Gua­te­ma­la. Muchos sec­to­res están de acuer­do con el diá­lo­go, pero no en quién debe convocarlo

Por José Pablo Del Águi­la, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 17 de agos­to de 2021.

La idea de un diá­lo­go como meca­nis­mo para resol­ver las ten­sio­nes socia­les que vive el país sur­gió recien­te­men­te en una pro­pues­ta de la Con­fe­ren­cia Epis­co­pal de Gua­te­ma­la. La cri­sis del gobierno se ha inten­si­fi­ca­do en los últi­mos meses y las opi­nio­nes sobre cómo resol­ver los pro­ble­mas nacio­na­les son variopintas.

Algu­nos sec­to­res abo­gan por un diá­lo­go, adu­cien­do que es mejor tener con­ver­sa­cio­nes mul­ti­sec­to­ria­les que cual­quier otra medi­da de hecho. Hay quie­nes tam­po­co recha­zan esta posi­bi­li­dad, aun­que con­si­de­ran que pri­me­ro deben dar­se con­di­cio­nes míni­mas, como la renun­cia del pre­si­den­te Ale­jan­dro Giam­mat­tei y de la fis­cal gene­ral Con­sue­lo Porras, por ser los res­pon­sa­bles de las cri­sis de Estado.

Otros, por su lado, deja­ron de con­fiar en los diá­lo­gos nacio­na­les, ya que rara vez en la his­to­ria han con­du­ci­do a solu­cio­nes, argumentan.

Estas son las pos­tu­ras de orga­ni­za­cio­nes que repre­sen­tan varias corrien­tes de pen­sa­mien­to e inte­rés nacio­nal, sobre si es fac­ti­ble un diá­lo­go y quién debe­ría convocarlo.

Las pos­tu­ras se pre­sen­tan en orden alfa­bé­ti­co de acuer­do con los nom­bres de las entidades.

Arzo­bis­pa­do de Guatemala

Los diá­lo­gos siem­pre son mejo­res que los no diá­lo­gos. Es ver­dad que en estos momen­tos hay muchas per­so­nas que están com­ple­ta­men­te opues­tas a la idea por­que lo con­si­de­ran inú­til o por­que dicen que no va a lle­var a nin­gún resultado.

Ha habi­do muchos diá­lo­gos que no han lle­va­do a nin­gún resul­ta­do y han fra­ca­sa­do, pero recha­zar­lo de prin­ci­pio es decla­rar que la úni­ca mane­ra de resol­ver pro­ble­mas es por la vía de los hechos con­su­ma­dos.
En la his­to­ria de Gua­te­ma­la, cuan­do nos hemos cerra­do a todo diá­lo­go posi­ble, en gene­ral, no nos ha ido bien. Vio­len­cia con­tra vio­len­cia y sufri­mien­to. Sí abo­ga­mos por un diá­lo­go, pero para que exis­ta tie­ne que haber gen­te valien­te y diver­sa que quie­ra dialogar.

¿Quién debe con­vo­car al diálogo?

El gobierno ten­dría que hacer­se pre­sen­te, pero no creo que sea el que ten­ga que orga­ni­zar­lo. Más bien debe­ría acep­tar par­ti­ci­par y ya des­pués ver qué enti­da­des, qui­zá socie­dad civil, el mun­do aca­dé­mi­co o el mun­do reli­gio­so pue­den cola­bo­rar para que se establezca.

Si hubie­ra un diá­lo­go, el Gobierno debe­ría estar par­ti­ci­pan­do, pero no debe de ser el que lo convoque.

Aso­cia­ción de Inves­ti­ga­ción y Estu­dios Socia­les (Asíes)

Coin­ci­di­mos ple­na­men­te con el lla­ma­do que le hace al señor pre­si­den­te Ale­jan­dro Giam­mat­tei la Comi­sión Per­ma­nen­te de la Con­fe­ren­cia Episcopal.

Creo que hay situa­cio­nes muy con­flic­ti­vas y las medi­das de hecho no han lle­va­do a solu­cio­nes, pero sí expre­san insatisfacciones.

Es impor­tan­te que se con­vo­que, por­que es nece­sa­rio. Antes de la pan­de­mia el pre­si­den­te ya había empe­za­do un esfuer­zo inci­pien­te que debie­ra retomar.

