Chi­le. Ins­ti­tu­cio­nes depredadoras

Por Raúl Zibe­chi, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 27 de agos­to de 2021.

Aun­que esta­mos habi­tua­dos al papel devas­ta­dor de los apa­ra­tos arma­dos, lega­les e ile­ga­les, con­tra los pue­blos y sec­to­res socia­les, sue­le pasar des­aper­ci­bi­do el carác­ter depre­da­dor de las ins­ti­tu­cio­nes esta­ta­les y de las orga­ni­za­cio­nes de arri­ba. En no pocas oca­sio­nes, éstas des­ar­ti­cu­lan a las comu­ni­da­des en resis­ten­cia de modo aún más dura­de­ro que la repre­sión violenta.

Algo de esto suce­de en el Chi­le de la revuel­ta y aho­ra de la Con­ven­ción Cons­ti­tu­yen­te. Aún tene­mos izquier­da, ciu­da­da­nos, titu­la su últi­mo artícu­lo Manuel Cabie­ses, vete­rano lucha­dor y perio­dis­ta, direc­tor de la publi­ca­ción Pun­to Final has­ta su cie­rre en 2018 y ex mili­tan­te del Movi­mien­to de Izquier­da Revolucionaria.

Con dolor y rabia alu­de a la dis­per­sión del pue­blo y la des­orien­ta­ción ideo­ló­gi­ca, ya que sec­to­res impor­tan­tes de quie­nes lucha­ron en la revuel­ta lan­za­da en octu­bre de 2019, fue­ron subor­di­na­dos a la cul­tu­ra exclu­yen­te de la oli­gar­quía (https://​bit​.ly/​3​j​7​j​brG

Des­ta­ca que los dos prin­ci­pa­les can­di­da­tos a la pre­si­den­cia, Sebas­tián Sichel, por la dere­cha, y Gabriel Boric, p).or la izquier­da, son dos caras de la mis­ma mone­da, ya que ambos reci­ben la ben­di­ción de la Bol­sa de Comer­cio en demos­tra­ción elo­cuen­te de con­fian­za del capi­tal finan­cie­ro en el resul­ta­do de las pró­xi­mas elec­cio­nes.

La Lis­ta del Pue­blo, que había con­se­gui­do 27 asien­tos en la Cons­ti­tu­yen­te de los 155 en jue­go, sien­do la agru­pa­ción que encar­na­ba a los movi­mien­tos naci­dos en la revuel­ta, per­dió un ter­cio de los cons­ti­tu­yen­tes por las dispu­tas inter­nas de poder, manio­bras y acuer­dos secre­tos que resul­tan ser copia y cal­co de la vie­ja cul­tu­ra política.

Una de las renun­cian­tes, la cons­ti­tu­yen­te Clau­dia Pérez, se ale­jó de la Lis­ta de Pue­blo debi­do al hos­ti­ga­mien­to, con­ti­nuas fric­cio­nes, malas prác­ti­cas, acti­tu­des mato­nes­cas y la evi­den­te fal­ta de pro­bi­dad de algu­nos diri­gen­tes (https://​bit​.ly/​3​k​c​4​vGW). Se refie­re a la denun­cia del Cen­tro de Inves­ti­ga­ción Perio­dís­ti­ca (Ciper), de casos de corrup­ción com­pro­ba­da en los gas­tos de cam­pa­ña que lle­va­ron a la expul­sión de varios acti­vis­tas (https://​bit​.ly/​3​8​0​8​DUP).

Medios de izquier­da e inde­pen­dien­tes, como El Cla­rínEl Ciu­da­dano, están inten­tan­do ana­li­zar y com­pren­der las razo­nes de la cri­sis en esta agru­pa­ción que apa­re­cía como la voce­ra natu­ral de los movi­mien­tos populares.

