Cuba. La Isla en el lugar 14, y segui­rá ganan­do! (+Video)

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 9 de agos­to de 2021

Orgu­llo, un orgu­llo incon­men­su­ra­ble late jubi­lo­so en el pecho de Cuba.
Horas antes de caer las cor­ti­nas de los Jue­gos Olím­pi­cos de Tokio, la Isla ins­cri­bía otro cam­peón, ponía un sello de oro con los puños de Andy Cruz, y sal­ta­ba dos pel­da­ños para bri­llar ante el mun­do, des­de el lugar 14.
«Cator­ce entre más de 200 dele­ga­cio­nes. Es inmen­so el orgu­llo que sen­ti­mos por nues­tros depor­tis­tas y la obra impul­sa­da por Fidel», cele­bró en Twit­ter el Pri­mer Secre­ta­rio del Comi­té Cen­tral del Par­ti­do y Pre­si­den­te de la Repú­bli­ca, Miguel Díaz-Canel Ber­mú­dez. «En días como hoy reafir­mo la con­vic­ción de que nada es impo­si­ble para la Patria. ¡Segui­re­mos ganan­do!».
La blo­quea­da con saña; la Numan­cia de la actua­li­dad; el pun­to negro en el mapa expan­sio­nis­ta de EE. UU.; la ata­ca­da has­ta el deli­rio por impe­ria­lis­tas, por sier­vos ane­xio­nis­tas, por cuba­no­ame­ri­ca­nos de retó­ri­ca san­grien­ta a favor de una inva­sión a su pro­pio país, por «con­fun­di­dos», por cobar­des y ton­tos úti­les a la Casa Blan­ca, que pulu­lan en el esce­na­rio digi­tal, ha demos­tra­do otra vez al pla­ne­ta que no es un «Esta­do falli­do», sino un archi­pié­la­go de gigan­tes, incom­pa­ra­ble.
En vez de encon­trar­se en lis­tas mani­pu­la­das, des­ho­nes­tas, Cuba –de exis­tir jus­ti­cia en un mun­do que pare­ce per­der­la entre las avie­sas deci­sio­nes y men­ti­ras con­ti­nua­das de los pode­ro­sos– debía ocu­par las que exal­tan a los pue­blos que resis­ten y triun­fan.
Los atle­tas anti­lla­nos han situa­do al país, nue­va­men­te, en la van­guar­dia de la éli­te olím­pi­ca; a pesar de una pan­de­mia atroz que ha daña­do sen­si­ble­men­te la eco­no­mía nacio­nal y que les limi­tó drás­ti­ca­men­te el fogueo inter­na­cio­nal.
La aspi­ra­ción de la dele­ga­ción cuba­na de ubi­car­se entre las pri­me­ras 20 nacio­nes en el meda­lle­ro de los Jue­gos, era un inmen­so desa­fío, lo que se dice una qui­me­ra, pero se cum­plió con cre­ces.
Con sie­te meda­llas de oro, tres de pla­ta y cin­co de bron­ce, 15 pre­seas en total, Cuba se superó a sí mis­ma, y ubi­ca­da por delan­te de nacio­nes poten­cias, con­fir­mó en Tokio el éxi­to del fomen­to del depor­te masi­vo, volun­tad polí­ti­ca de la Revo­lu­ción, pro­pul­sa­da por Fidel.
La nación expre­sa, ante los ojos del mun­do, otra de sus gran­des con­quis­tas socia­les: el depor­te revo­lu­cio­na­rio al ser­vi­cio de todos: de blan­cos, de negros, posi­ble en los barrios más sol­ven­tes y en los menos favo­re­ci­dos; el depor­te como posi­bi­li­dad real de supera­ción del ser humano, al alcan­ce de toda una socie­dad.
Orgu­llo, infi­ni­to orgu­llo nos abra­za a quie­nes ama­mos y no odia­mos, en este minu­to de glo­ria para la Patria, para los nues­tros. Lo con­se­gui­do en los Jue­gos Olím­pi­cos de Tokio es una heroi­ci­dad, pero tam­bién es con­se­cuen­cia de lo que somos y defen­de­mos: Cuba siem­pre en Revolución.

Toma­do de Granma

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