¿Quién debe con­vo­car al diálogo?

Creo que por enci­ma de las per­so­nas están las ins­ti­tu­cio­nes, y la con­vo­ca­to­ria debe­ría pro­ve­nir del Orga­nis­mo Ejecutivo.

Pero en pri­mer lugar debe haber un diá­lo­go interno entre el pre­si­den­te Giam­mat­tei y el vice­pre­si­den­te Gui­ller­mo Castillo.

En segun­do pun­to, se debe tra­tar de que las fuer­zas vivas, las expre­sio­nes orga­ni­za­das que hay en todo el ámbi­to nacio­nal, a tra­vés de sus lide­raz­gos, sean con­vo­ca­dos para poner un míni­mo de reglas y explo­rar con qué áni­mos se va a venir al diá­lo­go. Deben lle­gar al diá­lo­go quie­nes crean, pero con un com­pro­mi­so de que se cum­pla lo que se vaya acor­dan­do. Eso sería el mar­co general.

Aso­cia­ción de Vete­ra­nos Mili­ta­res de Gua­te­ma­la (Ave­mil­gua)

El diá­lo­go siem­pre es lo mejor que nos pue­de pasar. Es cier­to que la situa­ción actual va a tener sus limi­ta­cio­nes por los pro­ble­mas de los pro­to­co­los de bio­se­gu­ri­dad, pero es necesario.

Se está salien­do de con­trol y pode­mos lle­gar a un alto gra­do de ingo­ber­na­bi­li­dad. Creo que pode­mos hacer­lo aho­ra y sen­tar­nos, por­que defi­ni­ti­va­men­te la situa­ción no nos deja avan­zar en nada y segui­re­mos arras­tran­do nues­tras penas de siempre.

¿Quién debe con­vo­car al diálogo?

En el diá­lo­go se debe excluir a los par­ti­dos polí­ti­cos, por­que son ellos los que han esta­do con­ta­mi­nan­do la situación.

La con­vo­ca­to­ria debe pro­ve­nir de una orga­ni­za­ción inde­pen­dien­te, neu­tral, que ten­ga todas las auto­ri­za­cio­nes de sus bases para poder ejer­cer una opi­nión. Al gobierno le con­vie­ne, por­que al final de cuen­tas muchas de las cosas que haya que hacer las hará el gobierno.

Debe ser un diá­lo­go don­de se haga, no don­de solo se escri­ba o apa­rez­ca en los perió­di­cos. Acá es don­de los dipu­tados pue­den ayu­dar mucho, aban­do­nar sus intere­ses par­ti­da­rios y legis­lar a favor de Guatemala.

Cáma­ra de Indus­tria de Gua­te­ma­la (CIG)

Como Cáma­ra de la Indus­tria de Gua­te­ma­la siem­pre hemos esta­do abier­tos al diá­lo­go y cree­mos que en momen­tos como estos lo más impor­tan­te, indis­tin­ta­men­te de los pen­sa­mien­tos que ten­ga­mos, es poner en fren­te los temas en los que esta­mos y poner en fren­te el bien­es­tar del país.

Sí cree­mos que es nece­sa­rio un diá­lo­go don­de se sien­ten ins­ti­tu­cio­nes repre­sen­ta­ti­vas y dis­tin­tos lide­raz­gos del país. Cree­mos que pue­de ser una for­ma de resol­ver los retos que tene­mos como país.

¿Quién debe con­vo­car al diálogo?

Creo que lo más impor­tan­te, indis­tin­ta­men­te de quién con­vo­que al diá­lo­go, que debe­ría ser una ins­ti­tu­ción o un lide­raz­go repre­sen­ta­ti­vo, es que se ten­ga por delan­te los intere­ses del país, más que los sec­to­ria­les, ideo­ló­gi­cos o personales.

Lo impor­tan­te no es quién lo con­vo­que, sino cómo, y que quien lo haga ten­ga repre­sen­ta­ti­vi­dad y el deseo genuino de resol­ver los pro­ble­mas nacionales.