Uno de ellos con­si­de­ra que el torren­te ini­cial de la Cons­ti­tu­yen­te se ha ido aquie­tan­do has­ta con­ver­tir­se en un cal­ma­do cau­ce cons­ti­tu­cio­nal, en medio del cual apa­re­cen las manio­bras y acuer­dos polí­ti­cos tras bam­ba­li­nas entre los dis­tin­tos gru­pos de con­ven­cio­na­les (https://​bit​.ly/​3​j​7​7​h0K).

La con­clu­sión del perio­dis­ta Gui­ller­mo Correa es que la ener­gía de este sec­tor se comen­zó a vol­car hacia las elec­cio­nes de noviem­bre, en la idea de poder con­quis­tar nue­vos espa­cios de poder en la ins­ti­tu­cio­na­li­dad capi­ta­lis­ta que recha­za­ban con ener­gía y deci­sión en las calles, asam­bleas y terri­to­rios.

En efec­to, el poten­te movi­mien­to popu­lar chi­leno se enfras­có pri­me­ro en la elec­ción de la Asam­blea Cons­ti­tu­yen­te, acu­dien­do a las urnas el 15 y 16 de mayo, pero de inme­dia­to sus ener­gías se vol­ca­ron hacia las pre­si­den­cia­les y par­la­men­ta­rias del 21 de noviem­bre, que se super­po­nen a la ela­bo­ra­ción de una nue­va Constitución.

En este pro­ce­so, que pre­ten­de tras­la­dar la poten­cia de la calle a las ins­ti­tu­cio­nes esta­ta­les, se fue­ron dejan­do jiro­nes de prin­ci­pios y de rebel­días, que ter­mi­na­ron por des­fi­gu­rar y debi­li­tar a las orga­ni­za­cio­nes de base. Peor aún, par­ti­ci­pan­do en las ins­ti­tu­cio­nes la vie­ja cul­tu­ra polí­ti­ca se renue­va y vigo­ri­za, encar­nan­do en jóve­nes y mili­tan­tes de los sec­to­res populares.

Es nece­sa­rio apren­der de los pro­ce­sos en cur­so, ya que se repi­ten de país en país con nota­ble pre­ci­sión. El levan­ta­mien­to de octu­bre en Ecua­dor fue tra­ga­do por la dispu­ta elec­to­ral, situa­ción que pue­de repe­tir­se en Colom­bia con las elec­cio­nes de 2022, con el agra­van­te de que fue la más pro­fun­da y dila­ta­da revuel­ta de las varias que sacu­die­ron el con­ti­nen­te en los últi­mos años.

Un pri­mer apren­di­za­je dice que no es posi­ble par­ti­ci­par en las ins­ti­tu­cio­nes esta­ta­les sin prac­ti­car la cul­tu­ra polí­ti­ca tra­di­cio­nal. Es pro­fun­da­men­te equi­vo­ca­do pen­sar que, des­de esos espa­cios, se pue­da hacer algo dife­ren­te a lo ya esta­ble­ci­do. Una y otra vez obser­va­mos que las mejo­res volun­ta­des se estre­llan en los muros institucionales.

El segun­do apren­di­za­je es que el mayor error con­sis­te en dis­per­sar las orga­ni­za­cio­nes de base, que son las que gene­ran los gran­des even­tos y las que pue­den dar­le con­ti­nui­dad a los movi­mien­tos. Sin ellas que­dan pri­sio­ne­ros de las diná­mi­cas ins­ti­tu­cio­na­les que los neutralizan.

En algún momen­to debe­mos asu­mir que es pre­fe­ri­ble crear lo nue­vo, que dedi­car­nos a refor­mar lo exis­ten­te. Que no es posi­ble des­co­lo­ni­zar el Esta­do, ni des­pa­triar­ca­li­zar el patriar­ca­do; ni demo­cra­ti­zar las fuer­zas arma­das y el Poder Judi­cial, núcleos duros de las opre­sio­nes. Es lo que nos dice la expe­rien­cia de las últi­mas décadas.

Itu­rria /​Fuen­te

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