Chi­na. Fuer­te como el bambú

Por Gon­za­lo Fio­re Via­ni, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 30 de junio de 2021.

El Par­ti­do Comu­nis­ta de Chi­na cum­ple 100 años el pró­xi­mo mes. En la actua­li­dad, es una maqui­na­ria que defi­ne los más míni­mos movi­mien­tos geo­po­lí­ti­cos a nivel mundial.

Exis­te una famo­sa máxi­ma de Deng Xiao­ping (prin­ci­pal auto­ri­dad de la Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na entre 1978 y su muer­te, en 1997) que ilus­tra como pocas la idio­sin­cra­sia polí­ti­ca chi­na: “No impor­ta que el gato sea blan­co o negro, sino que cace rato­nes”. En la mis­ma línea, Mao supo decir en 1942, sie­te años antes de la pro­cla­ma­ción de la Repú­bli­ca Popu­lar, que el “mar­xis­mo-leni­nis­mo no tie­ne belle­za algu­na, tam­po­co mis­te­rio”, pero que es “extre­ma­da­men­te útil”. El actual man­da­ta­rio Xi Jin­ping, varias déca­das des­pués, sue­le afir­mar que “el mar­xis­mo cam­bia con los tiem­pos y debe inte­grar­se a la cul­tu­ra local para ser efi­caz”, y que “nece­si­ta de un par­ti­do fuer­te y un gran líder para tener éxito”.

Bási­ca­men­te, como dice el anti­guo pro­ver­bio orien­tal, el sis­te­ma polí­ti­co-eco­nó­mi­co del país debe ser como el bam­bú: fuer­te pero flexible.

El Par­ti­do Comu­nis­ta Chino (PCCH) es la orga­ni­za­ción polí­ti­ca con la mayor can­ti­dad de afi­lia­dos del mun­do. Para 2020, con­ta­ba exac­ta­men­te con 91.914.000 miem­bros, lo que lo hace, ade­más, la enti­dad polí­ti­ca con el núme­ro más alto de inte­gran­tes en un solo momen­to de toda la his­to­ria de la humanidad.

China Partido Comunista la-tinta

Sus comien­zos fue­ron bas­tan­te más humil­des. Fun­da­do entre el 23 y el 31 de julio de 1921 en la enton­ces con­ce­sión fran­ce­sa de Shanghai, ori­gi­nal­men­te tuvo ape­nas medio cen­te­nar de miem­bros, entre ellos Mao Zedong. Tan solo algu­nos años más tar­de, en 1927, el Par­ti­do ya con­ta­ba con miles de miem­bros. A par­tir de enton­ces, el ban­do nacio­na­lis­ta coman­da­do por Chiang Kai-shek des­ató una furio­sa per­se­cu­ción sobre sus diri­gen­tes y militantes.


El ger­men del PCCH pue­de encon­trar­se en el Movi­mien­to del Cua­tro de Mayo. Pro­du­ci­do en 1919, se tra­tó de una revuel­ta de estu­dian­tes con foco en la Pla­za de Tian’anmen, en Bei­jing. Allí par­ti­ci­pa­ron tan­to miem­bros del Kuo­min­tang, lide­ra­do por Sun Yat-Set, como algu­nos de los futu­ros fun­da­do­res del PCCH. Las dife­ren­cias entre ambos movi­mien­tos mar­ca­rían a fue­go el futu­ro chino de las pró­xi­mas déca­das. Espe­cial­men­te, tras la muer­te de Sun Yat-Set y el ascen­so de Chiang Kai-shek. Duran­te bre­ves momen­tos, el ban­do nacio­na­lis­ta y el comu­nis­ta man­tu­vie­ron una alian­za para enfren­tar a enemi­gos comu­nes como los japo­ne­ses, pero lue­go se enfren­ta­ron en una encar­ni­za­da gue­rra civil que ter­mi­nó con la vic­to­ria comu­nis­ta el 1 de octu­bre de 1949.


