Los migran­tes, víc­ti­mas de la escla­vi­tud con­tem­po­rá­nea en el cam­po andaluz

migrantesCampo
Tra­ba­ja­do­res agrí­co­las en un inver­na­de­ro anda­luz. Foto: inter​em​pre​sas​.net

La agri­cul­tu­ra espa­ño­la ha sido seña­la­da como ejem­plo de un sec­tor don­de se aten­ta con­tra los están­da­res socio-labo­ra­les euro­peos. La situa­ción es espe­cial­men­te dra­má­ti­ca en varios pun­tos del sur del Esta­do, don­de muchos migran­tes irre­gu­la­res se ven obli­ga­dos a tra­ba­jar y vivir en con­di­cio­nes infra­hu­ma­nas. Una oscu­ra y lamen­ta­ble reali­dad que se per­mi­te en un Esta­do como el espa­ñol, “social y demo­crá­ti­co de Dere­cho” según la Cons­ti­tu­ción, pero en el que las con­di­cio­nes pró­xi­mas a la escla­vi­tud toda­vía se per­mi­ten. dere­chos huma­nostra­ba­joInmi­gra­cioncapi­ta­lis­mo

Migran­tes como mer­can­cía en la huer­ta murciana

Un empre­sa­rio hor­to­fru­tí­co­la de Mur­cia ha sido dete­ni­do recien­te­men­te por tra­tar a sus tra­ba­ja­do­res extran­je­ros, algu­nos sin resi­den­cia, como si fue­ran una mer­can­cía más. Ade­más de some­ter­los a con­di­cio­nes labo­ra­les inhu­ma­nas, los tras­por­ta­ba en la caja de una fur­go­ne­ta sin ven­ta­nas jun­to a otras car­gas, sin asien­tos, sin cin­tu­ro­nes de segu­ri­dad ni distanciamiento.

Según fuen­tes poli­cia­les, el empre­sa­rio lle­gó a tras­la­dar a 13 tra­ba­ja­do­res en un solo via­je. Mien­tras, la jus­ti­cia acu­sa a este empre­sa­rio de la huer­ta mur­cia­na de deli­tos con­tra el dere­cho de los tra­ba­ja­do­res, favo­re­ci­mien­to de la inmi­gra­ción ile­gal y el trá­fi­co ile­gal de personas.

El empre­sa­rio paga­ba un sala­rio de 150 euros por 15 días, pero siem­pre y cuan­do el tra­ba­ja­dor alcan­za­ra una serie de metas que él esti­pu­la­ba y que, de no alcan­zar­se, se apli­ca­ban deduc­cio­nes en el pago. Según los inves­ti­ga­do­res, las jor­na­das alcan­za­ban fácil­men­te las 12 horas al día. Ade­más, las con­di­cio­nes labo­ra­les no lle­ga­ban a los míni­mos exi­gi­dos por la ley en tér­mi­nos de higie­ne y segu­ri­dad en el trabajo.

Se pro­du­cían con­ti­nua­men­te lesio­nes de dife­ren­te natu­ra­le­za como gol­pes o cor­tes por el uso cons­tan­te de cuchi­llos que, si exi­gían aten­ción o que el tra­ba­ja­dor detu­vie­ra su acti­vi­dad, se pro­ce­día de inme­dia­to a un des­cuen­to en su sala­rio – La Van­guar­dia

“Según las decla­ra­cio­nes de varias de las vic­ti­mas explo­ta­das, el dete­ni­do les obli­ga­ba a tra­ba­jar a pesar de sufrir lesio­nes duran­te su jor­na­da labo­ral”, se sub­ra­ya en una nota policial.

Expli­ca la poli­cía que uno de los emplea­dos de su explo­ta­ción sufrió un acci­den­te con una carre­ti­lla. Se rela­ta que, en el momen­to de ser asis­ti­do por un médi­co, el empre­sa­rio con­tó que esta per­so­na había sido atro­pe­lla­da por un vehícu­lo mien­tras la víc­ti­ma iba en bici­cle­ta – La Van­guar­dia

La deten­ción se pro­du­jo duran­te la comi­sión mis­ma de uno de estos pre­sun­tos deli­tos. En este caso estu­vo rela­cio­na­do con el trans­por­te. Cuan­do la poli­cía detu­vo la fur­go­ne­ta del empre­sa­rio, en la zona de car­ga del vehícu­lo se encon­tra­ban sie­te de sus tra­ba­ja­do­res sin ele­men­to alguno de segu­ri­dad y sin res­pe­tar las medi­das de pre­ven­ción de la Covid-19. Mien­tras, el juez ha clau­su­ra­do cau­te­lar­men­te las dos naves indus­tria­les de la empre­sa del dete­ni­do y se ha pro­ce­di­do al blo­queo de sus cuen­tas bancarias. 