Comi­té Coor­di­na­dor de Aso­cia­cio­nes Agrí­co­las, Comer­cia­les, Indus­tria­les y Finan­cie­ras (Cacif)

Con­si­de­ra­mos que la posi­ción expre­sa­da en el comu­ni­ca­do de la Comi­sión per­ma­nen­te de la Con­fe­ren­cia Epis­co­pal, abo­gan­do por la paz social y el diá­lo­go, es la correc­ta. Las medi­das de hecho que hemos vis­to en días recien­tes úni­ca­men­te pro­vo­can una mayor pola­ri­za­ción de la socie­dad. Vivi­mos una épo­ca muy com­pli­ca­da. La pan­de­mia ha veni­do a agu­di­zar los pro­ble­mas que Gua­te­ma­la afron­ta en los ámbi­tos de salud, nutri­ción, edu­ca­ción y acce­so a la jus­ti­cia. Cual­quier esfuer­zo de diá­lo­go debe incluir a acto­res legí­ti­mos y repre­sen­ta­ti­vos y girar en torno a estas gran­des prio­ri­da­des nacionales.

¿Quién debe con­vo­car al diálogo?

Inde­pen­dien­te de quién o cómo se pro­mue­va el diá­lo­go sobre los temas impor­tan­tes del queha­cer de nues­tro país, quien par­ti­ci­pe debe ser res­pe­tuo­so de las leyes de Gua­te­ma­la y de la ins­ti­tu­cio­na­li­dad que esta­ble­ce la Constitución.

En la coyun­tu­ra actual debe­mos lograr que se pro­duz­can resul­ta­dos con­tun­den­tes en temas como la aten­ción a la pan­de­mia, la vacu­na­ción y los apo­yos a las comu­ni­da­des más afectadas.

Comi­té Cam­pe­sino del Altiplano

En este momen­to no hay con­di­cio­nes para con­si­de­rar un diá­lo­go nacional.

Lo deci­mos así por­que mien­tras haya un Esta­do enca­be­za­do por un pre­si­den­te al cual se le seña­la de corrup­ción y a quien se seña­la de fal­ta ido­nei­dad, creo que no hay sol­ven­cia para enca­be­zar un diá­lo­go. Pri­me­ro hay que crear las con­di­cio­nes para que se pue­da dar.

Nues­tro obje­ti­vo es sanar la situa­ción. Sal­vo si el pre­si­den­te y la fis­cal gene­ral renun­cia­ran, enton­ces podría­mos ver alternativas.

Pero mien­tras ten­ga­mos un Esta­do coop­ta­do, serán los mis­mos que con­du­ci­rían, pero con otra más­ca­ra, con otros tacuches.

¿Quién debe con­vo­car al diálogo?

Si crea­mos los esce­na­rios ten­dría­mos que bus­car con­sen­sos y ver quién podría enca­be­zar. Aho­ra no pode­mos decir que sea la Igle­sia o el sec­tor pri­va­do. Podría­mos cons­ti­tuir una enti­dad que real­men­te se enca­mi­ne a la bús­que­da del diá­lo­go, pero aho­ra mis­mo no es posible.

Con­fe­ren­cia Epis­co­pal de Guatemala

Reafir­ma­mos que no es la renun­cia del pre­si­den­te lo que el pue­blo debe pedir, pues sig­ni­fi­ca­ría un gra­ve retro­ce­so en nues­tro pro­ce­so demo­crá­ti­co, sino más bien recor­dar­le los com­pro­mi­sos que, con tan­ta vehe­men­cia él asu­mió en el dis­cur­so de toma de pose­sión y pedir­le que los cumpla.

Dado que en esta cri­sis la figu­ra de la fis­cal gene­ral y su desem­pe­ño han sido seña­la­dos como la cau­sa pri­mor­dial del des­con­ten­to popu­lar, la invi­ta­mos a que des­de su con­cien­cia ciu­da­da­na y sus prin­ci­pios éti­cos dis­cier­na que es lo mejor para el bien del país.

¿Quién debe con­vo­car al diálogo?

Es nece­sa­rio y urgen­te que la ini­cia­ti­va pre­si­den­cial mani­fes­ta­da y eje­cu­ta­da antes del ini­cio de la pan­de­mia de con­vo­car a un diá­lo­go fran­co y abier­to, con pro­pues­tas con­cre­tas, de los dife­ren­tes sec­to­res del país, se reto­me. Sin este diá­lo­go, per­ci­bi­mos que el des­con­ten­to cre­ce­rá, ali­men­ta­do por quie­nes quie­ren des­es­ta­bi­li­zar la nación bus­can­do sus pro­pios intere­ses, es decir, por las estruc­tu­ras del cri­men orga­ni­za­do, del nar­co­trá­fi­co y de la corrup­ción e impu­ni­dad incrus­ta­das en los órga­nos del Esta­do, apro­ve­chán­do­se de la mis­ma situa­ción de pre­ca­rie­dad cró­ni­ca en la que el país ha vivido.

