Ucra­nia. El camino al desastre

Por Oleg Yasinsky. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 6 de junio de 2021.

La des­truc­ción de nues­tra socie­dad no comen­zó con la reti­ra­da de sím­bo­los sovié­ti­cos en las esta­cio­nes de metro y los edi­fi­cios del Gobierno, no fue con los Mai­dan, los derri­bos de esta­tuas de Lenin o los Vya­tro­vich. Para com­pren­der la tra­ge­dia de hoy tene­mos que vol­ver al pasa­do, a los tiem­pos en los que, inclu­so en tiem­pos sovié­ti­cos, la pren­sa, libe­ra­da de res­pon­sa­bi­li­da­des hacia la socie­dad, con­ven­ció a todo el país de que era víc­ti­ma de una enor­me injus­ti­cia y fal­si­fi­ca­ción his­tó­ri­ca para la que el úni­co camino era el esta­ble­ci­mien­to de la pro­pie­dad pri­va­da. Nos con­ven­cie­ron de que todo el mun­do supues­ta­men­te vivía mejor que noso­tros y que había que dar a nues­tros niños lo mis­mo que “a los niños malnu­tri­dos de Áfri­ca”, como bro­mea­ban duran­te la peres­troi­ka los humoristas-pinochetistas.

El camino ucra­niano al desas­tre comen­zó con el ase­si­na­to del sue­ño del socia­lis­mo. Con la par­ti­ci­pa­ción y com­pli­ci­dad de los más altos ideó­lo­gos y la éli­te edu­ca­da por ellos, fue reem­pla­za­do por la reli­gión del capi­ta­lis­mo. Los líde­res del par­ti­do, fas­ci­na­dos por las tra­mas de acu­mu­la­ción ori­gi­na­ria, se repar­tie­ron los bie­nes pri­va­ti­za­dos y los inte­lec­tua­les pre­pa­ra­ron gran­des paque­tes de mitos que se con­vir­tie­ron en la nue­va ver­sión ofi­cial de la his­to­ria ucra­nia­na. Ucra­nia fue des­trui­da con­sis­ten­te y sis­te­má­ti­ca­men­te, como lo fue el pro­yec­to sovié­ti­co que había dado al país un nom­bre, un terri­to­rio, una len­gua y una identidad.

Tras alcan­zar la inde­pen­den­cia del espa­cio eco­nó­mi­co, cul­tu­ral e his­tó­ri­co común, las nue­vas éli­tes polí­ti­cas del país mar­ca­ron el cur­so de la cons­truc­ción de un cua­si-Esta­do capi­ta­lis­ta peri­fé­ri­co, pro­yec­to que debía apro­ve­char­se de las con­tra­dic­cio­nes entre Occi­den­te y Rusia. Las ansias, ambi­cio­nes y capa­ci­da­des mediá­ti­cas del lobby prooc­ci­den­tal eran sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te supe­rio­res y la desin­te­gra­ción de los par­ti­dos polí­ti­cos tra­di­cio­na­les era impa­ra­ble, por lo que es sor­pren­den­te que el gol­pe de esta­do de extre­ma dere­cha no se pro­du­je­ra años antes en el país, cuan­do las pro­me­sas anti­so­vié­ti­cas de la vida según los están­da­res sue­cos en la “Ucra­nia saquea­da por los comu­nis­tas” aún esta­ban fres­cos en la memo­ria de la ciu­da­da­nía común.

El gol­pe de esta­do de prin­ci­pios del año 2014, rea­li­za­do con apo­yo direc­to de fuer­zas impe­ria­lis­tas, empu­jó al país a un mode­lo híbri­do entre la arcai­ca Edad Media y las pseu­do­de­mo­cra­cias lati­no­ame­ri­ca­nas de nues­tros tiem­pos, don­de los escua­dro­nes de la muer­te pro­gu­ber­na­men­ta­les lim­pia­ban las calles y la pren­sa de cual­quier voz incó­mo­da para las autoridades.

El Gobierno de Petro Poroshen­ko tenía la tarea de lograr la des­truc­ción final de la eco­no­mía y la cien­cia ucra­nia­na, impul­san­do al país a la gue­rra civil y una abier­ta con­fron­ta­ción con Rusia de par­te de Occi­den­te y el papel de Volodymyr Zelensky es pro­fun­di­zar en las ini­cia­ti­vas polí­ti­cas de su pre­de­ce­sor y legi­ti­mar la des­truc­ción logra­da: el país se encuen­tra en ple­na refor­ma de la tie­rra, rom­pe los últi­mos lazos con el espa­cio post­so­vié­ti­co, eli­mi­na a la pren­sa crí­ti­ca y per­si­gue a los polí­ti­cos disi­den­tes. Poroshen­ko y Zelensky son dos alas de un mis­mo avión cuyo pro­pó­si­to es volar a nin­gu­na parte.