Escla­vos que reco­gen fre­sas en Huelva

En Anda­lu­cía, debi­do a las pre­ca­rias con­di­cio­nes labo­ra­les aso­cia­das al cam­po, son cada vez menos los tra­ba­ja­do­res autóc­to­nos que están dis­pues­tos a ven­der du fuer­za de tra­ba­jo en este sec­tor. Las empre­sas “no encuen­tran sufi­cien­te gen­te en el Esta­do” y bus­can mano de obra en el extran­je­ro, some­ti­da y barata.

La pro­vin­cia de Huel­va es la prin­ci­pal área pro­duc­to­ra de fre­sas de toda Euro­pa. El sol calien­ta sus fér­ti­les terre­nos duran­te unas 250 horas al mes cada pri­ma­ve­ra. En esta esta­ción el aire pre­sen­ta ade­más una varia­ción tér­mi­ca míni­ma entre el día y la noche. Estas con­di­cio­nes ven­ta­jo­sas hacen que esta pro­vin­cia pro­duz­ca el 95% de la fre­sa que se con­su­me en el Esta­do, carac­te­ri­za­da por su tex­tu­ra y dulzor. 

La pro­duc­ción de esta fru­ta escon­de, sin embar­go, una reali­dad amar­ga. Y es que la narra­ción de la situa­ción podría lle­var­nos a los cam­pos de algo­dón del sur escla­vis­ta del siglo XIX en Esta­dos Uni­dos. Exten­di­dos jun­to a los terre­nos de cul­ti­vo y liga­dos al empleo, exis­ten amplios y pre­ca­rios asen­ta­mien­tos cha­bo­lis­tas que aco­gen a los tra­ba­ja­do­res, gene­ral­men­te migran­tes, que lle­gan a Huel­va dis­pues­tos a acep­tar las durí­si­mas con­di­cio­nes de tra­ba­jo que ofre­ce la cam­pa­ña de reco­lec­ción de la fresa.

Están a la vis­ta de todos y tam­bién en pleno cono­ci­mien­to de las auto­ri­da­des loca­les, pero per­ma­ne­cen intac­tos en su sor­di­dez: en estas agru­pa­cio­nes de infra­vi­vien­das, fabri­ca­das con dese­chos de obra (palés, ladri­llos, cemen­to…) o con resi­duos de la acti­vi­dad agrí­co­la inten­si­va (plás­ti­cos y arcos inver­na­de­ro, bocas de rie­go, cuer­das, lonas…) coha­bi­tan miles de per­so­nas en con­di­cio­nes de insa­lu­bri­dad y pobre­za extre­ma: sin pun­tos de agua corrien­te, elec­tri­ci­dad, cale­fac­ción, sanea­mien­to o sumi­nis­tros de nin­gún tipo – RT

Exis­ten asen­ta­mien­tos de este tipo en varios muni­ci­pios de la pro­vin­cia de Huel­va: en la par­te orien­tal, en Palos de la Fron­te­ra, Moguer, Luce­na del Puer­to y Maza­gó; y en la par­te occi­den­tal en Lepe y Cata­ya. Según la Cruz Roja, en estos pobla­dos impro­vi­sa­dos e insa­lu­bres viven más de 2.100 per­so­nas en total, aun­que la cifra pue­de ser más alta según las orga­ni­za­cio­nes huma­ni­ta­rias loca­les. “En los asen­ta­mien­tos no se vive, se sobre­vi­ve”, comen­taRT Ana María Mateos Gómez, pre­si­den­ta de la Aso­cia­ción de Nue­vos Ciu­da­da­nos por la Inter­cul­tu­ra­li­dad (ASNUCI). https://www.youtube.com/embed/aiZsH1v4P‑o

Según Mateos, estas per­so­nas “se ven obli­ga­das a resi­dir en los asen­ta­mien­tos” ante la fal­ta de “alter­na­ti­vas habi­ta­cio­na­les para alo­jar a todas las per­so­nas que se des­pla­zan a los muni­ci­pios agrí­co­las, ya sea de mane­ra tem­po­ral o per­ma­nen­te”. Seña­la ade­más que “un por­cen­ta­je de estas per­so­nas­se encuen­tra en situa­ción admi­nis­tra­ti­va irre­gu­lar, pues­to que la legis­la­ción en mate­ria de extran­je­ría les des­po­ja de la posi­bi­li­dad legal de tra­ba­jar y resi­dir”. En la mayo­ría de los casos es esta situa­ción la que les abo­ca a este tipo de solu­cio­nes habi­ta­cio­na­les extre­mas y peli­gro­sas, com­ple­ta­men­te inhumanas.