Con­se­jo Nacio­nal Empresarial

Un diá­lo­go es pro­duc­ti­vo si y solo si hay con­fian­za. Para esta­ble­cer esta con­fian­za y bue­na fe, el gobierno debe, como míni­mo, rea­li­zar ges­tos pre­vios: tomar accio­nes inme­dia­tas para con­tro­lar la pan­de­mia y un plan de mane­jo de la emer­gen­cia con medi­das efec­ti­vas y que no sor­pren­dan a la pobla­ción y a los empre­sa­rios, ya que la impro­vi­sa­ción gol­pea la recu­pe­ra­ción eco­nó­mi­ca, espe­cial­men­te de los sec­to­res más afec­ta­dos por la pandemia.

Tam­bién deben ver­se accio­nes con­tun­den­tes para salir de la cri­sis del sec­tor jus­ti­cia, empe­zan­do por la renun­cia de la fis­cal gene­ral y el nom­bra­mien­to de un fis­cal con­fia­ble fren­te a la Fis­ca­lía Espe­cial con­tra la Impu­ni­dad. Una con­vo­ca­to­ria al diá­lo­go sin estas con­di­cio­nes está des­ti­na­da a fra­ca­sar, tal y como suce­dió a fina­les del año pasa­do, cuan­do el pre­si­den­te Ale­jan­dro Giam­mat­tei invo­có la Car­ta Demo­crá­ti­ca ante la Orga­ni­za­ción de Esta­dos Americanos.

Jus­ti­cia­Ya

Vemos que es una cri­sis ins­ti­tu­cio­nal muy gran­de don­de no se ven sali­das via­bles, por­que todas las ins­ti­tu­cio­nes están coop­ta­das por las redes corrup­ción. Una deman­da gene­ra­li­za­da, y que creo que se debe dar pre­vio a cual­quier nego­cia­ción, es la sali­da de la fis­cal general.

Ella está jugan­do un rol insos­te­ni­ble y me pare­ce que no será posi­ble una recon­ver­sión de su ges­tión. La pobla­ción se va a seguir hacien­do escu­char, va a con­ti­nuar mani­fes­tan­do por­que es inacep­ta­ble lo que ella ha esta­do haciendo.

Este es un pri­mer pun­to antes de hablar de una nego­cia­ción o un diálogo.

Ya ha suce­di­do en momen­tos ten­sos otras veces, que se pro­mue­ve un diá­lo­go don­de no hay volun­tad real de hacer cam­bio, sino más bien de bajar la espu­ma o bajar las aguas. Hay per­so­nas exper­tas en esto que siem­pre lo han hecho. Por ejem­plo, vimos en noviem­bre que lue­go de las mani­fes­ta­cio­nes se can­ce­ló el Cen­tro de Gobierno, pero los tra­ba­ja­do­res fue­ron incor­po­ra­dos en otras ins­tan­cias públi­cas, es decir todo fue una fachada.

¿Quién debe con­vo­car al diálogo?

No vemos que el pre­si­den­te sea una per­so­na legí­ti­ma para con­vo­car. Se debe incluir a los sec­to­res más des­fa­vo­re­ci­dos, por­que siem­pre los dejan fue­ra. Por ejem­plo, auto­ri­da­des indí­ge­nas y ancestrales.

Fun­da­ción con­tra el Terrorismo

El tema de los diá­lo­gos es esté­ril. Noso­tros dia­lo­ga­mos, y me refie­ro al pue­blo de Gua­te­ma­la, en 1996, y vea de qué mane­ra la extre­ma izquier­da trai­cio­nó los acuer­dos que hubo.

