Perú. Lo que está en juego

Por Gus­ta­vo Espi­no­za M.*,Resumen Lati­no­ame­ri­cano, 21 de agos­to de 2021.

Aun la gen­te se pre­gun­ta qué fue lo que estu­vo en jue­go en el mar­co de la cri­sis polí­ti­ca que deri­vó en la renun­cia del Can­ci­ller Héc­tor Béjar el pasa­do lunes 16 de agosto.

¿Fue la pre­sun­ta decla­ra­ción del enton­ces titu­lar de Torre Tagle? ¿Fue el orgu­llo heri­do de los man­dos nava­les había cuen­ta de “la saca­da a luz” de algu­nos temas ingra­tos para la ins­ti­tu­ción? ¿Fue la actua­ción de los uni­for­ma­dos que aban­do­na­ron su fun­ción cons­ti­tu­cio­nal de fuer­za No-Deli­be­ran­te y resol­vie­ron incur­sio­nar en polí­ti­ca para derri­bar al Canciller?.

Qui­zá un poco de cada cosa, pero aún más. Este, no es un perio­do ordi­na­rio, ni regu­lar, en la vida nacio­nal. Lo ordi­na­rio y regu­lar es que las cosas con­ti­núen como están, que nada se mue­va y que todo siga igual.

Como eso no es posi­ble, que las cosas sigan como antes, es peor; por­que resul­ta algo así como una enfer­me­dad que se agra­va: si no se atien­de. El pacien­te, empeo­ra. En el caso, la socie­dad perua­na habrá de agra­var sus males.

Para evi­tar el colap­so –lo dijo la ciu­da­da­nía en junio- hay que impul­sar un cam­bio, pero no “hacia ade­lan­te”, hacia el abis­mo sin fon­do, como que­ría Kei­ko; sino al cos­ta­do. Un cam­bio de mode­lo, de polí­ti­ca, de rumbo

Pues bien, eso es lo que está en jue­go aho­ra. Y lo estu­vo en reali­dad des­de el comien­zo, solo que aho­ra se puso más en evi­den­cia por el peso con­cer­ta­do de todas las fuer­zas de la reac­ción que ases­ta­ron un nue­vo Gol­pe al pro­ce­so ini­cia­do el 28 de julio.

No fue un gol­pe nue­vo, ni sor­pre­si­vo. Estu­vo ante­ce­di­do por otros, que bus­ca­ron debi­li­tar al Poder Eje­cu­ti­vo. Par­te de eso fue la elec­ción de la Mesa direc­ti­va de la Cáma­ra, en la que olím­pi­ca­men­te se pres­cin­dió de la ban­ca­da de Gobierno –la mayor- como si no existiera.

Y el com­ple­men­to, en el “repar­to de las Comi­sio­nes”, cir­cuns­tan­cia en la que “la opo­si­ción” se comió la car­ne­si­ta, y dejó ape­nas algu­nos hue­sos para Perú Libre y sus alia­dos. Bien mira­da la cosa, éste fue el ter­cer round de una pelea que podría no defi­nir­se por pun­tos, sino por KO. Y es que en los tres asal­tos, ganó la mis­ma fuer­za, usan­do tam­bién las mis­mas herra­mien­tas, en tan­to que los ven­ci­dos, come­tie­ron los mis­mos errores.

Es bueno que se recuer­de que en polí­ti­ca, no hay “espa­cios vacíos”. En una lucha entre dos adver­sa­rios, si uno da un paso atrás, el espa­cio que se abre, lo ocu­pa de inme­dia­to el con­trin­can­te. En esta regla, no hay excep­cio­nes. Y es que se tra­ta de una nor­ma con­sus­tan­cial a la lucha de cla­ses, fenó­meno que está adqui­rien­do sin­gu­la­res pro­por­cio­nes en el Perú de hoy.

