Chi­le. Bien­ve­ni­da, Con­ven­ción constitucional

POR MANUEL CABIESES DONOSO, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 30 de junio de 2021.

Uste­des, con­ven­cio­na­les, son nues­tra últi­ma espe­ran­za de trán­si­to pací­fi­co a una nación con igual­dad de dere­chos y deberes. 

Por eso les damos la bien­ve­ni­da, uste­des son nues­tros her­ma­nos. Cuen­ten con nosotros.

El con­ser­va­du­ris­mo ‑de dere­chas e “izquier­das”- les impi­dió usar el nom­bre de Asam­blea Cons­ti­tu­yen­te. Pero éso es lo que uste­des ver­da­de­ra­men­te son. Una Asam­blea del pue­blo que dic­ta­rá la nue­va nor­ma mag­na que regi­rá leyes, decre­tos y regla­men­tos de una repú­bli­ca dife­ren­te. Por eso lo pri­me­ro de lo pri­me­ro es recu­pe­rar la iden­ti­dad. Uste­des son una Asam­blea Cons­ti­tu­yen­te, la pri­me­ra de nues­tra his­to­ria. Dota­da de todos los pode­res para escri­bir una nue­va Cons­ti­tu­ción Polí­ti­ca. En defi­ni­ti­va será el pue­blo, en refe­rén­dum, el que apro­ba­rá o recha­za­rá vues­tra pro­pues­ta. Por eso, la pri­me­ra defi­ni­ción que les espe­ra es deci­dir si asu­mi­rán la ple­ni­tud de sus pode­res, recha­zan­do toda sumi­sión a un orden que es nece­sa­rio cam­biar en sus raí­ces. Con­fia­mos en ustedes.

La nue­va Cons­ti­tu­ción Polí­ti­ca de la Repú­bli­ca de Chi­le tie­ne que colo­car­se, sin amba­ges, de lado de los pobres del cam­po y la ciu­dad. De los que sufren dis­cri­mi­na­ción social, racial y de géne­ro en salud, edu­ca­ción, vivien­da, tra­ba­jo, sala­rios, pen­sio­nes, etc. Nece­si­ta­mos que todo chi­leno que lo merez­ca, sin per­jui­cio de su ori­gen, pue­da ser juez de la Cor­te Supre­ma, coman­dan­te en jefe del Ejér­ci­to, la Mari­na y la Fuer­za Aérea, dipu­tado o Pre­si­den­te de la Repú­bli­ca. Igual­dad de dere­chos y debe­res, es la medi­da demo­crá­ti­ca de la nue­va Cons­ti­tu­ción que espe­ra­mos los chilenos.

Recu­pe­ra­do su carác­ter de Asam­blea Cons­ti­tu­yen­te, la “Con­ven­ción” tie­ne que tomar par­ti­do por los pobres, por los que fin­gen ser “cla­se media” por un sala­rio de 400 mil pesos y un auto usa­do. Ellos son la mayo­ría de nues­tro país. Y hay los extre­ma­da­men­te pobres, los mise­ra­bles de esta socie­dad: las 81 mil fami­lias que sobre­vi­ven en 969 cam­pa­men­tos de tablas, car­to­nes y plás­ti­co, sin agua pota­ble ni baño, los esper­pen­tos de niños y ancia­nos vaga­bun­dos del barro y la desesperanza.

¿Cómo tole­rar una Cons­ti­tu­ción que admi­te que en tiem­po de pan­de­mia y aumen­to de la pobre­za, un puña­do ‑entre ellos el pre­si­den­te de la Repú­bli­ca- hayan aumen­ta­do sus rique­zas en miles de millo­nes de dólares?

Uste­des, cons­ti­tu­yen­tes, tie­nen el deber de poner fin a la injus­ti­cia social dese­chan­do el mode­lo neo­li­be­ral que nos estran­gu­la. Uste­des pue­den escri­bir el man­da­to supre­mo que obli­gue a leyes e ins­ti­tu­cio­nes a ceñir­se a una épo­ca de cam­bios. La nue­va Cons­ti­tu­ción per­mi­ti­rá al pue­blo deman­dar, sin obs­truc­cio­nes legu­le­yas, los dere­chos que les son nega­dos. Las ins­ti­tu­cio­nes civi­les y mili­ta­res, hoy en cri­sis pro­fun­da, ten­drán que adap­tar­se a las nue­vas reglas.

