Cuba. Hora de hor­nos (+Video)

Por Ernes­to Esté­vez Rams /​Resumen Lati­no­ame­ri­cano, 24 de julio de 2021.

Lo que ocu­rrió el día 11 de julio nos demues­tra que una Revo­lu­ción como la cuba­na no pue­de dar­se el lujo de pos­po­ner los sue­ños. En medio de las difi­cul­ta­des más tre­men­das y del blo­queo más bru­tal que se haya cono­ci­do, hay que seguir avan­zan­do. La res­pues­ta a los recla­mos socia­les debe ser sumar a los recla­man­tes para, entre todos, dise­ñar cómo hacer y cómo dar un paso, para lue­go dar el pró­xi­mo. Eso requie­re cam­biar de fon­do modos de actuar de algu­nos que des­can­san en una con­cep­ción ver­ti­ca­lis­ta que divi­de la socie­dad en diri­gen­tes y dirigidos.

No se tra­ta de decir que tene­mos deu­das, hay que sen­tir que tene­mos adeu­da­dos, y ellos no son espec­ta­do­res, son suje­tos acto­res y actuan­tes de la Revo­lu­ción. No bas­ta redu­cir la par­ti­ci­pa­ción a momen­tos pun­tua­les de deba­te. No se tra­ta de «entrar­le» a los barrios más vul­ne­ra­bles para cam­biar­los, se tra­ta de ir a los barrios más vul­ne­ra­bles a dise­ñar con ellos las soluciones.

Crear una masa que se sien­ta clien­te­lar de deci­sio­nes que la reba­san, solo ali­men­ta la alie­na­ción fren­te a los pro­ce­sos socia­les coti­dia­nos. Nues­tro, diá­lo­go revo­lu­cio­na­rio y eman­ci­pa­dor ha de ser per­ma­nen­te, pero como un diá­lo­go del actuar. De un pro­ce­so que sume más pue­blo a la toma con­ti­nua de deci­sio­nes solo sale for­ta­le­ci­da una demo­cra­cia como la nues­tra, basa­da en lo participativo.

Nues­tra apues­ta es a una socie­dad más jus­ta, y eso pasa por for­ta­le­cer el entra­ma­do ins­ti­tu­cio­nal, orga­ni­za­cio­nal y par­ti­ci­pa­ti­vo que haga impo­si­ble las arbi­tra­rie­da­des, los mal­tra­tos buro­crá­ti­cos, las insen­si­bi­li­da­des admi­nis­tra­ti­vas. Des­de la Revo­lu­ción debe­mos recu­pe­rar los lide­raz­gos barria­les, sin­di­ca­les, colec­ti­vos, orga­ni­za­cio­na­les y partidistas.

Ese diá­lo­go-actuar de pue­blo ha de ser nues­tra res­pues­ta revo­lu­cio­na­ria a los que, cre­yen­do lle­ga­da su hora de glo­ria clau­di­can­te, pre­ten­den y recla­man el diá­lo­go como una mesa de éli­tes pres­ta al des­man­te­la­mien­to, algo que cui­dan bien en escon­der detrás de un mon­tón de palabras.

Cui­da­do con que, agi­tan­do como vela encan­di­la­do­ra el epí­te­to de esta­li­nis­mo fren­te a cada des­acuer­do, no se esté asu­mien­do, en este mun­do al revés, de mane­ra incons­cien­te, el papel de los que anta­ño veían en cada pelú un des­via­do ideo­ló­gi­co. Los que pre­ten­den legi­ti­mar toda opi­nión al mar­gen del Esta­do, por super­fi­cial o enve­ne­na­da que sea, mien­tras con­de­nan de ante­mano todo lo que pro­vie­ne del Gobierno, en vez de pro­po­ner por­ve­ni­res, están revi­vien­do pasados.

Cui­da­do, como res­pues­ta a angus­tias, con estar anun­cian­do oto­ños, por­que nos los han ven­di­do como pri­ma­ve­ras. Cui­da­do con poner­nos en los ojos un fil­tro que no deja ver a los millo­nes de jóve­nes que sien­ten que es el momen­to de cui­dar a enfer­mos en cen­tros de ais­la­mien­to, es el de no des­can­sar dise­ñan­do y pro­du­cien­do vacu­nas, es el de pro­du­cir, de cons­truir, de educar.