Tie­nen que des­pla­zar­se kiló­me­tros para poder bus­car agua para duchar­se, coci­nar y lim­piar; para car­gar sus móvi­les y bate­rías por­tá­ti­les se ven obli­ga­dos a acu­dir a cen­tros de estan­cia diur­na como el nues­tro, a locu­to­rios u otros luga­res, pero siem­pre lo tie­nen muy com­pli­ca­do. Es lamen­ta­ble – Ana María Mateos Gómez, pre­si­den­ta de la Aso­cia­ción de Nue­vos Ciu­da­da­nos por la Inter­cul­tu­ra­li­dad (ASNUCI) en decla­ra­cio­nes efec­tua­das a RT

La fal­ta de infra­es­truc­tu­ras segu­ras ha pro­vo­ca­do daños mate­ria­les y la pér­di­da de vidas huma­nas. Al res­pec­to, son nume­ro­sos los incen­dios que se han pro­du­ci­do. El 19 de diciem­bre de 2019, un joven extran­je­ro de 23 años murió car­bo­ni­za­do por un incen­dio en el asen­ta­mien­to en el que vivía, en Palos de la Fron­te­ra. El fue­go que­mó 300 metros cua­dra­dos y arra­só 20 cha­bo­las. El 17 de julio de 2020, a las cua­tro de la maña­na, comen­zó un incen­dio en el asen­ta­mien­to “El Padro”, cer­ca de Lepe don­de viven más de 400 per­so­nas. Al menos 150 lo per­die­ron todo. Ese fue el ter­cer incen­dio regis­tra­do aque­lla sema­na en los asen­ta­mien­tos, tras los ocu­rri­dos en Luce­na del Puer­to y Lepe, que deja­ron 120 dam­ni­fi­ca­dos, que per­die­ron todas sus per­te­nen­cias, y otro de los suce­di­dos el 2020, como el del polí­gono San Jor­ge de Palos de la Fron­te­ra, que cal­ci­nó 67 cha­bo­las y pro­vo­có el des­alo­jo de 200 per­so­nas sin lamen­tar heridos.

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Ima­gen de uno de los incen­dios pro­du­ci­dos. Fuen­te: @RegularizacionY

[Para más infor­ma­ción sobre la situa­ción de los tem­po­re­ros de la fre­sa en Huel­va con­sul­tad los siguien­tes enla­ces: 12 ]

Un mar de plás­ti­co cubre la escla­vi­tud en Almería

En Alme­ría se encuen­tra el mayor inver­na­de­ro del mun­do. En total se cal­cu­la que la pro­duc­ción ascien­de a 3.5 millo­nes de tone­la­das al año. Más de 90.000 per­so­nas tra­ba­jan allí, y la mayo­ría son inmi­gran­tes indocumentados.

El colec­ti­vo denun­cia las pési­mas con­di­cio­nes labo­ra­les en decla­ra­cio­nes efec­tua­das a DW: “Con dro­gas, con porros, si no fue­ra con dro­gas no se podría vivir aquí. Enton­ces nos dro­ga­mos para que nos tran­qui­li­ce­mos y la cabe­za pien­se en otros sitios, la fami­lia, en un futu­ro que esta­mos soñan­do y que no se va a con­se­guir”, rela­ta uno de los tra­ba­ja­do­res. [video repor­ta­je en este enla­ce].

Des­de ” rel=”noreferrer noopener”>Vice tam­bién se han hecho eco de las nefas­tas con­di­cio­nes en las que viven los migran­tes en Almería: 

[Para más infor­ma­ción de carác­ter gene­ral con­sul­tad los siguien­tes enla­ces: 12 ]

Con­clu­sio­nes finales

Si hace­mos un repa­so his­tó­ri­co bre­ve nos dare­mos cuen­ta de que la escla­vi­tud exis­te, por lo menos, des­de la edad anti­gua, aun­que no de for­ma equi­va­len­te en todas las civi­li­za­cio­nes. Los docu­men­tos y las prue­bas indi­can que esta prác­ti­ca se dio en casi todas las cul­tu­ras y con­ti­nen­tes duran­te lar­gos perio­dos de tiem­po.

Fun­da­men­ta­da en tér­mi­nos de poder o pro­pie­dad, o bajo el pre­tex­to de defen­der el “orden natu­ral” de las cosas, han sido millo­nes a lo lar­go de la his­to­ria los que han caí­do en las garras de esta prác­ti­ca inhu­ma­na pero que fue con­cep­tua­li­za­da, dise­ña­da y apli­ca­da por la men­te humana.

