Esta­dos Uni­dos. Terro­ris­mos de un 11 de septiembre

Por Orlan­do Ora­mas Leon, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 10 de sep­tiem­bre de 2021.

El 11 de sep­tiem­bre mar­ca un hito en el terro­ris­mo con­tra Esta­dos Uni­dos, pero tam­bién recuer­da que en ese país se orga­ni­za­ron y eje­cu­ta­ron ata­ques de esa natu­ra­le­za con­tra Cuba.
Se cum­plen dos déca­das de que caye­ran las Torres Geme­las de Nue­va York, pero no lejos de allí, 21 años antes (11 de sep­tiem­bre de 1980) el diplo­má­ti­co cubano Félix Gar­cía, adjun­to en la misión de su país ante Nacio­nes Uni­das, fue ame­tra­lla­do den­tro de su auto en ple­na vía pública.

Eduar­do Aro­ce­na, el ase­sino con­fe­so y explan­ti­lla de la Agen­cia Cen­tral de Inte­li­gen­cia, reci­bió en junio últi­mo el bene­fi­cio de la excar­ce­la­ción por ‘razo­nes de salud’.

Cum­plía dos cade­nas per­pe­tuas por nume­ro­sos deli­tos, inclui­dos dos ase­si­na­tos y más de 30 explosiones.

Duran­te los ata­ques terro­ris­tas en Esta­dos Uni­dos murie­ron dos mil 977 per­so­nas en Nue­va York, Washing­ton y en las afue­ras de Shanks­vi­lle, Pensilvania.

Pero dos años antes una Deman­da del Pue­blo de Cuba con­tra el gobierno esta­dou­ni­den­se seña­la­ba a la Casa Blan­ca por hacer del terro­ris­mo de Esta­do un ins­tru­men­to de su polí­ti­ca hacia la isla caribeña.

El 2 de noviem­bre de 1999, tras poco más de cin­co meses, se dic­tó la sen­ten­cia del expe­dien­te núme­ro 88 de ese año, per­te­ne­cien­te a la Sala Segun­da de lo Civil y Admi­nis­tra­ti­vo del Tri­bu­nal Pro­vin­cial Popu­lar de Ciu­dad de La Habana.

Los deman­dan­tes fue­ron orga­ni­za­cio­nes socia­les y de masa que repre­sen­ta­ban a casi la tota­li­dad de la pobla­ción cuba­na. El deman­da­do no se pre­sen­tó y fue decla­ra­do en rebeldía.

La sen­ten­cia con­de­nó a Esta­dos Uni­dos a repa­rar los daños huma­nos pro­vo­ca­dos por sus accio­nes terro­ris­tas, res­pon­sa­bles de la muer­te de tres mil 478 personas.

Tam­bién a com­pen­sar por lesio­nes y dis­ca­pa­ci­da­des per­ma­nen­tes a otros dos mil 99 ciu­da­da­nos. El tri­bu­nal fijó un mon­to total y úni­co a pagar de 181 mil 100 millo­nes de dólares.

Lar­ga resul­tó la lis­ta de agre­sio­nes terro­ris­tas con­tem­pla­das en la sen­ten­cia y que enlu­ta­ron y ensan­gren­ta­ron a la ínsu­la caribeña.

La más mor­tí­fe­ra, entre muchas, resul­tó el derri­bo en pleno vue­lo de un avión de Cuba­na de Avia­ción con 73 per­so­nas a bor­do, fren­te a las cos­tas de Barbados

Fue en octu­bre de 1976, un cuar­to de siglo antes de que el gobierno de Geor­ge W. Bush ini­cia­ra lo que deno­mi­nó como la gue­rra con­tra el terro­ris­mo y, con ella, la inva­sión a Afganistán.

En las aguas bar­ba­den­ses que­da­ron los res­tos de 57 cuba­nos, 11 guya­ne­ses en su mayo­ría beca­dos en Cuba, y cin­co fun­cio­na­rios coreanos.

Espe­cial­men­te con­mo­ve­do­ra fue la muer­te de la tota­li­dad del equi­po juve­nil de esgri­ma, mas­cu­lino y feme­nino, que regre­sa­ba con todas las meda­llas de oro dispu­tadas en un cam­peo­na­to cen­tro­ame­ri­cano de esa dis­ci­pli­na cele­bra­do en Caracas.

Un millón de sus com­pa­trio­tas des­pi­die­ron de for­ma más sim­bó­li­ca que real en la Pla­za de la Revo­lu­ción de La Haba­na a aque­llos cuyos cuer­pos yacían en el fon­do del océano.

Pocos tal vez en el mun­do com­pren­die­ron el terri­ble sig­ni­fi­ca­do de aquel hecho, refle­xio­na­ba años des­pués el pre­si­den­te Fidel Cas­tro en la mis­ma pla­za, a tenor de los aten­ta­dos con­tra Esta­dos Unidos.

‘¿Qué impor­tan­cia tenía des­truir en pleno vue­lo un avión civil cubano con 73 per­so­nas a bor­do? Era como algo habi­tual. ¿No habían muer­to ya miles de cuba­nos en La Coubre, el Escam­bray, Pla­ya Girón y en cien­tos de accio­nes terro­ris­tas, ata­ques pira­tas u otros hechos simi­la­res?, pre­gun­ta­ba entonces.

Hemos con­vo­ca­do este gran­dio­so acto con­tra el terro­ris­mo como un home­na­je y un tri­bu­to a la memo­ria de nues­tros her­ma­nos muer­tos en Bar­ba­dos hace 25 años, pero es tam­bién una expre­sión de soli­da­ri­dad con los miles de per­so­nas ino­cen­tes que murie­ron en Nue­va York y Washing­ton, aña­día el líder cubano.

Enfa­ti­zó ade­más que aque­lla mul­ti­tu­di­na­ria con­cen­tra­ción era tam­bién expre­sión ‘de con­de­na al bru­tal cri­men’ come­ti­do con­tra los esta­dou­ni­den­ses, ‘bus­can­do cami­nos que con­duz­can a la erra­di­ca­ción real y dura­de­ra del terro­ris­mo, a la paz y no a una san­grien­ta e inter­mi­na­ble guerra’.

Fidel Cas­tro afir­mó en ese dis­cur­so (6 de octu­bre de 2001) que los pla­ni­fi­ca­do­res y eje­cu­to­res de actos terro­ris­tas con­tra su país habían sido reclu­ta­dos por Esta­dos Uni­dos des­de los pre­pa­ra­ti­vos de la inva­sión de Bahía de Cochi­nos, derro­ta­da en las are­nas de Pla­ya Girón el 19 de abril de 1961.

El alis­ta­mien­to inclu­yó la pre­pa­ra­ción para par­ti­ci­par en todo tipo de accio­nes vio­len­tas, en espe­cial en pla­nes de aten­ta­dos y accio­nes terro­ris­tas ‘que no excluían nin­gu­na esfe­ra de la vida eco­nó­mi­ca y social, nin­gún medio, nin­gún pro­ce­di­mien­to, nin­gún arma’, dijo.

Y sub­ra­yó enton­ces: ‘Alber­go la más pro­fun­da con­vic­ción de que las rela­cio­nes entre los gru­pos terro­ris­tas crea­dos con­tra Cuba en Esta­dos Uni­dos en los pri­me­ros 15 años de la Revo­lu­ción y las auto­ri­da­des de ese país, nun­ca se rompieron’.

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