Sume­mos a todos, cómo­dos e incó­mo­dos, con­for­mes e incon­for­mes, sume­mos crí­ti­cos y dís­co­los, de todos ellos están hechas las revo­lu­cio­nes, pero no sume­mos trai­do­res. En nin­gu­na revo­lu­ción las trai­cio­nes han sido mate­ria de rela­tos román­ti­cos. En esta hora de uni­dad el momen­to es de Revo­lu­ción, he ahí el horno en el que se fun­den los futuros.

La des­igual­dad esen­cial del capi­ta­lis­mo no hará des­apa­re­cer tien­das de éli­tes, las natu­ra­li­za­rá; no eli­mi­na­rá la peor de las corrup­cio­nes que es la explo­ta­ción de los muchos por los pocos, la lega­li­za­rá. El capi­ta­lis­mo no impul­sa­rá ni pro­te­ge­rá las MPYMES, las pre­ca­ri­za­rá, apos­ta­rá por redu­cir­las a meros ins­tru­men­tos indi­gen­tes de las trans­na­cio­na­les gigan­tes­cas, mien­tras les dibu­jan una supues­ta inde­pen­den­cia eco­nó­mi­ca que es puro espe­jis­mo. Esas trans­na­cio­na­les colo­sa­les que toma­rán las rien­das de la eco­no­mía en fun­ción de esquil­mar y fugar las ganan­cias fue­ra del alcan­ce de las mayo­rías pobres.

El capi­ta­lis­mo no hará una agri­cul­tu­ra más efi­cien­te, hará una agri­cul­tu­ra basa­da en la explo­ta­ción más bru­tal de los cam­pe­si­nos y los obre­ros agrí­co­las, a quie­nes redu­ci­rá a jor­na­le­ros de las gran­des empre­sas agro­pe­cua­rias, que dic­ta­rán sus tér­mi­nos de pre­cios y dis­tri­bu­ción en fun­ción de las ganan­cias y no del pue­blo. El capi­ta­lis­mo no mejo­ra­rá las uni­ver­si­da­des, ni las pon­drá al alcan­ce de todos, las pri­va­ti­za­rá y las hará inal­can­za­bles para los más humil­des. El capi­ta­lis­mo no mejo­ra­rá la salud públi­ca, la enca­re­ce­rá; pri­va­ti­za­rá la salud y defor­ma­rá la asis­ten­cia médi­ca en fun­ción de la ganan­cia. Des­mon­ta­rá nues­tra indus­tria bio­far­ma­céu­ti­ca para absor­ber­la en los con­glo­me­ra­dos mun­dia­les far­ma­céu­ti­cos, mien­tras las medi­ci­nas serán de quien pue­da pagar­las, y eso será lo normal.

El capi­ta­lis­mo no eli­mi­na­rá los barrios mar­gi­na­les, aumen­ta­rán y los escon­de­rán detrás de las gran­des vallas pro­mo­vien­do Coca-Cola y McDonald’s, a la som­bra de ras­ca­cie­los cor­po­ra­ti­vos o en subur­bios de los igno­ra­dos. El capi­ta­lis­mo no le dará voz al humil­de, lo embo­be­ce­rá con bana­li­da­des y le ali­men­ta­rá el sumun de la aspi­ra­ción huma­na, como el cul­to al hedo­nis­mo más degra­dan­te. Los millo­nes de pobres no harán noti­cia, lo hará el ele­gi­do que salió de ella. El capi­ta­lis­mo no resol­ve­rá los pro­ble­mas estruc­tu­ra­les de la pobre­za, dirá que es cul­pa del pobre y su inuti­li­dad, mien­tras dirá que la solu­ción es la edu­ca­ción que no eman­ci­pa, y si te va mal te man­da­rá a leer un libro de auto­ayu­da o de lide­raz­go corporativo.

La úni­ca arti­cu­la­ción de los revo­lu­cio­na­rios es des­de el pue­blo y para la Revo­lu­ción. La demo­cra­cia par­ti­ci­pa­ti­va a la que aspi­ra­mos es la que cabe en esta Revo­lu­ción socia­lis­ta, inclu­si­va, amplia pero mili­tan­te, antim­pe­ria­lis­ta y heroi­ca­men­te bella. Haga­mos de esa aspi­ra­ción a un mun­do mejor, la brú­ju­la de nues­tro accionar.

Fuen­te: Granma

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *