Cuba. Amor y entre­ga en ver­de olivo

Por Yahily Her­nán­dez Por­to, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 27 de sep­tiem­bre de 2021.

En Cama­güey, inte­gran­tes de las FAR asu­men con dina­mis­mo la dis­tri­bu­ción de módu­los ali­men­ti­cios dona­dos al país para la población

No ha sali­do el Sol y ya se les ve andar en sus camio­nes: hom­bres y muje­res de ver­de oli­vo, lis­tos para repar­tir de bode­ga en bode­ga los módu­los ali­men­ti­cios dona­dos por paí­ses her­ma­nos como ges­to soli­da­rio en medio de esta cri­sis glo­bal agra­via­da por la pandemia.

Fun­cio­nan con la exac­ti­tud de un reloj. La nume­ro­sa tro­pa de las Fuer­zas Arma­das Revo­lu­cio­na­rias (FAR) no solo res­guar­da los miles de paque­tes en los alma­ce­nes del Gru­po Empre­sa­rial del Comer­cio Inte­rior, sino que con «ojos de buen cube­ro», sepa­ran aque­llos que tie­nen algu­na rotu­ra para lue­go recu­pe­rar­los y que no se des­per­di­cie ni un grano de arroz.

Cien­tos de manos labo­rio­sas tra­ba­jan aquí inin­te­rrum­pi­da­men­te des­de hace más de una sema­na, para que cada núcleo fami­liar reci­ba con cali­dad estos pro­duc­tos, los cua­les han des­an­da­do miles de kiló­me­tros para expre­sar el cari­ño y gra­ti­tud que des­pier­ta Cuba en otras par­tes del mundo.

Al dar fe de esta fae­na, JR encon­tró que el amor es la fuer­za que impri­me dina­mis­mo a estos jóve­nes del Ser­vi­cio Mili­tar Acti­vo (SMA) y sus ofi­cia­les con­sa­gra­dos, quie­nes no se deten­drán has­ta dar por cum­pli­da la gigan­te y huma­na tarea en la exten­sa lla­nu­ra agramontina.

El mejor remate

La labor de sol­da­dos y ofi­cia­les de la FAR es inin­te­rrum­pi­da, pen­san­do en la huma­ni­dad de la misión. Foto: Yahily Her­nán­dez Porto

Como una «vara de tum­bar gatosۚ» des­cri­bi­ría­mos en buen cubano a Rai­mo Suá­rez Carri­llo. Sus dos metros de altu­ra resal­tan mien­tras esti­ba, cuen­ta y aco­mo­da paque­tes que pesan no menos de 18 libras cada uno.

«El tra­ba­jo es con­ti­nuo. No se pue­de per­der ni un minu­to por­que es la fami­lia, el pue­blo, quien depen­de de nues­tros esfuer­zos», expre­sa este joven flo­ri­dano de 18 años de edad, quien pro­ce­de de la Escue­la de Ini­cia­ción Depor­ti­va Cerro Pela­do y actual­men­te es sol­da­do de una Uni­dad de Infan­te­ría , de la Región Mili­tar de Camagüey.

El sol pican­te, el sudor corrien­do y un naso­bu­co moles­to que no se toca ni de casua­li­dad, es la mejor «foto­gra­fía ver­bal» de estos ági­les sol­da­dos, que no quie­ren dete­ner­se ni para hablar con la prensa.

Rai­mo, exvo­lei­bo­lis­ta y futu­ro estu­dian­te de la Uni­ver­si­dad de Cama­güey Igna­cio Agra­mon­te y Loy­naz, nos dice en tono de jara­na depor­ti­va: «Mi fami­lia está con­ten­ta por­que ya reci­bió su módu­lo de comi­da. Yo les digo que el tra­ba­jo no es fácil, pero tam­po­co impo­si­ble. Creo que este es mi mejor rema­te, y a mí no hay quien me bloquee».

Para su com­pa­ñe­ro Rei­nal­do Gómez Vil­dre, de 19 años de edad, no hay nada como saber­se útil: «Hace solo unos meses no sabía lo que era el valor de la res­pon­sa­bi­li­dad social. De aquí me voy cur­ti­do y lis­to para hacer lo que sea por mi gen­te. Esta expe­rien­cia ense­ña que en la vida hay que echar pálan­te todo el tiem­po», ase­gu­ra este nue­vi­te­ro, quien den­tro de poco estu­dia­rá la carre­ra de Inge­nie­ría Agrónoma.

La mucha­cha de la calidad

La Tenien­te Anai­ris Areas Cuti­ño, de 23 años de edad, ase­gu­ra que recu­pe­rar módu­los es una labor que deman­da de mucha pre­ci­sión. Foto: Yahily Her­nán­dez Porto

Jun­to a una de las mesas de tra­ba­jo de la gigan­tes­ca nave, la Tenien­te Anai­ris Areas Cuti­ño, de 23 años de edad, revi­sa los módu­los para detec­tar pro­duc­tos que en el tras­la­do sufrie­ron averías.