No con­fia­mos mucho en los diá­lo­gos. Lo que hay que hacer es obli­gar a todos los ciu­da­da­nos a cum­plir la ley. Por las mani­fes­ta­cio­nes recien­tes no cabe el diá­lo­go, sim­ple y sen­ci­lla­men­te hay que hacer que la ley se cum­pla. ¿Un diá­lo­go nacio­nal para qué? ¿Para ver si los gua­te­mal­te­cos esta­mos de acuer­do con que el pre­si­den­te de la Repú­bli­ca o la fis­cal gene­ral ten­gan que dejar sus car­gos? No, eso no es suje­to de un diá­lo­go nacional.

Pode­mos medir la opi­nión públi­ca y vea lo raquí­ti­co de los blo­queos de Code­ca y de los vete­ra­nos mili­ta­res. Han blo­quea­do tra­mos carre­te­ros uti­li­zan­do de 10 a 15 per­so­nas y para­li­zan el país. Eso no es repre­sen­ta­ti­vo, no hay por qué incluir­los a ellos en un diá­lo­go nacio­nal, de nin­gu­na mane­ra, solo hay que obli­gar­los a que cum­plan la ley y res­pe­ten la Constitución.

Colec­ti­vo de Estu­dian­tes Landivarianos

Noso­tros ya hemos vis­lum­bra­do algu­nos sec­to­res con los que ya no es posi­ble dia­lo­gar. Cuan­do habla­mos de la uni­dad y el diá­lo­go nos refe­ri­mos a los pue­blos de Gua­te­ma­la y a los gru­pos popu­la­res, sec­to­res socia­les. Ahí sí se habla de uni­dad por­que somos las voces que nece­si­ta­mos estar repre­sen­ta­das ante el apa­ra­to esta­tal para que se vean cum­pli­das nues­tras necesidades.

Aho­ra bien, si me habla de todos los sec­to­res repre­sen­ta­dos como el sec­tor empre­sa­rial, el Ejér­ci­to, la Igle­sia, ahí creo que se ten­drían que indi­vi­dua­li­zar actores.

Creo que así ya no serían pos­tu­ras cla­ras de la situa­ción que vive el país. Cree­mos que ante tan­tas muer­tes, pobre­za, ham­bre y exclu­sión hay que dia­lo­gar, pero entre los que sabe­mos que que­re­mos una Gua­te­ma­la dife­ren­te y no entre los mis­mos gru­pos que han esta­do sen­ta­dos siem­pre en la mesa de toma de deci­sio­nes, por­que los mis­mos de siem­pre son quie­nes nos han traí­do a este sis­te­ma fallido.

¿Quién debe con­vo­car al diálogo?

Podría ser un diá­lo­go mul­ti­sec­to­rial con­vo­ca­do por múl­ti­ples acto­res (…) Ya le corres­pon­de lle­var la batu­ta a los pue­blos y sec­to­res que han sido excluidos.

Pre­si­den­cia de la República

El diá­lo­go siem­pre es impor­tan­te en cual­quier momen­to, pero es aún más rele­van­te cuan­do hay ten­sio­nes socia­les. El Gobierno de Gua­te­ma­la reite­ra su con­fian­za en el diá­lo­go y la pro­mo­ción de con­sen­sos entre los dis­tin­tos sec­to­res de la socie­dad gua­te­mal­te­ca, sobre la base de la ins­ti­tu­cio­na­li­dad demo­crá­ti­ca, la trans­pa­ren­cia, ren­di­ción de cuen­tas y con pleno res­pe­to a los dere­chos huma­nos. Debe­mos tener ple­na con­cien­cia que el momen­to que vive

Gua­te­ma­la y el mun­do ente­ro fren­te a la cri­sis oca­sio­na­da por la pan­de­mia requie­re del con­cur­so y com­pro­mi­so de todos los sec­to­res de la socie­dad, en fun­ción de obje­ti­vos de nación que nos per­mi­tan alcan­zar el bien común sobre los intere­ses de peque­ños grupos.

¿Quién debe con­vo­car al diálogo?

El Cona­dur es la ins­tan­cia supe­rior y cons­ti­tu­ye el órgano máxi­mo y repre­sen­ta­ti­vo del Sis­te­ma de Con­se­jos de Desa­rro­llo encar­ga­do de for­mu­lar las polí­ti­cas, pla­nes, pro­gra­mas y pro­yec­tos de desa­rro­llo a nivel nacio­nal, toman­do en con­si­de­ra­ción los pla­nes de desa­rro­llo regio­nal y departamental.

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