Hacien­do refe­ren­cia al con­tex­to euro­peo, Aris­to­te­les, uno los pen­sa­do­res más cele­bres de la his­to­ria, con­si­de­ra­ba que había escla­vos “por natu­ra­le­za”. Tan­to en la Anti­gua Gre­cia como en Roma, la escla­vi­tud fue una prác­ti­ca que cons­ti­tuía una de las carac­te­rís­ti­cas de esa socie­dad, y que fue un com­po­nen­te esen­cial en del desa­rro­llo eco­nó­mi­co y social.

Siglos des­pués, y con­cre­ta­men­te des­pués de la con­quis­ta de Amé­ri­ca por par­te de las poten­cias euro­peas, el trá­fi­co de seres pro­ce­den­tes de Áfri­ca y su pos­te­rior some­ti­mien­to se con­vir­tió en una amar­ga reali­dad. Fue una de las mayo­res ope­ra­cio­nes de inge­nie­ría demo­grá­fi­ca que se han efec­tua­do en la his­to­ria, con un sal­do devas­ta­dor de muer­te, sufri­mien­to, opre­sión y mise­ria que duró, por lo menos, has­ta bien entra­do el siglo XIX.

Para­le­la­men­te, median­te la ins­tau­ra­ción del capi­ta­lis­mo y la socie­dad indus­trial se for­jó una nue­va for­ma de escla­vi­tud: la escla­vi­tud labo­ral indus­trial. Jun­tán­do­se con la explo­ta­ción que exis­tía en el cam­po, don­de en nume­ro­sas oca­sio­nes los terra­te­nien­tes explo­ta­ban sin mira­mien­tos a los agri­cul­to­res, los tra­ba­ja­do­res se con­vir­tie­ron en víc­ti­mas del afán explo­ta­dor de los gran­des industriales.

Las jor­na­das inter­mi­na­bles, los bajos o casi inexis­ten­tes sala­rios, los acci­den­tes labo­ra­les y la inse­gu­ri­dad mar­ca­ban la tóni­ca gene­ral en aquel perio­do. Sin embar­go, la entra­da y con­so­li­da­ción de plan­tea­mien­tos socia­lis­tas aca­bó crean­do una con­cien­cia de cla­se que, median­te la lucha y la resis­ten­cia, aca­bó logran­do dere­chos bási­cos como el dere­cho a la huel­ga, la reduc­ción de la jor­na­da labo­ral (la jor­na­da de ocho horas), pro­tec­ción eco­nó­mi­ca y social etc.

Sin embar­go, a par­tir de los años 90 del siglo pasa­do, median­te la irrup­ción del neo­li­be­ra­lis­mo y las nue­vas for­mas de expan­sión del capi­tal y con­cen­tra­ción de la rique­za, y la pro­gre­si­va indi­vi­dua­li­za­ción de la cla­se tra­ba­ja­do­ra, los dere­chos que se con­si­guie­ron años atrás empe­za­ron a ero­sio­nar­se a mar­chas for­za­das mien­tras que la res­pon­sa­bi­li­dad de los due­ños del capi­tal empe­zó a difu­mi­nar­se. La cri­sis del 2008 reven­tó en par­te el sis­te­ma de pro­tec­ción social que cons­tru­ye­ron nues­tros ances­tros y el resul­ta­do es visi­ble: inse­gu­ri­dad e ines­ta­bi­li­dad labo­ra­les, pér­di­da de poder adqui­si­ti­vo y un lar­go etc.

No obs­tan­te, el sis­te­ma, con su ejér­ci­to de explo­ta­do­res sin escrú­pu­los, se ceba aún más con los nue­vos gru­pos vul­ne­ra­bles, como lo migran­tes irre­gu­la­res. Es aquí don­de entra en jue­go la escla­vi­tud (si, con todas sus letras) con­tem­po­rá­nea que tie­ne como base a los más inde­fen­sos. Y sí, este oscu­ro y lamen­ta­ble hecho se pro­du­ce en el Esta­do espa­ñol, es decir, a lado de tu casa, bajo la per­mi­si­vi­dad de las auto­ri­da­des polí­ti­cas y los orga­nis­mos reguladores.

Fuen­te: euli​xe​.com 

La entra­da Los migran­tes, víc­ti­mas de la escla­vi­tud con­tem­po­rá­nea en el cam­po anda­luz se publi­có pri­me­ro en La otra Anda­lu­cía.

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