La Cons­ti­tu­ción ‑espe­ra­mos- con­sul­ta­rá el meca­nis­mo anti­gol­pis­ta que per­mi­ta remo­ver, median­te ple­bis­ci­to, los gobier­nos corrup­tos que trai­cio­nan sus pro­me­sas. Del mis­mo modo, la Cons­ti­tu­ción demo­crá­ti­ca segu­ra­men­te abri­rá paso a la ini­cia­ti­va popu­lar en mate­ria de leyes y des­bro­za­rá el camino legis­la­ti­vo eli­mi­nan­do el Sena­do y el Tri­bu­nal Cons­ti­tu­cio­nal, que hoy enma­ra­ñan y faci­li­tan el cohe­cho y pre­va­ri­ca­ción de las instituciones.

Una Asam­blea Nacio­nal con dipu­tados que reci­ban sala­rio simi­lar al de un tra­ba­ja­dor, y una Cor­te Supre­ma con magis­tra­dos de con­fia­ble pro­bi­dad, debe­rían ser la vía de trán­si­to de las nue­vas leyes de la Repú­bli­ca. Una amplia mayo­ría ciu­da­da­na espe­ra que la nue­va Cons­ti­tu­ción reco­noz­ca la auto­no­mía de los pue­blos ori­gi­na­rios y el orgu­llo­so mes­ti­za­je del pue­blo chileno.

El dere­cho a mani­fes­tar­se pací­fi­ca­men­te, a disen­tir y expre­sar opi­nio­nes crí­ti­cas al gobierno y a la Asam­blea Nacio­nal, a for­mar sin­di­ca­tos y par­ti­dos polí­ti­cos, a pro­fe­sar y prac­ti­car la reli­gión que cada cual desee, el abor­to libre, el dere­cho a for­mar fami­lia por matri­mo­nios del mis­mo sexo, etc., serán sin duda dere­chos que inclui­rá la nue­va Constitución.

Asi­mis­mo, hay un dere­cho que, sin duda, será moti­vo ‑como lo es hoy- de pro­fun­da dis­cu­sión. La liber­tad de expre­sión. Esta, sin dudas, debe ser amplia en todos los terre­nos. El ran­go y ampli­tud de la liber­tad de expre­sión, debe ser some­ti­do a escru­ti­nio en la Con­ven­ción. El dere­cho a infor­mar y opi­nar, cuyo her­mano geme­lo es el dere­cho a estar infor­ma­do, debe ceñir­se a cier­tas reglas para ser autén­ti­ca­men­te democrático.

La infor­ma­ción cum­ple una fun­ción social. Por lo tan­to ‑como la salud o la edu­ca­ción- no pue­de ser un nego­cio pri­va­do. La pro­pie­dad de los medios tele­vi­si­vos, radia­les, escri­tos y digi­ta­les no pue­de estar en manos de empe­ra­do­res de la opi­nión públi­ca. Tie­ne que ser la pro­pie­dad ple­be­ya de coope­ra­ti­vas, orga­ni­za­cio­nes socia­les, par­ti­dos polí­ti­cos, muni­ci­pa­li­da­des, con­gre­ga­cio­nes reli­gio­sas, etc., apo­ya­dos por el Esta­do si se ven exclui­dos de publi­ci­dad pri­va­da. Los perio­dis­tas, que obe­de­cen nor­mas de éti­ca pro­fe­sio­nal, tie­nen que ser los que diri­jan los medios, no los geren­tes y agen­cias de publi­ci­dad como aho­ra. La infor­ma­ción crea corrien­tes de opi­nión polí­ti­ca y esa noble fun­ción, repe­ti­mos, no pue­de ser un nego­cio más en el aba­ni­co de intere­ses de gran­des empre­sa­rios. El plu­ra­lis­mo infor­ma­ti­vo y de opi­nión es abso­lu­ta­men­te nece­sa­rio en esta épo­ca de cam­bio social y polí­ti­co. Pero los mag­na­tes de la pren­sa deben ser rele­va­dos de una tarea que es de res­pon­sa­bi­li­dad colec­ti­va si que­re­mos avan­zar resuel­ta­men­te hacia el futuro.

Com­pa­trio­tas constituyentes:

¡Rom­pan las cade­nas que inten­ta impo­ner­les el sistema!

¡Cum­plan un deber de leal­tad con la heroi­ca lucha del pue­blo chi­leno para lle­gar a este umbral de libertad!

Itu­rria /​Fuen­te

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