Ori­gi­nal­men­te, el Par­ti­do fue lide­ra­do por Chen Duxiu, quien fue­ra des­po­ja­do de sus car­gos en 1927 y expul­sa­do dos años des­pués debi­do a sus ten­den­cias trots­kis­tas. Otro de los padres fun­da­do­res del PCCH fue Li Dazhao, eje­cu­ta­do en 1927 jun­to a otros 18 mili­tan­tes por las tro­pas que res­pon­dían al Kuo­min­tang. La con­so­li­da­ción del lide­raz­go de Mao se pro­du­ci­ría recién des­pués de lo que se cono­ció popu­lar­men­te como la Lar­ga Marcha.

Con el obje­ti­vo de huir del Kuo­min­tang has­ta que el Ejér­ci­to Popu­lar de Libe­ra­ción, el bra­zo arma­do del PCCH, se for­ta­le­cie­ra, Mao enca­be­zó al Ejér­ci­to Rojo en una reco­rri­da de más de 12.500 kiló­me­tros en 370 días. Sería la épi­ca fun­da­cio­nal del Gran Timo­nel. Ten­dría que espe­rar toda­vía 14 lar­gos años para la decla­ra­ción de la Repú­bli­ca Popu­lar de China.

Actual­men­te, el gigan­te asiá­ti­co cuen­ta con una éli­te polí­ti­ca fuer­te­men­te for­ma­da en un duro sis­te­ma de meri­to­cra­cia y ascen­so par­ti­da­rio, no exen­to de idas y vuel­tas. Xi lle­gó a vivir en una cue­va duran­te la Revo­lu­ción Cul­tu­ral impul­sa­da por el maoís­mo debi­do a que su padre Xi Zhong­xun, gober­na­dor de Guan­dong, había sido pur­ga­do por el maoís­mo y cayó en des­gra­cia. Lo cier­to es que no es nada fácil lle­gar a ser un miem­bro pode­ro­so de la éli­te polí­ti­ca del país. Para dar­se una idea de lo com­ple­jo y difi­cul­to­so del sis­te­ma polí­ti­co interno del Par­ti­do Comu­nis­ta Chino, pue­de ver­se la tra­yec­to­ria del actual pre­si­den­te Xi. Pri­me­ro, es obli­ga­ción poseer títu­lo uni­ver­si­ta­rio (Xi es inge­nie­ro quí­mi­co), para lue­go poder ser admi­ti­do en el ser­vi­cio civil, algo así como una escue­la de gobierno chi­na. En 1999, 92.000 per­so­nas se pre­sen­ta­ron al examen, pero sólo 14.500 fue­ron admi­ti­das. Pos­te­rior­men­te, se comien­za una carre­ra en la admi­nis­tra­ción públi­ca que tie­ne diez esca­lo­nes entre el ofi­cial más bajo y la máxi­ma auto­ri­dad. Entre ellos: inten­den­te, gober­na­dor de pro­vin­cias peque­ñas, gober­na­dor de pro­vin­cias gran­des o fron­te­ri­zas, etc. Xi pasó todas y cada una de estas eta­pas antes de con­ver­tir­se en el hom­bre más pode­ro­so del país

