Perú. Castillo…¿de are­na o de naipes?

Por Ale­xis Pon­ce*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 22 de agos­to de 2021.

foto: el día que asu­mió Héc­tor Béjar.

Ape­nas a dos sema­nas de pose­sio­na­do, Pedro Cas­ti­llo pre­si­den­te del país de Susa­na Baca y Tania Liber­tad, cedió a la extre­ma dere­cha gol­pis­ta y le pidió la renun­cia a su mejor cua­dro: el his­tó­ri­co diri­gen­te fun­da­dor del MIR y del ELN del Perú en los ’60, ami­go y con­tac­to del Che Gue­va­ra, com­pa­ñe­ro de Javier Heraud, pri­sio­ne­ro polí­ti­co y con­de­na­do a muer­te, por cuya vida escri­bie­ron al gobierno peruano de Belaún­de Terry nada más y nada menos que Jean Paul Sar­tre y Simo­ne de Beau­voir, soció­lo­go, pin­tor, poli­tó­lo­go y pre­mio Casa de Las Amé­ri­cas en 1969, el inte­lec­tual vivo más lúci­do de la Izquier­da peruana.

Cas­ti­llo nom­bra al poco tiem­po en su lugar como nue­vo can­ci­ller a un hom­bre de con­fian­za de las éli­tes y ex minis­tro de Tole­do. El mal ejem­plo del acto­ral sal­tim­ban­qui Lenin Moreno se regio­na­li­za, ¿o no? No da talla para clo­nar a nadie.

Héc­tor Béjar, como bien lo seña­la el ana­lis­ta peruano Ricar­do Jimé­nez en esta entre­vis­ta de Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, sabía que irían por él de for­ma veloz en esta «ter­ce­ra vuel­ta» que el gol­pis­mo más des­ca­ra­do ini­ció ape­nas se pose­sio­nó el pro­fe­sor rural, sin dar­le repo­so al pro­ce­sar des­de la Fis­ca­lía a dece­nas de sus altos cua­dros, 18 has­ta hoy, por «terro­ris­mo» o «apo­lo­gía de terrorismo».

Pero antes, Béjar actuó con inusi­ta­da maes­tría geo­po­lí­ti­ca y san­gre fría logran­do en ape­nas días antes de su sali­da, dos medi­das gra­vi­tan­tes: el retorno de las rela­cio­nes con Vene­zue­la apo­yan­do la nego­cia­ción de gobierno y opo­si­ción empe­za­da en Méxi­co, y la dig­na sali­da del Perú del curu­chu­pa «Gru­po de Lima» (tema en el que un preo­cu­pa­do Gui­ller­mo Las­so citó en públi­co, que en el acto de pose­sión al que asis­tió, le pidió a Cas­ti­llo que no se saliera).

Al que­brar­le la espal­da y doblar­le la mano a Cas­ti­llo, y sacar al hom­bre más pre­pa­ra­do y con mayor tra­yec­to­ria his­tó­ri­ca de su gabi­ne­te, el pro­fe­sor rural demues­tra ser asus­ta­di­zo, pero ade­más prue­ba fatal­men­te que, si una vez pudie­ron pre­sio­nar­le y ganar­le ape­nas a las dos sema­nas de ser gobierno, tan solo inun­dan­do por­ta­das y fake-news en con­tra de su can­ci­ller, podrán sacar a cual­quie­ra que estor­be la estra­te­gia gol­pis­ta del clan Fuji­mo­ri y el pro­yec­to de poder de la racis­ta éli­te lime­ña. Lue­go irán por el res­to y al final por el pro­pio pro­fe­sor, si no lo con­vier­ten en un Ale­jan­dro Tole­do con som­bre­ro o un Lenin Moreno sin Ina-papers.

Con Héc­tor estu­ve en la Cara­cas post-gol­pe de abril de 2002. Ahí lo cono­cí per­so­nal­men­te, y qui­so la vida y la bue­na suer­te que com­par­tié­ra­mos el amplio cuar­to de estan­cia hote­le­ra con él y con otro que­ri­do ami­go des­de antes y enton­ces: Gus­ta­vo Petro, de Colom­bia. Con­ver­sa­mos mucho y de varios temas. Héc­tor Béjar, hom­bre de una cul­tu­ra pro­fun­da, como Petro, mos­tró siem­pre un poder ana­lí­ti­co fue­ra de lo común. Com­par­ti­mos muchas ideas y me que­dó gra­ba­do en mi memo­ria el bre­ve y fugaz encuen­tro con él y Hugo Blan­co, otro mito del Perú his­tó­ri­co y como Héc­tor, otro tótem pro­fun­do de «las izquier­das de antes».