Dies­tra como pocas, la mucha­cha sus­ti­tu­ye con pron­ti­tud los paque­tes de gra­nos, espa­gue­tis u otros ali­men­tos que detec­ta abier­tos y lue­go sella los sacos de nai­lon para enviar­los hacia los camio­nes en que se repar­ten estos donativos.

Sin dejar de tra­ba­jar, esta licen­cia­da en Cien­cias Socia­les expli­có: «Aquí se recu­pe­ra todo y las bol­sas ave­ria­das se com­ple­tan con otras en igual con­di­ción. Así gana­mos todos. El país nece­si­ta de este reci­cla­je para que todas las fami­lias reci­ban su donativo.

«Es ver­dad que es ago­ta­dor el tra­ba­jo: des­pués de diez horas como que ya no se ve muy bien… Pero hay que refres­car y seguir en esta pelea, por­que Cuba y su gen­te lo nece­si­tan», dice sin sepa­rar los ojos de la mesa.

Un beso como pocos

El matri­mo­nio inte­gra­do por el tenien­te coro­nel Rober­to Esqui­vel Serrano y la tenien­te coro­nel Mari­cely Pérez Pérez es a «prue­ba de balas», como se dice en buen cubano.Foto: Yahily Her­nán­dez Porto

El amor de esta pare­ja nació hace 17 años, cuan­do el hoy tenien­te coro­nel Rober­to Esqui­vel Serrano vio entrar en su ofi­ci­na a la futu­ra tenien­te coro­nel Mari­cely Pérez Pérez, y se des­lum­bró con su mez­cla de fir­me­za y dulzura.

Hacía mucho tiem­po que no asu­mían jun­tos una res­pon­sa­bi­li­dad de esta enver­ga­du­ra. Pérez Pérez es quien lide­ra esta tarea colo­sal de cla­si­fi­car, reci­clar y repar­tir en toda la pro­vin­cia los módu­los dona­dos, pero ambos entre­gan has­ta sus horas de des­can­so a la sen­si­ble misión.

«Cuan­do lle­go a casa, mi actual “jefa” aún no ha lle­ga­do. Hace más de sie­te días que solo habla­mos de vez en cuan­do en la madru­ga­da», narra Esqui­vel al paso, mien­tras la espo­sa se acer­ca y orde­na con voz ágil y un toque de com­pli­ci­dad: «Corri­ge con tus hom­bres ese mon­to de módu­los y lue­go tras­lá­da­los hacia el camión».

«¡A su orden!», res­pon­de él risue­ño mien­tras se ale­ja, y es ella enton­ces quien con­fir­ma: «Así son aho­ra nues­tros días. No hay tiem­po para estar jun­tos bajo la pre­sión de esta pan­de­mia, la cual deman­da de mucha dis­ci­pli­na para evi­tar, tan­to aquí como en casa, un des­agra­da­ble con­ta­gio. Hay que cum­plir estric­ta­men­te las medi­das de bio­se­gu­ri­dad», recal­ca, y regre­sa a che­quear los camio­nes y sus cargas.

En ese aspec­to no es muy dis­tin­ta la vida coti­dia­na de esta ofi­cial del Regi­mien­to de Defen­sa Anti­aé­rea de la Región Mili­tar en Cama­güey: «Siem­pre nos pre­gun­tan ¿cómo se entien­den entre tan­to tra­ba­jo?, y yo res­pon­do: El amor todo lo pue­de. Noso­tros sabe­mos bien lo que es un beso a dis­tan­cia, y has­ta de mirar­nos nos enten­de­mos», afir­ma. Minu­tos des­pués, nues­tra cáma­ra roba un abra­zo repen­tino en medio del ajetreo.

Dis­tri­bu­yen dona­ti­vos de ali­men­tos en Camagüey

La Entre­ga de los módu­los ali­men­ti­cios en las bode­gas de la pro­vin­cia cama­güe­ya­na tam­bién es asu­mi­da por los sol­da­dos y ofi­cia­les de las FAR. Foto: Yahily Her­nán­dez Porto

Unos 285 000 núcleos cen­sa­dos en la pro­vin­cia reci­bi­rán pau­la­ti­na­men­te los módu­los ali­men­ti­cios dona­dos por paí­ses hermanos.

Has­ta el cie­rre de este repor­ta­je se repar­tía el dona­ti­vo a los dis­tri­tos de la ciu­dad capi­tal. Pos­te­rior­men­te se le dis­tri­bui­rá al res­to de los municipios.

Para agi­li­zar la entre­ga gra­tui­ta de estos ali­men­tos a la pobla­ción se esta­ble­cie­ron hora­rios más lar­gos en las bode­gas del sis­te­ma de Comer­cio Inte­rior, aun­que los con­su­mi­do­res tie­nen 30 días para adquirirlos.

Los módu­los inclu­yen tres kilo­gra­mos de arroz y otras tres de pas­tas ali­men­ti­cias, uno de gra­nos e igual can­ti­dad de azúcar.

Fuen­te: Juven­tud Rebelde

Itu­rria /​Fuen­te

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