La Asam­blea Popu­lar Nacio­nal de Chi­na es el orga­nis­mo equi­va­len­te al Par­la­men­to. La inte­gran apro­xi­ma­da­men­te 3.000 miem­bros. Por supues­to, la for­ma­ción polí­ti­ca más impor­tan­te del país es el Par­ti­do Comu­nis­ta Chino. Sin embar­go, y a con­tra­mano de lo que se cree, exis­ten ocho par­ti­dos polí­ti­cos no comu­nis­tas en Chi­na con repre­sen­ta­ción par­la­men­ta­ria: Socie­dad Jiu­san, Liga Demo­crá­ti­ca de Chi­na, Aso­cia­ción Nacio­nal Demo­crá­ti­ca de Chi­na, Aso­cia­ción Chi­na para la Pro­mo­ción de la Demo­cra­cia, Par­ti­do Demo­crá­ti­co de Cam­pe­si­nos y Tra­ba­ja­do­res de Chi­na, Comi­té Revo­lu­cio­na­rio del Kuo­min­tang, Par­ti­do Zhi Gong, Liga Demo­crá­ti­ca de Auto­go­bierno de Tai­wán. Ade­más, más de 400 par­la­men­ta­rios inde­pen­dien­tes son par­te de la Asam­blea. Den­tro del mis­mo PCCH exis­te una opo­si­ción inter­na “de dere­cha”. Los más crí­ti­cos ase­gu­ran que es sim­ple­men­te lo que tole­ra el régi­men para legi­ti­mar­se a sí mismo.

En los pri­me­ros días de la Revo­lu­ción, duran­te los tiem­pos de Mao y Zhou Enlai, todo lo que tenía que ver con la cul­tu­ra ances­tral chi­na era recha­za­do. El con­fu­cio­nis­mo no tuvo mejor suer­te. Sin embar­go, con el tiem­po esto cam­bió y hoy las ense­ñan­zas del filó­so­fo orien­tal for­man par­te del canon ofi­cial del Par­ti­do, al lado de los escri­tos de Marx. Las ideas de res­pe­to a la auto­ri­dad, de poner a la comu­ni­dad por sobre el indi­vi­duo y de orden públi­co fue­ron fáci­les de con­ci­liar con el cre­do comu­nis­ta por las auto­ri­da­des chinas.

Con­fu­cio defen­día la idea de una socie­dad basa­da en jerar­quías, nive­les de man­do, y orde­na­da en base al pro­gre­so comu­ni­ta­rio. Estas ense­ñan­zas se lle­van muy bien con las ideas de Xi y de la éli­te par­ti­da­ria, siem­pre aten­ta por la posi­bi­li­dad de nue­vas revuel­tas. El recuer­do de lo suce­di­do en la Pla­za de Tia­nan­mén en 1989 duran­te el gobierno de Deng, aún está fres­co entre los altos man­dos del Par­ti­do. El sis­te­ma de inte­li­gen­cia esta­tal es inmen­so para evi­tar que algo así vuel­va a producirse.

China PCCH dirigencia la-tinta

En las máxi­mas del comien­zo de este artícu­lo pue­den encon­trar­se, pre­ci­sa­men­te, las bases del socia­lis­mo con carac­te­rís­ti­cas chi­nas: un sis­te­ma pro­fun­da­men­te nacio­na­lis­ta, pero que no le teme al capi­ta­lis­mo de Esta­do ni a la imi­ta­ción cul­tu­ral para adap­tar­se. Al mis­mo tiem­po, logró pro­pi­ciar un cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co sin pre­ce­den­tes en la his­to­ria de la humanidad.

Para muchos en Occi­den­te, a juz­gar por las opi­nio­nes mal fun­da­men­ta­das o inco­rrec­tas sobre el sis­te­ma polí­ti­co chino, es difí­cil com­pren­der estas par­ti­cu­la­ri­da­des, pero son impres­cin­di­bles para saber leer el mun­do que vie­ne. Un mun­do don­de pen­sa­do­res del siglo XIX como Marx, e inclu­so del siglo V, como Con­fu­cio, resul­tan fundamentales.

La Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na lle­gó a con­ver­tir­se en el Esta­do más pode­ro­so del pla­ne­ta tras déca­das de luchas intes­ti­nas y cien­tos de millo­nes de muer­tos. Como el bam­bú, Chi­na hoy cuen­ta con una serie de prin­ci­pios tan fuer­tes como rígi­dos, pero al mis­mo tiem­po con un sis­te­ma malea­ble de acuer­do a las nece­si­da­des de la coyun­tu­ra. Qui­zás ese sea uno de los gran­des secre­tos de su éxito.

Itu­rria /​Fuen­te

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