Fal­tan­do un día para que Béjar recha­ce con dig­ni­dad la inacep­ta­ble pro­pues­ta pre­si­den­cial de que pida per­dón a la ultra­de­re­cha enquis­ta­da en la Mari­na, y dán­do­me cuen­ta que el bre­ve pro­ce­so peruano era some­ti­do a un des­ca­ra­do ata­que en todos los fren­tes; se me ocu­rrió que debía escri­bir­le lo más pron­to a Héc­tor, el can­ci­ller revo­lu­cio­na­rio, y pro­po­ner­le entre otra cosas (irre­me­dia­ble qui­jo­te de cau­sas per­di­das yo) un ‘Encuen­tro Mun­dial de Soli­da­ri­dad con el Pue­blo Peruano’: «Con el Perú de Argue­das, Valle­jo, Heraud, Mariá­te­gui y Cha­bu­ca», pues el abier­to pro­ce­so de cam­bios lo veía muy frá­gil, poco defen­di­do en el exte­rior y caren­te de movi­li­za­ción pro­pia al esti­lo boli­viano o argen­tino. Le comen­té mi aná­li­sis fugaz del rápi­do dete­rio­ro de la situa­ción perua­na, al esti­lo chi­leno poco antes del «Tan­ca­zo» de julio del ’73 y mi plan de 7 ejes regio­na­les y mun­dia­les a una per­so­na que mucho res­pe­to y quie­ro en mi fami­lia. Y cuan­do me pre­gun­tó «¿pero por qué es tan urgen­te?», le ade­lan­té los moti­vos que yo per­ci­bía a bre­ves rasgos:

«La ultra­de­re­cha es más ope­ra­ti­va­men­te glo­bal que nun­ca, en el con­ti­nen­te ha pues­to inclu­so a actuar mer­ce­na­rios y no tie­ne empa­cho en ase­si­nar pre­si­den­tes de otras nacio­nes, si ya qui­so ase­si­nar con ex mili­ta­res para­cos a uno en Vene­zue­la y logró ase­si­nar a otro en Hai­tí, por qué no va a poder meter­se en Perú y actuar en Lima si así deci­den los que man­dan? Esa extre­ma dere­cha ya actúa en con­jun­to hace rato y en coor­di­na­ción regio­nal como se vio en el caso de Macri y Moreno con la Boli­via de Áñez; y se pre­pa­ra para des­mo­ro­nar el pro­ce­so peruano coop­tan­do a Cas­ti­llo, al esti­lo ecua­to­riano (Lucio y Moreno), o sacán­do­lo al esti­lo hondureño».

24 horas más tar­de se fue al cara­jo todo. Héc­tor fue depues­to y Cas­ti­llo culi­pan­deó hacia la dere­cha. Impo­si­ble, o muy difí­cil, ser soli­da­rio en esas con­di­cio­nes, menos aún con gen­te que no es capaz de ser leal a su pro­pio pro­gra­ma y resis­tir con dignidad.

El cas­ti­llo es cada vez más de nai­pes y are­na. Y eso, la extre­ma dere­cha perua­na, la ecua­to­ria­na, bra­si­le­ña y boli­via­na, ya lo aca­ban de saber. Los resul­ta­dos serán no solo para el Perú sino inclu­so regionales.

Espe­re­mos que el nue­vo can­ci­ller tole­dis­ta no vuel­va el Perú al gru­po ultra-neo-libe­ral del que, en un acto de ente­re­za geo­po­lí­ti­ca, Héc­tor lo ani­qui­ló a toda pri­sa. Méxi­co, Argen­ti­na y Boli­via, tan pru­den­tes, no dicen aún «ni chis, ni mus». Peor aún Cara­cas y La Haba­na. Ya pron­to se verá las con­se­cuen­cias de no pen­sar y actuar regionalmente.

Es un orgu­llo que aún haya INDIGNADA DIGNIDAD como la de Héc­tor Béjar, en un mun­do polí­ti­co tan reple­to de aco­mo­da­ti­cia inmun­di­cia, don­de es tan nor­mal y ruti­na­rio el ver mul­ti­pli­car­se indig­nos cada día.

  • des­de Qui­to – Ecuador

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