Esta­dos Uni­dos. Una epi­de­mia den­tro de la pan­de­mia: la muer­te de afro­es­ta­dou­ni­den­ses a manos de la policía

Por Amy Good­man y Denis Moy­nihan.Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de octu­bre de 2021.

La pan­de­mia de COVID-19 está remi­tien­do len­ta­men­te en Esta­dos Uni­dos —al menos entre las per­so­nas vacu­na­das — , pero otra epi­de­mia letal con­ti­núa fue­ra de con­trol: la muer­te de per­so­nas de color a manos de la poli­cía. Una base de datos en línea del perió­di­co The Washing­ton Post infor­ma que 7.216 per­so­nas murie­ron a manos de la poli­cía des­de 2015, 914 de ellas en lo que va de 2021. Los afro­es­ta­dou­ni­den­ses tie­nen dos o tres veces más pro­ba­bi­li­da­des que los blan­cos de morir a manos de efec­ti­vos poli­cia­les. Mien­tras tan­to, día a día cre­cen con mayor fuer­za los movi­mien­tos que exi­gen que los ofi­cia­les de poli­cía vio­len­tos rin­dan cuen­tas de sus actos. Se han logra­do algu­nos avan­ces al res­pec­to, como lo demues­tra el desa­rro­llo de los casos de Ahmaud Arbery, Roger Gree­ne y Eli­jah McClain. Nada trae­rá a esas per­so­nas de vuel­ta, pero que los agen­tes res­pon­sa­bles de esas muer­tes rin­dan cuen­tas por sus accio­nes pue­de pre­ve­nir futu­ras muer­tes a manos de la policía.

En su libro “The Con­dem­na­tion of Black­ness” (La con­de­na de la negri­tud), el his­to­ria­dor y escri­tor Kha­lil Gibran Muham­mad afir­ma: “Hay un hilo a lo lar­go de la His­to­ria que conec­ta a los lin­cha­mien­tos del pasa­do con las prác­ti­cas poli­cia­les de la actua­li­dad”. El “Museo del lega­do: de la escla­vi­tud al encar­ce­la­mien­to masi­vo” ubi­ca­do en la ciu­dad de Mont­go­mery, esta­do en Ala­ba­ma, mues­tra de mane­ra dolo­ro­sa y con­tun­den­te cómo las prác­ti­cas de lin­cha­mien­to fue­ron fun­da­men­ta­les para ate­rro­ri­zar a la pobla­ción afro­es­ta­dou­ni­den­se tras la abo­li­ción de la esclavitud.

La muer­te vio­len­ta de Ahmaud Arbery ocu­rri­da el 23 de febre­ro de 2020, cap­ta­da en video por uno de los per­pe­tra­do­res acu­sa­dos, tie­ne todas las carac­te­rís­ti­cas de esos lin­cha­mien­tos de hace un siglo. Esa solea­da tar­de de domin­go, en los subur­bios de la loca­li­dad de Bruns­wick, en el esta­do de Geor­gia, Ahmaud se encon­tra­ba hacien­do ejer­ci­cio cuan­do Gre­gory McMi­chael y su hijo Tra­vis lo vie­ron pasar corrien­do e inme­dia­ta­men­te toma­ron sus armas y se lan­za­ron a per­se­guir­lo en su camio­ne­ta. Un vecino lla­ma­do William “Rod­die” Bryan se unió a la per­se­cu­ción en su pro­pia camio­ne­ta y fil­mó el inci­den­te con un telé­fono celular.

El padre y el hijo afir­man que esta­ban inten­tan­do hacer un “arres­to ciu­da­dano” de Ahmaud Arbery, quien se resis­tió a él con razón. Tra­vis McMi­chael dis­pa­ró dos veces su arma y le cau­só la muer­te a Arbery. El mayor de los McMi­chael es un ex ofi­cial de poli­cía del con­da­do de Glynn que tra­ba­jó como inves­ti­ga­dor en la ofi­ci­na de la fis­cal Jac­kie John­son, ex fis­cal de dis­tri­to del Cir­cui­to Judi­cial de Bruns­wick. John­son fue recien­te­men­te impu­tada por haber orde­na­do a la poli­cía que no arres­ta­ra a Tra­vis McMi­chael y por direc­cio­nar el caso hacia un fis­cal que ella sabía que iba a actuar de mane­ra benig­na con los acu­sa­dos. Des­pués de que el video fil­ma­do con el celu­lar se hicie­ra públi­co, fue un ter­cer fis­cal quien final­men­te pre­sen­tó los car­gos de ase­si­na­to con­tra los McMi­chael y Bryan. Este lunes comen­zó la selec­ción del jura­do en el jui­cio con­tra los tres hom­bres acu­sa­dos por la muer­te de Arbery.

El 10 de mayo de 2019, ofi­cia­les de una uni­dad de la poli­cía esta­tal de Lui­sia­na cono­ci­da como “Tro­pa F”, tris­te­men­te céle­bre por sus prác­ti­cas vio­len­tas, par­ti­ci­pa­ron en una per­se­cu­ción a alta velo­ci­dad del auto­mo­vi­lis­ta afro­es­ta­dou­ni­den­se de 49 años Ronald Gree­ne. Ini­cial­men­te los ofi­cia­les infor­ma­ron que Gree­ne había muer­to tras estre­llar­se con­tra un árbol. Más tar­de dije­ron que Gree­ne se había enfras­ca­do en una lucha con ellos y que había muer­to camino al hospital.

