Perú. El camino del infierno: del sus­to al sometimiento

Por Nico­lás Lynch, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 7 de sep­tiem­bre de 2021

Los hechos ocu­rri­dos lue­go de la inves­ti­du­ra del gabi­ne­te Belli­do demues­tran, una vez más, que la opo­si­ción de dere­cha al gobierno de Pedro Cas­ti­llo no sólo quie­re un gobierno asus­ta­do fren­te a sus exi­gen­cias cada vez más humi­llan­tes, sino un gobierno some­ti­do a sus dic­ta­dos y cuya acti­tud cual­quie­ra que esta sea, no será sufi­cien­te sino impli­ca la ren­di­ción incon­di­cio­nal o la vacan­cia presidencial.

El voto de inves­ti­du­ra fue el triun­fo más impor­tan­te del gobierno lue­go de la trans­fe­ren­cia de man­do del 28 de julio. Un triun­fo, ade­más, que adquie­re rele­van­cia lue­go de las derro­tas en la elec­ción de la Mesa Direc­ti­va del Con­gre­so, en la con­for­ma­ción de las comi­sio­nes par­la­men­ta­rias y en la renun­cia del hoy excan­ci­ller Héc­tor Béjar. Asi­mis­mo, momen­tá­nea­men­te al menos, el gobierno de Cas­ti­llo que­bró el lide­raz­go de extre­ma dere­cha sobre un gru­po de par­la­men­ta­rios pro­vin­cia­nos que, más allá de sus dife­ren­cias con el gobierno, aspi­ran a que su labor par­la­men­ta­ria ayu­de al desa­rro­llo del país.

Sin embar­go, con todo lo impor­tan­te que ha sido este triun­fo, corre el ries­go de diluir­se si es que el gobierno en lugar de for­ta­le­cer­se con él, se replie­ga entre­gan­do poco a poco todos los alfi­les que pide la opo­si­ción. Es decir, si se con­vier­te de un gobierno gana­dor en un gobierno asus­ta­do y pro­ba­ble­men­te en un gobierno sometido.

Por supues­to que el úni­co fac­tor en el replie­gue no es el ata­que de la dere­cha sino su pro­pia inca­pa­ci­dad para res­pon­der polí­ti­ca­men­te. Y aquí la expli­ca­ción socio­ló­gi­ca no es sufi­cien­te, cuan­do se men­cio­na el ori­gen pro­vin­ciano y popu­lar de los que gana­ron las elec­cio­nes y que por lo tan­to debe­ría­mos espe­rar a que apren­dan. Tam­bién exis­ten los peque­ños jue­gos de poder den­tro del gobierno mis­mo que le qui­tan efi­ca­cia en su acción para parar la ofen­si­va reac­cio­na­ria y orga­ni­zar una con­tra ofen­si­va. Algo se esto se hizo en la sema­na pre­via a la inves­ti­du­ra cuan­do se evi­tó la rup­tu­ra entre los dos fac­to­res de poder: el pre­si­den­te Cas­ti­llo y Vla­di­mir Cerrón y se pudo enfren­tar uni­ta­ria­men­te el voto de con­fian­za. Esta uni­dad, indu­da­ble­men­te, no es sufi­cien­te y hay que pro­yec­tar­la a una uni­dad mayor. 

La cla­ve, por ello, de un pro­ce­so de for­ta­le­ci­mien­to es, como todos con­cuer­dan, empe­zar a gober­nar. Es decir, en lo inme­dia­to, empe­zar a encau­zar y resol­ver los agu­dos pro­ble­mas deri­va­dos de la cri­sis eco­nó­mi­ca y sani­ta­ria que atra­vie­sa el país. Sin embar­go, cuan­do de gober­nar se tra­ta, la cues­tión no es sólo apli­car un cono­ci­mien­to esta­ble­ci­do, como nos han repe­ti­do en las últi­mas déca­das los tec­nó­cra­tas neo­li­be­ra­les, sino hacer­lo a par­tir de una pro­pues­ta polí­ti­ca determinada. 

Jus­ta­men­te la pug­na de todo este tiem­po tie­ne que ver con ese pun­to. No por gus­to la ofen­si­va de la extre­ma dere­cha de la mano con los medios con­cen­tra­dos, ha apun­ta­do a que el gobierno se pelee con su pro­pio pro­gra­ma. Pri­me­ro, tra­tan­do de que nie­gue la pro­pues­ta cen­tral de cam­pa­ña que es la con­vo­ca­to­ria a una Asam­blea Cons­ti­tu­yen­te para que ela­bo­re una Nue­va Cons­ti­tu­ción, y, segun­do, que dilu­ya lo más que sea posi­ble el cam­bio del mode­lo eco­nó­mi­co neo­li­be­ral. Todos los blan­cos que esta­ble­ce la dere­cha, en tér­mi­nos de temas y pro­gra­mas tie­nen que ver con esta cues­tión: qui­tar­le dien­tes al ofi­cia­lis­mo has­ta tal pun­to que lo con­vier­tan en un gobierno sometido.

A pesar del éxi­to de la inves­ti­du­ra la tác­ti­ca de asus­tar al gobierno con­ti­núa. Este empe­ci­na­mien­to reac­cio­na­rio apun­ta a una sola cues­tión: sien­ten que están en peli­gro los intere­ses socia­les, tan­to de supre­ma­cía étni­ca como cla­sis­ta, que repre­sen­tan. Los mis­mos intere­ses que fue­ron pues­tos nue­va­men­te en pri­mer lugar con el gol­pe del cin­co de abril de 1992 y que hoy pue­den per­der peso si se des­ata una demo­cra­ti­za­ción del Perú.

Hay nece­si­dad de gober­nar enton­ces, pero de gober­nar con las ban­de­ras que lle­va­ron al gobierno a Cas­ti­llo hace muy poco, no con las ban­de­ras que quie­re pres­tar­le la dere­cha. El recla­mo de fir­me­za al gobierno de Pedro Cas­ti­llo tie­ne sen­ti­do para este pro­pó­si­to. Con­ti­nuar con el mode­lo neo­li­be­ral, como si no hubie­ran habi­do elec­cio­nes lo lle­va­rá más tem­prano que tar­de a una deba­cle y ya no sólo con un fren­te con el blo­que reac­cio­na­rio, sino con dos, agre­gan­do tam­bién a un pue­blo que quie­re resul­ta­dos, pero no cual­quier resul­ta­do sino uno que favo­rez­ca a sus intereses. 

Esta fir­me­za no supo­ne un gobierno sec­ta­rio, al con­tra­rio, da las bases para un gobierno que inte­gre al con­jun­to del movi­mien­to popu­lar, a los par­ti­dos pro­gre­sis­tas y a los empre­sa­rios patrio­tas que apues­ten por el desa­rro­llo del país. De esta mane­ra deja­re­mos de tener un gobierno asus­ta­do y se ale­ja­rá la posi­bi­li­dad tam­bién de tener un gobierno some­ti­do, vol­vien­do a poner en agen­da la espe­ran­za ini­cial que tra­jo la elec­ción de Pedro Cas­ti­llo, de un cam­bio en la polí­ti­ca nacional.

FUENTE: Otra Mirada

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