Si hay quie­nes bre­gan por­que “nada cam­bie” es por­que no quie­ren per­der sus pri­vi­le­gios ni bene­fi­cios. Los defien­den, como gato pan­za arri­ba. Por eso en polí­ti­ca, no vale retro­ce­der- O. en todo caso, si se da un paso atrás, hay que dar dos ade­lan­te, por lo menos para com­pen­sar el retro­ce­so. Si no se actúa así, el adver­sa­rio gana.

El otro ele­men­to esen­cial que hay que con­si­de­rar, es el públi­co. En este caso, el públi­co no es neu­tral, ni está en dis­po­si­ción de acep­tar pasi­va­men­te aque­llo de que “cual­quie­ra de los dos”, gane. El públi­co aquí ya opi­nó antes, y dejó muy cla­ro su pro­pó­si­to: quie­re cam­bios. Plan­tea­da esa volun­tad, no hay retro­ce­sos, pero si pue­den haber derrotas.

Y las derro­tas se pro­du­cen por la fal­ta de acción del públi­co: no le infor­ma­ron qué ocu­rría, ni le con­sul­ta­ron lo que se habría de hacer. Vol­vió, como anta­ño, a ser un “con­vi­da­do de pie­dra”. Cra­so error.

Más allá de “los pare­ci­dos y las dife­ren­cias” entre unos y otros pro­ce­so socia­les, es cla­ra una nor­ma: el actor, es el pue­blo. Pero su acción, no espon­tá­nea. Tie­ne que ser sem­bra­da cono semi­lla en tie­rra fér­til, y ser cui­da­do­sa­men­te cul­ti­va­da. Si eso no ocu­rre, no da frutos.

Muchos fac­to­res inci­die­ron en el avan­ce de la Revo­lu­ción Cuba­na, pero uno de ellos, fue la pre­sen­cia de las masas popu­la­res en la calle, para ser infor­ma­das, y para ser escu­cha­das. Lo mis­mo pue­de decir­se de cual­quier pro­ce­so social de cam­bios, en cual­quier otro esce­na­rio de la his­to­ria. No es posi­ble impul­sar cam­bios, tenien­do a las masas inmovilizadas.

¿Cómo se ente­ró el país de la cri­sis más recien­te? Fue por los medios de comu­ni­ca­ción: la pren­sa escri­ta, la radio y la Tele­vi­sión. Fue­ron Mávi­la Huer­ta, Ros­sa­na Cue­va, Móni­ca Del­ta o Mila­gros Lei­va las que lle­ga­ron a la sala dela casa con las infor­ma­cio­nes y deta­lles. ¿El gobierno, dijo algo? El Pre­si­den­te ¿abor­dó el tema?. No. Nadie dio la ver­sión real de lo que esta­ba ocurriendo.

Y las mis­mas calles fue­ron tea­tro de otras pan­to­mi­mas. En ellas, los voce­ros de la Mafia habla­ron has­ta por los codos. ¿Y dón­de estu­vo la izquier­da? ¿dón­de las “Van­guar­dias”?. Lo real es que ante la Can­ci­lle­ría, el lunes 16 al medio­día ‑cuan­do se defi­nían las cosas- esta­ba un cen­te­nar de adver­sa­rios, en tan­to que bri­lla­ba por su ausen­cia el pue­blo organizado.

Es bueno que se sepa, que esto, no habrá de parar. Ya se anun­cian las pró­xi­mas víc­ti­mas: los minis­tros del Inte­rior y de Tra­ba­jo. Lue­go ven­drán otros. Wal­ter Aya­la no se habrá de sal­var, por más gui­ños que haga a los “altos Man­dos”. Ni Belli­do. Al final, está Cas­ti­llo. La vacan­cia en marcha.

Eso ¿está escri­to? ¿Es inevi­ta­ble? Cla­ro que no. Pero para evi­tar­lo hace fal­ta unir, orga­ni­zar, poli­ti­zar y com­ba­tir. No hay que temer a nada. Ni a un Gol­pe de Esta­do. Hay que orga­ni­zar su derro­ta, si este aso­ma en el esce­na­rio. El pue­blo es inven­ci­ble, pero tie­ne que saber por qué lucha.

* Edi­tor de Resu­men Lati­no­ame­ri­cano en Perú.

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