Afga­nis­tán. Ata­que con dro­nes de EE.UU ase­si­nó a civiles

Resu­men Medio Orien­te, 11 de sep­tiem­bre de 2021-.

El hom­bre que per­dió la vida en un ata­que con dro­nes per­pe­tra­do por EE.UU. en Kabul el pasa­do 29 de agos­to era en reali­dad un ciu­da­dano afgano pací­fi­co que tra­ba­ja­ba para una ONG esta­dou­ni­den­se, y no el con­duc­tor de un coche bom­ba como ase­gu­ra­ba Washing­ton. La acción pro­vo­có tam­bién la muer­te de nue­ve miem­bros de la fami­lia de la víc­ti­ma, sie­te de ellos niños, según una inves­ti­ga­ción del perió­di­co The New York Times publi­ca­da este viernes.

De acuer­do con la ver­sión del Pen­tá­gono, su «jus­to» ata­que «eli­mi­nó una ame­na­za inmi­nen­te» al aca­bar con la vida de «al menos una» per­so­na que era una «faci­li­ta­do­ra» del Esta­do Islá­mi­co del Gran Jora­sán, cono­ci­do tam­bién como ISIS‑K, orga­ni­za­ción que se atri­bu­yó los aten­ta­dos que el 26 de agos­to mata­ron a más de 170 per­so­nas, inclui­dos 13 sol­da­dos esta­dou­ni­den­ses, cer­ca del aero­puer­to de Kabul. 

No obs­tan­te, The New York Times «plan­tea dudas sobre esta ver­sión de los hechos» tras inves­ti­gar videos de cáma­ras de segu­ri­dad y entre­vis­tar a más de una doce­na de com­pa­ñe­ros de tra­ba­jo y fami­lia­res del tra­ba­ja­dor huma­ni­ta­rio asesinado. 

Los ofi­cia­les del Pen­tá­gono seña­la­ron que en el momen­to del ata­que no cono­cían la iden­ti­dad del con­duc­tor del coche, pero lo con­si­de­ra­ron sos­pe­cho­so por la for­ma en que inter­pre­ta­ron sus acti­vi­da­des ese día, sugi­rien­do que visi­tó una casa segu­ra del Esta­do Islá­mi­co y que en cier­to momen­to car­gó en el vehícu­lo lo que podrían ser explosivos.

The New York Times, por su par­te, iden­ti­fi­có al con­duc­tor como Zema­ri Ahma­di, un inge­nie­ro eléc­tri­co de 43 años que des­de 2006 tra­ba­ja­ba en la ONG esta­dou­ni­den­se Nutri­tion and Edu­ca­tion Inter­na­tio­nal (NEI), dedi­ca­da a luchar con­tra la malnu­tri­ción en Afga­nis­tán. Ahma­di había soli­ci­ta­do el reasen­ta­mien­to a EE.UU.

Otro de los des­cu­bri­mien­tos del perió­di­co fue que los via­jes de Ahma­di el día del ata­que en reali­dad tenían como obje­ti­vo trans­por­tar a cole­gas hacia y des­de el tra­ba­jo, mien­tras que un aná­li­sis de videos de cáma­ras de segu­ri­dad mos­tró que lo que car­gó en el vehícu­lo eran reci­pien­tes de agua y no explosivos. 

Por otra par­te, el medio inves­ti­gó las decla­ra­cio­nes de los mili­ta­res esta­dou­ni­den­ses sobre las «explo­sio­nes secun­da­rias» ocu­rri­das des­pués de su ata­que con dro­nes, las cua­les, según ellos, eran una prue­ba de que el vehícu­lo con­te­nía explo­si­vos. Varios exper­tos que exa­mi­na­ron la esce­na del ata­que no encon­tra­ron evi­den­cia de una segun­da explo­sión y con­clu­ye­ron que el daño fue con­sis­ten­te con un solo ata­que de dron.

Por su par­te, el por­ta­voz del Pen­tá­gono, John Kirby, decla­ró a los repor­te­ros que el Coman­do Cen­tral de EE.UU. (Cent­com) «con­ti­núa eva­luan­do» el ata­que. Agre­gó que «la ope­ra­ción se basó en bue­na inte­li­gen­cia, y toda­vía cree­mos que evi­tó una ame­na­za inmi­nen­te para el aero­puer­to y para nues­tros hom­bres y muje­res que toda­vía esta­ban sir­vien­do en el aeropuerto».

Fuen­te.: Al Mayadeen

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