va­da a cabo a ins­tan­cias del capi­tal inter­na­cio­nal ‑prin­ci­pal­men­te de comer­cian­tes de mate­rias pri­mas- para ate­rro­ri­zar a la pobla­ción y ase­si­nar a cien­tos de acti­vis­tas polí­ti­cos: «Todos los días se ase­si­na a gen­te», decla­ró. Ade­más de este terror, el gobierno gol­pis­ta «legi­ti­ma­do» fue tam­bién res­pon­sa­ble de una polí­ti­ca eco­nó­mi­ca cada vez más bru­tal a favor del capi­tal (inter­na­cio­nal), habien­do crea­do des­de antes un gran ejér­ci­to de reser­va de mano de obra, median­te la pri­va­ti­za­ción de las tie­rras colec­ti­vas. Muchos cam­pe­si­nos a quie­nes les fue­ron expro­pia­das sus tie­rras serían des­ple­ga­dos a «zonas fran­cas» o maqui­las. En ellas, 135.000 tra­ba­ja­do­res (60% muje­res) en régi­men de semi­es­cla­vi­tud, pro­du­cían para la expor­ta­ción ropa y cablea­do eléc­tri­co para coches. En 2010, se aña­die­ron a este sis­te­ma las ciu­da­des mode­lo, exen­tas de impues­tos o con impues­tos muy bajos, abier­tas al capi­tal y a la inmigración. 

En 2016 no sólo las maqui­las y las «ciu­da­des mode­lo», sino inclu­so regio­nes ente­ras de Hon­du­ras, fue­ron reti­ra­das de la legis­la­ción nacional.

ZEDEs

Estas ZEDEs ‑Zonas de Empleo y Desa­rro­llo Eco­nó­mi­co- son áreas ente­ra­men­te bajo el con­trol de empre­sas pri­va­das, en las que la ley hon­du­re­ña está ausen­te. Apro­xi­ma­da­men­te el 35% del terri­to­rio hon­du­re­ño está a dis­po­si­ción del régi­men espe­cial de las ZEDEs. 

En los terri­to­rios que ocu­pan las ZEDEs viven muchas pobla­cio­nes indí­ge­nas y afro­des­cen­dien­tes, en su mayo­ría en tie­rras de pro­pie­dad colec­ti­va. Las empre­sas de estas ZEDEs no pagan impues­tos, ni coti­za­cio­nes socia­les, y no están obli­ga­das a pagar sala­rios míni­mos; los sin­di­ca­tos están prohi­bi­dos, los ser­vi­cios adua­ne­ros son inexis­ten­tes y los ser­vi­cios públi­cos están pri­va­ti­za­dos. En «sus» zonas, estas empre­sas pue­den hacer lo que quie­ran. Mien­tras al pue­blo hon­du­re­ño se le nie­ga el dere­cho a un refe­rén­dum cons­ti­tu­cio­nal, las empre­sas de la nue­va éli­te y sus seño­res inter­na­cio­na­les esca­pan com­ple­ta­men­te a cual­quier ley. Un infor­me del Con­se­jo Nacio­nal de Lucha con­tra la Corrup­ción (CNA) habla abier­ta­men­te de «ven­ta de sobe­ra­nía» e inclu­so de «trai­ción».

Por su par­te, la Coa­li­ción Patrió­ti­ca por la Soli­da­ri­dad afir­ma que las ZEDEs «con­du­ci­rán al sui­ci­dio fis­cal del Esta­do de Hon­du­ras.» No es casua­li­dad que “exen­cio­nes lega­les” como éstas ope­ren a favor del jue­go de los nar­co­ca­pi­ta­lis­tas cri­mi­na­les, dan­do como resul­ta­do que en la actua­li­dad el 80% del trá­fi­co de cocaí­na de Suda­mé­ri­ca a Nor­te­amé­ri­ca pase por Hon​du​ras​.La corrup­ción, la coac­ción, la vio­len­cia y los ase­si­na­tos tam­bién van en aumento. 

Ade­más de la vio­len­cia esta­tal, «la pato­lo­gía de la vio­len­cia (…) de los cam­pe­si­nos des­pla­za­dos, con­ver­ti­dos en lum­pen-pro­le­ta­rios y a los que se les nie­ga el acce­so a la eco­no­mía urba­na for­mal, tam­bién está cre­cien­do». Casi la mitad (43,6%) de la pobla­ción acti­va tra­ba­ja a tiem­po com­ple­to por un sala­rio infe­rior al míni­mo. Esta reali­dad deses­pe­ran­te, jun­to con la anar­quía y la vio­len­cia orga­ni­za­da, es cau­sa prin­ci­pal de la hui­da de cien­tos de miles de hon­du­re­ños hacia fue­ra de su pro­pio país. 

Deci­sión

Ber­ta sabía que, como todos los revo­lu­cio­na­rios, era «una mujer muer­ta en vida«. Sin embar­go, siguió sien­do inflexible:

«El gobierno inten­ta rela­cio­nar los ase­si­na­tos de los eco­lo­gis­tas con la vio­len­cia ordi­na­ria, pero hay sufi­cien­tes prue­bas que demues­tran que exis­te una polí­ti­ca pla­ni­fi­ca­da y finan­cia­da para cri­mi­na­li­zar la lucha de los movi­mien­tos socia­les. Oja­lá me equi­vo­que, pero creo que la per­se­cu­ción a los mili­tan­tes no dis­mi­nui­rá, sino que aumen­ta­rá.», diría en más de una ocasión.

Pala­bras pro­fé­ti­cas, que sub­ra­yó al decla­rar «la pre­sa de Agua Zar­ca se sigue cons­tru­yen­do. Los que se resis­ten siguen sien­do ase­si­na­dos sin piedad». 

El siguien­te paso en el pro­ce­so jurí­di­co en cur­so debe­ría ser enfren­tar­se a los pro­pie­ta­rios de la empre­sa DESA, es decir, a la fami­lia Ata­la Zablah, que for­ma par­te de la oli­gar­quía hondureña. 

Sin embar­go, por más bien­ve­ni­do que sea, ni siquie­ra eso será sufi­cien­te, por­que todos los ins­ti­ga­do­res debe­rían ser lle­va­dos ante la jus­ti­cia. Tales ins­ti­ga­do­res son los vie­jos y nue­vos oli­gar­cas de Hon­du­ras, jun­to con sus sir­vien­tes mili­ta­res y los seño­res impe­ria­lis­tas. Hay que aca­bar con su impu­ni­dad. Sólo enton­ces el pue­blo hon­du­re­ño podrá vivir ver­da­de­ra­men­te libre y per­ma­ne­cer ale­gre. Mien­tras tan­to, como dice Lau­ra Zúñi­ga Cáce­res, la hija menor de Ber­ta, «¡A Ber­ta no la mata­ron, Ber­ta se multiplicó!» 

¡Ade­lan­te, ade­lan­te, que la lucha es constante!

¡Ber­ta vive!

Fuen­te: Vien­to Sur

Itu­rria /​Fuen­te

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