Más de dos años des­pués del inci­den­te, la agen­cia de noti­cias Asso­cia­ted Press publi­có imá­ge­nes impac­tan­tes de las cáma­ras cor­po­ra­les de los poli­cías que mues­tran una reali­dad total­men­te dis­tin­ta a la repor­ta­da. “Ofi­cial, ten­go mie­do. ¡Soy tu her­mano! ¡Ten­go mie­do!”, supli­ca Gree­ne mien­tras los poli­cías esta­ta­les lo gol­pean bru­tal­men­te, le dis­pa­ran con una pis­to­la eléc­tri­ca y lo arras­tran por el sue­lo mien­tras voci­fe­ran ame­na­zas e insul­tos. Poco des­pués, Gree­ne esta­ba muerto.

En junio pasa­do ocu­rrió un hecho suma­men­te des­ta­ca­ble: el poli­cía esta­tal afro­es­ta­dou­ni­den­se Carl Cava­lier acu­dió a la pren­sa y dio a cono­cer notas del agen­te de poli­cía que inves­ti­gó la muer­te. Ese agen­te había reco­men­da­do que al menos uno de los poli­cías invo­lu­cra­dos fue­ra arres­ta­do, pero lue­go los ofi­cia­les supe­rio­res de la poli­cía esta­tal inter­vi­nie­ron para impe­dir que haya arres­tos. El denun­cian­te, Carl Cava­lier, ha sido sus­pen­di­do y, según algu­nos infor­mes, ha sido des­pe­di­do, aun­que la poli­cía esta­tal sos­tie­ne que toda­vía con­ti­núa en su car­go. En con­ver­sa­ción con un canal de tele­vi­sión de la ciu­dad de Baton Rou­ge, Cava­lier afir­mó: “En mi opi­nión, toda­vía tene­mos ase­si­nos en el tra­ba­jo”. Fis­ca­les fede­ra­les están inves­ti­gan­do un posi­ble encu­bri­mien­to de los hechos, en el que se sos­pe­cha que están invo­lu­cra­dos altos man­dos jerár­qui­cos de dicha fuer­za policial.

El 24 de agos­to de 2019 el joven Eli­jah McClain fue arres­ta­do vio­len­ta­men­te por la poli­cía en la ciu­dad de Auro­ra, esta­do de Colo­ra­do. McClain retor­na­ba cami­nan­do a su casa lue­go de com­prar algu­nas cosas en la tien­da de la esqui­na cuan­do agen­tes de poli­cía lo detu­vie­ron de mane­ra vio­len­ta. En pocos segun­dos, lo derri­ba­ron y lo inmo­vi­li­za­ron con­tra el sue­lo. El joven supli­có: “¡No pue­do res­pi­rar! ¡Por favor! ¡No pue­do res­pi­rar! Soy intro­ver­ti­do; soy dife­ren­te. No mato ni a una mos­ca. No como car­ne. Soy vege­ta­riano”. El equi­po de urgen­cias médi­cas que acu­dió al lugar le inyec­tó una exce­si­va dosis de keta­mi­na, un pode­ro­so sedan­te, que le pro­vo­có un ata­que car­día­co. McClain nun­ca recu­pe­ró el cono­ci­mien­to y murió pocos días des­pués. Tenía 23 años de edad.

El caso de McClain pasó des­aper­ci­bi­do has­ta que irrum­pie­ron las pro­tes­tas que se des­ata­ron en los días pos­te­rio­res al ase­si­na­to de Geor­ge Floyd por par­te de agen­tes de poli­cía en mayo de 2020. Las pro­tes­tas en recla­mo de jus­ti­cia racial eran cada vez más fre­cuen­tes y nume­ro­sas en Auro­ra, un subur­bio de la ciu­dad de Den­ver. El gober­na­dor de Colo­ra­do, Jared Polis, facul­tó al fis­cal gene­ral del esta­do a inves­ti­gar el caso de McClain y, en sep­tiem­bre de 2021, tres ofi­cia­les de poli­cía y dos para­mé­di­cos fue­ron impu­tados por homi­ci­dio invo­lun­ta­rio, homi­ci­dio negli­gen­te cri­mi­nal y agre­sión. Esta sema­na, la ciu­dad de Auro­ra lle­gó a un acuer­do con la fami­lia McClain, del que no se reve­la­ron detalles.

Esta­mos expe­ri­men­tan­do un cam­bio tec­tó­ni­co en la con­cien­cia públi­ca sobre la vio­len­cia gene­ra­li­za­da de la poli­cía, en espe­cial la diri­gi­da hacia jóve­nes negros. Tam­bién hay una cre­cien­te dis­po­si­ción a lle­var a jui­cio a los poli­cías invo­lu­cra­dos en ope­ra­ti­vos vio­len­tos con des­en­la­ce fatal. Sin embar­go, la Ley Geor­ge Floyd de Jus­ti­cia en la Vigi­lan­cia Poli­cial no pudo ser apro­ba­da en el Sena­do de Esta­dos Uni­dos; y esta sema­na, dos vere­dic­tos de la Cor­te Supre­ma a favor de la doc­tri­na de la “inmu­ni­dad cali­fi­ca­da” han difi­cul­ta­do aún más la posi­bi­li­dad de lle­var a los poli­cías a los tri­bu­na­les. A pesar de la resis­ten­cia de estas pode­ro­sas ins­ti­tu­cio­nes de Esta­dos Uni­dos, será la ciu­da­da­nía com­pro­me­ti­da, tan­to de per­so­nas docu­men­ta­das como indo­cu­men­ta­das, la que pon­drá fin a esta epi­de­mia de muer­tes a manos de la policía.

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