Con todo el res­pe­to hacia los repre­sen­tan­tes de base de la Pla­ta­for­ma Opo­si­to­ra por la Vida per­se­gui­dos por el gobierno, veo en esta lucha un con­flic­to entre el ayer y el ante­ayer; el capi­tal finan­cie­ro inter­na­cio­nal está luchan­do con­tra los capi­ta­lis­tas-pro­duc­to­res, que tiem­po atrás abrie­ron el actual camino hacia el abis­mo con la pri­va­ti­za­ción y la pro­pa­gan­da del mer­ca­do. La expe­rien­cia his­tó­ri­ca post­so­vié­ti­ca nos ense­ña que el capi­ta­lis­mo de Esta­do siem­pre pier­de en la lucha con­tra la eta­pa neo­li­be­ral de desa­rro­llo del sis­te­ma capi­ta­lis­ta y lo hace con el habi­tual silen­cio de las masas, que no par­ti­ci­pan en la política.

La éli­te post­so­vié­ti­ca ‑des­de los gobier­nos pater­na­lis­tas-cau­di­llis­tas al esti­lo ruso o bie­lo­rru­so has­ta los neo­li­be­ra­les-colo­nia­lis­tas como el ucra­niano o el lituano- tie­nen algo en común: flo­re­cen en la tie­rra que­ma­da de la no-par­ti­ci­pa­ción civil en la polí­ti­ca. Todo el espa­cio polí­ti­co de nues­tros paí­ses está divi­di­do entre las estruc­tu­ras ofi­cia­les de poder y la opo­si­ción. Da igual la diver­si­dad de los nom­bres de los par­ti­dos polí­ti­cos, que son expre­sio­nes de las dife­ren­tes ver­sio­nes del mis­mo sis­te­ma y que están evi­den­te­men­te liga­dos al para­dig­ma capi­ta­lis­ta de la his­to­ria. El pro­ble­ma no es la rela­ti­va bon­dad de unos fren­te a la abso­lu­ta mal­dad de otros ‑pue­de haber opi­nio­nes com­ple­ta­men­te dife­ren­tes al respecto‑, sino su inca­pa­ci­dad natu­ral a resis­tir a la gue­rra libra­da por el neo­li­be­ra­lis­mo con­tra la huma­ni­dad en los cin­co con­ti­nen­tes del planeta.

La expe­rien­cia de la Gran Gue­rra Patria mos­tró al mun­do que la úni­ca fuer­za capaz de resis­tir­se al fas­cis­mo es el socia­lis­mo. Y la úni­ca for­ma de opo­ner­se a la alian­za glo­bal del capi­tal finan­cie­ro con todo tipo de suce­dá­neos de demo­cra­cia solo pue­de cons­truir­se des­de aba­jo y des­de la izquier­da. Solo la orga­ni­za­ción de los pue­blos de nues­tros paí­ses, sus movi­mien­tos civi­les, inde­pen­dien­tes de los pode­res eco­nó­mi­cos, donan­tes extran­je­ros y par­ti­dos polí­ti­cos, pue­de rever­tir el actual cur­so de la historia.

Creo que el futu­ro de Ucra­nia nace­rá, no de inexis­ten­tes biblias y pro­cla­ma­cio­nes revo­lu­cio­na­rias de impo­si­bles par­ti­dos de libe­ra­ción popu­lar, sino de gru­pos espon­tá­neos de veci­nos que luchen con­tra los cons­truc­to­res, de la ini­cia­ti­va de comi­tés que abo­guen por el impa­go de las extor­sio­na­do­ras fac­tu­ras de ser­vi­cios bási­cos, de las orga­ni­za­cio­nes de padres y madres que se opon­gan al ase­si­na­to de sus hijos en la masa­cre de Don­bass, de las pro­tes­tas con­tra la cen­su­ra que aho­ga a los últi­mos medios inde­pen­dien­tes. Es nece­sa­rio orga­ni­zar una ver­da­de­ra Socie­dad civil en el país que sus­ti­tu­ya al con­glo­me­ra­do de fas­cis­tas y per­cep­to­res de becas extran­je­ras que han usur­pa­do ese puesto.

El moti­vo de los con­flic­tos que actual­men­te hacen tem­blar al país no es tan­to la incom­pe­ten­cia per­so­nal al ser­vi­cio del pre­si­den­te ni la fal­ta de prio­ri­da­des polí­ti­cas cla­ras, como inten­ta con­ven­cer­nos la pren­sa pro­gu­ber­na­men­tal, sino el cur­so espe­cí­fi­co hacia el capi­ta­lis­mo, que supo­ne la exclu­sión de la mayo­ría de la pobla­ción de la eco­no­mía, la polí­ti­ca y la vida social del país. Así que la crea­ción de orga­ni­za­cio­nes civi­les de resis­ten­cia al actual Gobierno ucra­niano, que ha ele­gi­do el cur­so de la des­truc­ción del país, no solo es la obli­ga­ción moral del pue­blo, sino que es la úni­ca for­ma de sobre­vi­vir. Sin la orga­ni­za­ción polí­ti­ca de la ciu­da­da­nía para derro­car al régi­men capi­ta­lis­ta colo­nial, los pró­xi­mos años podrían ser los últi­mos de la his­to­ria de nues­tro país.

Fuen­te: Slavyangrad

Artícu­lo Ori­gi­nal: Liva​.com​.ua

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *